Texto: Juan 4:23, 24

I. Los verdaderos adoradores rinden culto a Dios en espíritu y en verdad. (Juan 4:23. 24; Fil. 3:3; Exo. 34:14.)

A. El culto es la devoción del corazón a Dios. (Sal. 45:11; 27:8.) El culto verdadero es un fruto del Espíritu divino. (“E1 Deseado de Todas las Gentes,” pág. 157.)

B. El culto es la expresión más íntima de una entrega completa a Dios. (Mat. 22:37.)

1. “Es la emoción del alma que rinde culto aceptable a Dios.”—”Lee’s Theology” (1871), pág. 363.

2. Es un acto inteligente de la voluntad y el entendimiento, ejecutado con entera sinceridad de la mente. (Isa. 1:18; Rom. 12:1, 2.)

3. Es la concentración de todos los afectos del corazón sobre Dios, con adoración reverente y gozosa alabanza. (Sal. 9:1; Col 3:2.)

C. El culto consiste en un compañerismo espiritual y salvador con Dios; es la presentación de sí mismo como un sacrificio a Dios, en respuesta al gran sacrificio hecho por Dios en bien del hombre. (Efe. 5:2; Rom. 12:12; 1 Ped. 2:5.) Todos los que adoran a Dios en espíritu:

1. “Nos gloriamos en Cristo Jesús.” (Fil. 3:3.)

2. “No teniendo confianza en la carne.” (Fil. 3:3.)

3. Necesitan limpiarse del pecado. (Heb. 10:2, 12-14.)

4. El culto verdadero consiste en una “comunión” con Dios el Padre y con su Hijo, y con el pueblo de Dios. (1 Juan 1:3.)

II. El culto público consiste en la congregación de un grupo de cristianos profesos con el objeto (a) de adorar y alabar colectivamente a Dios, mediante oraciones, acciones de gracias y manifestaciones de reverencia; (6) de recibir instrucción religiosa tomada de la Palabra de Dios; (c) de animarse mutuamente para fortalecerse en el ejercicio de la fe. (Heb. 10:22-25.) A. Nuestro Señor Jesús asistió fielmente a los cultos sabáticos. (Luc. 4:16.)

B. La esclarecida iglesia primitiva y su fiel cuerpo de ministros fueron leales al culto sabático semanal. (Hech. 11:26.)

C. Ofrecieron culto a Dios el Padre a través de Cristo (Efe. 3:14), y a Cristo, como el Hijo de Dios. (Juan 9:38; Mat. 14:33; Heb. 1:6.)

1. “El término arameo ‘Abba’ parece haber sido adoptado por los cristianos de habla griega, como un título peculiar dado a Dios en las iglesias.”—A Dictionary of the Bible (ed. de James Hastings, 1902- 04), tomo 4, pág. 943.

2. “Uno de los efectos que tuvo la resurrección consistió en el desarrollo de una concepción de Cristo, por parte de la iglesia, de tal manera exaltada, que indujo a tributarle un homenaje imposible de distinguir de la adoración.”—Ibid.

III. La modalidad del culto público: ninguna reglamentación específica gobernaba los detalles, sino los principios positivos de una práctica aceptable.

A. Los componentes del culto verdadero.

1. Reverencia y adoración. (Heb. 12:28; Lev. 19:30; Apoc. 5: 11-14.)

2. Orden y edificación. (1 Cor. 14:26, 40; Sal. 107:31, 32.)

3. Participación de la feligresía en un espíritu de alabanza y de culto lleno de amor. (Sal. 150:1, 6; 26:8; 31:23; 40:16.) B.

Procedimientos del culto apostólico.

1. La oración. (1 Cor. 14: 15.)

“La oración constituía una parte principal en el culto de la iglesia primitiva, y debiera serlo ahora y siempre. El Dr. Mosheim dice que el culto de la iglesia primitiva se iniciaba con una oración, y que otras oraciones de carácter general se ofrecían, después de la lección de instrucción, que consistía en la lectura de una porción de las Escrituras y el discurso de alguno de los predicadores presentes.”— “Lee’s Theology” pág. 365.

