Conclusión

La idea básica que necesitamos usar es el deseo y la convicción. No quiere esto decir que si trabajamos teniendo eso en vista estaremos siempre seguros de conseguir la decisión. La mente humana puede resistirse, y a menudo lo hace, a hacer la decisión de seguir la verdad aun cuando la presentación es la interacción apropiada de los factores deseo y convicción.

Pero si no se consigue la decisión, es porque estos dos elementos no fueron intensificados en esa persona hasta el punto requerido en el cual se funden en la decisión y la acción. Posee la mayor habilidad en la ganancia de almas el que puede, con la ayuda de Dios, soplar las chispas del deseo y la convicción hasta que se conviertan en la llama de la decisión y de la acción.

Si no trabajamos a lo largo de estas líneas, entonces estaremos desatinando, hiriendo el aire sin ningún propósito. Pero el que hace esto estará en una situación más favorable para conseguir la acción deseada.

No podemos mejorar el método de Cristo

No hay mejor manera de aprender cómo conseguir decisiones que estudiar los métodos de Cristo. No podemos mejorarlos. No hay ningún otro lugar donde se presenten tan plenamente los métodos de Cristo para llevar a la decisión que en Juan 4, donde se describe cómo Cristo ganó a la mujer junto al pozo de Jacob.

¿Cómo lo hizo? Llamando su atención, despertando su interés, creando el deseo por lo que él ofrecía, e implantando la convicción de su supremo valor y de la necesidad de ella de poseerlo. Entonces, en el momento oportuno, intensificó su deseo y convicción llevándolos a la decisión y la acción en favor de la verdad. Esto es la clave de la ganancia de almas según Jesús. Todo verdadero sermón llevará a los oyentes a lo largo de esta quíntuple progresión, y es nuestro deber preparar tales sermones con la ayuda de Dios. Para lograrlo, algunos de nosotros tenemos que dedicar más estudio y pensamiento a nuestros sermones de lo que les hemos dedicado. Esto nos dará ricos dividendos en mejores resultados.

Nuestro punto débil

La evidencia de nuestras doctrinas es tan convincente que todo ministro adventista puede, con la ayuda de Dios, despertar la convicción en las mentes de sus oyentes en cuanto a la verdad de estas doctrinas. Pero, ¡cuán pocos saben cómo despertar el deseo de obedecer! Este es un punto en el evangelismo adventista que necesita más estudio. Aquí es donde flaquea nuestra predicación.

Jesús nos muestra que la decisión para el reino de Dios es como un hombre que busca perlas valiosas, el cual, habiendo hallado una perla de gran precio, va y vende todo lo que tiene para conseguirla. Este hombre estaba movido por una poderosa convicción y un deseo supremo tan dominante, tan impelente, que él alegre, voluntaria e inmediatamente, sin vacilación, se deshizo de todo lo que tenía para conseguir la perla.

El deseo de la salvación y de un hogar eterno en el cielo debería ser la “perla”, o el factor dominante en llevar a las almas a la entrega. Si este deseo dominante es realmente despertado, nada podrá detener a la persona de avanzar firme y decididamente para obedecer a la verdad. ¿Y no es esto lo que queremos ver en nuestro evangelismo?

Admirar, desear, adquirir

La parábola de la perla de gran precio reduce la fórmula de las decisiones a tres palabras: admirar, desear, adquirir. Cuando el hombre vio la perla, era tan hermosa que la admiró. La admiró tanto que la deseó. Y la deseó tanto que la adquirió, aun al costo de todo lo que tenía.

En nuestro trabajo por conseguir decisiones presentemos cada detalle de la verdad en la manera más atrayente, de manera que la gente la admire la primera vez que la oiga. Entonces, estimulemos todos los móviles del deseo en cada tema, al presentarlo de manera que nuestros oyentes deseen obedecer a cada verdad. Y entonces ayudémoslos a desear obedecer de tal manera que adquieran la verdad, cualquiera sea su precio. En otras palabras, hagamos del deseo el factor predominante en predicación, estudio bíblico y charlas personales.

