Walter Truett Anderson, pensador norteamericano, describió el avance de la cultura secular dividiéndola en tres períodos: el pre moderno, el moderno y el posmoderno. En una así llamada “Analogía de los tres árbitros”, Anderson define esos períodos identificándolos como árbitros. Para él, el árbitro pre moderno abarca lo sobrenatural. Cree que Dios (o los dioses) es el Creador del Universo. Cultiva valores objetivos, principios absolutos y realidades trascendentes. Se puede alcanzar la verdad por medio de la revelación. Las cosas se ven tal como son.

La perspectiva pre moderna comenzó a diluirse cuando la visión moderna logró preponderancia hacia fines del siglo XVIII. La ideología moderna asumió que la razón —y no la revelación— podía descubrir cualquier verdad objetiva que pudiera existir en el Universo natural. El humanismo, la ciencia y la tecnología prometían una vida mejor. La capacidad humana todavía estaba por descubrir el verdadero sentido de la vida.

El árbitro moderno ve las cosas

desde su punto de vista. Pero el árbitro posmoderno es el que establece los valores y los principios. Lo real es lo que acontece y se construye en la mente y la imaginación de un individuo, o de un grupo de individuos en el seno de la sociedad. No hay absolutos, ni trascendencias ni fundamentos. Hay cambios, diversidades, caos, y todo es relativo.

Estamos sumergidos en este ambiente; hemos sido llamados a predicar en él nada menos que las Sagradas Escrituras. Según dice Pablo, “predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura” (1 Cor. 1:23). Por lo tanto, no hay duda de que el mundo actual representa un gran desafío para el pastor. Con sus rápidos cambios de conceptos, su creciente secularización, se necesitan pastores sumamente capacitados, poderosos, con un mensaje importante y que satisfaga las necesidades de una sociedad que cada vez es más compleja.

Este tipo de desafío no es nuevo. Pablo, mientras llevaba a cabo con celo su trabajo, percibió que vendrían tiempos de mayor complicación teológica, acentuada por el misticismo de gente que abandonaría la verdad arrastrada por pasiones pecaminosas, sustituyéndola por postulados humanistas. Por eso advirtió: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Tim. 4:3, 4).

El futuro de Pablo es ya nuestro presente, lo que significa que no debemos conformarnos con una preparación superficial, inferior a la excelencia. La expresión “calidad total”, presente hoy en todos los ramos de las actividades profesionales e industriales, no es, en efecto, ninguna novedad. Desde los tiempos más remotos la Biblia nos invita a alcanzar la excelencia.

Con este objetivo en vista, la Asociación Ministerial ha patrocinado en todo el mundo seminarios de crecimiento profesional, y ha extendido sus beneficios a pastores de otras confesiones cristianas. Bajo la dirección del Dr. Nikolaus Satelmajer, este programa de actualización continua ha sido muy apreciado por los materiales que pone a disposición de los asistentes y por los temas desarrollados por teólogos adventistas y no adventistas. Una de las ventajas, según Satelmajer, es el produce con muchos pastores evangélicos con respecto a la Iglesia Adventista.

Los seminarios de crecimiento profesional son una versión moderna del proyecto Preach (predica), que inclusive utiliza la transmisión vía satélite. La más reciente de ellas se llevó a cabo en Nova Friburgo, Río de Janeiro, Brasil (véase el reportaje en este número), después del cual el Dr. Satelmajer habló con Ministerio. Lo planes de estudio y capacitación pastoral que son el resultado de los seminarios transmitidos vía satélite, más sugerencias acerca de cómo llevarlos a cabo, son los principales temas de esta entrevista.

Ministerio: ¿Cuál es la dinámica del funcionamiento del proyecto Preach?

