La incidencia de pastores víctimas de agotamiento emocional ha aumentado considerablemente en varias partes del mundo. Tal vez, uno de los motivos por los que eso ha ocurrido sea el hecho de que no se discute abiertamente acerca del problema. En esta entrevista, el doctor César Vasconcellos de Souza presenta el asunto de una manera franca y didáctica, con el objetivo de ayudar a los pastores y los líderes cristianos que se identifican con esa condición.

Es médico psiquiatra, posgraduado en Psicoterapia Breve y miembro de la American Psychosomatic Society. Ya hace 26 años que es miembro del staff médico del Hospital Adventista Silvestre, en Río de Janeiro (Rep. del Brasil). Además de las actividades médicas, el doctor César Vasconcellos es autor de varios libros: Consultorio psicológico (CPB, 2001), Salud total (CPB, 2014) y Matrimonio: ¿qué es eso? (audiolibro). Desde hace más de 25 años colabora con la revista Vida y Salud (CPB). Y este año, estrenó el programa “Claramente”, en la televisión Nuevo Tiempo.

 Casado con Mónica Seidel de Souza, el matrimonio tiene dos hijos, Pablo y Thaís, y cuatro nietos.

Ministerio:  ¿Qué es el Síndrome de Burnout, y cuáles son sus principales síntomas? Dr. Vasconcellos: Un síndrome es un conjunto de señales y síntomas. La palabra inglesa burnout se refiere a algo que dejó de funcionar por extenuación. El Síndrome de Burnout es consecuencia del estrés que se prolonga durante mucho tiempo, generando agotamiento emocional y físico, cuando hay un estilo de trabajo y de relaciones con personas, en general, desgastante, pudiendo incluir las relaciones familiares. Los individuos que más sufren de ese tipo de agotamiento son aquellos que ejercen actividades profesionales que exigen compromiso frecuente y próximo con personas que los buscan a fin de presentarles varias situaciones o diversos problemas. Las nuevas tecnologías, la competencia desleal e impiadosa, la urgencia en la producción y en la conquista de los objetivos, los plazos apretados, las personas perfeccionistas, los jefes dictatoriales, los medios de comunicación que propagan el sentimiento de felicidad junto a las conquistas, los problemas matrimoniales, entre otras causas, pueden producir agotamiento físico y emocional.

 Los principales síntomas del burnout incluyen cansancio constante y progresivo, dolores musculares, dolor de cabeza, alteraciones gastrointestinales, insomnio, infecciones, hipertensión arterial, desinterés sexual, razonamiento lento, sentimientos de soledad e impotencia, disminución de la atención y de la concentración, irritabilidad, melancolía, depresión, impaciencia, alteraciones en el humor y pérdida de interés por el trabajo.

Ministerio: El burnout entre pastores y líderes religiosos ¿es mayor o menor que en otras profesiones y vocaciones?

 Dr. Vasconcellos: En una revista realizada por el Ministerio de Apoyo a Pastores e Iglesias (MAPI), que involucra a 108 líderes confesionales, se realizó la siguiente pregunta: ¿En qué áreas sintieron que los pastores de sus confesiones necesitaban crecer más? De los nueve puntos enumerados, los participantes indicaron tres: 1) En relación consigo mismo (salud emocional, carácter cristiano), el 62%; 2) en relación con el cónyuge y los hijos, el 55%; 3) en la relación con Dios, el 47%. Este estudio reveló que “la mayoría de los líderes cristianos que cayeron trágicamente en los últimos diez a quince años se sintió presionada (compelida) para el éxito y el alto rendimiento, en un ambiente eclesiástico con altas demandas y un fuerte sentimiento de competición. […] Las disfunciones que compelen a los líderes evangélicos muchas veces no son detectadas y enfrentadas hasta que es demasiado tarde”.

El agotamiento puede surgir por ambición exagerada; profunda o desesperada necesidad de aprobación; miedo de que el trabajo no esté al nivel de lo esperado; necesidad de sentir que se está en el control todo el tiempo; o cualquier comportamiento, deseo o motivación que domina de forma incontrolable.

 Otro tipo de personalidad que favorece el burnout es la de aquellos líderes con tendencia paranoica; es decir, quienes son desconfiados, hostiles, amedrentados y envidiosos. Generalmente, estos individuos son muy sensibles a lo que los demás hagan o digan, y actúan con mano de hierro; algo que también favorece el estrés, y el posible agotamiento en las personas a su alrededor y bajo su comando.

