Roberto S. Folkenberg, presidente de la Asociación General, hizo una declaración con respecto a un reciente servicio de afirmación de tres mujeres pastoras realizado en la Iglesia de Silgo, Takoma Park.

Algunos miembros describieron dicho programa como un servicio de ordenación, y las noticias lo caracterizaron como un acto desafiante, a la luz del voto del Congreso de la Asociación General de no permitir a la División Norteamericana el derecho a decidir si las mujeres deben o no ser ordenadas al ministerio evangélico.

En sus declaraciones ante los dirigentes de la iglesia mundial, Folkenberg citó una declaración de Alfred C. McClure, presidente de la División Norteamericana, en el sentido de que los dirigentes de la iglesia de esa división se han comprometido a apoyar la decisión tomada por la iglesia mundial y a instar a todos los pastores y dirigentes a hacer lo mismo. McClure dijo que “nuestra eclesiología con respecto a la ordenación no ha cambiado, y las iglesias locales no tienen autoridad para ordenar”.

Al referirse a la respuesta del máximo dirigente de la DN respecto del servicio de afirmación en la Iglesia de Sligo, Folkenberg dijo: “Quiero reconocer que los dirigentes de la DN han manejado este asunto en una forma muy cuidadosa”.

El presidente de la Asociación General resaltó, además, que el impacto del servicio se limitó a las congregaciones locales. Sin embargo, comentó: “Es cierto que hay quienes lo llamaron de otra manera. Es cierto que la portada del programa distribuido lo llamaba de otra manera. Es verdad que ciertos dirigentes de la iglesia declararon públicamente que era una ordenación al ministerio evangélico. Sin embargo, ninguna de esas declaraciones lo convierte en una ordenación para la iglesia mundial”.

Folkenberg también expresó su tristeza por la falsa representación de dicho servicio y por las cartas que han circulado y los anuncios de los medios masivos de comunicación que definieron dicho servicio como un acto desafiante.

Instó a los dirigentes de la junta a orar, apoyar, afirmar, y alentar a los dirigentes de la DN que han mostrado un apoyo sin reservas a la iglesia mundial.

Los presidentes de las uniones de la División Norteamericana apoyan a las mujeres en el ministerio

En respuesta al voto del congreso de la Asociación General de no permitir a las divisiones el derecho de decidir el asunto de ordenar a las mujeres para el ministerio, los presidentes de las uniones de la División Norteamericana han formulado una declaración.

Ellos elaboraron por lo menos seis borradores de dicha declaración durante varias reuniones, sin que participara ningún miembro del personal de la división. La declaración tiene la aprobación unánime de los presidentes de las uniones y fue dada a conocer el 13 de octubre en las reuniones de fin de año de la División Norteamericana. Esta es la declaración completa.

Una declaración de compromiso con las mujeres en el ministerio evangélico de parte de los presidentes de las uniones de la División Norteamericana:

Siendo que creemos que Dios llama tanto a hombres como a mujeres al ministerio evangélico, quedamos chasqueados por el voto de la Asociación General en Utrecht, Holanda, en el que se niega la ordenación de las mujeres. Aunque seguimos siendo leales a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, todavía creemos firmemente que la ordenación de la mujer es correcta desde el punto de vista bíblico.

Apreciamos el liderazgo del pastor A. C. McClure, nuestro presidente, manifestado en Utrecht al presentar la solicitud de la división de que la decisión de ordenar a las mujeres se hiciera regionalmente por las diversas divisiones del mundo. Estamos muy contentos porque el pastor A. C. McClure ya ha tomado medidas para establecer una comisión presidencial en cuanto a las mujeres en el ministerio para hallar formas de validar nuestro compromiso con ellas.

Por lo tanto, en apoyo al trabajo de esa comisión y nuestro deseo de llegar a una total igualdad de hombres y mujeres en el ministerio, solicitamos que se tomen las siguientes medidas a las cuales expresamos nuestro vigoroso apoyo:

1. Autorizar la total Igualdad en la práctica del ministerio:

Conceder a mujeres y hombres completa igualdad en la práctica del ministerio, eliminando todos los reglamentos donde la ordenación sea un prerrequisito y/o los hombres y las mujeres son tratados en forma diferente, incluyendo la autoridad para:

A. Desempeñar cualquier cargo, incluyendo el de ser presidente de asociación, de unión, de división y de la Asociación General;

B. Ordenar a ancianos locales y diáconos.

C. Organizar y disolver iglesias;

D. Realizar funciones pastorales fuera de su propio distrito.

2. Fortalecer la Comisión para el Servicio: Alentamos el fortalecimiento de la actual Comisión para el Servicio como una afirmación pública de las mujeres que son apartadas para la vida en el ministerio.

3. Incrementar el rol de la mujer en la Iglesia. Creemos que debemos dar pasos definidos para incrementar la presencia y participación de las mujeres en el ministerio:

A. Animando a las asociaciones para que llamen a más mujeres para el ministerio pastoral.

B. Reclutando mujeres para un liderazgo más amplio y para ocupar puestos oficiales en todos los niveles de la iglesia.

4. Definir mejor nuestra teología de la ordenación: Solicitamos que la Asociación General inicie un proceso de estudio para definir mejor nuestra comprensión de la ordenación de modo que refleje más completamente la teología bíblica y la misión adventista. Necesitamos confiar en que nuestra práctica de la ordenación al ministerio está fundada en la Palabra de Dios y no en la historia de la iglesia. El diálogo en Utrecht con respecto a la ordenación de la mujer demostró la necesidad que tiene la iglesia de incrementar la comprensión y aplicación de los principios básicos de la hermenéutica bíblica que tienen sus miembros.

Si bien apoyamos el voto de Utrecht, también nos comprometemos a alcanzar el objetivo de la ordenación de la mujer. Creemos que el mismo Espíritu Santo que llama, dirige y bendice a las mujeres en el ministerio pastoral, está llamando también a la iglesia entera a acrecentar su fidelidad en su afirmación y validación de las mujeres en el ministerio evangélico. Pedimos a todos los hermanos y hermanas de la División Norteamericana que se unan activamente y con oración en el logro de este objetivo. Seamos un “sacerdocio de todos los creyentes” en la proclamación unida de las buenas nuevas de que Jesús viene pronto.

Presidentes de las uniones de la División Norteamericana.