La Iglesia Evangélica Central en Seúl, Corea (Asamblea de Dios) tiene una feligresía estimada en 350.000 miembros. Como crece a razón de diez mil miembros por mes, se predice que su feligresía llegará a medio millón dentro de pocos años. Su pastor, Paul Y. Cho, cree en el uso de pequeños núcleos o células, a los que atribuye el crecimiento fenomenal de su iglesia. En esta selección, adaptada de su libro Más que números (Word, 1984, usado con permiso), el Dr. Cho describe cómo funciona su sistema de núcleos celulares.
“Tratamos de usar el sistema de células en nuestra iglesia y no funcionó. ¿Qué anduvo mal?”, me preguntó un pastor norteamericano recientemente. Al analizar sus experimentos con el sistema que yo encontré esencial para construir mi iglesia, descubrí varios problemas.
Aunque el pastor había leído mi libro Successful Home Cell Groups [Los exitosos grupos de células hogareñas], él mismo no había participado en el sistema de células. Este es un error fatal. El ministro tiene que asumir un papel activo y continuo tanto en su puesta en marcha como en su motivación.
Segundo, no había esperado el tiempo suficiente para que la verdad llegue a ser una parte integral de la conciencia de su iglesia. No se puede esperar que algo nuevo sea aceptado inmediatamente. Primero hay que desenseñar a la gente los conceptos erróneos antes que acepte una nueva forma de hacer las cosas. La mayoría de las iglesias han visto tradicionalmente la obra del ministerio como el papel del pastor, a quien se contrataba para predicar, visitar a los enfermos y a los ancianos, casar y enterrar, y aumentar el número de miembros. Lleva meses y años de enseñanza cambiar estos falsos conceptos profundamente grabados.
Tercero, muchas iglesias quieren establecer células en los hogares con sólo hacer un mapa de la comunidad y luego indicar a sus dirigentes: “Tengan reuniones en sus casas”. Pero demasiado a menudo la reunión en la casa llega a ser simplemente otro culto similar al de la iglesia. Como la mayor parte de las personas ya son miembros de su iglesia, ¿por qué necesitarían asistir a otro culto más de la iglesia?
Hagámonos cinco preguntas importantes: 1) ¿Qué es un grupo celular o una célula? 2) ¿Cómo funciona una célula? 3) ¿Cómo se la organiza? 4) ¿Cómo se escoge a los dirigentes de las células? 5) ¿Qué ocurre con la célula cuando llega a ser demasiado grande? Creo que las respuestas a estas preguntas contestarán la mayoría de las demás.
¿Qué es una célula?
Una célula no es una reunión social, aunque la gente tiene contactos sociales en las células. No es una reunión en el hogar o en la iglesia aunque las células pueden reunirse en las casas. No es un centro de caridad, aunque las células pueden realizar actos de caridad. Una célula no es otro culto de la iglesia, aunque puede: haber allí cantos, oraciones y charlas.
Cada célula es el elemento básico de nuestra iglesia. No es otro programa de la iglesia. Tiene un tamaño limitado y compuesto, generalmente, por no más de quince familias. Tiene un blanco definido, establecido por los pastores asociados y por quien escribe, un plan definido por escrito para cada célula. Tiene un liderazgo definido, adiestrado en nuestra escuela. Tiene una composición homogénea -esto es, las personas que lo constituyen tienen antecedentes similares.
Cuando experimentamos por primera vez con el sistema celular, tratamos de que todos los dirigentes, mayormente nuestros diáconos, comenzaran con reuniones en sus hogares. Encontramos que esto no era práctico. Muchos de los hombres estaban ocupados en sus negocios y algunos llegaban a su casa muy tarde en la noche. No tenían la energía para aceptar otra responsabilidad. También sentían que debíamos probar el sistema en pequeña escala antes de consagrarnos ampliamente a algo nuevo.
Aunque debía aceptar la lógica de su posición, yo sabía que había escuchado al Espíritu Santo y tenía que obedecer. Es importante escuchar a Dios cuando nos da una nueva visión de nuestra iglesia, porque a menos que hayamos recibido la visión del Espíritu Santo, no podremos perseverar hasta vencer todos los obstáculos.
