Resumen de los descubrimientos

El lector que haya leído con detención nuestros artículos anteriores se habrá formado una idea de los vastos problemas relacionados con el trabajo de fechar los eventos históricos de la antigüedad. En esa forma se habrá familiarizado con diferentes calendarios, y con varios métodos de computar los años civiles o los años regios en uso entre las naciones antiguas.

El cómputo de los años regios

La evidencia histórica indica que las diferentes naciones tenían varios métodos de computar los años regios de sus reyes utilizando los años civiles. Los egipcios usaban uno en el cual el año de la muerte de un rey se consideraba como el primer año de su sucesor; se lo llama sistema de año no ascensional (o de retrotracción), ya que designaban la parte que no había finalizado del año de la muerte de un rey como año ascensional de su sucesor, e iniciaban el año uno del nuevo rey únicamente el día de año nuevo siguiente. En los reinos divididos de Israel y Judá se emplearon dos sistemas diferentes, según fuera Egipto. Asiria o Babilonia quien ejercía influencia sobre las dos pequeñas naciones de Palestina.

Los calendarios solar y lunar

Debido al hecho de que un año solar no es divisible en meses lunares completos ni en días completos, se emplearon diferentes sistemas de calcular los años.

Los egipcios emplearon un año solar de 365 días. Ya que éste era casi seis horas más corto que un año solar verdadero, su día de año nuevo se desplazaba hacia atrás en relación con las estaciones un día cada cuatro años, errando, en esa forma, por todas las estaciones durante 1.460 años. Sin embargo, la diferencia durante el período de una vida no era grande, y durante todo el siglo V a. de J. C., con el que se relaciona este estudio, el día del año nuevo egipcio cayó en diciembre. Del calendario solar egipcio se originó el calendario juliano, que permanece en uso hasta hoy, con pequeñas modificaciones, bajo el nombre de calendario gregoriano.

Por otra parte los pueblos de Mesopotamia desarrollaron un año luni-solar en el cual los meses se regulaban por la duración de la rotación de la luna alrededor de la tierra, y en el que 12 meses lunares que variaban entre 29 y 30 días constituían un año ordinario. Ya que tales años eran de diez a once días más cortos que el año solar, se insertaba un mes adicional al medio o al final cada dos o tres años, para armonizar el año civil con las estaciones. El día de año nuevo se celebraba el lº de Nisán, en la primavera, y caía en marzo o abril. Los gobernantes persas adoptaron este sistema de calendario cuando tomaron posesión del Imperio Babilonio.

La evidencia bíblica establece que los judíos tenían un año luni-solar, igual que las otras naciones del Asia occidental, pero sus meses intercalares se insertaban, según parece, únicamente entre el 12º y el 1er. mes lunar, en la primavera; no entre el 6º y 7º también, como se hacía con frecuencia en Mesopotamia. Además la Biblia nos demuestra que los judíos empleaban dos años calendarios: uno, introducido por Moisés con propósitos religiosos. comenzaba como el calendario babilonio en Nisán, durante la primavera, y otro, que utilizaban para fines civiles y agrícolas, que se iniciaba el lº de Tishri, durante el otoño. Sin embargo, la numeración de los meses siempre comenzaba con Nisán; por ejemplo, el “séptimo” mes se denominaba Tishri, tanto cuando se referían a él como parte del año religioso o del civil.

Sistemas empleados para computar los años regios persas

Durante el período del Imperio Persa, cuando un solo rey gobernaba sobre muchas naciones, anteriormente independientes, se registraban las fechas de acuerdo con los años regios de los reyes persas. Sin embargo, los pueblos sometidos conservaban sus propios sistemas de computar esos mismos años regios.

La evidencia del Canon de Ptolomeo, conocido durante mucho tiempo, parecía indicar que los años de los reyes persas se computaban en Egipto según el calendario egipcio. Los papiros de Elefantina han aportado una fuente de material contemporáneo que demuestra que eso era así. También demostraron que los egipcios no utilizaron el sistema del año ascensional, como lo hicieron los babilonios y los persas, sino que contaron los años regios de los reyes persas en la forma en que lo habían hecho anteriormente con sus propios reyes, empleando el sistema del año no ascensional. También es evidente que comenzaban cada año regio con su propio día de año nuevo, que durante el siglo V a. de J. C. caía de cuatro a cinco meses antes que el persa, de modo que existía sólo una superposición parcial entre los años regios según el sistema de computar egipcio y persa. Así, en cualquier fecha que cayera entre los días del año nuevo egipcio y persa, el año regio egipcio era siempre superior en uno al persa.

