Cómo Llevarse Bien con el Prójimo
- Póngale freno a su lengua: Diga siempre menos de lo que piensa. Cultive una voz grave, persuasiva. Es más importante la manera en que dice las cosas que las palabras mismas.
- Sea parco al hacer promesas y cúmplalas fielmente, sin reparar en el costo.
- No deje pasar la oportunidad de decir una palabra amable y animadora a alguien o acerca de alguien. Elogie el trabajo bien hecho sin reparar en quién lo realizó. Si tiene que hacer una crítica, procure que sea constructiva, nunca destructiva.
- Interésese por los demás: por los ideales, el bienestar, el hogar y la familia de otras personas. Alégrese con los que están contentos, y conduélase con los que lloran. Procure que todos, por más humildes que sean, sientan que son importantes para usted.
- Sea alegre. Mantenga curvadas hacia arriba las comisuras de su boca. Oculte sus dolores, preocupaciones y chascos tras una sonrisa. Ríase cuando escucha un buen chiste y aprenda a contarlos.
- Mantenga una actitud amplia cuando se discute cualquier tema. Exprese sus opiniones, pero evite las disputas. La persona que es capaz de manifestar su desacuerdo con una actitud amigable, da muestras de poseer una mente superior.
- Deje que sus virtudes (todos tenemos alguna) hablen por sí mismas, y nunca comente los defectos de los demás. Rechace los chismes. Adopte la norma de hablar sólo cosas buenas de los demás.
- Sea considerado con los sentimientos ajenos. Los rasgos de ingenio y buen humor a expensas de los demás resultan por lo general inoportunos y pueden ofender cuando menos se lo espera.
- No preste atención a las observaciones malévolas acerca de su persona. Limítese a vivir de tal manera que nadie las crea. Los trastornos nerviosos y la mala digestión son una causa frecuente de murmuración.
- No se preocupe excesivamente por cumplir con sus obligaciones. Haga su trabajo, sea paciente y conserve un buen carácter. Olvídese de usted mismo y será recompensado.
(Literature Evangelist, septiembre de 1959.)