 Un tipo de líder que puede, él mismo, agotarse es el codependiente. La persona codependiente asume responsabilidades por actitudes y sentimientos de otros, culpándose a sí mismo por las acciones inadecuadas de ellos. Tiende a hacer todo para no lastimar a las personas. Tolera lo intolerable. Tiene dificultades para decir “no”, cuando eso sería lo adecuado y lo mejor. Es pacificador; como resultado, el codependiente esconde los problemas y tiene dificultad para enfrentarlos. Reprime sentimientos difíciles como el enojo, el resentimiento y la frustración. Entonces, se agota a sí mismo.

Ministerio: ¿Cuáles son las principales consecuencias del agotamiento en la vida de los pastores?

Dr. Vasconcellos: La pérdida de la fuerza física para la realización del trabajo; estrés en el ámbito familiar, que puede desencadenar en los hijos un rechazo hacia el ministerio y hacia la iglesia, y dificultades en el matrimonio, por el hecho de intentar suplir todas las demandas del ministerio y de los miembros, que tienden a verlo como alguien de “mil y una utilidades”, exigiéndolo exageradamente, como si él fuese un semidiós.

 Muchos miembros creen que por el hecho de que él recibe un salario por ser pastor, tiene que ser una “alfombra” para que todos pisen sobre él y un “tractor” para solucionarlo todo. Muchos desarrollan depresión como reacción al agotamiento. La depresión es una señal de que hay pérdidas, impotencias que no están siendo respetadas, tal vez por la propia persona; y su necesidad de lamentar, llorar, pedir apoyo a alguien que pueda escucharla, comprenderla, aconsejarla en su dolor, en su lucha y en su desgaste emocional. He escuchado muchos sermones sobre Filipenses 4:13, que dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, pero nunca escuché a ningún pastor citar el versículo siguiente (vers. 14), en el que el apóstol Pablo mencionó ¡cuán bueno fue recibir ayuda durante el período de aflicción por el que atravesó!

 Ministerio: ¿Es aconsejable mantener esta situación en secreto frente a las iglesias?

 Dr. Vasconcellos: Sí. Los problemas de salud del pastor deben ser mantenidos en privacidad. Puede haber miembros que no sepan lidiar con el sufrimiento de los demás, y no entenderán los detalles de lo que ocurre en la vida emocional de su pastor. Puede decirse algo muy simple y general sobre la salud del ministro, algo como “estrés”, y es suficiente. Ministerio: Existen pastores que sufren agotamiento y se sienten culpables por no estar desarrollando eficazmente el ministerio, y temen compartir la situación con sus líderes.

Ministerio: ¿Qué pueden hacer los pastores que están en cargos de conducción para ayudarlos?

 Dr. Vasconcellos: Sufrir estrés o agotamiento es algo de la vida “moderna”. Si hay alguna vergüenza que debe ser sentida no es por los síntomas, sino por el descuido para con la salud personal. Científicos que estudian e investigan sobre el burnout mencionan tres momentos para la manifestación de ese agotamiento: 1) cuando las exigencias del trabajo son mayores que los recursos en general, y producen estrés; 2) cuando la persona se esfuerza para adaptarse a lo que está ocurriendo en términos de estrés, pero surgen señales de fatiga, tensión, ansiedad, irritación, lo que redunda en una disminución del interés y de la responsabilidad por la función; y 3) cuando hay un enfrentamiento defensivo en la conducta y en la actitud, en un intento de protegerse de las tensiones que experimenta, lo que genera un comportamiento de distanciamiento emocional, cierto cinismo; hasta apatía y aislamiento.

