Hasta el día cuando los rusos enviaron sus sputniks a velocidades fantásticas alrededor de la tierra, la hipnosis y la reencarnación se encontraban entre los fenómenos más discutidos después de los platos voladores. El libro de Morey Bernstein, The Search for Bridey Murphy, que llegó a ser rápidamente el libro más vendido, originó en los escritores un furor por exponer los méritos y los deméritos del hipnotismo como medio para investigar la vida recurrente.

El hipnotismo, una de las técnicas más antiguas conocidas por el hombre, está rodeado por una gran confusión. La sugestión hipnótica ha sido practicada durante miles de años, aun en las regiones menos civilizadas. Los hechiceros primitivos, los ocultistas, los curanderos y los sacerdotes vuduístas han empleado durante siglos varias formas de sugestión mental.

El hipnotismo

El hipnotismo puede definirse como el arte o la práctica de “producir un estado de sugestionabilidad anormal mediante ciertos métodos bien definidos conocidos técnicamente como hipnogénicos”. [1]

El fenómeno hipnótico se hace evidente cuando los pensamientos y las acciones de la persona hipnotizada son dirigidos por la sugestión del hipnotizador. El hipnotismo le permite al hipnotizador controlar las funciones automáticas subconscientes de la mente. Esto constituye el centro del peligro de la sugestión hipnótica.

Lester Davis nos recuerda que “un cambio psicológico complejo y sutil ocurre dentro de la persona hipnotizada”. [2] Wolfe y Rosenthal nos dicen que la “personalidad amorfa” del paciente, lo mismo que una esponja, “absorbe e incorpora la personalidad del hipnotizador como una parte de sí misma. Así, cuando oye al hipnotizador que le ordena lo que debe hacer, se imagina que es su propia voz emitiendo órdenes”. [3]

¿Puede ser peligroso moralmente el hipnotismo?

Una gran controversia científica se desarrolla en torno a la cuestión de si el hipnotismo puede o no ser perjudicial para la vida moral de la persona. Andrew Salter tiene mucho que decir acerca de esto: “Podemos ver que mediante la hipnosis es posible ocasionar una conducta antisocial en el sujeto. Estoy de acuerdo con Rowland, Wells y Bremnan en que, mediante procedimientos adecuados, que no necesitan ser sutiles, puede hacerse que las personas hipnotizadas realicen actos antisociales; aun hasta el punto de dañarse criminalmente a sí mismas o a otros.

“Como resultado de la sugestión hipnótica los sujetos han robado dinero, se han apresurado a tomar serpientes de cascabel, y han arrojado ácido sulfúrico a la cara de un hombre que, ignorándolo el sujeto, estaba protegida por una máscara de vidrio invisible. Estas investigaciones son asombrosas y se las recomendamos al lector. Dicho lisa y llanamente, mediante el hipnotismo es posible forzar a las personas a cometer crímenes. Los que hablan de la necesidad de que la sugestión hipnótica concuerde con el ‘código moral’ de un sujeto, necesitan revisar sus conceptos”. [4]

“Sostengo que el sujeto puede aun ser inducido a cometer asesinato mediante la hipnosis —afirma el psicólogo Ralph B. Winn— o, mejor dicho, un homicidio involuntario, si agrada más esta expresión —si la sugestión del caso es dada de manera que induzca a error a los sentidos u oculte el resultado final”.

“Ahora bien, si hay una probabilidad de que una persona sea hecha un partícipe inconsciente en un complot de asesinato en circunstancias ordinarias —prosigue el Dr. Winn—. es obvio que hay una probabilidad mayor de que sea engañada en esa forma bajo el estado hipnótico. ¡Y tal vez sea inducido a olvidar la acción!

“Por lo tanto, nos asiste la razón al concluir que la resistencia que una persona sometida a un trance opone a la sugestión indebida, se mantiene con fuerza únicamente cuando se le pide que viole directamente sus convicciones e intereses económicos, morales, religiosos o estéticos. Pero puede ser influido a obrar contra estas convicciones e intereses si sus sentidos son engañados, si obra bajo suposiciones falsas, o si no se percata de las complicaciones que puede acarrear su conducta. Su error —esto es lo que importa— puede ser desastroso, aunque natural, bajo circunstancias especiales. La verdad descubierta del problema es, dicha con les palabras de C. Baudou en Suggestion and Autosuggestion, pág. 242. que cualquier sujeto obedecerá una sugestión si se ‘imagina que es posible hacerlo’. Pero resistirá o desobedecerá una sugestión a hacer cualquier cosa que no haría comúnmente, en caso de que se presente la acción como tal.

