Uno de los grandes desafíos que enfrentan los predicadores consiste en presentar el evangelio a un mundo que cada vez está más secularizado. Cuando hablamos de secularización nos referimos a la tendencia de la sociedad a vivir sin Dios. Es un hecho evidente que el hombre moderno ha perdido la fe en lo sobrenatural, con lo que ha adquirido una percepción que lo induce a ver todo lo que lo rodea como algo limitado a este mundo y a lo que pueden captar los sentidos. Se descartan los valores y las prácticas religiosos como algo sin importancia y pasado de moda.

Frente a esta situación, la pregunta es ésta: ¿Cómo darle significado cristiano a la vida de gente que no encuentra ninguna satisfacción en la religión, ni le halla sentido tampoco? ¿Cómo predicarle a personas que desconocen totalmente el vocabulario cristiano y para quienes la perspectiva cristiana les parece totalmente aislada del contexto general de la vida? ¿Cómo presentar un mensaje de fe a gente saturada de los mensajes materialistas y hedonistas que transmiten revistas, novelas, películas, música e ideologías que les impiden percibir sentimientos elevados y nobles, y vivirlos? ¿Cómo presentar a Dios a individuos abrumados por preocupaciones creadas y alimentadas por una horizontalidad exclusiva, para quienes la vida se limita al aquí y ahora?

En una entrevista concedida a la revista Ministry, el Dr. Ravi Zacharias nos ayuda a encontrar respuestas a estas preguntas. El Dr. Zacharias, autor de varios libros, es el rector de la institución misionera que lleva su nombre, ubicada en Norcross, Georgia, Estados Unidos. Está básicamente empeñado en dar conferencias y producir materiales destinados a la evangelización, para alcanzar a intelectuales, pensadores y universitarios. El entrevistador fue el Dr. Derek Morris, profesor de Religión de la Universidad Adventista del Sur, ubicada en Collegedale, Tennessee, Estados Unidos.

Ministerio: En su obra Can Man Live Without God? (¿Puede el hombre vivir sin Dios?), usted sugiere que existe un esfuerzo concentrado de parte de algunos pensadores en el sentido de erradicar de la mente humana la creencia en la existencia de Dios. ¿Cuáles son las estrategias que se usan para intentar lograr este fin?

Ravi Zacharias: Las estrategias son explícitas e implícitas. El desafío al concepto teísta se puede encontrar en algunos filósofos de los últimos siglos, como Nietzsche, Huxley, Bertrand Russel, y en algunos escritores existencialistas como Sartre y Camus. También se lo puede encontrar con un poco más de sutileza en la base de ciertas enseñanzas académicas. Podría citar como ejemplo un vídeo promocional de una universidad, en el que un estudiante declara que uno de los beneficios más gratificantes que obtuvo en esa universidad fue formarse como un intelectual completamente ateo. Tome nota, ¡en un vídeo promocional! Usted también encontrará esa misma idea en lugares como Oxford, donde personas como Peter Atkins y Richard Dawkins afirman con toda claridad que su objetivo no es sólo hablar de la inexistencia de Dios, sino convencer a los creyentes que el teísmo es esencialmente irracional. Dawkins, en su conferencia sobre Voltaire, llevada a cabo en la sede de la Asociación Humanista Británica hace dos años, se refirió a la creencia religiosa como una especie de virus que se ha introducido en la computadora humana. El ataque a la idea de Dios también se encuentra en muchos programas de los medios masivos de comunicación de la actualidad. La eliminación del carácter sagrado de la sexualidad y la familia, la falta de respeto a los padres y la descalificación de los valores son medios que se emplean para vaciar la mente de la creencia en Dios. Estos conceptos aparecen de modo subliminal, pero la gente los absorbe y termina acostumbrándose a ellos. Existe una crucial pérdida del sentido de los valores esenciales de la vida, al punto que tanto el nacimiento como la muerte carecen de su enfoque moral. Los asuntos humanos se deciden sobre la base de interpretaciones pragmáticas y argumentos embarazosos. Se ve la ética que subyace en ellos en términos de dinero o bajo la influencia indebida de los resultados de una determinada investigación. El efecto acumulativo de todo esto es la descalificación de las convicciones morales, especialmente de las mentes jóvenes. Los adolescentes, que todavía no han alcanzado la madurez necesaria para tomar complejas decisiones de tipo moral, se ven ahora enfrentados por opciones que echan por tierra sus presuposiciones éticas, incluso antes de tener la oportunidad de enfrentarlas.

