Cinco llaves para reducir la apostasía en la iglesia local

Desdichadamente, encuestas actuales indican que 49 de cada 100 nuevos conversos abandonan la iglesia.[1] Muchas veces nos concentramos tanto en evangelizar, que nos olvidamos de que nutrir y discipular a los nuevos miembros es de la misma manera importante. De cierta forma, estamos dejando la puerta de atrás abierta para que salgan.

 En nuestra iglesia nos hemos preocupado por el proceso de conservación de los nuevos miembros. A lo largo de los últimos cinco años, hemos trabajado con varias congregaciones cuyo índice de apostasía es próximo a cero. Con el tiempo, descubrimos cinco “llaves” para trabar la puerta de los fondos. Pueden ser vistas como comunes, pero son fundamentales si queremos hacer discípulos y garantizar la permanencia de los recién bautizados.

Amigos espirituales

 Me causa perplejidad la manera en que muchas veces los recién bautizados son tratados con negligencia. La mayoría de los miembros de iglesia es amigable cuando una persona está entrando en la iglesia; después de que se bautiza, los miembros retornan a sus antiguos círculos de amistades. Acaban, de manera inadvertida, olvidándose de los nuevos conversos, en el momento en que están realizando grandes cambios en sus vidas.

 El pastor Gary Gibbs, actualmente presidente de la Asociación de Pensilvania (Estados Unidos), compartió conmigo un programa que ha usado llamado “Amigos espirituales”. Cada interesado de la iglesia o alumno de la clase bíblica es acompañado por un amigo espiritual, un miembro de la iglesia. Su responsabilidad es cuidar del interesado durante tres meses. El programa es simple: deberá entrar en contacto con esa persona por lo menos una vez por semana, sentarse con ella en la iglesia, invitarla a una comida, compartir literatura con ella, llamarla para una actividad social o deportiva, presentársela a otros miembros de la iglesia, y ayudarla a vencer aquello que aquella persona necesite cambiar.

 No hay nada excepcional en este proyecto. Su éxito está en el hecho de que se atribuye una responsabilidad. Una vez por semana, los amigos espirituales deben enviar un mensaje electrónico al coordinador del programa informando sobre el acompañamiento y actualizándolo en relación con la realidad del interesado o del alumno. Es increíble como un sistema tan simple puede ayudarnos a ser más responsables con aquellos que Dios confió a nuestros cuidados.

 El programa debe ser lanzado después de un breve entrenamiento. En él se enfatiza que el amigo espiritual debe ser discreto, no usar ni chismes ni críticas, no tiene que compartir -meramente- sus puntos teológicos preferidos, sino concentrarse en estimular un cristianismo práctico en el interesado o alumno de la clase bautismal. El amigo espiritual debe entender la importancia de presentar al interesado a otros miembros de la iglesia.

 Acostumbro a contar mi experiencia cuando realizo este entrenamiento. Demoré cerca de dos años para conseguir “encajarme” en la iglesia. Una familia que siempre me invitaba a estar en su casa los sábados fue quien me ayudó en mi proceso de adaptación. El matrimonio me trataba como si yo fuera uno de sus hijos. Siendo un neófito, no se molestaban con mis equivocaciones y, en vez de censurarme, me demostraban amor.

Grupos pequeños

 Esta segunda estrategia fue una sorpresa para mí. Descubrí que los Grupos pequeños son una manera poderosa de afirmar a los recién bautizados. Digo “sorpresa”, porque en Estados Unidos los miembros no están acostumbrados a los Grupos pequeños. Sin embargo, ¡los recién convertidos aman la idea!

 Después de una serie evangelizadora y el establecimiento de una nueva iglesia, inicio algunos Grupos pequeños con aquellos que fueron bautizados, sus familiares y sus amigos. Al reunirnos en los hogares de los nuevos hermanos en la fe, podemos estudiar de manera más espontánea los temas abordados y el estilo de vida del cristiano. Separamos, también, un momento para la confraternización, mientras participamos de una comida rápida. Es maravilloso ver cómo los participantes se unen y crecen en la fe. Eso realmente ayuda a los nuevos miembros a sentirse menos extraños y más integrados en la iglesia.

 Es verdad que no todos los Grupos pequeños obtienen éxito; algunos se inician y, después de un corto período, se cierran. Es necesario entender que estos también tienen un ciclo de vida. Por ejemplo, en Estados Unidos, en la época del verano y en ocasión de las fiestas de fin de año, la frecuencia de los participantes tiende a disminuir, y puede ser necesario realizar una pausa. Es necesario ser flexible, y adaptarse a las necesidades de los integrantes del grupo.

