ASOCIACION GENERAL DE LA IGLESIA BAUTISTA DEL SEPTIMO DIA

22 de noviembre de 1976

Pastor Roberto H. Pierson

Presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día 6856 Eastern Ave., N.W.

Washington, DC 20012

            Estimado pastor Pierson:

            Sin duda usted ha leído ya el editorial del Dr. Harold Lindsell titulado “Consideremos la posibilidad de descansar el sábado” aparecido en el número del 5 de noviembre de Christianity Today.

            Como administrador de la organización protestante observadora del. sábado más antigua de los Estados Unidos, estoy, por supuesto, muy contento de que el director de una importante revista religiosa sugiera que sea el sábado el día nacional de descanso.

            Aparte de las implicaciones teológicas, la propuesta del Dr. Lindsell es sumamente oportuna.

            Un “día de descanso” universal debidamente proclamado, libraría a los norteamericanos de las “leyes azules” [leyes dominicales] y constituiría una eficaz medida de preservación de los recursos naturales. Podría ser la solución ordenada por Dios desde la antigüedad para el problema de la búsqueda frenética por parte de los norteamericanos modernos de un empleo satisfactorio de su tiempo libre, del que cada vez tienen más.

            El ciudadano estadounidense típico de esta década regresa a su trabajo los lunes de mañana agotado económica, mental y físicamente por los esfuerzos realizados para llenar su fin de semana con actividades satisfactorias.

            La recreación y el tiempo libre han llegado a ser sinónimos de complacencia propia y autodestrucción. Por otro lado, el sábado —un día de reposo, de meditación, de vida familiar y comunión con Dios— puede verdaderamente ser renovador y regenerador.

            En armonía con la sugerencia del Dr. Lindsell, creo que sería provechoso que los dirigentes responsables de la nación se reunieran para discutir “la posibilidad de descansar el sábado”. Propongo que se realice a la brevedad posible esta reunión. Además, sugiero decididamente que el tema sea puesto en la agenda de las reuniones regulares programadas para los meses venideros por la iglesia y las organizaciones cívicas.

            Más allá de las diferencias concernientes al día de culto apropiado, están las consideraciones ecológicas y sociológicas que señala el Dr. Lindsell. La gente necesita considerar seriamente las consecuencias de la disminución de los recursos naturales y la disipación de los recursos humanos. Debiera dárseles la oportunidad de evaluar nuevamente la legitimidad de los derechos que se invocan en favor del sábado como día de descanso obsequiado por Dios al hombre.

            El punto en cuestión no es exactamente el día que se debe guardar, sino si los Estados Unidos aceptarán, en este caso de necesidad, el don de Dios. El Dr. Lindsell propone “el sábado como día de descanso para todo el mundo. Los que quieran adorar a Dios en ese día podrán hacerlo. Los que no desean, podrán ocupar su tiempo como mejor les parezca”.

            “Los judíos y otros observadores del sábado”, señala, “estarían bien atendidos si se tomara esta decisión. Para protestantes y católicos no habría grandes problemas teológicos puesto que aparte del hecho de que nuestro Señor resucitó de los muertos en el primer día de la semana, no hay nada en las Escrituras que requiera la observancia del domingo en vez del sábado como día de reposo”.

            “La suspensión de actividades en sábado” concluye el Dr. Lindsell, “no debería interpretarse como una maniobra religiosa. No debería producir problemas entre la iglesia y el estado. Debería satisfacer las necesidades más importantes de la humanidad”.

            Estoy plenamente convencido de que esto es cierto. Estoy seguro de que todos se beneficiarán si consideramos con oración la propuesta del Dr. Lindsell e ideamos medios para promover una discusión constructiva de los factores que están en juego.

            Estoy dispuesto a ayudar en todo lo posible. Espero su respuesta.

            Sinceramente, su hermano en Cristo.

K. D. Hurley.

Secretario ejecutivo.

Sobre el autor: Secretario ejecutivo de los Bautistas del Séptimo Día.