Integración de la Escuela Sabática y los Grupos pequeños

Antes de tener nombre u organización formal, el Movimiento Adventista ya tenía una escuela: la Escuela Sabática.[1] Como corazón de la iglesia, la Escuela Sabática nació para llevar la sangre, es decir, las doctrinas bíblicas, a todos los rincones del organismo vivo y vibrante llamado Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Últimamente, las congregaciones necesitaron buscar formas de superar los desafíos que presentaron las limitaciones por la pandemia de la COVID-19. Así, aprendieron a realizar cultos fuera del templo, tener juntas de iglesia y reuniones por videoconferencia, y hacer evangelismo en el ámbito virtual. Nunca se habló tanto de oración y reavivamiento, nunca los miembros hicieron tantas vigilias espontáneas ni se preocuparon tanto por los hermanos, vecinos o amigos como ahora. Así, la formación espontánea de grupos online permitió que amigos e intercesores encontraran el cariño y la atención que solían recibir en la iglesia.

Esto, sin embargo, fue una contingencia. En el proceso gradual de retorno a la normalidad, algunas facilidades descubiertas en el período de la Pandemia permanecerán, pero, en general, la dinámica congregacional volverá a ser la misma. Por un lado, esto es bueno, pues rescatará el sentido de comunidad presencial, tan importante para la salud espiritual y emocional de los miembros. Por otro lado, esto trae preocupaciones, porque algunas cosas no estaban bien antes de la Pandemia, como, por ejemplo, la presencia en la Escuela Sabática y la formación de Grupos pequeños. El propósito de este texto es reflexionar brevemente acerca de estas estructuras y sobre cómo la integración entre ellas puede potenciar el cumplimiento de la misión de la iglesia.

Propósito de la Escuela Sabática

Los pequeños grupos informales que se reunían en los hogares fueron la marca del Adventismo en sus inicios. Este modelo de organización todavía se practica para diferentes actividades congregacionales, incluyendo la Escuela Sabática. Según el Manual de la iglesia, “la Escuela Sabática es el principal sistema de educación religiosa de la iglesia, y tiene cuatro propósitos: el estudio de las Escrituras, la confraternización, compartir la fe con la comunidad y dar énfasis a la misión mundial de la iglesia”.[2] Lamentablemente, esos cuatro pilares han logrado un desempeño por debajo de lo esperado. La tarjeta de registro de la Escuela Sabática es un primor de organización, pero el informe que se genera a partir de ella es motivo de preocupación.

Esta constatación no es inédita. En 1891, Elena de White escribió: “Nuestras Escuelas Sabáticas no son lo que el Señor quiere que sean, pues se depende demasiado de las formas y la maquinaria, mientras que el poder vivificador de Dios no se manifiesta para la conversión de las almas por las cuales Cristo murió. Si nuestras escuelas cumplen el propósito de su existencia, este estado de cosas tiene que cambiar”.[3]

¿Por qué sucede esto? Tal vez, porque no están cumpliendo su papel misionero. En general, las clases no funcionan como unidades evangelizadoras o como “grupos para servir”, ni se reúnen más allá de su programa habitual para tratar una propuesta evangelizadora, de beneficencia o social fuera de la iglesia.

Si no hay un retorno intencional a los objetivos iniciales de la Escuela Sabática, las clases continuarán siendo pequeños bloques de hermanos que se encuentran eventualmente dentro de la iglesia, en un programa sabático, de acuerdo con sus preferencias. Pueden, incluso, reunirse socialmente en otro lugar o momento, pero con pocas posibilidades de cumplir el propósito para el cual existen.

Durante la Pandemia, muchos miembros sintieron la falta de las clases de Escuela Sabática. Con el gradual retorno de las actividades, puede verse que el modelo de lección general está prevaleciendo. Sin embargo, ese no es el modo ideal de funcionamiento. No es didáctico ni lo recomienda la iglesia.[4] Entonces, ¿cómo reorganizar las clases de Escuela Sabática en unidades de acción, como está recomendado? ¿Cómo hacer para despertar el sentido de misión y hacerlo más importante que las conveniencias personales? El momento es propicio para reformar el funcionamiento de la Escuela Sabática y convertirla en un lugar de aprendizaje, interacción, testimonio y misión.

Rol de los Grupos pequeños

El fortalecimiento de la Escuela Sabática no debería opacar el rol escatológico de los Grupos pequeños. A pesar de los posibles errores que haya habido en un pasado reciente, en relación con su implantación, desarrollo y manutención, los Grupos pequeños tienen fundamentación bíblica, teológica e histórica.

Elena de White escribió: “Haya en cada iglesia grupos bien organizados de obreros que trabajen en el vecindario”.[5] “Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos”.[6] “Organícense nuestras iglesias en grupos para servir. Únanse diferentes personas para trabajar como pescadores de hombres”.[7]

Generalmente, los Grupos pequeños se reúnen una vez por semana y se forman a partir de relaciones de afinidad entre sus miembros. Otro punto que se destaca es el hecho de que sus participantes, la mayoría de las veces, consideran la proximidad geográfica para el establecimiento del Grupo pequeño, algo que facilita la evaluación de las posibilidades y las dificultades de su realización. Así organizados, los Grupos pequeños tienen “el propósito de evangelizar, hacer comunidad y discipular, con el objetivo de la multiplicación”,[8] funcionando “como un sistema vivo, a partir de una célula con capacidad de autorreproducción y multiplicación”.[9]

Debido a que la Escuela Sabática, en su modelo actual, no experimenta “las características de comunidad” del Nuevo Testamento, y “se ve obstaculizada por su limitación de tiempo de una hora [y veinte minutos], su propósito restringido de estudio bíblico cognitivo, y su lugar de reunión”,[10] es necesario pensar en la mejor manera de integrar lo que sucede dentro de la iglesia con lo que sucede fuera de ella.

