La mayoría de nosotros no recibimos ningún tipo de instrucción en cuanto al cuidado de la voz al pasar por el seminario. Por eso he conversado con diversos profesionales sobre el cuidado de la voz, con el fin de descubrir algunas sugerencias prácticas para los predicadores.

Tu voz es un milagro del genio creador. Tus cuerdas vocales son bastante pequeñas, de unos 18 a 23 milímetros, y están albergadas en tu laringe. Vibran cientos de veces por segundo cuando hablas. Un mal uso o un abuso continuo las dañará; y a veces ese daño es permanente.

Si deseas proteger y preservar tus cuerdas vocales y mantener tu voz en óptimas condiciones, aquí hay ocho sugerencias prácticas para cuidar tu voz.

Calienta tus cuerdas vocales

De la misma manera que los atletas hacen un calentamiento previo antes del ejercicio vigoroso, tus cuerdas vocales son músculos también, y necesitan del calentamiento previo para que alcancen su máximo potencial y eviten daños.

Un ejercicio sencillo para oradores consiste en vocalizar a boca cerrada [bocea chiusa] en una escala descendente. Tus labios deben estar juntos, y tus dientes ligeramente separados. También puedes vocalizar varias sílabas en una escala descendente. Intenta usar sonidos como vi, va o vo; bede, bede; o ze, za, zo, zu. Comienza al medio de tu registro y desciende lo más que puedas. Luego desciende desde lo más alto de tu registro hasta el medio nuevamente. También puedes hacer vibrar tus labios (imite el sonido brbrbrbrb con los labios relajados). Unos cuantos minutos que dediques a la rutina de calentamiento es un tiempo bien invertido.

Gale Jones Murphy, una conocida cantante cristiana y oradora motivacional, comparte con nosotros esta rutina de calentamiento previo para predicadores. Antes de un día en el cual habrá mucha predicación, el mejor lugar para empezar a preparar la voz es mientras uno se ducha. El vapor y la humedad son ideales para las cuerdas vocales. Canta las melodías de alguno de tus himnos o cánticos favoritos con tu mandíbula relajada, usando el sonido de la “i”. Esta rutina también puede servir como una reflexión, al pensar en la letra de las canciones.

Si al poco tiempo de hacer esta actividad te quedas corto de aliento, necesitarás prestar atención a la siguiente sugerencia

Practica técnicas de respiración adecuada

La vibración de las cuerdas vocales requiere un flujo constante y parejo de aire, lo que realza la importancia de respirar de manera adecuada, para lograr una capacidad vocal óptima. Demasiada presión desgasta las cuerdas vocales; sin embargo, un flujo de aire muy débil tiene el mismo efecto adverso. A continuación presentamos varios ejercicios que te pueden ayudar a desarrollar una respiración adecuada.

Inhala profundamente, permitiendo que toda la caja torácica y el diafragma se expandan, sin elevar los hombros. Luego, exhala lentamente, haciendo un sonido de “s”, apretando los músculos abdominales para lograr un flujo de aire parejo por las cuerdas vocales. Puedes inhalar con los labios apretados, de esa manera controlarás el flujo del aire que entra, para que sea lento y parejo.

  • Recuéstate con un libro grande sobre el abdomen, y respira. El libro debe subir y bajar en la medida que respiras. También puedes practicar este ejercicio estando acostado en la cama.

Aprende a respirar profundamente. Participa de actividades como caminatas rápidas, ciclismo y otros ejercicios aeróbicos, que requieran de una respiración profunda. La respiración profunda hace que el diafragma baje, lo que permite tonos vocales más agradables. Respira profundamente de forma intencional antes de hablar en público.

Mantón una buena postura

Una buena postura es esencial para una buena producción vocal. Cuando la postura física es deficiente, no solo se ve mal delante de la congregación sino también dificulta una respiración adecuada. ¿Has notado que algunos predicadores se apoyan en el púlpito? Este es un ejemplo de una mala postura. Una postura adecuada da buen equilibrio, permite una buena movilidad y facilita una respiración adecuada.

