El impacto de las decisiones textuales en la comprensión bíblica

El uso del Textus Receptus en la traducción del Nuevo Testamento es un tema que ha sido –y probablemente seguirá siendo– objeto de debate. En algunas ocasiones, los defensores del Textus Receptus rechazan cualquier versión bíblica que no se base en él, criticando en particular las traducciones basadas en el llamado Texto Crítico. El objetivo de este artículo, sin embargo, no es criticar el Textus Receptus, sino señalar que Elena de White utilizó una versión específica del Nuevo Testamento basada en el Texto Crítico, y no en el Textus Receptus.

El Textus Receptus

No está mal admitir que los manuscritos originales de la Biblia, técnicamente conocidos como autógrafos, han desaparecido. Hoy, por tanto, solo tenemos acceso a copias. La crítica textual es la ciencia dedicada a determinar cuál de estas copias se acerca más al texto original. El análisis de estos documentos revela la presencia de “variantes textuales”, término utilizado para referirse a las diferencias entre manuscritos. Es importante subrayar que ninguna de estas discrepancias afecta negativamente a la comprensión doctrinal de las Escrituras. Sin embargo, su existencia es innegable. Algunas versiones modernas de la Biblia indican estas variantes mediante notas o inclusiones entre paréntesis, sobre todo en el Nuevo Testamento, como habrá observado cualquier lector atento de la Biblia.

Uno de los primeros en intentar crear una versión unificada de los manuscritos disponibles fue Erasmo de Rotterdam, que en 1516 publicó el primer Nuevo Testamento en griego.

Tras su muerte, la obra de Erasmo sufrió varias revisiones y modificaciones por parte de distintos biblistas. Sin embargo, la versión más conocida es la de 1633. En el prefacio de esta edición se añadió la frase en latín “Textum ergo habes, nunc ab omnibus receptum”, que significa ‘Tienes, entonces, el texto ahora recibido por todos’. Cabe señalar que la primera y la última palabra de esta frase conforman lo que hoy llamamos el Textus Receptus. Así, el texto recopilado por Erasmo acabó convirtiéndose, con el tiempo, en el llamado “Texto Recibido”, que muchos siguen considerando hoy la mejor versión griega del Nuevo Testamento.[1]

Entre los siglos XVI y XIX d. C., con el descubrimiento de manuscritos griegos del Nuevo Testamento que presentaban variaciones textuales en relación con el Textus Receptus, diversos eruditos comenzaron a producir sus propias ediciones textuales. Entre los biblistas más reconocidos figuran B. F. Wescott y F. J. A. Hort, que en 1881 publicaron el primer Texto Crítico del Nuevo Testamento, obra que ejerció una gran influencia en el desarrollo de la crítica textual moderna.

En la actualidad, las dos ediciones más reconocidas del Texto Crítico son la 28ª edición de Nestle-Aland (NA28) y la 5ª edición de la versión publicada por las Sociedades Bíblicas Unidas (UBS5). Aunque difieren en la forma de presentar las variantes en el aparato crítico, ambas comparten el mismo texto griego y se basan en más de cinco mil manuscritos que aún existen en la actualidad. Estos dos textos críticos son ampliamente utilizados por numerosas comisiones de traducción y sirven de base para versiones modernas de la Biblia, como la Nueva Versión Internacional.

La Revised Version y la American Revised Version

Las versiones que, con el tiempo, dieron lugar al Textus Receptus sirvieron de base para la traducción de la Biblia al portugués realizada por João Ferreira de Almeida en 1681, así como para la traducción al inglés de la reconocida King James Bible (1611). A su vez, la versión al español realizada por Casiodoro de Reina en 1569, también se basó en el Textus Receptus.[2]

En 1870 comenzó en Inglaterra el proceso de revisión de la King James Bible. Entre los eruditos británicos que participaron en la nueva edición se encontraban B. F. Wescott y F. J. A. Hort, que presentaron al comité copias de lo que más tarde se convertiría en el Nuevo Testamento Crítico, que lanzaron oficialmente en 1881. Ese mismo año se publicó en Inglaterra la revisión del Nuevo Testamento en la versión King James, titulada Revised Version [Versión revisada]. Más tarde, en 1901, se publicó en Estados Unidos la American Revised Version [Versión revisada norteamericana], una edición que difiere de su homóloga británica principalmente en el estilo del lenguaje, más adaptado al uso estadounidense.[3]