En este sentido, si funcionaran de manera ideal, los Grupos pequeños estarían listos para cumplir el papel extraclase de la Escuela Sabática. Además, Elena de White no vio a la iglesia, al final de los tiempos, reunida en grandes congregaciones, sino en pequeños grupos.[11]

Unidades geográficas

Con frecuencia, la gente elige por afinidad su clase de Escuela Sabática. Esto, sin embargo, no ha sido suficiente para motivar y realizar reuniones con propósito fuera de la iglesia, en un encuentro semanal, como hacen los Grupos pequeños.

Al invitar u orientar a la gente a reunirse fuera del ambiente de la iglesia, como un Grupo pequeño, es necesario implementar algunos cuidados adicionales y específicos.

La transición de las unidades de acción a Grupos pequeños no es automática ni puede ser inmediata, porque, por lo general, no están listas para ese cambio. ¿Qué hacer para que este proceso sea exitoso y maximice los esfuerzos misioneros de la iglesia? A continuación, sugiero seis pasos.

1) Revitalizar la Escuela Sabática. Es necesario elevar los índices de frecuentación y estudio diario, fortalecer la clase de maestros y ofrecer diversos métodos de estudio de la lección.

2) Organizar unidades geográficas. Hay que motivar a los miembros que viven cerca a organizarse en grupos.

3) Estructurar las unidades de acción a partir de las unidades geográficas. Este paso es importante para que la transición de unidad de acción a Grupo pequeño sea suave y efectiva, pues las personas tienen dificultades para asistir a reuniones regulares en lugares lejanos a su hogar.

4) Motivar a las clases a reunirse fuera de la Escuela Sabática con propósitos misioneros. Organizadas con criterios geográficos, las unidades de acción deben reunirse semanalmente en algún lugar, generalmente una casa, para atender a los hermanos de iglesia y cumplir los objetivos evangelizadores propuestos para ella.

5) Promover reuniones de reavivamiento en los Grupos pequeños. Las unidades de acción no deben iniciar las reuniones en las casas como una clase bíblica o reunión de estudio bíblico. La preocupación inicial debe ser la mayor necesidad de la iglesia: la búsqueda del reavivamiento;[12] por el poder del Espíritu Santo, conforme Cristo recomendó a la iglesia apostólica (Hech. 1:8).

6) Elegir bien el material de estudio. El tipo de material utilizado en las reuniones es importantísimo para ayudar a la gente a aceptar el proyecto y sumarse.

Aunque los miembros estén motivados con la propuesta, es necesario aplicar estos preparativos recomendados.[13] Recuerda que cuando se cambia una planta de recipiente, siente el cambio, y esto también ocurre en el proceso de transición de la unidad de acción de la iglesia a las casas. El retorno pospandemia es una excelente oportunidad para organizar a la iglesia en unidades geográficas, facilitando la formación elaborada y festiva de las nuevas unidades de acción.

Este es un paso importante para integrar los encuentros de la unidad de acción y del Grupo pequeño, aprovechando las dos estructuras y fortaleciendo sus propósitos espirituales y misioneros. La unidad geográfica que se reúne en la nave de la iglesia, los sábados, como unidad de acción y, en las casas, otro día de la semana, como Grupo pequeño, es un sueño de la iglesia. ¡No renuncies a hacerlo realidad!

Nota: El autor pone a disposición materiales de apoyo en el sitio www.pequenosgrupos.com.br

Sobre el autor: pastor residente en Engenheiro Coelho, San Pablo, Brasil.


Referencias

[1] Manual de la Escuela Sabática (Silver Spring, MD: Departamento de Ministerio Personal/Escuela Sabática de la AG. Traducido-Adaptado por el departamento de Escuela Sabática de la DSA, 2006), p. 3.

[2] Manual de la iglesia (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), p. 93.

[3] Elena de White, Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática (Florida, Bs. As.: ACES, 2015), p. 148.

[4] Manual da Igreja, p. 99-102, 124.

[5] White, Servicio cristiano (Florida, Bs. As.: ACES, 2014), p. 92.

[6] White, Testimonios para la iglesia (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1998), t. 7, p. 24.

[7] Ibíd., p. 23.

[8] Umberto Moura, “Sucesso Garantido”, Ministério (mayo-junio de 1999), p. 24.

[9] Moura, Pequenos Grupos: Uma Fundamentação Bíblica, Teológica e Histórica (edición del autor, 2013), p. 20.

[10] William A. Beckham, A Segunda Reforma: A Igreja do Novo Testamento no Século XXI (Curitiba, PR: Ministério Igreja em Células, 2007), p. 79.

[11] White, Primeros escritos (Florida, Bs. As.: ACES, 2014), p. 308.

[12] White, Mensajes selectos (Florida, Bs. As.: ACES, 2015), t. 1, pp. 147, 148.

[13] Moura, Pequenos Grupos, pp. 133, 134.