“Creo que es una ilusión pensar en que hay campos de conocimiento que son perfectamente seguros. No hay ninguno. Cada ciencia y profesión es buena únicamente hasta donde se la use con buenos propósitos. Se sabe que el genio humano ha transformado las cosas mejores en fuentes de mal y de destrucción”. [5]

El control hipnótico de la mente

Uno de los peligros inherentes al hipnotismo es el sutil control de la mente mediante la sugestión hipnótica. Es difícil valorar el alcance de este control. Es sin duda considerable en los casos en que se intensifica la “relación de prestigio y fe” entre el hipnotizador y el hipnotizado, y las ideas implantadas por sugestión psicológicamente son apoyadas fisiológicamente por las funciones del sistema autonómico del sujeto.

Esto también sería valedero para el caso de un médium que aceptase el prestigio de la entidad espiritual real o falsa, y accediese a sus sugestiones. Todos los fenómenos del trance tienen tendencia a una fusión. Difieren en primer lugar en el método mediante el cual se produce el trance, y por el objetivo que se persigue.

Cuando uno se ocupa en forma indebida de la mente, que es el asiento divinamente creado de la inteligencia, del juicio, de la razón, de la conciencia, del control moral y de la receptividad espiritual, está invadiendo la individualidad sagrada dada por Dios, tan vital para el agente moral libre. Tal invasión no puede estar exenta de peligro. Muchos creen que la idea de una, mente humana que controla a otra, o que influye en ella, mediante el hipnotismo, no está de acuerdo con el concepto bíblico del hombre como agente moral libre y de su responsabilidad personal con Dios.

La sugestión posthipnótica

Leslie LeCron y Jean Bordeaux, coautores del libro Hipnotism Today, en un artículo aparecido en la revista Pageant de mayo de 1956, declararon:

“Sin embargo, con mucho, el fenómeno más importante de todos los fenómenos hipnóticos es la sugestión posthipnótica, mediante la cual es posible transferir todas las condiciones del trance al estado de vigilia”.

Con la sugestión posthipnótica se han obtenido resultados sorprendentes.

“Es posible dar instrucciones para llevar a cabo una idea en el estado de vigilia en un tiempo futuro de varias semanas, no tan sólo en cuestión de minutos o de horas…

“Liebault le dijo a un paciente hipnotizado que regresara a esa misma hora dentro de un año, especificando algunas cosas que debía hacer entonces. Todo fue llevado a cabo en esa fecha casi exactamente como se había indicado”. [6]

La sugestión posthipnótica se ha utilizado para apresurar la producción de un trance posterior o para aumentar la profundidad de estados hipnóticos subsiguientes. La sugestión se registra en forma indeleble en la mente subconsciente y obra cuando el sujeto es hipnotizado posteriormente. La autohipnosis (la habilidad que tiene una persona para hipnotizarse a sí misma) se ha establecido mediante el concurso de la sugestión posthipnótica.

LeCron y Bordeaux nos dicen que “ciertas personas parecen tener esta habilidad en grado notable. Entre ellas se cuentan los médiums espiritistas que se colocan a sí mismos en estado de trance; esto se refiere a los pocos que creen ser verdaderos médiums, no al gran número de ‘falsificaciones’ “.[7] El profundo estado de trance sonambúlico producido por el hipnotismo es similar al de los médiums espiritistas.

El hipnotismo de los hechiceros

En los países primitivos, el control hipnótico ejercido por el hechicero ha sido tan poderoso que su influencia ha continuado sintiéndose en el estado de vigilia. Rawcliffe observa acerca de esto:

“La sugestión en la ‘vigilia’ precedida por preliminares destinados a atacar las raíces de las emociones y creencias del sujeto, puede obrar poderosamente en las sociedades primitivas, sin la cooperación del sujeto y aun contra su voluntad —proeza que los hipnotizadores europeos y norteamericanos no han podido realizar en sus propios países”. [8]

Los alcances de este poderoso control oculto producido por el hipnotismo son muy significativos. J. B. S. Haldane lo ha expuesto con toda claridad:

