El bautismo por inmersión es la manifestación pública de que se ha abandonado el servicio de Satanás y se ha consumado la adopción en la familia real del Cielo. Es importante, por lo tanto, que hagamos de ésta una ocasión hermosa, solemne y conmovedora. Ante todo, porque para el candidato significa dar un paso crucial, en segundo lugar, por causa de los que no han hecho aún su decisión, y en tercer término por los que ya se han bautizado pero que recibirán una bendición mediante una reconsagración.

Estudiemos el tomo 6 de Testimonies for the Church. El Señor nos ha dado algunos consejos extraordinarios a nosotros como pueblo en cuanto al desarrollo de un servicio bautismal:

“Los candidatos para el bautismo necesitan una preparación más cabal… Nadie puede depender de su profesión de fe como prueba de que tiene una relación salvadora con Cristo. No hemos de decir solamente: Yo creo, sino practicar la verdad” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 389, 390).

“Los padres cuyos hijos deben ser bautizados tienen una obra que hacer, tanto en lo que se refiere a examinarse a sí mismos como en cuanto a dar instrucciones fieles a sus hijos. El bautismo es un rito muy sagrado e importante, y su significado debe comprenderse cabalmente” (Id., pág. 391).

“La prueba del discipulado no se aplica tan estrictamente como debiera ser aplicada a los que se presentan para el bautismo. Debe saberse si están simplemente tomando el nombre de adventistas del séptimo día, o si se colocan de parte del Señor… Antes del bautismo, debe examinarse cabalmente la experiencia de los candidatos” (Id., pág. 393).

“Háganse sentir a los candidatos para el bautismo los requerimientos del Evangelio” (Ibid.)

“El que administra el rito del bautismo debe tratar de que esta ocasión ejerza una influencia solemne y sagrada sobre todos los espectadores… Nada debe hacerse en forma común o despreciable, ni ponerse al nivel de las cosas comunes… En toda iglesia debe haber mantos bautismales para los candidatos. Esto no debe considerarse como un desembolso innecesario. Es una de las cosas requeridas para acatar la orden: ‘Empero hágase todo decentemente y con orden’ (1 Cor. 14:40)” (Id., pág. 395).

“Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación tan perfecta como se pueda hacerla.

“Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho… Nuestra vida debe quedar ligada con la vida de Cristo” (Id., pág. 396).

“[El creyente bautizado] debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre” (Ibid.).

Como ministros y con la ayuda de Dios estudiemos fervientemente lo que se relaciona con la preparación de nuestros candidatos para el bautismo. Convenzámonos de que están convertidos y dan evidencia de ello. Con la debida anticipación planifiquemos todo detalle del acto bautismal a fin de que se desarrolle en forma ordenada, santa y conmovedora. No nos apresuremos con ninguna parte; hagamos todo con reverencia y tratando de que deje una impresión duradera. Mantengamos a los niños sujetos y quietos, no sea que malogren la hermosura del suceso.

Cuando hayamos hecho lo mejor de nuestra parte para que este servicio sea el que el Cielo anhela, los ándeles estarán presentes y el Espíritu descenderá para rodear a cada alma.

Sobre el autor: Secretario de la Asociación Ministerial de la Unión Filipina del Norte.