Hidrátate de forma adecuada

Mi colega, el Dr. Evan Chesney, me anima a que cuide mi voz con una sola palabra: “¡Hidrátate!” La mayoría de nosotros sabe que un sesenta por ciento de nuestro cuerpo es agua. El agua que se pierde necesita ser reemplazada a diario. La mejor forma de hacerlo es bebiendo agua pura. Otros líquidos, como jugos, no son buenos sustitutos para el agua porque el organismo los procesa como alimentos y los administra de manera diferente.

La hidratación adecuada con agua pura es particularmente importante para lubricar las cuerdas vocales. Asegúrate de estar bien hidratado antes de hablar y, de ser necesario, sigue bebiendo agua en algún descanso. El agua a temperatura ambiente es la idea, ya que el agua muy helada hará que las cuerdas vocales se contraigan. Yo me aseguro de beber medio litro de agua antes de cada sermón (mi rutina son tres sermones por sábado). Creía que estaba bien, hasta que una cantante con registro de soprano me dijo que ella bebía hasta cuatro litros de agua antes de un evento. Esto requiere de acciones intencionales y definidas, pero vale la pena, para evitar el daño a las cuerdas vocales.

Mi profesor del uso de la voz, Mark Becker, nos enseñó que al hablar no es bueno tomar pequeños sorbos de agua, pues lava la lubricación natural que el organismo otorga a las cuerdas vocales. Lo que se debe hacer es beber cantidades significativas de agua antes, lo que permite hablar por periodos extensos, sin ningún tipo de molestia.

Descansa lo suficiente

Alguien te ha dicho: “Suenas cansado”. Cuando estás cansado, una de las primeras partes de tu cuerpo en verse afectada es tu aparato vocal. Un reposo adecuado es esencial para una capacidad vocal óptima. Los predicadores necesitan de un descanso antes de hablar extensamente. La mejor forma de descansar la voz es guardando silencio. Algunos creen que susurrando pueden hacer que las cuerdas vocales descansen, pero no pueden estar más equivocados; de hecho, susurrar fuerza más las cuerdas vocales que hablar.

Si tienes previsto hablar bastante un día en particular, aparta el tiempo necesario para descansar tus cuerdas vocales. Incluye a otros en la programación, de manera tal que tengas que hablar lo menos posible antes de predicar

Dale combustible saludable a tu cuerpo

Todo tu cuerpo le da apoyo a tu voz, así que de alimentarlo bien. Para mantener el equilibrio químico de tu cuerpo, necesitas de los nutrientes adecuados. Disfruta de una dieta balanceada de frutas y verduras, nueces, cereales y legumbres. Ten cuidado con los alimentos demasiado condimentados con aliños fuertes o picantes, los que provocan reflujo, dañando las cuerdas vocales. Evita comer demasiado, ya que eso fuerza una respiración menos profunda y provoca falta de energía. Una nutrición adecuada antes de hablar provee la energía necesaria para un rendimiento óptimo.

Manten tu cuerpo tonificado

El ejercicio también es vital para el desempeño vocal, pues mantiene el cuerpo tonificado y mejora la fuerza del torso. Diversos músculos participan al momento de hablar, y un sistema muscular bien tonificado lo ayudarán a impactar como comunicados Los músculos que más tonificados deben estar son los abdominales. Una buena elongación y respiración profunda ayuda al orador a tener mayor flexibilidad y agilidad.

Toma clases de habla

Todo predicador puede verse beneficiado con estas clases. Las mismas técnicas que se requieren para cantar bien son necesarias para hablar de forma correcta y sin dañar las cuerdas vocales. Tu profesor puede enseñarte algunas estrategias para proteger tu instrumento más valioso. Los viejos hábitos mueren de a poco, pero es posible con disciplina y práctica. Si estás experimentando molestias en las cuerdas vocales, el profesor puede sugerirte que veas a un médico. Puede ser que necesites reposo absoluto, o incluso cirugía.

Tu voz es un don precioso. No lo uses mal ni abuses de él. Crea el hábito de hacer buen uso de tu voz. Ten la determinación de usar tu voz para dar honra y la gloria a Dios.

Sobre el autor: El pastor titular de la Iglesia Adventista Forest Lake, Florida, Estados Unidos.