“Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre” (Hech. 20:28, NVI).

Ustedes han escuchado que “donde no hay visión, el pueblo se extravía” (Prov. 29:18, NVI). ¿Y qué sucede acerca de esto?: “Sin visitación, el pueblo y el pastor se extravían”. El objetivo primario de la visitación pastoral o de los ancianos es mostrar que el pastor cuida de su rebaño. A las personas no les interesa cuánto sabemos hasta que ven cuánto nos interesan.

Un arte perdido

Hay varios factores que han conducido a que la visitación pastoral haya pasado a ser descuidada:

  1. Demografía cambiante. Los miembros de muchos países viajan grandes distancias hasta la iglesia en lugar de vivir en la comunidad en la que está localizada la iglesia.
  2. El patrón del núcleo familiar. Los miembros están muy ocupados en satisfacer las necesidades de su familia y tiene poco tiempo para recibir visitas del pastor o de otros líderes de la iglesia.
  3. Cambio del modelo de pastor. Algunos pastores han abandonado el modelo del pastor para adoptar el de gerente general. Están tan encadenados a todos los detalles y las complejidades administrativas que les queda muy poco tiempo para los miembros de la congregación.

Por qué se van

Entre enero de 2006 y diciembre del mismo año, se agregaron unos dos mil nuevos miembros a la Iglesia Adventista en Ontario. Sin embargo, durante el mismo período, son más quienes se fueron. ¿Es posible que la gran mayoría nunca haya sido visitada después de su bautismo? A partir de charlas con miembros a los que he visitado en el hospital, en su hogar o solo en encuentros casuales en una tienda, sé que muchos esperan una visita pastoral.

Me gustaría decir que la mayoría de los que dejan la iglesia lo hacen no solo por asuntos doctrinales, sino también por factores sociales; por ejemplo, los pastores o los ancianos no los visitaron cuando estaban enfermos en su casa, o antes de una cirugía en el hospital o cuando tuvieron un problema con su hijo. Algunos miembros pueden ser tan particulares con respecto a quién los visita que no se consideran “visitados” a menos que lo haga el pastor.

Parecería que la pérdida de miembros de iglesia está correlacionada con la percepción de estas personas, que a menudo sienten que la iglesia los ha abandonado después de su bautismo. El sentimiento de abandono también aparece en situaciones como la disciplina de iglesia, en las últimas etapas del duelo, en los momentos posteriores a una separación o un divorcio, e incluso en la jubilación. La visita pastoral podría hacer mucho para resolver estos problemas. Otra vez, al menos estas visitas muestran que a usted le importa la situación; y la mayoría de las veces esto marca toda la diferencia.

Aproximaciones

La visitación puede lograr lo que no hacen las grandes campañas de evangelización. Por ejemplo, si el pastor está preocupado por uno de sus líderes, en lugar de preguntarle por qué no ha cumplido sus responsabilidades, lo mejor que podría hacer es visitarlo en su hogar, en su trabajo, o concertar una cita en la oficina pastoral. El pastor se asombrará por la manera en que los miembros retomarán sus responsabilidades sin demasiada persuasión o coerción.

La visitación pastoral es tan básica como dedicar tiempo a escuchar las profundas necesidades de alguien. No obstante, una de las cosas que más escucha el pastor es: “Pastor, odio molestarlo, pero…”, como si sus necesidades fueran una intrusión en nuestro trabajo; como pastores, necesitamos recordar que sus necesidades son nuestro trabajo. No obstante, a muchas personas se les ha dicho que sus necesidades son secundarias. En el momento en que llegan hasta nosotros -su pastor o quien les provee cuidado pastoral-, ya han sido condicionados para considerar que sus necesidades no tienen importancia.

Tome la iniciativa

Los pastores saben muy bien que un número de factores contribuye a las contiendas y el conflicto en las congregaciones. Si los pastores no practican la visitación, por propia iniciativa, se meterán en problemas. Las congregaciones, en muchas ocasiones, están dispuestas a tolerar sermones aburridos, una administración desastrosa y la desorganización, pero los miembros no tolerarán la falta de visitación. Lo consideran una negligencia. Incluso los hermanos que dicen no necesitar visitación pastoral a menudo son los más emocionados cuando los pastores los visitan; son generosos en sus alabanzas hacia su pastor que se preocupa por ellos, que dedica tiempo de su ocupada agenda a visitarlos.