Entonces Dios me mostró que debíamos usar mujeres como dirigentes de las células. Esto era totalmente revolucionario para nosotros. En Corea, como en casi todo el Oriente, el liderazgo es tarea de hombres. El papel tradicional de la mujer es casarse, tener hijos, y mantener un hogar bueno y feliz. Debido a que nuestra cultura está orientada básicamente hacia los hombres, dar puestos de responsabilidad y autoridad a las mujeres en la iglesia era más revolucionario que establecer el sistema de células mismo.
El primer problema que tuve al usar a las mujeres era teológico. Pablo dijo: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones” (1 Cor. 14:34). Sin embargo, Pedro, al predicar en Pentecostés, dijo: “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios… vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán… y de cierto sobre mis siervos y mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hech. 2:16-18). La promesa del Espíritu Santo de dar capacidad de profetizar no fue hecha solamente a los hombres, sino también a las mujeres. También noté que las mujeres eran más leales y fieles que | los hombres en el ministerio de Jesús. Mientras oraba y estudiaba, llegué a la conclusión de que las mujeres podrían tener un ministerio, siempre que estuvieran bajo la autoridad de la iglesia. Una vez que comenzamos a usar a las mujeres y vencimos todos los obstáculos correspondientes, los hombres de la iglesia llegaron a ser más cooperadores. Estas mujeres trabajaron mucho. Mi consejo es: “No tengan miedo de usar a las mujeres”.
El principio de la homogeneidad
Hay un principio sociológico básico que debe cumplirse para que las células tengan éxito. Este principio es el de la homogeneidad. Por homogeneidad quiero decir similitud, o calidad similar. En su libro Nuestra clase de gente, Peter Wagner describe su teoría básica de que las iglesias crecerán si ministran a grupos semejantes de personas. El mismo principio de homogeneidad básico fue verificado en Corea. Nuestra cultura nacional se divide principalmente de acuerdo con la educación y la profesión. Por lo tanto, los médicos, profesores universitarios y otros profesionales tendrán más en común entre sí que con los operarios de una fábrica y los mozos en un restaurante. Las dueñas de casa encontrarán más puntos comunes con otras dueñas de casa que con las profesoras. Encontramos que las células basadas sobre este principio de homogeneidad tenían más éxito que las basadas principalmente en distritos geográficos.
He descubierto que los grupos basados sólo en consideraciones geográficas tienden a reunir gente que tiene pocas cosas en común, lo que llamamos un grupo celular heterogéneo. Se gastará tanto tiempo y energía en tratar de desarrollar un sentimiento de unidad que el principal propósito de las células, el de alcanzar a los perdidos y atender a las ovejas, no será tan efectivo.
Si el Sr. Chun, banquero, está a cargo de la reunión de la célula, su célula estará compuesta principalmente por personas del mundo de las finanzas. Su reunión celular de una hora podría realizarse en un restaurante y sería muy semejante a un almuerzo de negocios. Tienen un objetivo claro: la salvación de dos almas por año -sabiendo que si consiguen que dos jefes de familia acepten a Cristo como su Salvador, sus familias también llegarán a ser miembros de la familia de Dios. Después de compartir lo que Dios ha estado haciendo en sus propias vidas y en la vida de sus familias, pueden pasar algún tiempo orando por sus necesidades específicas. Sin embargo, antes de que termine la hora, discutirán el nombre de un converso en potencia. Tal vez sea otra persona del mundo de las finanzas que tiene un problema. Si esa persona responderá al Evangelio, lo hará durante un momento en que necesite mayor apoyo que el que su familia y su religión actual pueden darle.
El converso en potencia es invitado a la reunión. Nótese que se lo invita a Un lugar neutral, y lo hacen personas con las que puede identificarse. Si fuera invitado a un grupo heterogéneo, se podría sentir fuera de lugar. Pero él conoce por lo menos a una persona en la cena y notará que los otros a quienes él encuentra tienen algo en común con él.
Los hombres en el grupo tratarán de ayudar al converso en potencia -llamémoslo Sr. Lee. El Sr. Lee no es bombardeado inmediatamente con el Evangelio, pero se le muestra amor e interés. Esto es el Evangelio en acción. No sólo el Sr. Chun ayuda al Sr. Lee. Todos los miembros del núcleo celular tratan de ayudarlo. Pronto el Sr. Lee estará abierto para escuchar el mensaje de Jesucristo. El y su familia querrán unirse a nuestra iglesia, porque ya se han unido a la familia de Dios. La Sra. Lee querrá unirse a otra célula con las esposas de los miembros del grupo celular. Cuando el Sr. Lee ha sido aceptado como miembro de la célula, pueden orar por la siguiente persona que será invitada.
