Como creacionistas, ¿cuál es nuestro objetivo al escribir, dictar un seminario o predicar un sermón sobre una Creación literal? ¿Qué impresión queremos dejar? Un sermón puede exaltar a Jesucristo y generar en la audiencia el deseo de seguirlo o puede dejar la impresión de que tenemos desdén, e incluso animosidad, por aquellos que no están de acuerdo con nosotros.

Necesitamos ser cuidadosos y serios acerca de cómo lidiamos con este problema. Gran parte del material creacionista existente toma la posición de que la Evolución es solo una teoría sin sentido, que brinda a las personas una forma de evadir la verdad acerca de Dios. Tales creacionistas piensan que si los evolucionistas simplemente miraran la evidencia que es tan obvia para la cosmovisión creacionista eso sería suficiente para probar que el creacionismo es correcto. Por otro lado, muchos no comprenden o, incluso, desconocen la argumentación evolucionista. Además, usan las evidencias que encajan mejor con nuestras creencias creacionistas mientras que ignoran otras que resultan más difíciles de explicar desde la perspectiva creacionista.

En realidad, muchos científicos nunca han tenido la oportunidad de ver alternativas razonables a un proceso evolutivo materialista. Muchos científicos, aunque convencidos por la evidencia de la evolución, no están dispuestos a renunciar a Dios y/o están buscando algún significado en la vida. ¿Queremos atraer a estas personas hacia nosotros o expulsarlas?

Ciertamente, Dios desea darles una oportunidad justa para aprender que él tiene un mensaje de esperanza para todos y que es digno de su confianza. Estos científicos evolucionistas son personas que necesitan ser presentadas cuidadosamente e incluso con ternura a un Salvador, no rechazados por nuestras publicaciones o sermones estridentes.

Si estuvieras dando un sermón en una reunión de evangelización sobre cuál es el verdadero día de reposo, y algunos de tus oyentes fueran guardadores del domingo, ¿te burlarías de la celebración del domingo y harías comentarios sarcásticos sobre ellos? ¡Ciertamente, no! Debemos reconocer que esto tampoco es apropiado cuando se trata del tema de la Creación.

Cuando se presenta este tema públicamente o se discute en privado, es útil pensar en qué tipos de personas podría haber en la audiencia, o cómo se siente realmente la persona a la que se está hablando.

Podrían representar al menos tres tipos: (1) los que creen firmemente en el relato de la Creación de Génesis y no es probable que cambien de opinión; (2) los que definitivamente no creen en la Creación y tampoco es probable que cambien de opinión; (3) aquellos que están buscando, o al menos están abiertos, para ver esta pregunta de una manera nueva; o (4) aquellos que no saben cómo explicar la evidencia de los orígenes de la Tierra, pero están buscando un significado para la vida.

Siempre existe la posibilidad de que algunos en la audiencia estén en la tercera categoría; incluso si solo hay uno, nuestro sermón debe dirigirse a ese buscador. Cuando se presentó la oportunidad, Jesús se alegró de prestar atención personal a un solo buscador. Nuestro objetivo es llegar a ese buscador, no divertir o impresionar a los demás con nuestros ingeniosos comentarios sobre los evolucionistas.

Nos gusta pensar que podemos probar que la Biblia es correcta y probar que la Evolución es incorrecta. Bien intencionados como podamos ser, a veces presentamos este enfoque a nuestros jóvenes, muchos de los cuales asisten a universidades públicas donde los científicos difunden ante ellos una abrumadora variedad de datos que destruyen sus creencias creacionistas. Aquí, estos jóvenes creacionistas descubren que la Evolución no es una teoría estúpida, sino que puede apoyarse en una serie de pruebas que parecen convincentes, y muchos pierden la fe.

Cuánto mejor sería si les enseñáramos que los evolucionistas son personas inteligentes, con abundante evidencia para sus puntos de vista, pero que existen otras formas, mejores formas, de interpretar esa evidencia. Aunque tenemos buenas razones para nuestras creencias, no debemos subestimar la capacidad de los no creacionistas para hacer que nuestros puntos de vista parezcan convincentes.

Necesitamos la bendición de Dios de una manera especial al considerar cómo presentar este aspecto del evangelio. Nuestra oración y deseo es que todos trabajemos juntos para encontrar mejores maneras de alcanzar a las personas y acercarlas a Jesús.

Sobre el autor: editor asociado de Ministerio Adventista, edición ACES.