Si ha estado visitando regularmente, está más propenso a escuchar acerca de crisis. La razón por la que algunos pastores no escuchan hablar de enfermedad o incluso de la muerte de los miembros es porque no han estado visitando con frecuencia. La visitación regular le permite al pastor establecer una relación amorosa. Esta relación genera el clima en el que la expectativa de recibir atención durante una crisis es la norma.

La visitación regular ayudará a las personas a desarrollar confianza en usted como su pastor, preparándose así para contar detalles más íntimos en tiempos de crisis. Un miembro destacó: “Dado que el pastor ha estado en mi hogar y ha visto el sofá manchado y mis cortinas deshilachadas, siento que puedo confiarle mis otras ‘suciedades’ que manchan mi vida en tiempos de crisis”. Visitar trae como resultado que al pastor amoroso y confiable se le dé la participación en planear funerales o analizar opciones de una cirugía con los miembros.

Ideas de visitación

Los pastores ¿deberían visitar solo ante emergencias? ¿Deberían visitar solo una vez al año? Puesto que los dos adultos del hogar a menudo están trabajando, se hace difícil encontrar un tiempo en que estén en el hogar. Pero, en una época en que la gerontología ha mostrado que las personas pueden vivir más, hay una mayor cantidad de ancianos en su hogar, y valoran mucho la visita de su pastor. Esto significa que la visita en los hogares será la clase de visita más común. Si un miembro permanece en el hospital más de una noche, se espera que se le haga una visita. Una familia que atraviesa por alguna clase de crisis necesita una visita. Las nuevas familias que han estado asistiendo a la iglesia regularmente deberían ser visitadas y animadas a convertirse en miembros de su congregación.

En estos días en que tantas personas están ocupadas, los pastores, en muchas partes del mundo, deberían llamar y concertar una cita. Llamar primero también ayuda a que los miembros se preparen para la visita. Sin embargo, los pastores todavía son bienvenidos si aparecen repentinamente.

Después de llegar, dedique tiempo a conocer a los miembros de la familia. Pregúnteles cuánto tiempo han vivido en el área, y acerca de su familia. Generalmente, a las personas les encanta hablar de su familia. Puede mirar discretamente alrededor de la sala en busca de pistas: fotografías de la familia, juguetes, libros y otros recuerdos son buenas pistas. Quizá desee compartir algo de su propia vida. Cuando llegue, sáquese el abrigo (si está vistiendo uno), y nunca anuncie que cuenta solo con determinado tiempo.

No obstante, no abuse de la hospitalidad. Una visita que dura menos de treinta minutos parece apresurada. Sin embargo, más de una hora convierte su visita en un encuentro social más que una visita pastoral.

En la conversación, la posición corporal debe demostrar interés y concentración. La posición de su cuerpo muestra si está interesado o no.

Usted es un pastor

Cuando un pastor visita a un miembro, sus responsabilidades incluyen animar a los creyentes en la fe. El pastor no debe intentar ser un médico, un psicólogo o un asistente social. Los pastores son generalistas con un solo objetivo específico: compartir el evangelio con todos. Lo que un pastor dice durante una visita en el hospital o a cualquier enfermo es vitalmente importante.

Al visitar a los enfermos, nunca haga preguntas directas como “¿Qué clase de cirugía tendrá?” o “¿Cuán grande es la cicatriz?” Sino algo como “¿Cómo se siente?” o “¿Cómo viene su día hoy?” Escuche simpáticamente, pero no ofrezca consejos ni comparta historias de lo que le sucedió a usted o a otras personas que sufrieron la misma enfermedad. Recuerde que usted no es médico ni asistente social. Es pastor. Establezca relación con los demás miembros de la familia. Lleve su Biblia y esté preparado para compartir palabras de esperanza. Nunca abandone la habitación del enfermo sin orar. Aun si la persona que está visitando yace en coma, ore. Escuchar es uno de los últimos sentidos en perderse. Sea cuidadoso con lo que dice junto al lecho del enfermo.

Siempre recuerde que su ministerio será más fuerte y más significativo si hace el esfuerzo de estar junto a sus miembros a lo largo de las escenas cambiantes de la vida; a través del gozo y del dolor. A esto fuimos llamados como pastores del rebaño.

Sobre el autor: Secretario ministerial y coordinador de Crecimiento de Iglesia y Evangelismo en Ontario, Canadá.