La evidencia bíblica demuestra que los judíos emplearon el sistema del año ascensional durante el período babilonio, por lo que se puede deducir que conservaron dicho método después de su exilio, en común con la práctica persa. Esta conclusión quedó demostrada por los documentos contemporáneos de Elefantina.

La Biblia también indica, por la información dada por Nehemías, que los judíos de Palestina contaban los años de Artajerjes I según su propio calendario civil, que iniciaba el año en el otoño (Tishri). Los que han aceptado las declaraciones de Nehemías como fuentes materiales dignas de confianza, han sostenido que su método de computar los años regios de un rey persa de acuerdo con su calendario de otoño a otoño no obedecía a su idiosincrasia, sino que era una práctica común entre los judíos, que se puede rastrear desde los tiempos de Nehemías hasta el reinado del rey Salomón.

De estas indicaciones se puede obtener la conclusión de que los años de Artajerjes I fueron computados por Esdras y Nehemías según su propio sistema, de modo que cada uno de sus años regios era el mismo según los sistemas persa y judío, durante medio año, pero diferían durante la otra mitad.

Dos problemas claves

El establecimiento de las fechas correctas para los eventos descritos en Esdras 7, con los que se relaciona este estudio, depende de dos problemas claves. El primero consiste en definir si los judíos de la época de Nehemías realmente computaron los años de los reyes persas de acuerdo con su propio calendario de otoño a otoño. El segundo problema es fijar la fecha exacta de la ascensión al trono de Artajerjes, a fin de determinar si los años regios del cómputo judío de otoño a otoño corren antes o después de los correspondientes años persas.

Evidencias del calendario judío de otoño a otoño

El primer problema existió desde el momento en que se puso en duda la exactitud de las declaraciones de Nehemías, y muchos eruditos pensaron que sus cifras contenían errores causados por los escribas. Por lo tanto, era deseable que se obtuvieran documentos extra bíblicos fechados que aportaran mayor información acerca de los calendarios judíos. Aunque se disponía de cientos de miles de tablillas cuneiformes fechadas para determinar el calendario babilonio, el que también emplearon los persas, y cientos de documentos que informaban acerca del calendario de Egipto antiguo, se disponía solamente, hasta época reciente, de unos pocos documentos judíos bien conservados del siglo V a. de J. C. en favor del calendario judío.

El descubrimiento de ocho papiros arameos del mismo período, fechados, muy bien conservados, que se hizo recientemente en el Museo de Brooklyn, elevó a 14 el número de documentos con doble fecha que eran asequibles para la reconstrucción del calendario judío. Aunque éste es un número pequeño, en comparación con la abundancia de material que arroja luz sobre los calendarios egipcio y babilonio, estos papiros son de gran importancia para el estudio de la cronología de Esdras, puesto que todos proceden del mismo período.

Aunque los catorce documentos llevan doble fecha, la judía y la egipcia, diez de ellos mencionan el número del año del rey persa únicamente de acuerdo con el sistema egipcio de computar el tiempo, lo que aparentemente era un requisito legal en Egipto, donde vivían los autores de estos documentos. Naturalmente, no arrojan ninguna luz sobre el calendario judío. Dos papiros contienen los números del año correspondientes tanto al persa como al egipcio, los que en cada caso mantienen la diferencia de un año. Desafortunadamente, ambos proceden de una parte del año en la cual no existía diferencia entre los números del año en los sistemas de cómputo persa y judío, y la diferencia entre los sistemas egipcio y persa era igual a la diferencia entre los sistemas egipcio y judío.

Dos papiros contienen el número de los años regios del rey persa de acuerdo con el sistema judío de computar, pero uno de ellos nuevamente procede de la parte del año cuando no había diferencia entre los métodos persa y judío de computar los años regios, de modo que una vez más este papiro no contiene pruebas de un método judío diferente. Sin embargo, uno de los papiros redescubiertos que contiene el año regio del rey persa de acuerdo únicamente con el sistema judío (Kraeling 6), procede de la mitad del año comprendida entre los meses de Nisán y Tishri, cuando había diferencia entre el cómputo judío y persa de los años regios, lo que demuestra claramente que los judíos empleaban un calendario de otoño a otoño para computar los años regios de los reyes persas.

