Organización del esfuerzo
Todo evangelista que tenga experiencia personal en la organización y dirección de un esfuerzo público sabe cuántas preocupaciones y problemas hay que afrontar hasta que las cosas comienzan a funcionar debidamente.
Si la vida le ha otorgado cierto caudal de conocimientos, poseerá una valiosa fuente de información. A pesar de ello, es aconsejable que consulte a personas de experiencia que puedan contribuir positivamente al éxito de la campaña planeada. Y sobre todo, el repaso detenido del libro Evangelismo le proporcionará una magnífica fuente de inspiración.
Formación del equipo evangelizador. Cuanto mayor sea la campaña que se desea llevar a cabo, tanto más cuidado habrá que poner en su organización, aunque los principios a aplicarse son los mismos tanto para los esfuerzos pequeños como para los graneles.
La formación del equipo es algo importantísimo. Es aconsejable que lo integren algunas personas de experiencia y otras nuevas, las que podrán aprender al lado de los que tengan conocimientos y práctica. Cada componente del equipo debe tener una comprensión cabal de lo que se desea de él, y al asumir la responsabilidad que le toca, debe pedir a Dios que le dé sabiduría para cumplir fielmente su deber.
Personalmente me agrada saber con suficiente anticipación quiénes colaborarán en el esfuerzo para poder conversar con cada persona y orientarla en lo que fuere necesario. Es de mutua ayuda que el evangelista y sus colaboradores se conozcan recíprocamente. Sabiendo cada uno con exactitud en qué consiste su respectiva responsabilidad, podrán marchar unidos en pos del éxito anhelado.
Preparación de la iglesia. Una vez formado el equipo, se debe prestar atención a la organización de la iglesia para lograr su amplia colaboración con el esfuerzo. Habrá que hacer visitas a los hogares, solucionar los problemas que pueda haber entre los miembros y celebrar reuniones especiales de reavivamiento. El pecado debe ser señalado en forma bien definida y eliminado, a fin de que cada miembro pueda disfrutar de un hermoso compañerismo con Cristo y con sus hermanos. Contando con el apoyo espiritual y material de la iglesia, el esfuerzo tiene asegurado un alto porcentaje del éxito esperado.
Preparación del territorio. El trabajo de los miembros de la iglesia y del equipo evangelizador en la preparación del territorio, realizado unos meses antes de la fecha fijada para el comienzo del ciclo, es de suma importancia. El reparto sistemático de material adecuado en la zona del esfuerzo y el colportaje con libros religiosos bien escogidos, señalan otra etapa en el logro del éxito anhelado. La inscripción en los cursos de la Escuela Radiopostal y las invitaciones para escuchar la audición semanal de La Voz de la Esperanza, también tienden a este fin. El visitar y atender a los alumnos más avanzados de la Escuela Radiopostal pone en manos de los instructores un magnífico material de estudios bíblicos con probables candidatos a miembros de iglesia.
La lista de los apóstatas, la de los familiares no adventistas de los feligreses, la de los suscriptores de Vida Feliz, donantes de la Recolección, y todo otro nombre que se pueda proporcionar al equipo evangelizador, serán de gran ayuda.
Sugerencias varias. Si el esfuerzo evangelizador se hace en un cine, teatro u otro salón público, deben hacerse los arreglos necesarios con la debida anticipación. Debe redactarse un contrato por escrito, en el cual se han de especificar claramente las condiciones para evitar cualquier dificultad que pueda surgir. También deben obtenerse los permisos policiales y municipales necesarios.
En lo posible, el salón de conferencias no debe estar muy distante del templo o del salón donde luego continuarán las reuniones. Tampoco debe haber mucho contraste entre la presentación y comodidades de ambos salones.
Por razones estratégicas conviene reservar los temas más llamativos para cuando se efectúe el cambio a la iglesia, para que el público se sienta atraído al nuevo lugar. El cambio de salón debiera hacerse después de haber dado unas 25 conferencias, es decir, cuando el interés ya se esté concretando.
El orador y director del esfuerzo debe estar bien compenetrado de todas las cosas y debe ser el primero en estar cabalmente informado de todo. No debe haber improvisaciones ni se debe librar nada al azar o dejar para el último momento. La organización es indispensable para toda empresa de éxito.
El presupuesto
Nunca se debiera comenzar un esfuerzo evangelizador sin: saber con qué presupuesto se cuenta. El evangelista que desea tener éxito debe preparar un presupuesto bien delineado y atenerse al mismo. A continuación, presentaremos el presupuesto correspondiente a un esfuerzo de gran envergadura. (Se trata de un presupuesto real, en base a cálculos realizados para el esfuerzo público a celebrarse durante el año 1959 en el Teatro “Stella d’Italia” de la ciudad de Montevideo.)
Lista sugerente de temas
El número de conferencias semanales a dictarse variará según el lugar y las circunstancias. Aquí presentamos una lista sugerente a razón de dos temas semanales a exponerse los sábados y domingos.