Aunque dos será el blanco de conversiones para el año, esto no significa que no se pueden alcanzar a más personas. Pero se les ha dado un blanco claro: si convierten cuatro personas en un año habrán duplicado su blanco y se sentirán orgullosos por ello.
Donald A. McGavran, que ha sido llamado el padre del movimiento moderno del crecimiento de la iglesia, declara en Understanding Church Growth [Cómo comprender el crecimiento de la iglesia]: “A los hombres y las mujeres les gusta llegar a ser cristianos sin tener que cruzar barreras” (pág. 227). Este erudito y misionero de experiencia presenta muchos ejemplos del principio de la homogeneidad en operación, que encontró en todo el mundo. Sin embargo, tenemos que recordar que el principio de homogeneidad lo usamos para desarrollar nuestro sistema celular, no para desarrollar nuestra iglesia entera. No diferenciamos entre el rico y el pobre, entre el encumbrado y el humilde, entre los bien educados y los ignorantes; somos todos un solo cuerpo en Cristo. Pero al desarrollar nuestro sistema de células, tratamos de usar este principio natural para alcanzar con mayor eficiencia a los perdidos.
El ejemplo más claro de este principio se encuentra en el Nuevo Testamento. La iglesia original comenzó como un movimiento judío. Miles de judíos aceptaron a Jesucristo como su Mesías. La iglesia primitiva se reunía regularmente en el templo y en las sinagogas y guardaba las fiestas judías. Como llegar a ser cristiano no significaba que se dejaba de ser judío, la iglesia prosperó dentro de la comunidad judía. El principio sigue siendo válido: la gente aceptará el Evangelio si no siente que debe llegar a ser otra cosa que lo que ya es.
En nuestra iglesia tenemos un pastor con licencia para supervisar treinta células. La totalidad de nuestras células está dividida en doce distritos, y en cada uno de ellos hay un pastor ordenado. En la pared de la oficina central tenemos mapas y diagramas de cada distrito. En realidad, se parece a una sala de estrategia militar. Pero estamos librando una guerra: el enemigo es el diablo; los campos de batalla son los corazones de la humanidad perdida; el objetivo es alcanzar a tantas almas como sea posible antes que Jesús venga.
Uno de los problemas que tenemos en la predicación del Evangelio, en Seúl, es cómo alcanzar a la gente que vive en los departamentos construidos en rascacielos de alta seguridad. Uno de nuestros dirigentes femeninos de células alquiló un departamento en uno de los edificios más difíciles de evangelizar. Luego llevó su ministerio al ascensor y subía y bajaba buscando maneras de servir a sus vecinos. Un día, una mujer entro al ascensor con un niñito y algunas mercaderías, de modo que se ofreció a ayudarles. Una vez en el departamento, nuestra dirigente invitó a la mujer a ir a su departamento para tomar el té. Al día siguiente, durante el té, testificó a la mujer acerca de Jesucristo. Estas sesiones de té continuaron hasta que pocas semanas más tarde la mujer aceptó a Jesucristo como su Salvador. Luego, la dirigente tuvo una “cómplice” en su ministerio del ascensor. Hoy la mayoría de los residentes de ese edificio son cristianos consagrados. Hay numerosas reuniones de células en ese edificio cada semana.
En la explosión urbana actual, la evangelización puede conquistar aun los rascacielos. Cada situación difícil es una oportunidad para la evangelización. Como nuestra iglesia tiene 18.000 células, se podrían escribir 18.000 relatos relacionados con ellos. Sin embargo, sea suficiente decir que una vez que el sistema comienza a funcionar en una iglesia, no hay límite para las posibilidades de crecimiento.
Cómo funciona un grupo
No hay una forma única que estas células pueden tomar. Se las ha tenido en aulas fuera de horas de clases; pueden funcionar en un hotel, en el mercado o en un rascacielos. Sin embargo, cada grupo tiene un dirigente que ha completado un curso de adiestramiento. Él es responsable de escoger un ayudante, de modo que cuando el grupo se vuelva demasiado grande, el segundo grupo pueda tener un dirigente preparado para asumir sus funciones.
