A lo largo de su ministerio, el peruano Alejandro Bullón pastoreó iglesias, lideró a jóvenes, se desempeñó como secretario ministerial y se convirtió en uno de los evangelistas más conocidos del mundo. Incluso después de jubilarse, el ex presentador del programa Escrito Está continúa predicando ante multitudes en diferentes países, tanto de forma presencial como a distancia. Es autor de más de 50 libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas. Actualmente, el pastor Bullón, que vive en Brasilia, también desarrolla, en colaboración con sus hijos, un significativo ministerio en las redes sociales, donde llega a miles de personas, que siguen sus mensajes en video. A través de sermones, libros y películas, el pastor Bullón se convirtió en una figura muy influyente, pero siempre mantuvo un perfil bajo y evitó ser visto como una “celebridad”. En esta entrevista proporciona importantes consejos y reflexiones para una relación sana entre los pastores y los medios de comunicación.

Te has convertido en un ícono del televangelismo. ¿Cómo empezó tu carrera en la televisión?

No sé si la palabra televangelismo es la más apropiada. Si es así, nunca soñé ni pensé en convertirme en un ícono de nada. Simplemente entré al ministerio para servir. Para mí fue un privilegio ser pastor y en todos los lugares donde trabajé, traté de hacer lo mejor que pude, poniendo mi vida en las manos de Dios. Estoy seguro de que fue el Señor quien dirigió mi ministerio. Me llevó adonde sería más útil en su obra. En cuanto a la televisión, comencé con el ministerio Escrito Está. Era una experiencia nueva en Brasil y, en ese momento, la iglesia, por alguna razón que nunca entendí, pensó que yo sería la persona más adecuada. En ese momento yo era secretario ministerial de la División Sudamericana y acepté el desafío, yendo más allá de mis responsabilidades. La experiencia fue interesante. Mucha gente conoció el evangelio a través del programa Escrito Está, que en su momento se transmitía en portugués por TV Bandeirantes y luego por TV Manchete. Nunca perdemos al confiar en los planes de Dios, que se expresan a través de las decisiones administrativas de la iglesia.

Cuando un pastor gana popularidad, ¿a qué riesgos se enfrenta?

La popularidad es un arma del enemigo muy peligrosa, contra la que el pastor debe estar preparado. A la naturaleza humana le gusta brillar y ser reconocida. ¿A quién no le gustaría que le pidieran que se tomara fotos con todos y firmara autógrafos? Sin embargo, el pastor debe ser consciente de que ese no es su lugar. Para mí no ha sido fácil hacer que la gente entienda mi actitud de evitar la atención pública. Muchos no entienden mi forma de proceder, pero el camino que elegí para no alimentar la “humanolatría” ha sido saludable y me ha impedido considerarme más importante de lo que realmente soy. Por naturaleza soy introvertido y disfruto mucho pasar tiempo a solas, reflexionando y meditando. Este tiempo con Dios ha sido vital para mi vida y mi ministerio.

¿Se ha reflejado la cultura de las celebridades en el ministerio pastoral actual?

Es inevitable. El mundo fabrica celebridades de plástico y esta cultura se refleja en la iglesia de una manera u otra. ¿Cuánto tiempo pasa un cristiano en la iglesia en comparación con el tiempo que pasa afuera, bajo la presión de la cultura de las celebridades? Por otro lado, el pastor se enfrenta a una terrible indecisión: no sabe si ceder a las expectativas del público o evitar la tentación de caer en las garras de la popularidad. ¿Qué hacer? Cada uno debe decidir por sí mismo. Yo elegí un camino y a veces me siento triste por no agradar a todos.

Tienes miles de seguidores en tus canales de YouTube e Instagram. ¿Cómo ha sido la relación con este público?

En primer lugar, hoy estoy en los medios no por iniciativa propia, sino por consejo de mis hijos, que creen que esta es la mejor manera de llegar a personas en todo el mundo. Seguí sus consejos y nunca imaginé que llegaríamos adonde estamos. Dos millones de seguidores para un canal religioso es algo muy difícil de conseguir. Creo que Dios está usando este instrumento para seguir predicando el evangelio a pesar de mi edad y dificultades de salud. Puedo ver los resultados en diferentes lugares. Un día, durante un vuelo, un sacerdote se me acercó, me agradeció por los mensajes y, conmovido, me contó las terribles luchas que enfrenta en su corazón con las verdades bíblicas. Me impresionó escucharlo decir que él nunca había escuchado un sermón evangélico porque pensaba que los evangélicos eran agresivos con su iglesia. Sin embargo, un día, mientras buscaba información sobre María, la madre de Jesús, encontró un sermón mío en el que la trataba con respeto y reverencia. Este fue el punto de partida de nuevos descubrimientos en su vida.

Ya sea predicando en estadios, evangelizando a través de cámaras y micrófonos, escribiendo libros o guionando películas, tu énfasis siempre ha sido cristocéntrico. En un mundo virtual tan personalista, ¿es este el secreto para no perder de vista el propósito de la misión?

Cristo es la fuente de vida plena. Estando en Jesús, todas las aspiraciones humanas se hacen realidad. Él es el principio, el medio y el fin de la vida cristiana. Por tanto, buscar a Jesús y vivir con él lo es todo. En el segundo año de mi ministerio, tuve mi encuentro personal con Cristo. El libro El camino a Cristo fue la clave para este cambio. Desde ese día, él ha sido el centro de mi vida y de mi mensaje. La gente que llena los estadios y busca mis mensajes en Internet, en realidad, no busca predicadores, sino a Jesús. Es una pena que a veces nosotros, los predicadores, nos preocupemos más por llamar la atención con técnicas y métodos humanos, y nos olvidemos de Cristo.

¿Cómo pueden los pastores utilizar más eficazmente los medios de comunicación para pastorear el rebaño y hacer nuevos discípulos de Cristo?

Las redes sociales se han convertido en una fuerza innegable en la vida de las personas hoy en día. Nos conectan con personas e ideas de todo el mundo y dan forma a opiniones, a comportamientos y a la sociedad en su conjunto. El poder de las redes sociales es incuestionable. Desde tendencias virales hasta movimientos políticos, las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos e interactuamos. Las redes sociales moldean la cultura moderna. Considerando que los tiempos han cambiado y que la mayoría de la humanidad hoy vive conectada a dispositivos móviles, el pastor enfrenta el desafío de utilizar estos instrumentos para predicar el evangelio de manera eficiente y comunicativa. Sin embargo, no debe olvidar que su primera responsabilidad es cuidar de su iglesia local, llevándola a comprometerse con la misión y prepararse para el encuentro con Cristo.

¿Qué consejo le gustaría dar a los pastores?

No busques ser “famoso”. Sirve a tu iglesia con humildad. Coloca todo tu ser en el altar del servicio y dedícate al ministerio hasta tu último aliento. Utiliza las redes sociales y la tecnología necesaria para comunicar el evangelio, pero recuerda que, en el fondo, la gente no busca entretenimiento. Es cierto que se reirán si les cuentas un incidente gracioso, pero, en el fondo, buscan soluciones sólidas que llenen el vacío existencial. Y no hay nada más sólido y concreto que Jesús.