La única otra explicación para este papiro sería la suposición de un error del escriba, una explicación que también han empleado los altos críticos para las declaraciones de Nehemías que señalan un calendario de otoño a otoño de los judíos. Ya que el nuevo papiro constituye un apoyo independiente de la práctica de Nehemías no hay razón para suponer la existencia de errores de escribas en cualquiera de los casos: en el libro de Nehemías o en el documento de Elefantina. En esa forma, la nueva evidencia demuestra claramente que los judíos de Elefantina empleaban el calendario de otoño a otoño como lo hacían sus contemporáneos de Judá.

Se define la fecha de la ascensión de Artajerjes

La solución del segundo problema es necesaria para determinar si este año regio de Artajerjes I, de acuerdo con el cómputo judío, precedía o seguía al de los persas. Si comenzó a reinar entre Nisán y Tishri, el siguiente año nuevo judío ocurriría antes del año nuevo persa; de ahí que los años judíos corrían seis meses más adelante que los correspondientes persas, porque los judíos, cuando comenzaba el primer año del rey en Tishri, lo contaban como tal. mientras que para los persas era todavía el año de la ascensión hasta la primavera siguiente. Si subía al trono entre Tishri y Nisán, el año 1 de los persas comenzaría primero, en Nisán, mientras que los judíos continuarían contando ese año del reinado como el año de la ascensión hasta el Tishri siguiente, seis meses más atrás que el año correspondiente de los persas.

Si no es posible descubrir la fecha exacta de la ascensión de un rey, queda la incertidumbre acerca de cuál era el año de la ascensión y el primer año de su gobierno, en el sistema judío, y la conversión de una fecha judía a su correspondiente del calendado juliano, estaría errada en un año. Para Artajerjes I, con el que se relaciona especialmente este estudio existía esa incertidumbre hasta fecha muy reciente. El único documento fechado con el año civil en que ocurrió la muerte de Jerjes y la ascensión de Artajerjes, presenta únicamente la información de que Artajerjes subió al trono antes del 2 de enero de 464 a. de J. C. Pero no era seguro si su ascensión había ocurrido recientemente, aunque era probable, o antes de Tishri, varios meses antes del 2 de enero de 464 a. de J. C.

Una tablilla procedente de Ur, la primera que se haya encontrado fechada en el año de la muerte de Jerjes, informa que en Ur se creía que Jerjes aún vivía el 17 de diciembre de 465 a. de J. C. Por lo tanto, podemos concluir con gran seguridad que Artajerjes no subió al trono antes de diciembre de 465 a. de J. C. De modo que los judíos computaban el tiempo que transcurría desde diciembre de 465 a. de J. C. hasta el otoño de 464, como su año ascensional, y el primer año de su reinado comenzaba en el sistema judío seis meses después que en el cómputo persa.

El decreto de Artajerjes entró en vigencia en 457 a. de J. C.

La solución de estos dos problemas, conseguida gracias a material arqueológico reciente, ha fundado firmemente la fecha de los eventos descritos en Esdras 7. El papiro arameo Kraeling 6, escrito por los judíos de Elefantina, demuestra que empleaban un calendario de otoño a otoño para computar los años regios de los persas, y una tablilla de Ur establece que Artajerjes I subió al trono en diciembre de 465 a. de J. C.

En consecuencia, los judíos que empleaban el calendario de otoño a otoño para expresar los años regios de Artajerjes I, comenzaron a contar su primer año en el otoño de 464, a. de J. C. y lo hicieron terminar en el otoño de 463 a. de J. C. De acuerdo con este método, el 7º año de su reinado comenzó en el otoño de 465 a. de J. C. y concluyó en el otoño de 457.

Ya que es posible demostrar que Nehemías empleaba en Palestina este método de computar los años regios de los persas, como lo hacían sus compatriotas en Egipto, también es razonable concluir que Esdras, predecesor y colaborador de Nehemías, hizo lo mismo. En ese caso, el viaje de Esdras, que comenzó en el mes de Nisán del 7° año de Artajerjes y finalizó en Abib (el 5° mes), tuvo lugar entre fines de marzo y fines de julio de 457 a. de J. C., y el decreto de Artajerjes I entró en vigencia después de la llegada de Esdras a Palestina, hacia fines del verano o a comienzos del otoño de ese mismo año.

Sobre el autor: Profesores del Seminario Teológico Adventista.