 Estudios realizados con pastores muestran que para prevenirse contra el burnout es importante implementar algunas actitudes: 1) Evitar que el pastor se sienta coaccionado, presionado por normas y políticas severas. 2) Cuidar para que pastores con hijos pequeños permanezcan más tiempo en el mismo distrito, a fin de no cortar vínculos afectivos (amigos, escuela, vecinos), lo que generaría estrés en la familia por las constantes mudanzas. 3) Incentivar a los pastores mostrando que su trabajo es sublime, porque trabaja con la vida espiritual de las personas. 4) Promover valores humanos, a fin de generar un saludable ambiente de trabajo, recordando que las personas son más importantes que las cosas (blancos por alcanzar, informes que presentar, etc.). 5) El ministro jamás debe olvidarse de que su valor es reconocido por Dios; que es posible no tener el reconocimiento deseado por parte de los miembros no porque el trabajo ejecutado no esté a la altura de lo esperado, sino porque en aquella comunidad puede haber un predominio de personas que prioricen otras áreas, y por eso no valoran los esfuerzos realizados. 6) El pastor necesita tener amigos. Por lo menos, un amigo con quien pueda hablar en absoluta confidencia problemas personales. Desde mi punto de vista, el secretario ministerial debería ejercer prioritariamente la función pastoral. Tener más tiempo para orientar, para aconsejar y para tratar asuntos de sus colegas que luchan con algún sufrimiento emocional, físico, y hasta incluso espiritual. 7) Es fundamental que el pastor se preocupe por su salud, evitando, de esa manera, desarrollar el burnout. Necesita establecer límites para las exigencias injustas y exageradas, sin temer de las críticas. 8) Los líderes pueden permitir que el pastor que está enfermo quede liberado de ciertas responsabilidades hasta que se recupere. Pueden ayudarlo a encontrar un tratamiento especializado. Evaluar si la carga de trabajo es compatible con su perfil; en caso contrario, pueden estudiar un cambio de función o de lugar de trabajo. A fin de cuentas, no somos dioses.

Ministerio: ¿Hay alguna relación entre la espiritualidad y el Síndrome de Burnout? La espiritualidad ¿ayuda en el tratamiento?

 Dr. Vasconcellos: Estudios realizados sobre el “coping [enfrentamiento] religioso” han demostrado que la religión, la espiritualidad y/o la fe ayudan a tratar con el estrés. Harold Koenig, de la Universidad Duke, ha estudiado el asunto durante varios años. Sus conclusiones indican que “creencias y prácticas religiosas están asociadas a una mejor salud física y mental. De los 225 estudios realizados que investigaron la relación con la salud física, la mayoría verificó resultados benéficos del compromiso religioso en relación con el dolor, la debilidad física, enfermedades del corazón, presión sanguínea, infarto, funciones neuroendócrinas, enfermedades infecciosas, cáncer y mortalidad”.

En cerca de 850 investigaciones relacionadas con la interacción entre fe y salud mental, “la mayoría avala la asociación del compromiso religioso con mayores niveles de satisfacción de vida, bienestar, sentido de propósito y significado de la vida, esperanza y optimismo, estabilidad en los matrimonios, y menores índices de ansiedad, depresión y abuso de sustancias” (“Coping religioso / espiritual”, Psiquiatría clínica, 2007, t. 34, supl. 1).

Ministerio: ¿Qué consejos daría a los pastores para que no experimenten el agotamiento?

Dr. Vasconcellos: 1) Priorice la familia. No permita que los problemas y las dificultades del ministerio interfieran en su vida familiar. Cuando Jesús se retiraba para estar a solas con el Padre y con sus discípulos, dejaba una multitud de personas que lo buscaban, muchas de ellas necesitadas de consuelo, apoyo, sanidad y salvación. Él creía que el Padre cuidaría de ellas de alguna manera, sin exigir su presencia en aquel momento. Cristo también sabía que muchas personas podrían esperar hasta que él las pudiera atender.

 2) La esposa debe ser su ayudadora. Ella puede señalar áreas en las que el pastor necesita establecer límites y cuidar mejor de sí mismo.

 3) Tenga valor para decir “no”. No intente ser todo el tiempo todo para todas las personas. No se puede hacer eso y mantener la salud y el equilibrio emocional. La familia pastoral tiene derecho a descansar, a pasear, a tener un hobby, a tener su privacidad… Muchas veces

el pastor descubrirá que aquella “emergencia” del hermano X o de la hermana Y que él no logró atender, ya fue solucionada sin su presencia.

 4) Protéjase usted y a su familia. Cuídense en contra de los chismes. Protéjanse de las personas “especiosas”, de las “controladoras”, de las “manipuladoras”, de aquellas que quieren usarlos como si los pastores fueran sus mayordomos. Usar, en este caso, es abusar.

5) Cuídense de las personas del sexo opuesto. Sería prudente seguir el consejo de Elena de White, cuando dice: “No desciendan los embajadores de Cristo a conversaciones triviales, a familiaridades con mujeres, ya sean casadas o solteras. Conserven su debido lugar con digno decoro, aunque sean al mismo tiempo sociables, bondadosos y corteses” (El evangelismo, p. 492).