Muchos servicios bautismales parecen ser dirigidos con poco o nada de idea o planificación. Desorganizados, sin atractivo, y apretados entre la Escuela Sabática y el servicio de adoración, parecen concebidos como para que la ceremonia termine pronto y no moleste. Por otro lado, la mayoría de las bodas parecen cuidadosamente – incluso meticulosamente – planeadas para que sean tan hermosas y significativas como sea posible. ¿Ha visto usted alguna vez a la novia o al novio usando vestidos ajados o arrugados? ¡Pero cuán a menudo vestimos a los candidatos al bautismo con túnicas deshilachadas, descoloridas y arrugadas! ¿Ha celebrado usted alguna vez una boda entre la escuela sabática y el sermón, o siguiendo inmediatamente a los anuncios? ¿Por qué, entonces, un acontecimiento tan significativo como el bautismo habría de ser hecho en forma tan modesta? ¿Por qué es tan importante tener una hermosa y cuidadosamente planeada ceremonia cuando se unen dos individuos en matrimonio, y no es igualmente importante hacerlo así cuando se une un individuo con Cristo y su Iglesia?

            El bautismo, dondequiera se realice, debiera ser hecho el punto focal de todo el servicio. Con toda seguridad, un acontecimiento tan importante no debiera ser enganchado al fin del sermón o deslizado allí donde moleste lo menos posible. Los cantos, las oraciones, el sermón y todo en la adoración debieran llevar al clímax del bautismo.

El ambiente

            De todos los ambientes, probablemente el bautismo al aire libre es el más hermoso. Sin embargo, el lugar donde se planea un bautismo tal debe ser seleccionado con gran cuidado. Deben ser consideradas la seguridad, la belleza y la accesibilidad al sitio. Antes del bautismo, explore cada lugar de la zona de agua donde se va a realizar y saque cualquier roca u objeto que pueda dañar o causar accidentes. Si el fondo es resbaladizo, puede ser apropiado colocar una lona o echar arena sobre la zona para afirmar los pies con seguridad. Pequeños postes pintados de blanco y ubicados en el agua delimitarán la zona de bautismo, especialmente si se extiende una soga o una cuerda entre ellos.

            A menudo el bautismo al aire libre no es posible, y debe usarse un bautisterio interior apropiado. Para tener buena visibilidad, la mejor ubicación es por encima de la plataforma, directamente detrás del púlpito. Una escena de la naturaleza o religiosa detrás del bautisterio añade belleza, al igual que las flores ubicadas artísticamente alrededor del bautisterio.

            Cada iglesia debiera tener su propio juego de túnicas sin tener que depender de la asociación u otras iglesias. Estas túnicas debieran ser de material opaco, repelente al agua si es posible, y con pesos en su parte inferior. Manténgalas sanas, planeadas y atractivas. Y provea diferentes tamaños, lo suficiente como para que cada candidato al bautismo se vista apropiadamente.

El papel del candidato

            Los candidatos necesitan entender cabalmente el significado del bautismo. Deben saber lo que se espera de ellos durante y después del servicio. Antes del bautismo sería bueno demostrar, paso por paso, lo que tendrá lugar durante la ceremonia real. Instruya a las damas y a los caballeros para que usen vestidos y pantalones lavables debajo de las túnicas, y que traigan toallas y mudas de ropa.

            El día del bautismo, presente cada candidato a la iglesia por nombre, de manera que la congregación lo identifique. Entonces, en lugar de tener a los candidatos delante la iglesia mientras se les pregunta en cuanto a su aceptación de las trece preguntas del Manual de Iglesia, considere otra posibilidad. Realmente, ¿qué prueba el examen tradicional? ¿Será que vamos a rechazar a una persona si levanta su mano en el momento equivocado o no la levanta como respuesta a una pregunta clave? ¿Debería una persona ser aceptada para el bautismo simplemente porque sabe lo suficiente como para levantar su mano cuando todos lo hacen? Me parece que además de probar muy poco, este ejercicio da la impresión de ser un juicio en el cual los miembros de iglesia son el jurado. Es un espectáculo innecesario de los candidatos al bautismo.