Las diferencias entre la King James y la Revised Version (así como su equivalente estadounidense) se deben principalmente a la modernización del lenguaje, que hizo el texto más accesible a los lectores de la época, aunque también hay diferencias significativas entre ambas en el campo de la crítica textual. Entre ambas se observa la ausencia de algunos versículos, así como la modificación textual de ciertos pasajes. Por ejemplo, a diferencia de la King James, la Revised Version excluye Mateo 17:21, junto con otros pasajes bíblicos (como Mat. 18:11; 23:14; Mar. 7:16). Desde el punto de vista de la crítica textual moderna, se cree que este versículo fue incluido durante el proceso de transmisión del texto del Nuevo Testamento por un escriba que pretendía armonizarlo con el pasaje paralelo de Marcos 9:29, en el que está presente.[4] Este ejemplo pone de manifiesto no solo la disparidad entre el Textus Receptus y el Texto Crítico, sino también las diferencias que, en la práctica, se dan entre las distintas versiones inglesas de la Biblia.

Elena de White y el uso de la Revised Version

Antes de la publicación de la Revised Version en 1881, Elena de White utilizaba la King James Bible en sus escritos. Sin embargo, después de esa fecha, comenzó a utilizar ocasionalmente la nueva edición, adoptando también la American Revised Version a partir de 1901. Es importante destacar que Elena de White nunca dejó de utilizar la King James;[5] lo que sí hizo fue incluir nuevas versiones en sus escritos, probablemente con el objetivo de comunicar sus mensajes de forma más clara y eficaz, especialmente cuando el lenguaje de la King James no transmitía con precisión el significado deseado.[6]

La tendencia a favorecer otras versiones en detrimento de la King James queda patente en la preferencia que mostró Elena de White, en varias de sus publicaciones, por la Revised Version y la American Revised Version.[7] El aspecto más relevante, en este contexto, es que algunas de las referencias hechas por Elena de White ponen de manifiesto discrepancias textuales entre la Revised Version y la King James. Tres ejemplos sirven para ilustrarlo.

Filipenses 4:13

En varias ocasiones, Elena de White hace referencia a Filipenses 4:13. La mayoría de las veces, utiliza la King James al citar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” [“I can do all things through Christ which strengtheneth me”].[8] Sin embargo,  en el libro Ministry of Healing [Ministerio de curación], alude al texto utilizando las palabras de la Revised Version: “Todo lo puedo en Aquel que me fortalece” [“I can do all things in him that strengtheneth me”].[9]

En la Revised Version, el nombre “Cristo” no aparece. La divergencia se debe a la ausencia de esta palabra en el Texto Crítico, utilizado por la Revised Version, en contraste con su presencia en el Textus Receptus. Esto indica que Elena de White no tuvo ninguna dificultad en utilizar una versión que no solo se distanciaba del Textus Receptus, sino que además omitía uno de los títulos por los que se reconoce a Jesús.

1 Pedro 4:8

En su obra Education [La educación] de 1903, Elena de White cita parte de 1 Pedro 4:8 utilizando la Revised Version.[10] La King James traduce el versículo así: “la caridad cubrirá la multitud de pecados” (“charity shall cover the multitude of sins”). En cambio, la Revised Version lo traduce así: “el amor cubre una multitud de pecados” (“love covereth a multitude of sins”). Es evidente que ambas versiones presentan discrepancias en la conjugación del verbo “cubrir”: la King James proyecta el acontecimiento hacia el futuro, mientras que la Revised Version lo sitúa en el presente.

Es esencial destacar que las diferencias entre las dos versiones se derivan del uso del Textus Receptus en la King James, en contraste con el Texto Crítico utilizado en la Revised Version. Según el Textus Receptus, el verbo utilizado por Pedro es kalýpsei (cubrirá), mientras que en el Texto Crítico es kalýptei (cubre). El aspecto destacable en este caso es que Elena de White, al introducir 1 Pedro 4:8, utiliza el término “caridad”, tal como aparece en la King James, en lugar de “amor”, utilizado por la Revised Version.[11] Esto indica que utilizó elementos de ambas versiones simultáneamente, eligiendo citar el contenido de la que no se basaba en el Textus Receptus.

Marcos 9:43-45

En Marcos 9:43 y 45, Jesús utiliza una metáfora para enfatizar la gravedad del pecado. Declara que es mejor que te amputen los pies y las manos a que te arrojen al Gehena. En el versículo 44, la King James incluye un mensaje adicional atribuido a Jesús: “Donde su gusano no muere y el fuego no se apaga” (“Where their worm dieth not, and the fire is not quenched”). Aunque la Revised Version conserva los versículos 43 y 45, omite el 44.

