Hay personas que no prestan atención al tiempo, creyendo que es accesible en todo momento. Algunos se olvidan de sus compromisos, otros llegan siempre tarde o nunca llegan.

Jamás hubo una época más difícil o desafiante. Este es el peor y el mejor momento. En él, enfrentamos las mayores adversidades y tenemos las mejores oportunidades. Ahora es el tiempo.

Hay personas que no prestan atención al tiempo, creyendo que es accesible en todo momento. Algunos se olvidan de sus compromisos, otros llegan siempre tarde o nunca llegan. Viven sobre la base del “mañana será otro día”. Cuando se le preguntó a Alejandro Magno acerca del secreto de sus conquistas, respondió: “Estar siempre a tiempo y no demorarme nunca”. De acuerdo con Cervantes, “cuando consideramos el tiempo de comenzar, a menudo es muy tarde para actuar”. Albert Einstein afirmó: “Cuando pienso en el futuro, siempre viene muy tarde”. Y Benjamín Franklin declaró: “La persona que vive dando buenas disculpas no sirve para ninguna otra cosa”.

– ¿Hay algún otro asunto para tratar en esta reunión? -preguntó el Dr. Rylan, al dirigir una comisión.

Desde el fondo de la sala, Guillermo Carey, joven de 25 años, dijo:

-La orden del Señor, de ir a predicar el evangelio a todo el mundo, ¿todavía es válida para nosotros hoy?

Ryland respondió:

-Siéntese, joven. Cuando Dios quiera convertir a los paganos, ¡lo hará sin su ayuda!

Carey obedeció, pero no dejó de pensar en la pregunta formulada. Volvió a su casa, estudió las Escrituras y leyó todo lo que pudo sobre otras naciones. Trazó un mapa del mundo y lo colgó en la pared de su taller de zapatero. Sobre ese mapa, escribía todos los datos relacionados con los habitantes de cada región. Cuanto más estudiaba, más se convencía de que llegaría el momento de llevar el evangelio al mundo.

En 1872, fue invitado a predicar, y escogió el texto de Isaías 54:2: “Ensancha el sitio de tu tienda”.

-El Señor nos llama a llevar las buenas nuevas de su gracia salvadora a las naciones paganas que todavía están en tinieblas -dijo Carey-. Debemos mirar más allá del círculo estrecho, hasta los rincones más distantes del mundo, donde hay millones de personas que todavía no escucharon el nombre de Cristo. No solo debemos esperar grandes cosas de Dios, ¡sino también debemos hacer grandes cosas para él!

Guillermo Carey fue enviado a la India, y allí permaneció cuarenta años y tradujo la Biblia a cuarenta dialectos.

Nuestro mundo globalizado actual está bajo un tsunami político, social y económico, de amplias y variadas consecuencias, con efectos devastadores, producido por mentes que pretenden evitarlo. Muchas ciudades, barrios, familias y personas necesitan ser alcanzados por el poder del evangelio. “Cada miembro debe ser un medio por el cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que el Salvador desee tanto como tener agentes que quieran representar al mundo su Espíritu y su carácter. No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador por medio de seres humanos. Todo el cielo está esperando a los hombres y a las mujeres por medio de los cuales pueda Dios revelar el poder del cristianismo” (Los hechos de los apóstoles, p. 479).

Víctor Hugo, escritor francés del siglo XIX, dijo que el futuro tiene muchos nombres: para los débiles, inalcanzable; para los temerosos, desconocido; para los valientes, oportunidad.

Ahora, tiempo de la mayor necesidad del mundo, es nuestra oportunidad. Ahora es el tiempo de integrarnos y comprometernos plenamente con la misión de la iglesia. Ahora es el tiempo de esperar grandes cosas de Dios y emprender grandes cosas para él, porque “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).

Un mensaje de esperanza, una publicación de esperanza, un evangelio de esperanza, un futuro con esperanza. Para eso, contamos contigo, seguros de que contamos con él. Ahora.

Sobre el autor: Secretario ministerial de la División Sudamericana.