El presente bosquejo lo hemos preparado con la idea de ayudar a los evangelistas a encontrar una manera sencilla de presentar las verdades distintivas del mensaje del tercer ángel poniendo mayor énfasis en Cristo, con menos realce en cuestiones de lógica y en la comprobación de una doctrina, aunque esto a veces sea muy importante, y con un mayor esplendor en un mensaje espiritual que se apodere de los corazones de los oyentes. Pero con esto no pretendemos subestimar las verdades características que a nosotros como pueblo se nos ha encomendado predicar. La mayor parte de este material lo hemos reunido a través de varios años de estudio y experimentación.

Uno de nuestros predicadores nacionales del Pakistán recientemente completó una serie de reuniones basadas en estos principios. Su auditorio—integrado solamente por musulmanes— aumentó de 25 personas en la primera semana, a doscientas en la octava semana; los dirigentes musulmanes gritaban en árabe “aleluyas” de aprobación a ciertos puntos presentados por el evangelista—cosa hasta entonces insólita en ese país. Cuando inició una nueva serie de reuniones, sus oyentes musulmanes le pidieron que no la suspendiera al término del primer mes, aunque la fiesta del Ramadán caía en el transcurso de ese mes, sino que la continuara durante varios meses.

Algunos impugnarán la narración por considerarla inadecuada para un auditorio culto, pero la experiencia ha demostrado que aun las personas de esa condición saben apreciar una historia bien referida. Como nuestra intención no es discutir este punto, hemos comenzado este bosquejo exponiendo la importancia fundamental de la predicación centralizada en Cristo, ateniéndonos a las normas bíblicas.

I. La predicación Cristocéntrica es esencial

1. No debemos avergonzamos del Evangelio de Cristo. (Rom. 1:16.)

2. La predicación de la cruz es para el mundo tropezadero y locura; no por eso deja de ser poder y sabiduría de Dios para salvación. (1 Cor. 1:18, 23, 24.)

3. La determinación a no conocer otra predicación fuera de Cristo, y a él crucificado, tendrá como resultado la manifestación del Espíritu, y por consiguiente, de su poder. (1 Cor. 2:2, 4.)

4. Es imposible poner un fundamento más firme que éste. (1 Cor. 3:11.)

5. La predicación Cristocéntrica guiará a los hombres hacia él. (Juan 12:32.)

6. El amor de Cristo nos constreñirá en nuestra predicación. (2 Cor. 5:14.)

7. El ministerio de reconciliación que se nos ha encomendado exige que nosotros, en nombre de Cristo, amonestemos a los hombres para que se reconcilien con Dios. (2 Cor. 5:18-20.)

8. El verdadero embajador de Cristo siente la urgente necesidad de anunciar el Evangelio. (1 Cor. 9:16.)

II. El relato bíblico es un valioso auxilio

1. Hay que hablar palabras fácilmente inteligibles. (1 Cor. 14:9.)

2. Jesús a menudo presentó las verdades valiéndose de historias y parábolas. (Mar. 4:33, 34; Mat. 13:34-36.)

III. La predicación de Cristo a través del relato bíblico

Antes de presentar las lecciones que es posible enseñar mediante este sistema, quisiéramos advertir que no deben abarcarse todas en un solo sermón o relato, sino que más bien cada una ha de ser un sermón relatado, con el énfasis puesto en el tema sugerido. Dicho en otras palabras, cada uno de los puntos de este bosquejo ha de servir de tema para un sermón relatado. Mediante este sistema puede presentarse un número ilimitado de lecciones de verdad. Este método exige tener en cuenta dos cosas: (1) Como el oyente no conoce la historia, es necesario presentar los detalles que se relacionan con la lección que se quiere enseñar. (2) No es necesario probar directamente la verdad. El narrador no está enseñando la verdad dogmáticamente, sino en una forma agradable, generalmente sin citar íntegramente los textos probatorios, sino más bien entretejiendo las partes pertinentes de un texto con el relato, sin citar la referencia. No olvidéis que se trata de una historia. También diremos aquí que los puntos de este bosquejo no aparecen en un estricto orden de presentación. Eso dependerá de las condiciones locales en cada caso. Pero nada se perderá al incurrir en duplicaciones, por el contrario, ello contribuirá a fijar las lecciones en las mentes de los oyentes.

1. Lecciones de la creación

a. La grandeza y el amor de Dios revelados en la creación y en la naturaleza.

b. Jesucristo fué el Creador (relaciónese con su preexistencia).

c. La creación de otros mundos, de los ángeles, y la relación de Jesús con todos en el cielo. Esto bien podría servir de base para la presentación del gran conflicto.

d. El origen de este mundo.

e. El elevado destino propuesto para el ser humano, creado a la imagen de Dios. Los hombres estaban destinados a ser hijos de Dios.

f. El carácter sagrado del hogar (con este tema podría presentarse el principio de la monogamia)—instituido por Cristo en la creación y reconsagrado por él en Caná, al comienzo de su ministerio terrenal.

g. El plan divino para el régimen alimentario y la temperancia.

h. El origen del tiempo en relación con el día sábado, con Cristo el Creador como su Señor.

i. Las cinco cosas que Dios le dió al hombre en el Edén: la vida sin muerte, un hogar paradisíaco, dominio sobre todas las cosas y un reino, un carácter santo, y el sábado. (Unicamente el sábado permaneció con el hombre después de su caída, para recordarle el descanso eterno del pecado y la restauración de las otras cuatro cosas en el cielo y en la tierra nueva.)

j. Los temas adicionales que podrían colocarse bajo el título de esta sección podrían referirse a la creación y a la evolución, a la naturaleza del hombre, a la comunicación con Dios, etc.