            Como alternativa, haga que los candidatos estén en una clase bautismal, ya sea en la Escuela Sabática o en conexión con reuniones evangelizadoras. En una clase especial, determinada de antemano, revise con ellos todos los principios de la fe de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Haga imprimir estos principios en tarjetas (o mejor aún, utilice los Certificados de Bautismo) y distribúyalos a cada persona que considere el bautismo. Apele a los candidatos para que se comprometan con estos principios y con la Iglesia que los enseña, y que se unan por medio del bautismo a esa Iglesia. (Ellos ya han hecho un compromiso con Jesucristo como Salvador y Señor, de tal manera que esta respuesta posterior debiera ser solamente su desarrollo natural). Entonces pida a cada uno que desee hacer tal compromiso que firme esa tarjeta y se la entregue. Cuando sea posible, invite a algunos miembros de iglesia a estar presentes para que pueden ser testigos de estos compromisos.

            Los que no estén en una clase bautismal pueden hacer su compromiso en sus propios hogares y firmar su tarjeta allí. Un procesó de este tipo es una decisión mucho más fuerte que el mero hecho de levantar la mano delante de la iglesia. Además, todos los candidatos son presentados, por nombre, a la junta de la iglesia para su discusión y aprobación antes de aparecer frente a la iglesia. ¿Por qué, entonces, habrían de ser “puestos a juicio” otra vez ante la iglesia?

            En el momento de la ceremonia del bautismo, ubique a los candidatos en las primeras filas y preséntelos uno por uno. Luego informe a la iglesia que estos individuos han sido concienzudamente instruidos y han declarado su total acuerdo y aceptación de las doctrinas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (Si la congregación desea todavía algún tipo de compromiso específico de cada candidato, usted puede pedirles que indiquen su aceptación de estos principios y enseñanzas y su deseo de unirse a la Iglesia Adventista del Séptimo Día por el hecho de levantar sus manos.)

            El método común de votar la entrada de los candidatos a la iglesia generalmente funciona de esta manera: Hay siempre un incómodo momento hasta que un tímido miembro de iglesia levanta la mano declarando que propone que el candidato sea recibido como miembro de la iglesia previo bautismo. Mientras los miembros vacilan, los candidatos se preguntan: “¿Qué pasa si ellos no nos quieren?” Los que apoyan suelen hacerlo en forma más natural. Nunca hay observaciones, aunque debe pedírselas. Luego, el pastor dice: “Todos los que estén a favor, levanten su mano derecha”. Una débil y tímida respuesta en forma de manos levantadas es lo que sigue. Los candidatos se preguntan definidamente si es que la iglesia los desea o no. Entonces el pastor realmente los asusta cuando dice: “Los contrarios, con la misma señal”. ¿Por qué exponer a esta pobre gente a semejante trance? ¡Hagámosles saber que son bienvenidos y que estamos entusiasmados de tenerlos como nuevos hermanos y hermanas!

            Antes que tener un voto formal y frío, pregunte: “¿Cuántos desean dar la bienvenida a estos nuevos miembros en nuestra iglesia? Si es así, levanten la mano. Al hacerlo, ustedes están diciendo: Hermano, hermana, ésta es nuestra mano de bienvenida, pero también es una mano de amor, una mano de ayuda, una mano de ánimo cuandoquiera sea necesario’” Mientras las manos se levantan en una cálida y amante bienvenida, pida a los candidatos que giren y observen la recepción que se les está dando dentro de la “familia”, de parte de sus nuevos hermanos y hermanas.

Preparación física

            Para evitar las demoras y confusiones de último minuto, haga que los candidatos estén vestidos antes de comenzar el servicio de predicación. (Esta es una buena razón para asegurarse de que las túnicas sean modestas, atractivas y estén en buen estado.)

