¿Qué significa ser bautizado en la muerte de Cristo? Es la paga definitiva del pecado. “El [Cristo] murió en la cruz para… quitar el pecado de cada alma viviente” (Manuscrito 61, 1903).
El cuerpo deshecho de Cristo en la cruz satisfizo plenamente las demandas de la ley. Su muerte en la cruz constituyó una victoria completa sobre el poder de Satanás, especialmente el que tenía para mantener a los hombres en el pecado. Desde ese instante éstos obtuvieron la seguridad absoluta de que podrían triunfar sobre sus propios pecados.
Pablo, cuando presenta la idea de que somos bautizados en la muerte de Cristo, dice también: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Rom. 6:1, 2).
Ser bautizados en la muerte de Cristo significa serlo en la liberación del pecado; pero no sólo de los pecados pasados, sino también de la tendencia que nos impulsa a volver a cometerlos. Ya no perseveramos en el pecado, es decir, no permanecemos en él, ni continuamos siendo sus prisioneros. La tendencia natural del hombre bautizado en Cristo Jesús, tiene que ser completamente contraria al pecado. Sus deseos íntimos tienen que asemejarse a los deseos de Cristo, y las tareas rutinarias de su vida ya no lo son más, sino ocasiones de lograr un encuentro personal con Cristo Jesús.
“Somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Rom. 6:4). El bautismo en la muerte de Jesús no significa morir; por lo contrario, significa vivir. Cristo sufrió la muerte que nosotros debíamos padecer, para que pudiéramos vivir eternamente con él. El bautismo en la muerte de Cristo significa liberación de la muerte segunda, que es la final. La primera muerte que padecemos es, simplemente, una consecuencia del pecado; pero la paga del pecado es la muerte segunda al final del milenio. Los que somos bautizados en la muerte de Cristo nos libramos de aquella muerte final. Quedamos libres de los sufrimientos que ella produce, de las consecuencias eternas que ella acarrea. Quedamos libres de todo lo que significa para la vida presente: Ahora mismo experimentamos una nueva vida en Cristo Jesús.
El que ha sido bautizado en la muerte de Cristo debe vivir una vida nueva, alejado del pecado y completamente entregado a la voluntad del Señor.
En el bautismo de primavera del año pasado, 8.021 jóvenes fueron bautizados en la muerte de Cristo e iniciaron una nueva vida. Dicha cifra se distribuyó de la siguiente manera:
Esta fue una experiencia maravillosa. Esperamos que en el bautismo de primavera de este año 9.320 jóvenes experimenten esta transformación en su vida. Esta cifra corresponde al blanco de la División Sudamericana para el bautismo de primavera. Dicho blanco se distribuye de la siguiente forma:
Nadie puede ser mejor que un joven para comunicar la fe a otro joven. Por eso, estimados pastores, estimulen a cada uno de los jóvenes de sus iglesias para que participen en un plan de ganar almas que les permita alcanzar con el mensaje a muchos otros jóvenes.
Sobre el autor: Es director MV de la División Sudamericana.