La célula tiene también un tesorero. Vimos el surgimiento de este problema muy poco después que el sistema empezó a funcionar en nuestra iglesia, cuando un dirigente de una célula comenzó a prestar dinero a otros miembros de la célula sin que nadie lo supiera y sin rendir cuentas a nadie. Después que se descubrió el problema, designamos tesoreros en cada grupo. Si hay una necesidad financiera dentro de la célula, se entrega dinero al miembro que lo necesita hasta que pueda devolverlo. Se lleva un registro de todos los asuntos financieros, el que está abierto para la inspección de cualquier miembro de esa célula. Esto elimina toda posibilidad de malos entendidos.
También hemos tenido que limitar algunos aspectos de la sociabilidad dentro de cada grupo. Al comienzo teníamos familias que ofrecían comidas agradables cuando se reunía el grupo. Sin embargo, cuando eran invitados a otra casa, la dueña de casa trataba de hacer una comida mejor que en el hogar anterior. Los pobres se sentían entonces desanimados porque no podían competir con los huéspedes más prósperos. Esta situación podría haber destruido el sistema entero si no la hubiéramos detenido a tiempo. Ahora, las células que se reúnen en las casas durante la semana limitan su alimentación en esas ocasiones a té y posiblemente unas pocas galletitas.
Una reunión de la célula también tiene que ser limitada en el tiempo. Al comienzo, la gente quiere tener reuniones muy largas. Algunos tienen preguntas para hacer, otros quieren orar sobre un problema específico. Sin embargo, si no se limita el tiempo, las reuniones llegan a ser demasiado largas y las personas que tienen que trabajar al día siguiente vacilan en asistir de nuevo a ellas. También es una buena idea que la gente regrese a su casa cuando todavía tiene deseos de seguir en la reunión.
La elección de dirigentes
El liderazgo es una cualidad inherente en algunas personalidades. Un buen pastor siempre estará buscando personas que naturalmente atraen a otras hacia sí. Algunas personas tienen mucha facilidad para comunicarse con otras y pueden llegar a ser excelentes líderes. Generalmente encuentro que los que tienen cualidades de liderazgo surgen en forma natural. Mi trabajo entonces es dirigir ese liderazgo hacia un servicio útil para toda la iglesia.
Los dirigentes son adiestrados en nuestra escuela, y son motivados a usar todo su potencial en la obra de Dios. Lo hacemos por medio de reconocimientos por el buen servicio y un’ sistema de premios y certificados de realizaciones. No puedo destacar en exceso la importancia de plantear un blanco claro y un plan para cada líder.
Concentración en el esfuerzo de ganar a otros
Vuelvo a destacar la importancia de que las células sean vehículos para alcanzar a otros en la iglesia. Uno de los problemas de un grupo que se reúne regularmente, es que pronto se encierra en sí mismo. Cuando alguien llega a ser parte de una célula, pronto desarrolla una especie de lazo familiar con los otros miembros del grupo. Como ocurre en su familia, Ud. está contento porque están juntos y actúa en forma diferente cuando viene un visitante a su casa. Es difícil incorporar a los extraños. Por eso el propósito de la célula debe destacarse continuamente. Traer a la gente de afuera también le da a los nuevos miembros del grupo la oportunidad de enseñar a alguien.
Naturalmente tenemos una tendencia a recordar las cosas que creemos que son importantes. Así ocurre en una célula. Un miembro nuevo del grupo comienza a ser adiestrado en la teología y en la metodología de la ganancia de almas. Si no se le ofrece la oportunidad de enseñar a alguien lo que él mismo está aprendiendo, no aprenderá con el mismo entusiasmo.
Alcanzar a los desanimados
Hay muchas personas en una comunidad que han sido miembros de una iglesia pero que ahora no asisten a ninguna. La mayoría de estos cristianos parecen tener historias semejantes. Siguen creyendo en Jesús. Todavía se consideran cristianos. Pero han quedado chasqueados con la iglesia, o tal vez fueron miembros de una iglesia que se dividió, o quedaron desilusionados con el pastor o los dirigentes. Alguno tal vez cayó en pecado y se siente avergonzado de volver a la iglesia. Cualquiera sea la razón, hay un gran número de personas que necesitan retornar al redil.
