Me doy cuenta de que algunos de ustedes ya han servido como pastores y otros están recién comenzando. En cualquier caso, se están graduando en el Seminario. Cuando se me pidió que presentara esta “Bienvenida al ministerio”, comencé a pensar a qué cosa les estoy dando la bienvenida. Estas son algunas de las reflexiones producto de 18 años al servicio de la iglesia.

Bienvenidos a la vida más importante que hayan sido llamados a vivir. El ministerio es una vida, no un trabajo.

Bienvenidos a vivir en una casa de vidrio transparente. Recuerden que deben ser auténticos, genuinos y honestos.

Bienvenidos al gozo que experimentarán cuando alguien les diga que el sermón que predicaron ha producido cambios en la vida de alguien. Quiero recordarles que valieron la pena las horas que dedicaron a prepararlo.

Bienvenidos a las críticas que aparecerán cuando alguien les recrimina que el sermón que usted predicó no era otra cosa sino entrometerse en las vidas ajenas. Permítanme recordarles que los mensajes que predicamos no tienen como fin ayudar a la gente a instalar su hogar aquí, sino para que vivan en el hogar de Dios.

Bienvenidos al gozo de dedicar bebés. Déjenme recordarles que deben tener presentes a sus propios hijos; y hagan que ellos sepan que tienen prioridad en su vida.

Bienvenidos al gozo de celebrar una boda. Espero que les recuerde el carácter sagrado de sus propios votos.

Bienvenidos al gozo de bautizar a alguien en la comunidad de Jesucristo y en el cuerpo de creyentes. Que esto les recuerde el valor que Dios asigna a cada cual, y que encontrar a los hijos perdidos es la pasión del corazón de Dios.

Bienvenidos al papel de consolador, mientras lloran con los tristes. Recuerden que su tarea consiste en preparar gente para la eternidad.

Bienvenidos a los días de trabajo abrumador. Que ellos les recuerden que han sido llamados a preparar a los santos para el ministerio. Multiplíquense en ellos.

Bienvenidos a los días en que estarán tan preocupados por los demás, que se olvidarán hasta de comer. Recuerden que el gozo de este viaje es un alimento del cual los demás no saben nada.

Bienvenidos al gozo de servir. Recuerden que deben hacer discípulos a los miembros de iglesia, para que ellos también disfruten del gozo de servir.

Bienvenidos, porque en su trayecto habrá algunos instantes solitarios. Recuerden en esos momentos a sus colegas en el ministerio. Tomen el teléfono; vayan en auto aunque la distancia sea larga. Procuren que haya compañerismo y responsabilidad.

Bienvenidos a las notas de aprecio que recibirán. Recuerden que a los miembros de su iglesia también les hacen bien esas notas (escritas).

Bienvenidos a las dificultades técnicas que tendrán con su computadora y con Power Point. Recuerden que la Palabra dice: “No con computadora ni con Power Point, sino con mi Espíritu, dice el Señor’

Bienvenidos a un “trabajo” en el que les pagarán para que estudien y oren. Recuerden que se trata de un trabajo sagrado.

Bienvenidos a las pérdidas personales, a las luchas, a las equivocaciones. Deben recordarles que la Palabra de Dios es segura. Cada vez que reciban un consuelo de parte de Dios, él podrá usarlos como jamás podrían haberlo imaginado.

Bienvenidos a sueños y visiones más grandes que ustedes mismos, y aparentemente imposibles de cumplir. El propósito de Dios no tiene nada que ver con sus grados académicos, ni con su competencia ni con sus talentos, sino con su consagración y su dependencia de él.

Bienvenidos al servicio del Maestro Recuerden que algún día él les dirá: “Bien hecho, mi fiel siervo. Ven a compartir mi trono conmigo, y mi Reino y mi corona”.

Sobre la autora: Colabora en la atención de la Iglesia Pioneer Memorial, de la Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos.