Creo que la Iglesia Adventista debe formular una declaración que defina Justamente el alto valor de la vida

     EI aborto domina los encabezados de los periódicos como uno de los más controvertidos problemas en los Estados Unidos y otros países. La Suprema Corte de los Estados Unidos considera actualmente un desafío la decisión histórica Roe vs Wade tomada en 1973 que legalizó el aborto en este país (pero hasta el momento de escribir este artículo no se había tomado ninguna decisión). Mientras tanto, los protagonistas de ambos lados saturan el aire con airada retórica.

     Los cristianos también asumen posiciones apasionadas en ambos frentes. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no es inmune a estas presiones. Esta no ha hecho un pronunciamiento formal sobre el tema.[1] Pero, como anticipándose a la decisión de 1973 (la decisión Roe vs Wade de la Suprema Corte que legalizó el aborto) redactó en 1971 una declaración de cinco puntos semioficial para que sirviera de guía a los hospitales a fin de determinar cuándo es permisible el aborto. Sin embargo, la declaración número cinco, “Cuando por alguna razón los requerimientos de la vida humana funcional demandan el sacrificio del potencial humano de menor valor” era tan amplio que muchos sintieron que dejaba abierta la puerta para todo tipo de abortos.

     Desde entonces la Iglesia Adventista nombró una comisión para que formulase recomendaciones que respondieran a la cuestión del aborto. Esta formuló hace poco una declaración que fue presentada en el Concilio Anual de 1992. ¿Cuánta autoridad tiene esta declaración? Muchos creen que la iglesia no debería debatir este asunto y dejar que cada individuo decida por sí mismo al respecto. Otros sienten que uno de los papeles de las iglesias es ayudar a sus miembros y a la sociedad en la toma de decisiones sobre importantes asuntos morales.

     Algunas personas culpan a la Iglesia Católica por no tomar una posición definida contra Hitler y su pogrom contra los judíos. En el pasado las iglesias tomaron una posición definida contra la esclavitud y dejaron oír sus voces para producir importantes cambios sociales. ¿Qué debería hacer la Iglesia Adventista entonces?

Nuestra posición de no combatientes

     Quizá podemos aprender algo de la forma como ha manejado la iglesia las relaciones con el gobierno en cuanto a nuestra posición de no combatientes. El Concilio Anual de 1954 de la Asociación General tomó el siguiente acuerdo:

     “El cristianismo genuino se manifiesta en el desempeño de una buena ciudadanía y lealtad al gobierno civil. Cuando estalla una guerra entre los hombres este hecho no altera en ningún sentido la suprema lealtad de los cristianos a Dios, ni modifica su obligación de practicar sus creencias y poner a Dios en primer lugar.

     “La asociación con Dios a través de Jesucristo que vino a este mundo no a destruir las vidas de los hombres sino a salvarlas, hace que los Adventistas del Séptimo Día tomen una posición de no combatientes, siguiendo a su divino Maestro en el principio de no destruir la vida humana, sino rendir todo servicio posible en aras de su preservación. Al aceptar las obligaciones de la ciudadanía, así como sus beneficios, su lealtad al gobierno les obliga a servir al estado en cualquier posición que sea no combatiente, ya sea civil o militar, en la guerra o en la paz, con uniforme o sin él, lo cual contribuirá a salvar vidas, pidiendo solamente que puedan servir en aquellas posiciones que no violen las convicciones de su conciencia”.

     El voto de la iglesia no responde a una declaración de reglamento o posición rígida obligatoria para todos sus miembros. Lo que hizo fue declarar un principio guiador pero deja en libertad a los miembros individualmente para que tomen sus propias decisiones. La iglesia declara el ideal pero no disciplina a sus miembros si no viven a la altura de ese ideal.

     Creo que un término medio en el debate sobre el aborto seria propio como es el caso de nuestra posición de no combatientes.

El principio de la vida

     Un aspecto del debate sobre el aborto se discute muy rara vez. Generalmente perdemos tiempo en discusiones sobre el momento en que comienza la vida: y siendo que no hay unanimidad en este asunto nos negamos a tomar una posición definida sobre si es bueno o erróneo el aborto. Pero consideremos este punto. No mataríamos a un bebé prematuro en el momento en que nace, pero si todavía está en el vientre, entonces si puede quitársele la vida. ¿En qué sentido difiere el bebé una vez nacido comparado con lo que era minutos antes? Indudablemente que es tan dependiente ahora como lo era antes de nacer. Es posible que ahora se comunique con un llanto audible mientras que antes era un chillón silencioso, pero en esencia no es diferente.

     Por supuesto, es comprensible que la gente se pregunte acerca de la violación, el incesto, las anormalidades, las finanzas, la calidad de la vida, etc. Y no hay duda de que nuestro mundo pecaminoso nos plantea muchos dilemas. Pero los cristianos necesitan un punto donde anclar su fe y basar sus decisiones cuando surgen asuntos concernientes al comienzo o la terminación de la vida. Siendo que Dios es el único que puede dar vida nos corresponde a nosotros ser muy cuidadosos en cuán rápidamente podemos destruir esa vida.

     Por lo tanto, creo que la Iglesia Adventista debe formular una declaración que defina justamente el alto valor de la vida (por ejemplo, que el aborto sólo se justifica cuando la vida de la madre corre peligro), pero aclarando, por supuesto, las implicaciones de toda decisión y dejando a cada individuo la decisión de cómo practicar ese ideal. Piense en la vida antes de elegir.


Referencias:

[1]  Este artículo fue escrito antes de que la iglesia hiciera una declaración oficial de su posición en relación con el aborto. Lo publicamos porque contiene ideas que sitúan el problema del aborto en una perspectiva histórica y conceptual más clara.