El tiempo desafiante en que vivimos exige un ministerio cada vez más preparado. Con ese fin, la Asociación Ministerial sudamericana de la Iglesia Adventista ha invertido en el proceso de competencias ministeriales. Luego de un cuidadoso período de diagnóstico de demandas pastorales, análisis y desarrollo de competencias, el proceso comenzó a implementarse paulatinamente en 2021. En algunos lugares de la División Sudamericana ya se comienzan a recoger los primeros resultados de la propuesta.

En esta entrevista, el pastor Fabiano Capletti presenta su experiencia con las competencias ministeriales. Nacido en Catanduva, San Pablo, Brasil, estudió Teología en el Colegio Adventista de Bahía y está en el ministerio desde hace doce años. Durante este período se desempeñó como pastor de distrito en el Estado de Alagoas, fue director de Jóvenes en los Estados de Piauí y Ceará, y dirigió el Instituto Adventista Pernambucano. Actualmente es pastor del distrito de Aldeota, en Fortaleza, Ceará, Brasil. Hace doce años que está casado con la administradora Vilalândia Capletti.

¿Cómo recibiste la propuesta de competencias ministeriales?

Al principio recibí la propuesta con cierta aprensión, pues imaginaba que sería otra forma de evaluación convencional. Pero, cuando se me explicó con más detalle, sentí que tendríamos la oportunidad de ampliar el desarrollo personal de manera sistémica y crecer en el ejercicio del ministerio.

¿Qué te ha llamado la atención en el proceso de implementación?

Cada una de las fases se construyó con mucho diálogo, participación de los pastores y el acompañamiento de la Asociación. La seguridad mostrada por la Administración de la Asociación sobre las competencias ministeriales y la apertura al diálogo abierto con los pastores hicieron que el proceso fuera significativo para mí.

El primer contacto tuvo lugar en un Consejo pastoral, en el que se presentó la idea general. Luego, cada pequeño grupo de pastores (PGP) estudió una de las cinco competencias ministeriales y sus indicadores, con el fin de ampliar la visión. Se realizó una reunión general vía Internet para que cada PGP pudiera presentar al grupo las impresiones obtenidas del estudio en profundidad de cada competencia. En este punto, ya podía ver en mi ministerio los grandes beneficios estructurales y espirituales de trabajar teniendo en cuenta el desarrollo de competencias.

Posteriormente, se llevó a cabo otra reunión. Esta vez, cada pastor realizó su autoevaluación sobre la base de las competencias ministeriales que ya había estudiado. Además, la Asociación promovió una formación que involucró a los líderes de las iglesias del Estado; y poco después, la evaluación en todos los distritos pastorales de Ceará.

El paso posterior fue el verdadero divisor de aguas. Tuve la oportunidad de conocer cómo me había evaluado la iglesia en cada una de las competencias y compararlo con mi autoevaluación. En una conversación muy tranquila con el secretario ministerial, repasamos cada punto de la investigación. La forma en que se llevó a cabo el proceso me hizo sentir escuchado, comprendido y apoyado por la iglesia. No estamos hablando aquí de un método de evaluaciones realizadas “por decreto”; estamos ante un método de evaluación que permite un crecimiento real hacia la excelencia ministerial.

Otro aspecto que debo destacar fue el proyecto Imersión MAIS, realizado por la Asociación. En esta inmersión, se amplió mi visión de la autogestión.

¿Qué es Inmersión MAIS?

MAIS es el acrónimo de Método de Autodesarrollo Integral Sistémico. Se realizó en Fortaleza, en un congreso multidisciplinario para todos los pastores de la Asociación, con el objetivo de sumergirse en temas que involucran los aspectos espirituales y funcionales del trabajo pastoral.

Con la inmersión MAIS, tuve la oportunidad de reflexionar más sobre cuatro dimensiones que ampliaron mi visión de mi desarrollo personal y espiritual; también sobre el poder de influencia que puedo ejercer sobre la vida de quienes me rodean.

En la dimensión espiritual, crecí en mi comprensión de la adoración, la espiritualidad, el liderazgo de servicio y la inteligencia financiera; en la dimensión física, en cuanto al cuidado de la salud y la búsqueda del desarrollo personal; en la dimensión psicológica, con relación a las convicciones personales, la mentalidad discipular y la inteligencia emocional; y finalmente, en la dimensión social, sobre la familia y la inteligencia social.

¿Cómo te han ayudado las competencias ministeriales a cumplir mejor con tu ministerio?

Mi relación con Dios se volvió más íntima cuando decidí establecer tiempos fijos para buscar al Espíritu Santo y para la oración intercesora. Como resultado, mi experiencia espiritual ha sido más enriquecedora. En consecuencia, mi ministerio también ha crecido. Establecí metas más claras para el desarrollo personal, y esto ya se refleja en el contenido de mis sermones y mis conferencias, y en el servicio brindado a la iglesia durante las visitas pastorales. Además, destaco la influencia en la realización de la planificación participativa y el compromiso de la iglesia con la misión, pues reafirmo con acciones el propósito de restaurar vidas.

¿Qué consejo darías a los compañeros ministros a los que se les presenta esta propuesta?

En primer lugar, conocer bien la propuesta de competencias ministeriales antes de sacar conclusiones. Estudiar el tema con sus compañeros pastores, reflexionar y hacer preguntas. Es importante decidirse por el crecimiento espiritual y personal. Tu influencia se extenderá, y contagiará también a tu esposa, tus hijos y la iglesia. A medida que percibas crecimientos, toma la decisión de servir. ¡Hay un gran poder en el liderazgo de servicio! Recuerda también que el crecimiento es un proceso continuo de aprendizaje, experiencia, seguimiento y evaluación. Así, las retroalimentaciones no son críticas, sino habilitaciones para transitar el camino de la excelencia. Participa en todo el proceso con la idea de que tú serás el mayor beneficiario, ¡y seguramente sucederá!