Dr. Satelmajer: Para comenzar, nuestros pastores deberían establecer contacto con los pastores evangélicos de sus distritos, conseguir sus nombres y direcciones, y enviárnoslos. Entonces nosotros les mandaremos ejemplares de la revista Ministry (Ministerio). Otra opción es que el pastor adventista le lleve personalmente la revista a su colega evangélico, dándole la posibilidad de suscribirse. También enviamos la revista a los dirigentes de las diversas denominaciones y a los rectores de distintos seminarios. Actualmente, además de enviarles Ministry, promovemos seminarios vía satélite, en los cuales contamos con la participación de pastores evangélicos, no sólo como oyentes, sino también como oradores. Ése fue el caso del seminario que llevamos a cabo en la Universidad Andrews en abril de 1998, cuando tuvimos como oradores a dos pastores adventistas, un bautista y un presbiteriano. Lo mismo sucedió en 1999, cuando los oradores fueron un pastor adventista,

M: ¿Qué pretende en realidad la Iglesia Adventista al intentar aproximarse a los pastores de otras denominaciones?

Dr. S: Nuestro principal objetivo en este intento es darnos a conocer entre los ministros de otras iglesias, para que sepan quiénes somos y qué creemos. Muchos de esos pastores no nos conocen bien y alientan prejuicios con respecto a nosotros, muchas veces sobre la base de las ideas que les transmitieron otras personas. Al conocemos mejor tienen la oportunidad de cultivar una actitud más positiva con respecto a nosotros como adventistas del séptimo día. Al leer nuestras publicaciones, ya sea ministeriales o de otra índole, también pueden enterarse de lo que es nuestra iglesia y llegar a conocen mejor su mensaje. Al respecto, existe el siguiente consejo de la Hna. White: “Nuestros pastores deben intentar aproximarse a los ministros de otras denominaciones. Orad por ellos, por quienes Cristo está intercediendo. Descansa sobre ellos una solemne responsabilidad. Como mensajeros de Cristo, nos cabe manifestar un interés profundo y celoso por esos pastores del rebaño”. Por lo tanto, estamos saliendo de la teoría y entrando en la práctica de esa orientación.

M: ¿Cuál ha sido la reacción de los pastores evangélicos alcanzados por este programa?

Dr. S: La mayor parte de ellos reacciona de manera muy positiva. Es muy raro que encontremos una reacción negativa. Algunos de ellos ya hace años que están leyendo la revista Ministry, y la consideran su revista pastoral. En efecto, cerca de 50.000 están recibiendo la revista en todo el mundo en este momento. Muchos asisten a los seminarios que ofrecemos. Algunos de ellos conversan con nosotros con una actitud cristiana, adulta y madura, y hasta manifiestan simpatía por nuestras posiciones teológicas.

M: ¿Cuántos seminarios se realizaron ya, dónde y cuántos pastores asistieron?

Dr. S: Ya hemos celebrado más de mil seminarios locales en diversas partes del mundo. En 1998 comenzamos a usar la tecnología satelital con el fin de alcanzar a un grupo mayor de participantes. Con esta metodología ya hemos llevado a cabo cuatro seminarios, y tenemos planes para celebrar otros más este año. Me siento muy contento porque uno de ellos se acaba de realizar aquí, en el Brasil. Tuve el privilegio de estar presente. Fue realmente un gran seminario.

M: ¿Es posible informar acerca de resultados prácticos, logrados por este medio?

Dr. S: Para comenzar conviene tener presente que no necesitamos hacer estas cosas con la esperanza de lograr resultados inmediatos. No podemos acercarnos a un pastor evangélico esperando que de aquí a tres o seis meses se convierta en adventista. Está comprometido con sus creencias y con su iglesia. Si ese cambio se produjera, es posible que no fuera tan inmediato. Pero podemos mencionar muchos resultados positivos. Los resumiría en los siguientes términos: muchos han cambiado de actitud con respecto a la Iglesia Adventista; de negativa a sumamente positiva. Muchos pastores se dan cuenta después que tenemos algo que ofrecerles, y pasan a considerarnos una fuente de materiales de calidad para su trabajo. También reconocen la eficacia y la pertinencia de nuestros seminarios, y la competencia teológica de nuestros conferenciantes. Una gran cantidad de ministros difunde informaciones positivas respecto de nosotros entre sus colegas y congregaciones. También ha habido casos de pastores que han llegado a ser adventistas.

