Es indudable que vivimos en una época en que el pueblo de Dios debiera aguzar sus percepciones espirituales, a fin de discernir las diferentes maneras con las cuales Satanás se presenta a los hombres de nuestra generación. disponiéndolos para el postrer engaño.

En el libro de Apocalipsis se nos advierte sobre la “hora de la tentación que ha de venir sobre los que moran en la tierra” (Ápoc. 3:10) y la sierva del Señor, aplicando dicha circunstancia a la obra del espiritismo moderno, dice: “La operación de Satanás es con lodo el artificio de la injusticia a fin de ganar dominio sobre los hijos de los hombres; y sus engaños seguirán aumentando. Poco a poco Satanás ha preparado el camino para su obra de seducción: el desarrollo del espiritismo… Todos, menos los que estén protegidos por el poder de Dios y la fe en su Palabra serán envueltos en ese engaño” (El Conflicto de los Siglos, págs. 616, 617).

Al contemplar el incremento que está toman de este movimiento, vemos la confirmación de estas, sabias declaraciones, ya que el mismo ha logrado introducirse en las esferas científicas, educativas, políticas y hasta religiosas, revestido de seductores disfraces.

No es nuestro propósito comentar la infiltración de esta apostasía en los órdenes mencionados, ya que la misma es de conocimiento general. Pero sí, permítasenos explayarnos sobre un asunto que, dado el cariz que están tomando los hechos parece perfilarse como un posible aborto del mismo espiritismo: el problema de los platos voladores. Pienso que entraríamos en el terreno de lo absurdo si quisiéramos negar su existencia, frente a las declaraciones serias que nos llegan de la prensa, la radio, las salas de conferencias, etc. No estamos en condiciones de aseverar tampoco que nos hallamos frente a un caso de neurosis o psicosis colectiva. Más bien nos inclinamos a aceptar la realidad de dichas apariciones extraordinarias, atribuyendo su origen y propósitos a fuentes muy distintas de las que generalmente se cree y comenta.

Aceptadas las posibilidades de la existencia de los discos voladores, hay quienes presentan tres posiciones frente a los hechos de referencia: a) la científica, b) la teológica y c) la meta apsíquica.

En la primera se advierte la inclinación de atribuir dichas apariciones a visitas que desde otros planetas habitados nos desean hacer, en virtud de aceptan como factible la existencia de vida en algunos de ellos. Uno de los diarios vespertinos de Buenos Aires registra el hecho de que al ser interrogado Einstein por hombres de ciencia y periodistas, el descubridor de la teoría de la relatividad manifestó que “no le parecía ningún disparate el que estos aparatos viniesen de otros planetas más evolucionados que el nuestro y que sus tripulantes fueran sabios y seres perfectos, deseosos de colaborar con nosotros y enseñarnos cómo son y viven ellos en sus mundos de origen” (La Razón, 9-8-59).

El Señor Hermann Oberth, presidente de la Sociedad Alemana de Astronáutica, manifestó su convicción, como resultado de los estudios realizados de que los seres que habitan otros planetas de nuestro sistema solar se visitan desde hace miles de años, intercambiándose sus mutuos conocimientos dentro de la mayor fraternidad y armonía, fruto de una avanzada evolución. Afirmó que en ese período evolutivo le tocaba el turno a nuestro planeta y que estábamos por ser ayudados por los seres enviados en platos voladores en misión de paz y amor, y que no debía extrañarnos si pronto se realizasen normalmente entrevistas con esos enviado? (La Razón, 9-8-59.)

En la posición teológica cabe destacar la opinión del escritor católico Daniel Rops, quien publicó un ensayo que lleva por título: “¿Y si los platos voladores fueran ángeles?” Basa su hipótesis en que las Sagradas Escrituras no niegan la existencia de otros habitantes del universo.

Por otra parte un pastor protestante asevera que los tripulantes de los platos voladores son seres superiores protegidos por la voluntad divina, a los que no debiéramos temer, sino facilitar su comunicación con la tierra. Y el Sr. Alberto Perego. director del Centro de Estudios para la Aviación Electromagnética, en una conferencia de prensa celebrada en Roma, declaró que los platos voladores actúan como patrullas policiales interplanetarias enviadas desde Marte y Venus, a fin de impedir que los dos bloques terrestres hagan volar el planeta. Manifestó que él mismo observó evoluciones de una patrulla de platos voladores el 7 de septiembre de 1954. aniversario de la revolución soviética, mientras sobrevolaban la ciudad de Roma. Los platos voladores terminaron su demostración formando una cruz sobre la basílica de San Pedro, con el fin de hacer comprender a los hombres que es tiempo de coexistir y vivir según los DIEZ MANDAMIENTOS, en vez de pensar en revoluciones y destrucciones atómicas. (La Razón. 4-10-58).

Por último, en la metapsíquica se combinan las dos posiciones anteriores, habiendo sido sorprendidas muchas entidades espiritualistas por revelaciones extrafísicas a través del terreno astral de la telepatía, el llamado campo científico de Ja parapsicología, y ciertos médiums quienes señalan el origen de los platos voladores, sus materiales y descripción de los seres que los conducen, su constitución físico-espiritual y de talles adicionales que nos inducen a identificar sus conceptos con los principios sustentados por el espiritismo u otras derivaciones deja citada pseudociencia.

Frente a tales y más declaraciones que proliferan en nuestros días, cabe preguntadlos: ¿Estarán los platos voladores cumpliendo en parte la siguiente predicción del Señor: “Pronto aparecerán en el cielo sigilos pavorosos de carácter sobrenatural en prueba del poder milagroso dé los demonios. Los espíritus de los demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por lodo el mundo, para aprisionar a los hombres con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en su última lucha contra el gobierno de Dios”? (El Conflicto de los Siglos, pág. 682).

Aunque no podemos aún responder muy categóricamente a esta pregunta, las declaraciones precedentes nos llevan a tejer ciertas conjeturas, permitiéndonos vislumbrar las artes engañosas con que opera Satanás a fin de implantar, llegado el momento en que Dios se lo permita, la ley que el hombre de pecado ha forjado incluyendo su marca, señal de su autoridad, en contraposición al sello del Creador.

Las posiciones sostenidas por los tres puntos de vista presentados convergen maravillosamente hacia varios propósitos idénticos que no pueden pasar inadvertidos. Son ellos: 1) el anhelo de una paz internacional; 2) la implantación de un código moral que sabemos no ha de coincidir con el registrado en el capítulo 20 del Éxodo; 3) la implantación de la teoría evolutiva del hombre en los planos físico y espiritual, que tiende a negar el sacrificio expiatorio de Cristo. y 4) movimientos subversivos que han de provocar la unidad cristiana y al mismo tiempo su conversión a las costumbres populares.

Mientras cumplimos con nuestra comisión evangélica, no dejemos de velar, a fin de percibir el momento en que todas las fuerzas combinadas de Satanás se desaten y converjan llevando al mundo hacia la gran apostasía. Sírvannos los argumentos presentados sólo de un loque de alerta, hasta que en algún futuro cercano podamos, con toda certidumbre de fe y con las debidas garantías del Espíritu, exclamar con el apóstol San Pablo: “No seremos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor. 2:11).

Sobre el autor: Obrero evangélico de la zona de Neuquén, Argentina.