El deseo como primera especialidad

¿Hemos estado siguiendo este método? La predicación doctrinal adventista es deficiente, por lo general, en factores de deseo. Nuestra primera especialidad es la convicción, y el deseo es apenas la segunda especialidad. Nuestra predicación evangelística generalmente pone el mayor énfasis en ’a obligación y el deber de lograr la decisión. Hay una forma más excelente. Hagamos del deseo el factor dominante y veremos mejores resultados.

En última instancia, la gente puede ser inducida a hacer solamente lo que quiere hacer. Así, al guiar a otros a que lleguen a ser adventistas, debemos trabajar con la premisa de que ellos pueden ser inducidos a hacer solamente lo que deseen. Juntamente con las pruebas de la verdad de las doctrinas, tratemos en toda nuestra predicación de crear y estimular el deseo de seguir las propuestas del sermón.

Recordemos, los métodos de Cristo son inmejorables. Estudiemos sus seis declaraciones a la mujer junto al pozo, desde el punto de vista de los factores del deseo y de la convicción. Cuando preparé una lista de sus declaraciones, hallé 27 motivaciones de deseo y 12 convicciones.

¿Antes o después?

Necesitamos hacer más de lo que hemos hecho para formar este dominante deseo por Jesús y el cielo antes que una persona sea puesta frente a frente con aquello a que debe renunciar para ponerse de parte del movimiento adventista. Hemos perdido muchos conversos en perspectiva porque hemos insistido en la observancia del sábado, en la abstinencia del tabaco, de las joyas, de las diversiones mundanales, antes que se haya desarrollado en ellos un fuerte deseo de obedecer a Jesús.

¿Puede un hombre no convertido guardar realmente el sábado? ¡No! “Por cuanto la mente carnal … no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom. 8:7). Me pregunto, ¿estamos en lo correcto cuando instamos a la persona no convertida a hacerlo?

Ezequiel 11:19, 20 nos muestra que Dios convierte a las personas. Les da un nuevo corazón para que puedan obedecer sus leyes. Esto significa que debemos dirigir nuestros esfuerzos para su conversión antes de que presentemos la verdad del sábado. Conseguiremos más decisiones por el sábado si lo hacemos.

Dijo la sierva del Señor: “Si, en relación con la teoría de la verdad, nuestros ministros se espaciasen más en la piedad práctica… veríamos a muchas más almas acudir al estandarte de la verdad” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 518. La cursiva es nuestra).

El marco apropiado

Aquí necesitamos hacer una advertencia. Algunos han pensado que la predicación cristocéntrica, hecha abstracción del marco del Evangelio eterno, es todo lo que se necesita. Si así fuera, entonces la predicación de conocidos evangelistas, como Billy Graham y otros, sería plenamente adecuada para estos días. Pero hay una clase de predicación que llena los requisitos de la Palabra de Dios para esta hora decisiva, y ésta es la predicación cristo- céntrica en el marco del Evangelio eterno y del triple mensaje.

No olvidemos nunca que Dios nos ha dado una gloriosa rueda de verdad sobre la cual podemos ir a diferentes lugares por él. El eje de esta rueda es la justificación por la fe y la cruz. Los rayos son todas las doctrinas, tales como la segunda venida, la cercanía del fin, el santuario, el juicio, los Diez Mandamientos, el sábado, Cristo el Creador y el Redentor, nuestro único Salvador, la inmortalidad condicional, el diezmo, la vida sana, la separación del mundo, etc. Estas deberían ser presentadas como partiendo del eje —la cruz y la justificación— y unidas en el otro extremo en la llanta, que es el triple mensaje, o el Evangelio eterno. Esto es lo que las une en un completo, armonioso sistema de verdad para preparar a un pueblo para el Señor. Tomemos esta rueda de verdad y con la ayuda de Dios, recorramos por él los lugares hasta que diga: “Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor”.

Sobre el autor: Instructor Bíblico, Loma Linda, California.