1. La suprema razón del vivir.
2. El problema de la delincuencia juvenil.
3. Las complejas emociones del alma frente a la vida moderna.
4. Cómo lograr la felicidad que el corazón humano anhela.
5. El alma humana y la paz del mundo.
6. Frente al enigma del futuro. (Daniel 2.)
7. ¿Existe conflicto entre la ciencia y Dios?
8. Una luz orientadora para nuestros días.
9. Descubrimientos sensacionales frente a la inquietud del hombre moderno.
10. La suprema necesidad del hombre moderno.
11. El destino de las grandes potencias mundiales. (Daniel 7, sin hacer mención del cuerno pequeño.)
12. Un extraordinario enfoque profético del futuro.
13. Señales de un glorioso amanecer.
14. La guerra de los dos mundos: Oriente contra Occidente.
15. Las bellezas de un mundo restaurado.
16. El origen del dolor humano.
17. Cristo en las profecías.
18. La más emocionante historia de amor y sacrificio.
19. Interpretación del lenguaje del alma.
20. Los acontecimientos mundiales y el faro del Apocalipsis.
21. El mayor error cometido por el hombre. (Dan. 8: 12.)
22. La profecía frente a la historia y la matemática.
23. Un templo misterioso y sus vastos tesoros.
24. Un mensaje de esperanza para un mundo en agonía.
25. ¿Cuál es la verdadera causa del desquicio social del mundo? (Juicio y ley.)
26. Un día glorioso en la historia del mundo.
27. Un desafío que no pudo ser contestado.
28. Del paraíso perdido al Edén restaurado.
29. Un cable divino.
30. Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
31. Los ángeles: ¿Cuál es su origen y su misión?
32. ¿Es la muerte el fin de todo?
33. El milenio frente a doce grandes acontecimientos mundiales.
34. El verdadero significado de la muerte.
35. Hacia las alturas de la inmortalidad.
36. El discurso magistral de la historia.
37. Dos grandes enemigos de la humanidad: el alcohol y el tabaco.
38. La alimentación y la salud.
39. La llave del corazón humano. (Espíritu Santo.)
40. El secreto de una vida victoriosa. (Espíritu Santo.)
41. Un don que la cristiandad necesita. (Don de profecía.)
42. Una parábola conmovedora. (El hijo pródigo.)
43. Siete cartas elocuentes dirigidas a la cristiandad.
44. Características de la verdadera iglesia.
45. ¿Quién tiene las llaves del reino de los cielos?
46. El secreto de la más admirable experiencia personal. (Conversión genuina.)
47. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
48. El libre albedrío y la predestinación.
49. ¿Cuál es mi condición de cristiano? (Las diez vírgenes.)
50. Un acto emotivo que evidencia una vida nueva. (Bautismo.)
51. Un drama de servicio y sacrificio. (Cena y rito de humildad.)
52. La gracia regeneradora y redentora de Cristo.
53. La justificación por la fe.
54. La santificación bíblica.
55. “Aparéjate para venir al encuentro de tu Dios”.
Al terminar este ciclo de conferencias da muy buenos resultados realizar una recapitulación de los temas fundamentales —unos 20 temas— con proyecciones luminosas. Esta recapitulación persigue dos propósitos: refrescar la memoria y aclarar en forma más objetiva cualquier punto que fuera necesario, y favorecer a las personas que no asistieron desde el comienzo del ciclo, ayudándolas a tener un panorama completo de lo presentado. Terminada la recapitulación de estos temas, conviene seguir todo el verano con un tema semanal para mantener el interés, hasta reiniciar el nuevo año con otro ciclo.
Distribución del trabajo
Cada integrante del equipo desempeñará una tarea específica en el esfuerzo, y también a la hora de las conferencias. Es bueno que el público vaya conociendo a los integrantes del equipo. Las instructoras bíblicas, cuya tarea es insustituible, por lo general reciben al público y lo acompañan a los asientos, y a la salida de la conferencia estarán en la puerta para saludarlo, tratando de tomar contacto con sus futuros interesados. Los instructores bíblicos acompañan al orador a la plataforma y se turnan en la presentación del mismo y en los anuncios, como también en la recepción y despedida del público en la entrada del salón de conferencias.
A partir de la conferencia en que por vez primera se toman nombres —generalmente en la quinta o sexta— al ser presentada la Biblia y cuando el público ya sabe de qué se trata, los instructores cuentan con numerosas direcciones para comenzar su verdadero trabajo. Llevan el material prometido y cada entrega de material constituye una magnífica oportunidad para concertar un estudio bíblico. Cada semana que transcurre proporciona un mayor número de estudios bíblicos, y así el instructor va completando su tiempo de estudios semanales. He trabajado con instructoras bíblicas que han llegado a dar hasta 45 estudios semanales en lugares distintos, e instructores bíblicos con 35 lugares semanales. Considero que de 32 a 38 estudios por semana es un buen promedio que se puede hacer perfectamente.