Ministerio: ¿Cuáles son algunas de las maneras como la vida sin Dios se presenta como algo que tiene sentido?

Ravi Zacharias: Nietzsche se refirió a esa cuestión inevitable. En su parábola titulada “El malo”, dice: “¿No ha durado mucho la noche? Las lámparas deben iluminar la mañana”. En otras palabras, para él, el surgimiento de la idea de Dios dio inicio a una larga oscuridad. El pensamiento secular vino para iluminar el camino del hombre. Malcom Muggeridge resumió eso cuando dijo que sólo existe la megalomanía y el hedonismo, es decir, los afanes de poder y placer. Si Dios está muerto o fuera del cuadro, eso es básicamente lo que heredamos. En el campo de la política vemos manifestándose el afán de poder. En el de la cultura el afán de placer. Pero la gente es demasiado sofisticada como para admitir que ésas son sus más importantes razones para vivir. Lo rechazan. Por eso se tiende a cultivar ideas filosóficas pragmáticas que conducen a la humanidad contemporánea a hacer sencillamente cualquier cosa. Como una especie de reacción ante este pragmatismo ateo, ha surgido una espiritualidad distorsionada bajo la forma de toda clase de misticismos. Algunos de los modelos místicos orientales son bien recibidos porque ofrecen una ética sin Dios. De esta manera, nuestra tendencia pragmática o mística se convierte en un sustituto del compromiso teísta.

Ministerio: Parece que muchos cristianos, incluso predicadores, no se animan a compartir su fe con gente secularizada porque creen que estas personas disfrutan de una vida plena. Pero usted sugiere que para muchos, en este mundo tan avanzado, la desesperación no dura sólo un momento, sino que es un estilo de vida. ¿Por qué una concepción atea de la vida a menudo conduce a la desesperación?

Ravi Zacharias: Puede incluso ser una desesperación sin angustia, pero equivale a rendirse ante la inutilidad de la existencia. Los existencialistas lo admiten. Camus comenta que la muerte es sólo un problema filosófico. Sartre dice que la vida es un globo vacío, que flota sobre el mar de la nada. En su lecho de muerte admitió que su filosofía atea llegó a ser insoportable. Y terminó rechazando algunas de sus conclusiones, pero ya era demasiado tarde, por cierto. La razón por la cual una visión atea de la vida con frecuencia lleva a la desesperación reside profundamente en el corazón humano. Salomón dice en el Eclesiastés que Dios puso eternidad en el corazón del hombre. Al rechazar esa cualidad —que le quita a la muerte su presunta capacidad de destruir todas las emociones, todo el amor que experimentamos—, generamos un estilo de vida que carece de sentido. Esa hambre de coherencia y propósito trascendente es muy real. El sentido moral de la mente humana nos impulsa a buscarle un propósito a la vida, no un propósito inventado, sino auténtico y esencial. Uno de los diez hombres de más éxito de la actualidad me invitó a hablar en Hong Kong. Es un magnate chino, multimillonario. Inmediatamente después de desembarcar en el aeropuerto, me llevaron a cenar con ese señor. La primera pregunta que le hice fue ésta: “¿Cuándo se volvió cristiano usted?” Me respondió: “Aproximadamente hace 18 meses”. Le pregunté entonces qué lo había llevado a esa decisión, y me dijo: “Cierto día estaba saliendo de mi oficina para ir a casa, cuando comencé a pensar que mi vida estaba vacía. Realmente no tenía propósito. Tenía mucho dinero, pero mi vida no tenía razón de ser”. Desde el mismo lugar donde se encontraba habló por teléfono con su esposa y la invitó a ir a una iglesia esa misma noche. Escogieron una iglesia, asistieron a las reuniones por varias semanas y le entregaron la vida a Cristo. Si usted asistiera a una sede universitaria mientras se celebra un foro, vería que ese lugar está siempre lleno. En Harvard, Cornell, Princeton, Ohio State, Indiana, en cualquier lugar los auditorios siempre están llenos de estudiantes que están listos para hacerle frente a los desafíos y hacer preguntas. Creo que es una verdadera señal de hambre espiritual. Hace poco dirigí un seminario acerca de Dios y el problema del mal. Cerca de dos mil personas asistieron, mientras el tema se transmitía por medio del satélite a cien universidades más. Ese interés nos demuestra que dentro de nosotros hay un sentido moral que desea dilucidar el enigma de la vida. Hay quienes no manifiestan interés en este tema. Pero cuando las cosas se ponen difíciles no son capaces de vivir recurriendo a las implicaciones lógicas de sus presuposiciones. Sólo se esconden en ellas.