El líder de una célula también recibe instrucción acerca de cómo dar orientación. Esto es muy importante, porque un cristiano apartado no debe ser tratado como una persona que nunca ha oído el Evangelio. Alguien necesita escuchar a esta persona que ha sido herida, y luego mostrarle que la gracia de Dios puede aplicarse a cualquiera que la solicite.
Sin juzgar ni condenar, el dirigente de la célula presenta a ese cristiano herido a los otros miembros de la célula, quienes también muestran una preocupación genuina. Una vez que el cristiano herido siente que se lo ama y se lo acepta, está listo para volver a la iglesia. La célula llega a ser entonces un medio personal e íntimo de alcanzar a los cristianos necesitados que no asisten a ninguna iglesia. Si fueran invitados a la iglesia inmediatamente, tal vez rechazarían la invitación. Por lo tanto, no sólo el ganar almas, sino el sanar y traer de vuelta a casa a los que no asisten a la iglesia son ministerios que pueden ser llevados a cabo con efectividad en el sistema de células.
Cuando una célula es demasiado grande
Si van a tener problemas, es preferible que sea debido al éxito y no al fracaso. Los grupos que llegan a ser demasiado grandes para las instalaciones en las cuales se están reuniendo y con el propósito para el que fueron ideados, deben dividirse. Sin embargo, esto no es fácil para muchas personas. La forma de dividir con éxito es conservar el liderazgo que conocen. Recuerden, el líder de la célula ha estado adiestrando al nuevo líder con ese propósito durante todo el tiempo, de modo que el nuevo líder no es un extraño. El grupo también se dividirá con éxito si el propósito de la división se destaca continuamente. Los grupos existen para conducir a los pecadores a Jesús. Si la célula llega a ser demasiado grande, hay un impedimento natural para que la gente llegue a conocer a Jesús.
Una vez que la célula se ha dividido en dos partes, los dirigentes de ambas se reúnen regularmente. Se mantienen en contacto personal con cada miembro. Cuando alguno está en el hospital, recibe su visita. Si hay una necesidad personal, el líder está allí. Cada persona es pastoreada mucho más personalmente que en la mayoría de las iglesias, aunque ellas tengan sólo unos pocos centenares de miembros.
Un joven había comenzado una célula en uno de los suburbios de Seúl, y pronto había tantos miembros que tuvieron que alquilar un ómnibus el domingo de mañana para llevar a todos a la iglesia. Nunca podría yo haber ministrado adecuadamente a las necesidades de esa comunidad a unos 45 km de distancia, pero nuestro sistema de células estaba allí y atendía las necesidades en forma efectiva.
Cuando enseño el sistema de células en conferencias sobre el crecimiento de la iglesia, generalmente dibujo un triángulo en un pizarrón. Si uno da vuelta el triángulo y pone al pastor debajo del triángulo, está demostrando la forma convencional en que la mayor parte de las iglesias crece. Cuanto más grande la iglesia, tanto mayor peso recae sobre los hombros del pastor.
Sin embargo, desarrollando el sistema de células, una iglesia puede crecer sin destruir a su líder. Les muestro esto dando vuelta el triángulo. El pastor está ahora en la parte alta del triángulo. El tamaño de la iglesia no carga su peso sobre el pastor.
Ustedes tienen el mismo Espíritu Santo que yo, el mismo Espíritu que abrió mis ojos para ver la realidad del sistema de las células como el plan de Dios para producir el crecimiento en una nueva era de súper iglesias. Él puede darles las respuestas específicas que ustedes necesitan mientras avanzan con fe y oración.
No se sientan apenados por el consejo de los que dicen: “No funcionará en nuestra comunidad”. Cada pueblo, no importa si es grande o pequeño, tiene una llave para su reavivamiento. Al tomarse tiempo para desarrollar un compañerismo íntimo con el Espíritu Santo, lograrán la llave para su comunidad. Dios no producirá el crecimiento de la iglesia a menos que pueda usarlo a usted. No descenderá del cielo como una lluvia. Debe comenzar en su corazón. Y no es sólo para Corea. Es para cada rincón de la tierra.