Clase bíblica
Cuando, a partir de la séptima u octava conferencia, se inicia la clase bíblica, inmediatamente después de la conferencia de los domingos y dictada por el propio orador, el esfuerzo va cobrando mayor significado, puesto que tanto los instructores como el conferenciante se van aproximando más al público y éste a ellos. Las puertas de los hogares se abren con mayor facilidad. Cuanto mayor aproximación haya entre el orador, el público y los instructores, mejores y mayores serán los resultados obtenidos. El trabajo personal no tiene sustituto.
Obra personal
Uno de los momentos felices, tanto para el orador como también para el público, lo constituye su visita, en compañía de los instructores, a los hogares donde se está estudiando sistemáticamente la Palabra de Dios. El evangelista debe hacer visitas frecuentes a los hogares, a fin de estrechar mayores y mejores vínculos con los interesados. Dará estudios bíblicos y ayudará a los instructores en los temas decisivos y también observará su manera de presentar los estudios para luego poder orientarlos mejor.
El orador y los instructores, que constituyen su brazo derecho, deben trabajar estrechamente unidos. Esta colaboración los hermana más y les sirve de recíproca inspiración. El evangelista debe relacionarse con sus colaboradores, no como de jefe a ayudante, sino en calidad de compañero y amigo, y debe estar dispuesto a brindarles lo mejor. De esta manera se trabaja con gusto y en verdadera armonía, y el Espíritu de Dios puede visitar con gran poder la tarea emprendida.
Reuniones semanales del equipo evangelizador
Una vez por semana, en el día y la hora fijados de antemano —personalmente prefiero los martes de mañana— el equipo debe reunirse para considerar la marcha del trabajo. Cada colaborador presenta un informe de su trabajo y muestra al evangelista la tarjeta de estudios bíblicos que da durante la semana. Se estudia cada nombre. Se intercambian ideas, se contestan preguntas, se planea el trabajo y las visitas de la semana que el orador hará con sus ayudantes. Se harán listas de los interesados que guardan el sábado y, llegado el momento, también de aquellos que se unirán a la iglesia por medio del bautismo. Dicho sea de paso, es preferible tener varios bautismos para estímulo de los interesados, y no uno o dos grandes al final del esfuerzo.
Además de lo expuesto, otro de los motivos fundamentales de estas reuniones semanales con el equipo es el de orar juntos: el uno por el otro y por cada uno de los interesados que especialmente necesitan de nuestras oraciones. Antes de orar se lee algún capítulo del libro
Obreros Evangélicos cuyo contenido constituye una verdadera bendición.
En el transcurso de la campaña evangelizado, el equipo debe dedicar más de una oportunidad para orar y hasta ayunar, en favor de las almas que le han sido confiadas, y para lograr, con la ayuda de Dios, el blanco que se ha propuesto alcanzar. Jamás debe alcanzarse el blanco de almas a expensas de personas que no estén cabalmente preparadas. Nuestro trabajo no debe ser hecho para agradar a los hombres, sino a Dios, y en el día final tendremos que dar cuenta de cómo lo hicimos.
El momento más feliz
En Salmo 126:5, 6 se presenta el resultado de la siembra, que muchas veces se debe efectuar con lágrimas para luego recoger con inmensa alegría. Cuando un alma rinde su vida a Cristo, habiendo ganado la victoria sobre el pecado, hay gozo en todo corazón y también hay música en el cielo.
Ver a un pecador transformado por la gracia de Cristo es la mejor recompensa de todo esfuerzo humano. No hay emoción más sana y más grande que acompañar a una persona en el maravilloso proceso de la conversión. Ver a un pecador transformado en santo, y sentirse parte integrante de ese proceso por haber sido el instrumento en las manos de Dios para que tal milagro se efectúe, es lo más maravilloso a lo cual un ser humano, y sobre todo un hijo de Dios, puede aspirar en esta tierra.
Cuando un alma sella su suerte con el pueblo de Dios por medio del bautismo y permanece fiel a los principios, el corazón se vuelca a Dios en reiterada gratitud y alabanza. El más hermoso romance de amor verdadero está al alcance de todo siervo de Dios que se dedica directamente a la salvación de los perdidos por intermedio del evangelismo personal y público.
Necesitamos hoy, más que nunca, hombres y mujeres de Dios cuyos corazones hayan sentido el toque del Espíritu Santo y estén ardiendo con la presencia del amor de Cristo; hombres y mujeres que consagren su vida entera y todos sus intereses a la salvación de las almas; hombres y mujeres que se sientan deudores a Dios por lo que ha hecho en sus propias vidas y que se dispongan a consagrar todo talento a la causa del Maestro. Necesitamos con urgencia más evangelistas, más instructores bíblicos, más instrumentos que Dios pueda usar con gran poder. Necesitamos más Isaías cuyos labios hayan sido purificados con el carbón encendido y cuyo corazón arda con la presencia del fuego santo. Hombres y mujeres que al llamado de Cristo: “¿A quién enviaré, y quién nos irá?” respondan de corazón; “Heme aquí, envíame a mí”. Oremos de todo corazón a Dios para que se levanten más hombres y mujeres de esta estatura espiritual.
Sobre el autor: Pastor-evangelista de la Iglesia Central de Montevideo, Uruguay.