Ministerio: La afirmación de Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” parece sin sentido para una sociedad pos moderna. ¿Por qué dice usted que ésa es “la más razonable declaración de exclusividad”?

Ravi Zacharias: La verdad, por definición, es exclusiva. Lo que la gente olvida con frecuencia, incluso en los grandes auditorios, es que el cristianismo no es la única religión que reclama exclusividad. Todas las religiones que conozco lo hacen. El hinduismo es exclusivista cuando se refiere a la ley del karma o a la de la reencarnación. El budismo nació como una especie de reforma del hinduismo. El Islam es obviamente exclusivista. Siempre que usted reivindica una verdad, se entiende que su afirmación se ajusta a la realidad. De modo que la verdad, por definición, es exclusiva. En cuanto a su reivindicación, la pregunta que surge es si el argumento que esgrime es válido o si es sólo una afirmación caprichosa. Cuando usted pone a prueba la reivindicación de una verdad, se necesita consistencia lógica, adecuación empírica y relevancia espiritual. Cuando Cristo dijo que él es “el camino, la verdad y la vida”, quería decir que en él encuentra el ser humano la verdad absoluta y aprende a vivirla, y eso es más que razonable. Además, ciertamente él es el único Maestro cuya persona, cuya veracidad y cuyas enseñanzas han sido sometidas a las pruebas más rigurosas y al análisis más exhaustivo en el curso de la historia.

Ministerio: ¿Qué evidencias le presentaría usted a una persona secularizada para demostrarle que la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios?

Ravi Zacharias: La Biblia está compuesta por 66 libros, escritos por cerca de 40 autores durante unos 1.500 años. Sería muy fácil para alguien que la quisiera destruir si pudiera encontrar en ella flagrantes contradicciones. Me parece fascinante que cada vez que se lanza un desafío abierto a las Escrituras, y la gente se refiere a contradicciones en ellas, a lo sumo encuentran tres o cuatro puntos. Todavía estoy por conocer a alguien que haya encontrado en la Biblia una contradicción importante.

Bruce Metzger, de la Universidad Princeton, uno de los principales eruditos del Nuevo Testamento en nuestros días, comenta que la legitimidad del texto, basada en los documentos más antiguos de que disponemos, es exacta en un 99 por ciento. En la Biblia encontramos cerca de cinco mil documentos. Cuando examinamos las evidencias, inmediatamente se sabe que no se trata de un libro fabricado post facto.

El siguiente punto es que la Biblia es un libro histórico, no místico. Durante mucho tiempo los eruditos decían que Pondo Pilato era un personaje que no aparecía en las fuentes históricas extra bíblicas. Pero últimamente hemos encontrado menciones a ese nombre precisamente en esas fuentes.

Otra evidencia de la autenticidad de las Escrituras es un hecho de la vida de Cristo sumamente impresionante. En efecto, el hecho más dramático de la vida de Cristo es su resurrección. Si eso fuera un mito, los discípulos se habrían referido sólo a una resurrección espiritual, y habrían afirmado que aunque su cuerpo yaciera en la tumba, su espíritu seguiría estando con nosotros. ¿Qué argumento se podría esgrimir contra eso? Es un hecho sin base empírica. Pero los discípulos anunciaron la resurrección corporal de Cristo, un anuncio que fácilmente podría haber sido refutado si alguien hubiera encontrado el cadáver. La resurrección de Cristo es un hecho tan dramático que le dio valor y sabiduría a los discípulos para refutar cualquier argumento en su contra. Varios de ellos estuvieron dispuestos a morir porque creían que él había resucitado de entre los muertos.

De modo que para probar la validez de las Escrituras usted dispone de un mensaje coherente dado a lo largo de 1.500 años, de una cantidad de documentos que se refieren a su origen, su historia, a lugares geográficos, a milagros y muchas otras cosas. Las Escrituras son, sin sombra de duda, un documento especial.

Ministerio: Cuando leemos las Escrituras descubrimos que los hijos de Dios no son inmunes al problema del sufrimiento. Y muchos escépticos se refieren a eso y dicen que es el mayor obstáculo para que alguien crea en Dios. En su libro Cries of the Heart (Clamores del corazón), usted sugiere que “la reacción ante el sufrimiento es más relativa a cómo nos relacionamos con él que a una presuposición”. ¿Podría darnos una explicación más amplia de esto?