La diferencia entre las dos versiones radica en la inclusión del versículo 44 en el Textus Receptus y su exclusión en el Texto Crítico. Para los redactores del Texto Crítico, la omisión se justifica por la ausencia del versículo en manuscritos importantes, lo que sugiere la posibilidad de que fuera añadido posteriormente por un copista, basándose en el versículo 48, donde de hecho está presente este pasaje.[12]

Elena de White se refiere a Marcos 9:43-45 solo en dos

de sus obras: El Deseado de todas las gentes (1898)[13] y Los Hechos de los Apóstoles (1911).[14] En ambas, cita exclusivamente de la Revised Version, no de la King James, lo que resulta en la exclusión del versículo 44. Esto sugiere que Elena de White no tuvo dificultad en citar deliberadamente una versión que no se basaba en el Textus Receptus y que, además, omitía un versículo completo del Nuevo Testamento.

Conclusión

No hay pruebas de que Elena de White condenara o demonizara ninguna traducción, como la Revised Version, por no basarse en el Textus Receptus. Al contrario, hay pruebas de que Elena de White consultó y utilizó ocasionalmente la Revised Version, recurriendo a ella incluso cuando se omitían o modificaban palabras, o incluso cuando se suprimían versículos enteros. Esto indica que, desde un punto de vista adventista, quienes defienden la superioridad del Textus Receptus no deberían censurar en modo alguno a quienes utilizan versiones basadas en el Texto Crítico.

Sobre el autor: Doctor en Teología y profesor de Nuevo Testamento en la UNASP


Referencias

[1] Por más información sobre el origen del Textus Receptus, ver Bruce M. Metzger y Bart D. Erhman, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and Restoration (Oxford University Press, 2005), pp. 137-196.

[2] Vilson Scholz, “Bíblia de Almeida: Sua Origem, as Revisões e os Princípios Envolvidos”, en Fórum de Ciências Bíblicas 1: 1600 Anos da Primeira Grande Tradução Ocidental da Bíblia – Jerônimo e a Tradução da Vulgata Latina (Sociedade Bíblica do Brasil, 2013), p. 10.

[3] Por más información sobre el origen y la base textual de la King James Bible y la American Revised Version, ver Bruce M. Metzger, The Bible in Translation: Ancient and English Versions (Baker Academic, 2001), pp. 70-104.

[4] Bruce Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (United Bible Societies, 2000), p. 35.

[5] Arthur L. White, “Mrs. White and Revised Versions: What was Mrs. E. G. White’s Counsel and Practice with Reference to the use of the Various Versions of the Bible?”, Ministry 4 (1947), pp. 17, 18.

[6] A modo de ilustración, en las citas que ella hizo del Antiguo Testamento en el libro Ministerio de curación (1905), Elena de White utilizó en dos ocasiones la traducción del rabino Isaac Leeser y en cuatro ocasiones la versión del profesor Goerge Noyes. Ver Elena de White, The Ministry of Healing (Review and Herald, 1905), pp. 158, 182, 251, 286, 406.

[7] Por ejemplo, por citas extraídas de la American Revised Version, ver Elena de White, Thoughts from the Mount of Blessing (Review & Herald, 1896), p. 37; The Great Controversy Between Christ and Satan: The Conflict of the Ages in the Christian Dispensation (Review & Herald, 1911), pp. 269, 287, 541; The Ministry of Healing, pp. 35, 72, 74, 102, 103, 107, 157, 166, 167, 174, 188.

[8] Elena de White, Testimonies for the Church (Pacific Press, 1902), t. 7, p. 39; Testimonies for the Church (Pacific Press, 1909), t. 9, p. 152.

[9] White, The Ministry of Healing, p. 516.

[10] Elena de White, Education (Pacific Press, 1903), p. 114.

[11] Ver Elena de White, La educación (ACES, 2009), p. 114: “Los instrumentos del amor tienen poder maravilloso porque son divinos. La respuesta suave que ‘quita la ira’ (Prov. 15:1); el amor que ‘es sufrido’ y ‘es benigno’ (1 Cor. 13:4); el amor que ‘cubrirá multitud de pecados’ (1 Ped. 4:8)”.

[12] Ver Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament, p. 86.

[13] Elena de White, The Desire of Ages (Review and Herald, 1898), p. 438.

[14] Elena de White, The Acts of the Apostles in the Proclamation of the Gospel of Jesus Christ (Pacific Press, 1911), p. 312.