‘‘Quienquiera que haya visto aun un solo ejemplo del poder del hipnotismo y la sugestión, debe comprender que la faz del mundo y las posibilidades de existencia serán alteradas completamente cuando no podamos controlar sus efectos y normalizar su aplicación, como ha sido posible, por ejemplo, con las drogas que una vez se consideraron igualmente mágicas”. [9]

Estrecha relación entre el estado hipnótico profundo y el trance espiritista

El Sr. Rawcliffe escribe: “Hay una estrecha relación entre el estado hipnótico y el estado de trance mediúmnico. Los experimentos han demostrado que es posible producir un trance mediúmnico involuntario en una persona histérica mediante la sugestión posthipnótica, y que bajo estas circunstancias el sujeto pretenderá ser controlado por un ‘espíritu’ cuyas declaraciones estarán en consonancia con ideas que le fueron sugeridas previamente mientras estaba en el estado hipnótico”.[10]

Rawcliffe cree que en muchos casos los médiums experimentan una acción auto hipnótica, “la cual, como en los procedimientos hipnóticos normales, puede resultar en una aptitud espontánea pera la personificación y una habilidad dramática”. Esta forma de personificación, según Rawcliffe, es el resultado directo de la “expectación del médium por comunicarse con el difunto”. [11]

Es digna de notarse la similitud que hay entre los fenómenos que ocurren bajo la hipnosis profunda y los que ocurren en los trances espiritistas. Cuando la mente subconsciente se torna bajo la hipnosis muy susceptible a la sugestión exterior, ¿cómo podemos estar seguros de que algún entremetido fantasma del mundo de los espíritus no se inmiscuirá en el subconsciente, en su estado de trance hipnótico y hará obrar sus artes ocultas como lo hace con un médium en trance? El tema: “Habéis vivido antes y viviréis después”, es otra filosofía oculta que tiende a conducir a sus adictos al vórtice de los misterios psíquicos.

Mucho antes de que Bernstein experimentara con Rut Simmons, y del caso de Bridey Murphy, otros sondearon en los misterios del hipnotismo y de la regresión de la edad en un intento por arrojar alguna luz sobre los misterios de la vida y la muerte. Se cuentan historias de la vida pasada aún más extrañas que la de Bridey Murphy.

Los experimentos de regresión de la edad que hacen que una persona salve el abismo del tiempo y tome contacto con otro supuesto ciclo de vida en un período anterior de tiempo, constituyen definidamente un uso oculto del hipnotismo. Esto implica una teoría espiritista de alguna clase de unidad de alma que va de un ciclo de vida a otro ciclo de vida en diferentes cuerpos humanos.

Algunos investigadores anímicos, según DeWitt Miller, han sostenido que los casos de una supuesta regresión son verdaderos ejemplos de impresiones espirituales de entidades desencarnadas que invaden la “atmósfera áurea” de la persona sometida a trance.[12]

Con esto no queremos sugerir que todos los experimentos de regresión de la edad hechos en estado hipnótico son el resultado de la posesión o la obsesión producida por un espíritu. Sin embargo, no es tan fácil detectar, como algunos creen, al espíritu intruso en casos de poderosa evidencia informativa de una existencia anterior.

Los trances hipnóticos y mediumnicos

El trance mediúmnico es idéntico al trance hipnótico, y por lo tanto es posible obtener los mismos fenómenos. Como ya hemos visto, en el estado sonambúlico de la hipnosis, es fácilmente posible producir alucinaciones visuales. Una persona hipnotizada, en este profundo estado, verá fácilmente las imágenes de sus parientes muertos, si el hipnotizador le ordena hacerlo. En el caso del médium, la hipnosis, o estado de trance, es autoprovocada. Si el médium está genuinamente convencido de que, mientras está en ese estado verá y oirá a su “espíritu guía” y hablará con otros espíritus, lo hará así con gran convicción”.[13]

Los daños ocultos del hipnotismo no son meros caprichos. El Dr. Liljencrants en su libro Espiritismo y Religión, habla de cierta mujer que, después de ser hipnotizada, “entró en el sonambulismo, y luego, después de un corto intervalo de catalepsia, emergió con una nueva personalidad, proclamándose como uno de los varios espíritus que habían tomado posesión de ella”. Cuando despertó del trance hipnótico reasumió su anterior personalidad. La Srta. Coueddon, según el mismo escritor, podía hipnotizarse a sí misma e imaginar que era el ángel Gabriel”.[14]

Myers relata el caso de una niña de catorce años de edad, llamada la Maravilla de Wateska, quien cuando “fue hipnotizada desarrolló la personalidad de una niña que había muerto hacía doce años. La nueva personalidad demostró la más notable familiaridad con las cosas que la niña muerta había conocido en vida, y la personificación fue sumamente real. Después de cinco meses volvió la personalidad original y a intervalos daba lugar a la que había desarrollado”.[15] Aparentemente una inteligencia intrusa tomó parte en la imposición de una personalidad diferente en la niña.