2. Lecciones de la caída del hombre

a. El origen del pecado en el cielo (la historia de Lucifer).

b. El origen del pecado en la tierra y la deslealtad hacia Cristo.

c. La naturaleza del pecado y su remedio en Cristo.

d. La clase de religión, de culto o de vida que agrada a Dios, ilustrada mediante las ofrendas de Caín y Abel—la justificación por la fe y la justificación por las obras.

e. Presentación del sacrificio de un cordero perfecto para expiar el pecado. El verdadero significado de estos sacrificios.

f. La ley y la necesidad de la muerte de Cristo.

g. Las consecuencias del pecado: la muerte, su naturaleza, el estado de los muertos; las dos resurrecciones, el milenio, el infierno, el castigo de los malos, la muerte de la naturaleza carnal y el nuevo nacimiento.

3. Lecciones derivadas de Enoc y Noé

a. La justificación por la fe según la practicó Enoc, y la recompensa que recibió.

b. Los símbolos del fin del mundo que se dan en la historia del diluvio—el fin del tiempo de prueba, el arca—Cristo y su verdad (o su iglesia), la obra del Espíritu Santo, el gran mensaje preparatorio, el nuevo mundo para los redimidos donde no habrá pecado ni dolor. “Noé y el fin del mundo” podría ser un excelente tema para presentar las señales de la segunda venida. “El hombre fuera del arca” podría ser otro tema muy efectivo para presentarlo al término de una serie de conferencias.

c. La ley y los pactos. El pacto eterno dado a Noé, con la sangre del pacto eterno centralizado en Cristo.

d. El permiso dado por Dios para adoptar un régimen carnívoro; hablar de las carnes inmundas, y del acortamiento de la vida como resultado de este régimen, que confirma el régimen alimentario original dado por Cristo como el mejor.

4. Lecciones de la torre de Babel

La apostasía de Babilonia fué la primera que ocurrió después del diluvio. De aquí que la denominación de Babilonia espiritual se use para representar a todos los que se rebelan contra Dios. Lucifer es su rey espiritual. Véase Isaías 14:4, 12.

a. El origen del culto al sol y el domingo explican el aborrecimiento que siente Dios hacia la Babilonia espiritual.

b. Un paralelo entre las dos Babilonias.

5. Lecciones de Abrahán

a. El llamamiento y la obediencia de Abrahán.

b. Por qué Dios llamó a Abrahán como su siervo escogido: su fe, su inmediata obediencia, su disposición a olvidar lo pasado, su separación de todo lo que

le era querido, su disposición a ir hacia lo desconocido.

c. La fe de Abrahán.

d. El pacto eterno le es confirmado a. Abrahán. (Esta es una buena oportunidad para fortalecer la posición del día sábado; Salmo 105:8-10.)

e. Abrahán ofrece al hijo de la promesa—un símbolo del Hijo de Dios que fué entregado para salvar a los pecadores: Cristo como el Cordero de Dios.

f. Abrahán y el sacerdocio de Melquisedec. g. Abrahán y el diezmo.

6. Lecciones de Moisés

a. Moisés y la Palabra de Dios.

b. Moisés y la resurrección.

c. Cristo, Moisés y la Ley.

d. La zarza ardiente y el “YO SOY EL QUE SOY.” Jehová era la columna de fuego y de nube y la Roca (1 Cor. 10). Esto podría contribuir a aclarar la cuestión de “la roca” en que fué fundada la iglesia. Cristo ha sido siempre “la Roca” (Deut. 32:4; Dan. 2:44, 45; Mat. 21:42, 44).

7. Lecciones del santuario

a. El significado de los sacrificios señalaba la muerte de Cristo.

b. Los santuarios terrenal y celestial.

c. Los 2.300 días, las 70 semanas y el juicio.

d. El ministerio sacerdotal: el símbolo y lo simbolizado.

e. Lecciones de los muebles y símbolos del santuario (son apropiadas para auditorios católicos). Algunos ejemplos: el pan, la ausencia de levadura, la sal, el aceite, el agua, la fuente, el altar, el incienso, el candelabro, el arca, los ángeles.

f. La comunicación entre Dios y los hombres representada por el Urim y el Tumim, la presencia de la Shekina, etc., son temas adecuados para introducir el espíritu de profecía.

IV. Conclusión

Estas que acabamos de presentar son una parte de las numerosas historias que cautivarán la atención de los oyentes humildes y de los más cultos, si se las presenta en forma de relato, sin la intención de probar algo con argumentos. Naturalmente algunos de estos temas se prestan mejor que otros a la narración, de manera que el orador tendrá que recurrir a su ingenio para adaptar los que son menos apropiados a esta clase de presentación.

No pretendemos que ésta sea la única forma de presentar con éxito estos temas. Si algún predicador no posee la habilidad de contar historias, bien podría presentar estos puntos en un sermón interesante y Cristocéntrico. Pero hemos aprendido que la narración es un instrumento excelente para presentar la verdad. Tiene varias ventajas; una de las principales es que el relato fácilmente cautiva la atención del oyente, y éste no se ve tentado a levantar barreras mentales a los argumentos que suscitarían oposición si se presentaran de otra manera; y así la nueva luz podrá penetrar en las mentes oscurecidas.

La narración podría ser una descripción de actividades o una ordenación cronológica de sucesos hecha en forma interesante, utilizando, de ser posible, algunos cuadros o auxiliares visuales sencillos. Las lecciones que se derivan de las vidas de Jacob, José, Daniel, Elías y otros constituyen una ayuda excelente en ciertos casos.

Sobre el autor: Pastor de la Unión del Pakistán Oriental.