En 1965 el Concilio Ecuménico Vaticano II dio a conocer una declaración que animaba a los católicos a estudiar la Biblia. 1966 ha sido proclamado “el año de la Biblia” por la Sociedad Bíblica Americana en celebración de su sesquicentenario. Muchas autoridades, incluyendo a los gobernadores de diversos estados, han emanado declaraciones oficiales instando a los habitantes de su jurisdicción a leer y estudiar la Biblia durante este año. Este reconocimiento de la necesidad de estudiar las Escrituras es una oportunidad de oro para los adventistas para llevar la Biblia a sus vecinos y amigos e instarlos a conocer el plan de Dios para su vida.
Puertas abiertas de par en par
La siguiente declaración puede cumplirse literalmente si sacamos provecho de las posibilidades que han abierto esas dos proclamas: “En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Muchos alababan a Dios. Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés. Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios recibían grandes bendiciones” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 345).
Suprimid a Dios y se habrá hecho la noche en el alma humana.—Lamartine
Un nuevo sistema para animar a nuestros amigos no adventistas a estudiar nuestro mensaje se ha perfeccionado en la Asociación del Sudeste de California durante el año y medio transcurrido. Usando una serie de lecciones llamada “La Biblia Habla” y con una Biblia en la mano, miles de personas han comenzado a estudiar el mensaje del tercer ángel. La serie en cuestión comprende 24 lecciones sencillas y concisas que abarcan la mayoría de nuestras enseñanzas más importantes. Se presta una Biblia al alumno con el entendimiento de que él podrá quedarse con ella definitivamente cuando haya completado las 24 lecciones. Todas las respuestas a las preguntas de la lección son contestadas por un texto que el alumno hallará fácilmente en la Biblia. Hay de doce a quince preguntas, seguidas de un breve resumen y un llamado al cual los alumnos pueden responder si lo desean.
¡Veintiuna lecciones en una semana!
Tanto de parte de los laicos que las entregan como de parte de los alumnos que las estudian, las lecciones han sido recibidas con un entusiasmo desbordante. Miles de nuestros laicos han hallado verdadero gozo en ayudar a los que no son de nuestra fe a adquirir una nueva comprensión de la Palabra de Dios. Muchos de los alumnos han declarado que la Biblia se ha convertido en un libro nuevo para ellos desde que usaron este sencillo plan de estudio. Algunas de las conversiones más notables que haya presenciado se han verificado en relación con el estudio de estas lecciones. Una mujer estudió veintiuna lecciones en una semana a instancia de su madre. Cuando completó la serie de lecciones asistió a una reunión evangelística, y sólo una semana después pidió el bautismo. A un miembro de la Iglesia de Cristo que estaba estudiando las lecciones se le preguntó qué pensaba de las mismas, y afirmó: “Lo que me gusta de ellas es que lo que uno estudia no es doctrina, sino la Biblia, y la Biblia sola”. El hecho de que el estudiante halle las respuestas en la Biblia parece quitar completamente el prejuicio que tan a menudo se encuentra en aquel que estudia uno de nuestros cursos por correspondencia donde los textos están impresos en las hojas de lección. Aquí el estudiante va conociendo la Biblia a medida que estudia sistemáticamente las lecciones.
Llevad la Palabra a cada puerta
La pluma de la inspiración nos ha amonestado: “Puede realizarse una gran obra presentando a la gente la biblia tal como es.” Llevad la Palabra de Dios a la puerta de todo hombre, presentad con instancias sus sencillas declaraciones ante la conciencia de todo hombre, repetid a todos el mandamiento del Salvador: ‘Escudriñad las Escrituras’. Amonestadlos a tomar la Biblia tal como es, e implorad la iluminación divina, y luego, cuando brilla la luz, aceptad alegremente cada rayo de la misma, y sobrellevad intrépidamente las consecuencias” (Evangelismo, págs. 281, 282. La cursiva es nuestra).Este plan se ha difundido en los Estados Unidos y ahora más de 50.000 personas están estudiando la Biblia en esta forma. El entusiasmo expresado por los estudiantes que toman la Biblia y rápidamente hallan la respuesta a las preguntas, ha obrado maravillas para sostener el interés de parte de los laicos en entregar las lecciones semana tras semana.
Cómo funciona el plan en forma detallada
En este plan se inscribe al alumno y se le entrega una Biblia. Esto puede hacerlo el laico que va a entregar el resto de las lecciones, un colportor, un capellán en uno de nuestros sanatorios, un médico, o un pastor. La Biblia y las primeras dos lecciones se dejan con el alumno, con el entendimiento de que la Biblia le será obsequiada una vez que termine de estudiar las 24 lecciones. Se le da una breve explicación sobre la Biblia y las lecciones. Es necesario mostrarle que “NT” significa que el texto se halla en el Nuevo Testamento, y “AT” antes del número de la página indica que esos textos se encuentran en el Antiguo Testamento. Se ha preparado una hoja de instrucciones que se deja juntamente con las primeras dos lecciones. Se le dice al alumno que cada semana alguien pasará a retirar las dos lecciones contestadas y dejará dos nuevas lecciones. Se fija una hora que sea conveniente tanto para el estudiante como para el que tiene que entregar las lecciones. Se ha preparado un formulario especial de informe en el cual el visitador registra los avances del alumno a medida que progresa en el estudio. Tres veces durante el periodo en que se está estudiando, el laico envía un informe al pastor manteniéndolo al tanto y también solicita su ayuda cuando es necesaria.
También se proporciona una hoja de instrucciones al visitador que presenta sugerencias sobre cómo tratar con el estudiante para descubrir qué piensa en cuanto a lo que ha estudiado. Pronto se forma un lazo de amistad entre el alumno y el visitador, y cuando llega el momento de asistir a conferencias o se lo invita a asistir a la iglesia, el estudiante tiene un amigo e instructor de confianza con quien asistirá a las reuniones.
Levantando la cosecha
Al escribirse esto el programa ha estado funcionando tan sólo nueve meses, pero se están viendo los resultados. Un pastor informa la ganancia de 35 almas por este medio. Otro dice que se han bautizado 27 como resultado de recibir las lecciones en esta forma. Dos colportores que trabajan en equipo señalan 24 personas inscriptas en este plan en los últimos nueve meses que ahora han sido bautizadas. El director de publicaciones llama a esto el más grande plan que se haya desarrollado alguna vez para ganar las almas mediante el colportaje.
Un pastor afirma que tiene una queja en contra de este plan: “Tenemos más interesados de los que podemos atender”. Un aspecto singular de este plan es la forma en que el alumno inscribe a su vez a sus vecinos y familiares. Un estudiante que ha sido bautizado ha relacionado a seis jóvenes familias con los estudios, y todas ellas se están preparando para el bautismo en un futuro próximo. Otro hombre que pasó por una conversión milagrosa mediante la influencia del Espíritu Santo, ha influido en miembros de otras cinco familias de su relación a aceptar al Señor mediante este plan de estudios. Uno de nuestros evangelistas, que usa las lecciones en relación con sus reuniones, sabe de más de 200 personas que en 1965 se han unido a iglesias de la zona como resultado de las mismas y de la atención de esos casos por parte del equipo evangélico.
En la actualidad se están haciendo planes para usar a todos los departamentos de nuestra obra para desarrollar interés en el estudio de la Biblia en esta forma. Creemos que antes de mucho los contactos hechos por nuestra obra médica, por nuestros colportores y por la recolección proporcionarán todos los interesados que podamos atender con nuestras actuales posibilidades.
Sobre el autor: Evangelista de la Asociación del Sudeste de California