“En la iglesia primitiva no se había generalizado el uso de los modelos de oración y de las oraciones escritas oraciones ofrecidas constituían espontaneo de una mente el amor divino” “—Mosheinry,” tomo 1, pág. 185. (I nuestra.’)

2. La alabanza. El canto. (1 Sal. 149: 1.)

(a) Jesús y sus discípulos utilizaban los himnos. (Mat. 26:30.)

(b) Las antífonas y los himnos comprendían una parte de las Escrituras. Ejemplos: “Gloria in Excelsis” (Luc. 2:14); el “nuevo cántico” de los 24 ancianos (Apoc. 5:8-10); el canto de Moisés y el Cordero, que cantarán los santos redimidos (Apoc. 15:3, 4) ; el glorioso coro final del Aleluya (Apoc. 19:1, 6, 7), que se canta en las bodas del Cordero y la esposa.

(c) La palabra clave del libro de los Salmos es “alabar.” Es el libro de devoción de todas las épocas. “Aquí cada cuerda del corazón se conmueve y se afina con el tono de la melodía sagrada.” “El título griego de ‘Salmos’ significa poesía puesta en música; el título hebreo es ‘Alabanzas’… el libro comienza y termina con alabanzas.”—A. T. Pierson, en Key to the Word” pág. 43. La penitencia, la alabanza, la adoración, la providencia, la gracia, los atributos morales de Dios, la divinidad y humanidad de Cristo se suceden en los relatos de la creación, y alcanzan su expresión culminante en los salmos de alabanza.

2. Lecciones de la Palabra inspirada de Dios,

(a) Se leían las palabras de los profetas. (Hech. 13:27.)

(b) En la predicación se citaban textos confirmatorios. (Hech. 13:33-37.)

(c) Pablo esperaba que sus epístolas se leyeran en las iglesias. (Col. 4:16; 1 Tes. 5:27.)

4. La manifestación de los dones del Espíritu, con énfasis en el de profecía. (1 Cor. 14: 1, 24. 25.) Pero todo debía hacerse con orden e inteligencia. (1 Cor. 14:29; 1 Tes. 5:20, 21.)

5. Debía llevarse una ofrenda. “Tomad presentes v venid a sus atrios (Sal. 96:8). (1 Crón. 16:29; Deut. 26:10.)

6. La bendición. (2 Cor. 13:14; 1 Tim. 1:17; Efe. 3:20, 21.)

IV. La actitud del verdadero adorador.

A. Hacia Dios.

1. Una mente que cree. (Juan 9:38; Hech. 24:14.)

2. Un corazón abierto. (Luc. 16:14, 15.)

3. Una voluntad dispuesta. (Juan 9:31; 7: 17.)

4. Acercamiento a Dios con una fe segura (Heb. 10:22), y con una dedicación del corazón. (Sal. 27:8.)

B. Hacia el culto.

1. “En tu temor.” (Sal. 5:7.)

2. “En la hermosura de su santidad.” (Sal. 29:2, V. M.)

3. “Habiendo recibido la palabra de Dios.” (1 Tes. 2:13; 1 Tes. 1:6; Heb. 2:1, 3.)

4. “En espíritu y en verdad.” (Juan 4:23, 24; 8:32.)

C. Hacia sí mismo.

1. “No teniendo confianza en la carne.” (Fil. 3:3.)

2. Experimenta tristeza por el pecado y lo confiesa. (2 Cor. 7:10; 1 Juan 1:9; Neh. 9:3.)

3. No transige con el pecado. (2 Cor. 6:15, 16.)

4. Deciden vivir y adorar de tal manera que los demás reconozcan que el Dios verdadero está obrando en los hombres. “Adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está con vosotros.” (1 Cor. 14:25; cf. 1 Ped. 2:9.)

D. Hacia los semejantes.

1. Hacia los hermanos: Amor y compañerismo. (Juan 13:34; 1 Juan 1:7.)

2. Hacia los perdidos: Amor y servicio. (Efe. 4:15; 2 Cor. 5:17-20; Mat. 22:39; 5: 46, 47.)