En el fenómeno mental del hipnotismo los sentidos del sujeto no distinguen entre la falsa personalidad sugerida por el hipnotizador y la suya propia. El hipnotismo abre la puerta a los cambios de personalidad y controla, por lo menos temporalmente, la voluntad del hipnotizado. A juzgar por algunos ejemplos tomados de la experiencia humana, ese control puede proceder tanto del hipnotizador como de un espíritu, o bien de ambos. La entrega voluntaria del control de la mente subconsciente puede volverse un asunto muy riesgoso. Esta evidente posibilidad de peligrosa invasión de la personalidad humana y de su voluntad, no puede desestimarse sin exponerse a un gran peligro.

Las percepciones psíquicas paranormales no están inmunizadas contra los engaños. El trance mediúmnico está emparentado con el estado hipnótico, el cual ya hemos visto que es un estado de la mente fácilmente susceptible de ser engañado. El médium como persona auto- hipnotizada, o como el sujeto de un hipnotizador humano o espiritual, es extraordinariamente sensible a las impresiones y sugestiones exteriores.

En una sesión espiritista el médium está sujeto a las sugestiones del subconsciente, y de cualquier entidad espiritual que desee comunicar algo. Aunque el trance hipnótico haya sido producido por autohipnosis o por hipnosis de un espíritu, constituye una entrega del subconsciente a las impresiones del espíritu invasor, que toma posesión y obra como un espíritu hipnotizador y controlador a través del médium hipnotizado.

¿Los médiums son hipnotizados por los espíritus?

Hereward Carrington informa de una conversación sostenida con Uvani, el espíritu control de la Sra. Eileen Garrett, en la cual la entidad analizaba la forma como operaba a través del médium. Después de declarar que siempre estaba en la presencia del médium y que en el momento en que veía “el extravío de su subconsciencia”, era “atraído hacia ella”, Uvani pasó a describir el método con que procedía a la comunicación espiritual:

“Cuando se acerca la hora, soy capaz de impresionar el subconsciente no sólo con mi presencia, sino con la de otros, y yo controlo ese subconsciente. Es una parte de su mente la que se mueve sin descanso, de modo que es justo que utilicemos esa ficción de la mente, mediante lo que vosotros llamáis hipnotismo; entonces la conciencia lo expresa como algo actual”.[16]

A la luz de este comentario del “espíritu control” se pueden ver fácilmente las implicaciones de un estado de trance hipnótico superpuesto por espíritus hipnotizadores. Así es enteramente posible que el trance mediúmnico sea una forma de hipnosis provocada por un espíritu en el médium, estableciendo de este modo una simpatía entre el médium y el mundo de los espíritus. Esto explica también la información supra normal que así puede transmitirse del otro lado.

Sobre el autor: secretario de la Asociación para la Libertad Religiosa de la Asociación General.


Referencias

[1] D. H. Rawcliffe, The Psychology of the Occult, pág. 71.

[2] Coronet, agosto de 1956, “What Really Happens When You Are Hypnotized?”

[3] Ibid.

[4] Andrew Salter, What Is Hypnosis?, pág. 11. Farrar, Straus and Co., Nueva York, 1955.

[5] Ralph B. Winn, Scientific Hypnotism, pág. 122.

[6] Pageant, mayo de 1956.

[7] Ibid.

[8] The Psychology of the Occult, pág. 74.

[9] What is Hypnotism?, pág. 56.

[10] The Psychology of the Occult, pág. 176.

[11] Id., pág. 178.

[12] DeWitt Miller, Reincarnation, pág. 37.

[13] Sydney J. Van Pelt, Hypnotism and the Power Within, págs. 134, 135. Wehman Brothers, 1954.

[14] Barón Johan Liljencrants, Spiritism and Religion, págs. 189, 190.

[15] Véase Frederic William Henry Myers, Human Personality and Its Survival of Bodily Death, tomo 1, págs. 360-368.

[16] Hereward Carrington, The Case for Psychic Survival, pág. 142.