I. La amistad de Abraham con Dios

A. El amigo de Dios

1. Fué llamado el amigo de Dios. (Sant. 2:23.)

2. Esta es la mejor de todas las alabanzas.

3. Una persona confía en su amigo. ¿Confiáis vosotros en Jesús?

B. Amigo de Dios para siempre (2 Crón. 20:7). A menudo las cartas terminan con expresiones como éstas: “Tu amigo por siempre.” “Tu amigo hasta la muerte.” Jesús es nuestro amigo hasta más allá de la muerte.

II. Tres posiciones que los hombres ocupan respecto de Jesús

A. Extraños

1. Muchos son extranjeros en su relación con Dios. (Efe. 2:12.)

2. No tienen a Dios, ni a Cristo, ni las promesas, ni la esperanza.

3. Son los más miserables de todos los hombres. (1 Cor. 15: 19.)

B. Conocidos

1. Dios invita a todos los hombres a que se amisten con él. (Job 22: 21.)

2. “Amístate ahora con él.” No esperé, que os presenten. Mañana podrá ser para siempre demasiado tarde, y eso puede significar la pérdida de vuestra alma. Cuanto antes lo conozcáis, mejor será.

3. Presentaos vosotros mismos. Es fácil amistarse con Jesús.

4. Algunos experimentan una amistad pasajera. No están en buenas relaciones con el mejor Amigo que hayan tenido los pecadores.

C. Amigos

1. Jesús dijo: “Os he llamado amigos.” (Juan 15:15.)

2. Somos amigos suyos si le obedecemos. (Juan 15:14.)

3. Todos necesitamos a este Amigo, y él quiere nuestra amistad.

4. Ha corrido gran riesgo al llamar amigos a algunos de nosotros.

5. Su admirable amor por nosotros quedó probado con su muerte.

III. Cuatro maneras de amistarse con Dios

A. Mediante el estudio de la Biblia

Si no comprendéis la Biblia, pedidle a su Autor que os la explique.

B. Mediante la oración

Habladle a Dios y esperad hasta que os conteste.

C. En el hogar

Encontrad un lugar secreto—vuestra habitación, el desván, el sótano—y pedidle que se encuentre con vosotros ahí.

D. En la iglesia

Encontraos con vuestros amigos y con vuestro Amigo en la iglesia. Dadle a Dios una oportunidad aquí, y no confiéis en la suerte en lo sucesivo.

IV. ¿No seréis amigos de Jesús ahora?

A. Está llamando a la puerta de vuestro corazón (Apoc. 3:20.)

B. Se detiene, llama, escucha, ama No lo desechéis.

C. Es un amigo más apegado que el hermano (Prov. 18:24.)

D. Llamó a Lázaro “nuestro amigo” (Juan 11:11.)

E. Yo hice amistad con él hace cincuenta años Ahora somos viejos amigos, amigos confidenciales. ¡Oh, qué gozo será encontrarme con él, cuando descienda en las nubes de gloria!

Sobre el autor: Pastor jubilado de la Asociación de la Unión Central.