Cuando los ministros de la Unión Sudafricana se reúnen en asamblea de obreros, se avienen a aceptar y a ser leales al siguiente código de ética profesional. Durante la asamblea, cada mañana revisan estos principios que les recuerdan su sagrada vocación.
Reconociendo la elevada y sagrada vocación del obrero evangélico, considero un privilegio tener una parte en la obra final de Dios en la tierra.
I. Mi Relación con la Organización
1. Consideraré confidenciales los temas de carácter reservado que se traten en las comisiones y juntas.
2. Seré leal a las decisiones de las juntas, y evitaré toda crítica negativa.
3. No me ocuparé en trabajos particulares o en negocios especulativos mientras trabaje como obrero de tiempo completo.
II. Mi Relación con mis Compañeros en la Obra
1. No haré insinuaciones desfavorables a mi antecesor o sucesor mediante palabras, miradas o indirectas.
2. No permitiré que los celos profesionales anublen mi juicio santificado, y recordaré este principio: “En cuanto a honra, prefiriendo cada cual al otro”.
3. Daré el crédito debido a las ideas y al trabajo de los demás, y haré humildemente todo lo que me sea posible para cooperar con ellos y hacer que su obra tenga éxito.
III. Mi Relación con la Hermandad
1. Consideraré sagrada la confianza puesta en mí por los miembros laicos.
2. Fomentaré la lealtad de los hermanos hacia las decisiones de las juntas y las comisiones.
3. No socavaré la influencia de un compañero en la obra.
4. Tendré cuidado en la recepción de obsequios de parte de los miembros laicos.
Mi promesa personal
Prometo voluntariamente aceptar estos principios y ser leal a ellos.