            Un imperativo que a menudo se pasa por alto es la necesidad de tener lugares privados para que los candidatos se cambien. Demasiado a menudo hemos congregado a las damas en una sala grande y a los hombres en otra y les hemos dicho que se cambien. ¡Con toda seguridad la ceremonia de bautismo no debiera ser recordada como un asalto a su dignidad humana! Si usted está edificando una iglesia, provea en lo posible de lugares apropiados para que los candidatos se cambien. Si ya tiene un edificio que no provee tales lugares, por lo menos extienda alambres a través del salón y cuelgue sábanas y de tal forma cree habitáculos privados.

La administración del bautismo

            El sermón no debiera ser largo en un sábado de bautismo. (Veinte minutos es bastante.) En lugar de un sermón regular, ¿por qué no dejamos que haya testimonios en cuanto a las experiencias de conversión de los candidatos al bautismo? El ministro o los candidatos mismos pueden presentar los testimonios. Pero asegúrese de que usted tiene el permiso de los candidatos antes de contar cualquier cosa que pueda ser de naturaleza personal. Mantenga los testimonios espiritualmente elevadores; evite el repaso de vidas de abyecta pecaminosidad.

            Mientras los candidatos entran y salen del bautisterio, se necesita algo más que el chasquido del agua para contribuir a la espiritualidad del servicio. Música suave, interpretada al órgano o por un coro, o hasta el canto de la congregación, será lo más apropiado. Una innovación interesante es designar a determinadas personas, o incluso un grupo que haya practicado bien, para recitar pasajes de la Escritura que sean apropiados, mientras los candidatos entran y salen del agua.

            Generalmente, los candidatos entran al bautisterio uno a la vez, pero cuando una familia entera o amigos muy especiales han de ser bautizados, es muy impresionante hacerlos descender juntos al agua. En el caso de una familia, haga que el padre entre primero, y él puede ayudar a los otros.

            En cuanto a la fórmula bautismal, evite el juego de palabras repetido y memorizado. En lugar de ello trate de decir algo que sea apropiado para cada individuo. Recuerde, también, la fórmula bautismal tal como se la da generalmente no es una oración sino un recordativo al candidato de su propio compromiso. De esta forma, no hay necesidad de levantar su cabeza hacia el cielo y cerrar sus ojos al decir la fórmula. Mire de frente a la persona y anímele a mirarlo a usted, porque, después de todo, usted le está hablando a él. Siendo que no es una oración, no necesita terminar con amén.

            Cuando usted sumerge al candidato no hay necesidad de zambullirlo tan rápidamente como sea posible, haciéndolo perder su aliento y creando una gran ola dentro del bautisterio. De un solo paso en la dirección en que la persona ha de ser sumergida y entonces permita que se hunda suave y lentamente. Cuando su cabeza toca el agua, deténgase por un instante para cubrir su nariz y boca con el pañuelo y sumérjala suavemente. No hay ninguna razón para que la inmersión semeje una lucha de vida o muerte. Mientras la persona se eleva del agua comienza un himno de entrega.

            Al final del bautismo, extienda un llamado a las personas no bautizadas en la congregación para que consideren este paso. Una oración de consagración puede ser hecha directamente desde el bautisterio.

            Al final del servicio, haga que los candidatos regresen al frente de la iglesia, donde puedan ser recibidos como nuevos miembros de la iglesia, primeramente, por el ministro y los ancianos, luego por los miembros de la congregación que deseen hacerlo. Los certificados bautismales pueden ser preparados con antelación y presentados a los nuevos miembros en este momento.

            Como en las bodas, las ceremonias bautismales no necesitan ser todas idénticas para ser hermosas y bien planeadas. Cada pastor tendrá su forma particular de llevarlas a cabo. La belleza, no la uniformidad, es el blanco. Invistamos a este significativo acontecimiento de la dignidad y el atractivo que su importancia merece.

Sobre el autor: Profesor asociado de Religión en el Colegio Atlantic Union, South Lancaster, Massachusetts.