Ravi Zacharias: El problema del sufrimiento es uno de los temas más fascinantes si nos vemos a nosotros mismos exclusivamente como el producto de la ubicación casual de los átomos. Si creemos que estamos aquí por accidente, ¿por qué atribuirle un contenido moral al problema del sufrimiento? En todo caso, deberíamos aceptarlo como uno de los aspectos más concretos de nuestra evolución. La razón verdadera por la cual le atribuimos un contenido moral es que somos incapaces de librarnos de nuestra naturaleza moral. Referirse al problema del sufrimiento equivale realmente a establecer la existencia de una estructura moral, y eso no existe a menos que un legislador, dotado también de naturaleza moral, la establezca. Además, no creo que la respuesta a esta cuestión deba ser solamente lógica. Creo que hay suficientes respuestas relativas a presuposiciones como para dilucidar bien la cuestión y suscitar reacciones importantes. Pero cuando todo eso ha sido dicho y hecho, lo que se destaca es en “Quién” confía usted en la Biblia, y no en “qué”. El individuo se tiene que apoyar en una relación. Si usted lleva a un niño al hospital y le introduce una aguja hipodérmica grande en el brazo, puede llorar y gritar, pero también puede tomarse de su brazo y seguir confiando en usted. El poder de caminar en la vida nace de esa relación. Desde el punto de vista de la presuposición, el tema del sufrimiento recibe sólo una respuesta parcial. La paz y la fuerza se encuentran en la consideración experimental y racional de las cosas.

Ministerio: Cuando nos relacionamos con gente de mentalidad secularizada, se puede notar que algunos tienen la voluntad tan desvirtuada que no se puede esperar nada bueno de ellos. ¿Cómo puede trabajar un cristiano con esas personas?

Ravi Zacharias: Hay personas en las cuales el escepticismo está tan arraigado, que aunque se logre neutralizar sus defensas, siguen teniendo un conjunto de sentimientos que le sirven de buen fundamento a sus dudas. Usted tiene que dar lugar a que se desarrolle un proceso de cambios en sus paradigmas. Eso sucede de diversas maneras. La primera: hay que formularle a la persona preguntas precisas referentes a las cosas con las cuales convive y en las cuales piensa. La segunda: no hay que burlarse de sus opiniones, sino respetar el hecho de que existe una búsqueda honesta de la verdad. La tercera: creo que es la más importante: la iglesia debe ser siempre una comunidad auténtica de alabanza, porque en el contexto de la autenticidad, la alabanza derriba más fácilmente las barreras.

Ministerio: ¿Qué consejos prácticos le daría usted a alguien que estuviera comprometido en traer a los pies de Cristo a gente de mentalidad secularizada?

Ravi Zacharias: Comunicar la fe cristiana a gente secularizada es una verdadera lucha para muchos en el ministerio. La obra pastoral es actualmente, en sí misma, un proceso difícil. Por lo tanto, el paso más importante, incluso antes de comenzar la apologética y el testimonio, es estar abastecido personal y consistentemente. Si así no fuera, su capacidad para servir a esa persona que está sin Cristo será ciertamente débil. Un segundo paso consiste en habilitar a la iglesia para que esté conectada con la sociedad. Cada persona que usted capacite para llevar a cabo esta misión será una reproducción de usted mismo. Si tiene una iglesia de cien miembros esperando que usted lleve a cabo la tarea de dar testimonio será un proceso sumamente lento. Pero si usted los capacita y los equipa, habrá movimientos en muchas direcciones. Por esa razón, debe formar parte de su ministerio la obra de desafiar a los miembros de la congregación a alcanzar un sólido nivel intelectual y emocional, siempre fundado en las Escrituras, de manera que sientan confianza para alcanzar a la gente con mentalidad secularizada. Finalmente, la tercera forma: creo que los que están dedicados al ministerio pastoral deberían leer mucho. El uso de muchas palabras sin contenido de ideas resultará en una bancarrota conceptual. La lectura no es un lujo: es una necesidad. En verdad, es una necesidad imprescindible para todos los que tratan con ideas y personas.

Sobre los autores: Profesor de Religión de la Univ. Adv. del Sur, Collegedale, Tenesse, EE.UU. / Fundador y presidente de Ministerios Internacionales “Ravi Zacharias” Norcross, Georgia, EE.UU.