 La clase posbautismal también puede ser considerada (y administrada) como un Grupo pequeño. Los amigos espirituales de los recién bautizados deben acompañarlos en esa clase. Los primeros quince minutos deben ser de diálogo sobre cómo están yendo en su nueva vida con Cristo. El tiempo principal es usado para el tema bíblico que será estudiado.

 Amigos espirituales y Grupos pequeños son métodos fantásticos para conservar a los recién bautizados. Pero todavía existe un peligro. Los hermanos que acaban de convertirse a la fe pueden estar relacionados con su amigo espiritual, pero eso no significa que estén relacionados con la iglesia en su totalidad. Es por eso que necesitamos de otra llave.

Actividades sociales

 Para ayudar en la integración de los nuevos miembros, una de las cosas que ha resultado muy favorable es crear oportunidades para desarrollar amistades por medio de actividades sociales. Las iglesias que reciben las series de evangelización pueden incluir en su presupuesto para las conferencias encuentros sociales con comidas rápidas, almuerzos, deportes y otros eventos para interactuar con los nuevos miembros. Eso ayuda a llenar el “vacío” que estos sienten cuando termina el evangelismo. Una manera simple de hacerlo es planificar un evento social para el último día de la serie o para la semana siguiente al cierre. Lo ideal es que este sea un excelente momento para ellos. ¡Tengo la certeza de que será mucho más fácil integrarlos a la iglesia!

Involucrarse en la misión

 Aunque las interacciones sociales sean importantes, no son suficientes. Los nuevos miembros necesitan comprometerse con la misión de la iglesia. Así como Jesús integró a sus discípulos en actividades misioneras, incluso antes de que ellos estén totalmente convertidos, necesitamos involucrar a los interesados antes de que se transformen en miembros de iglesia. De hecho, ellos son quienes más motivados están para las actividades misioneras, porque están viviendo el primer amor.

 Involucrar a los interesados de la iglesia en actividades de divulgación de series evangelizadoras también es una excelente oportunidad para integrarlos. Pueden ayudar a distribuir literatura, invitaciones y realizar encuestas de interés. Algunos hasta comienzan a dar estudios bíblicos antes de ser bautizados. Cuando realicé un gran entrenamiento para obreros bíblicos laicos, un número significativo de participantes era de interesados que todavía no habían sido bautizados. Descubrí que las personas desean “pertenecer” antes de “creer”. Una de las razones por las que estoy en el ministerio hoy es porque cuando era nuevo en la fe la iglesia me integró. Incluso antes de ser bautizado, yo estaba participando en actividades misioneras y enseñando a los Conquistadores a arreglar motores de motocicletas. Después del bautismo fui nombrado diácono, con apenas quince años, y anciano joven a los 17. Todavía tenía muchas cosas para aprender, pero aquella congregación asumió el riesgo y me delegó responsabilidades que yo podría ejercer bajo la supervisión de líderes con más experiencia.

Seminarios de evangelismo

 Encuestas recientes revelan que, en promedio, lleva de seis a 18 meses que los recién bautizados de una serie de evangelismo se integren a su nueva congregación.[2]Durante ese periodo, mientras intentan afirmarse en la fe, son muy vulnerables; talvez porque no consiguieron absorber todo lo que escucharon durante las conferencias. Una de las mejores maneras de fortalecerlos en la iglesia es invitarlos a participar de un seminario de evangelismo. He observado que los neófitos son los más atentos y comprometidos en mis seminarios.

  Algún tiempo después de mi bautismo, participé de uno de esos seminarios. Quedé tan motivado que, a los 16 años de edad, realicé mi primera serie de evangelización. La experiencia me ayudó a fortalecer la fe y mi llamado a ser pastor.

Conclusión

 Estas cinco llaves no son infalibles. Las personas dejan la iglesia por diversas razones; no todos los miembros se responsabilizan por los nuevos en la fe, aunque sean entrenados para eso. Sin embargo, en la mayoría de los casos, si los ayudamos a implicarse y a integrarse, permanecerán. De esta manera, cerraremos la puerta del fondo y la mantendremos cerrada.

Sobre el autor: profesor y director de la Facultad Adventista de Teología en Collegedale, Estados Unidos.


Referencias

[1] Andrew Mc Chesney, “Every Adventist Urged to Help Stem Membership Losses”, <https://goo. gl/pWqm8n>.

[2] Encuestas realizadas con más de treinta Iglesias en Estados Unidos, entre 2009 y 2016.