M: Es evidente que la puesta en marcha de una obra como ésta requiere un aporte financiero importante. ¿Cómo han resuelto ustedes este problema?

Dr. S: Existen por lo menos tres cosas que podemos hacer para abrir las puertas de una buena relación con los pastores no adventistas, y no nos cuestan ni un centavo. La primera sugerencia: el pastor adventista se puede hacer amigo del pastor no adventista. Segunda: nuestros pastores pueden orar por los otros pastores. Y, finalmente, nuestros pastores deberían estar atentos a la llegada de un nuevo pastor evangélico para hacerse cargo de una iglesia, y hacerle una visita de bienvenida a la comunidad. Nada de esto requiere la inversión de un solo centavo.

M: Pero en algunos lugares los pastores evangélicos tienen una actitud muy adversa hacia el adventismo. ¿Qué sugiere usted para romper esa barrera?

Dr. S: Con frecuencia existe hostilidad como consecuencia de las opiniones contrarias que los pastores alientan respecto de nosotros, fundadas en las ideas preconcebidas de quienes se las transmitieron, como lo dijimos antes. Por eso tenemos que tomar la iniciativa, e ir hacia ellos. Si no les manifestamos hostilidad, les resultará más difícil mostrarse hostiles. Cito un ejemplo personal: el mecánico encargado de arreglar mi auto, en cierta ciudad donde yo trabajaba, pertenecía a una iglesia evangélica. Éramos buenos amigos, y él era mi mecánico preferido. Cierto día me dijo que su pastor detestaba a los adventistas. Todos los domingos decía algo en contra de ellos. Sonreí, y le dije que me gustaría visitarlo. Él, preocupado, me adelantó que eso no sería nada agradable para mí. Pero insistí, y le pedí la dirección del pastor. Fui a visitarlo un sábado por la tarde. Llamé a la puerta, él atendió y me presenté como pastor. Le dije que había venido a visitarlo y a orar por él. Durante largo rato hablamos acerca del trabajo, la familia, libros y otras cosas acerca de las cuales hablan los pastores. La conversación se desarrolló en un clima distendido y fraternal. Antes de despedirme me ofrecí para orar en su favor, y sólo entonces se acordó de preguntarme a qué iglesia pertenecía yo. Cuando le dije que era adventista, no pudo disimular su desilusión, pero oré, me fui y quedamos amigos. El mecánico no me volvió a hablar acerca de los sermones en contra de los adventistas de su pastor.

M: La idea de que la Iglesia Adventista es una secta todavía persiste con mucha fuerza en algunos círculos evangélicos. ¿Cómo podríamos revertir esta situación?

Dr. S: La Iglesia Adventista siempre fue una iglesia evangélica. Los evangélicos tenemos algunas características comunes, que tienen que ver con la forma como concebimos la vida de Jesús. Básicamente existen cinco puntos importantes relacionados con la vida de Cristo: su nacimiento virginal, su vida sin pecado, su muerte expiatoria, su resurrección en el cuerpo y su ascensión literal. Y nosotros siempre hemos estado de acuerdo con los evangélicos en esos cinco puntos. Por eso, en ningún momento hemos dejado de ser evangélicos. Siempre estuvimos en el mismo lugar. Si tomamos la iniciativa de acercarnos a los pastores, dándoles la posibilidad de conocer mejor lo que creemos, se darán cuenta de que nuestras creencias se basan en la Biblia y que nuestro mensaje es cristocéntrico.

M: Hay un proyecto de estudios denominado “Fundación Spangler”, recientemente inaugurado. Háblenos, por favor, un poco acerca de esto.

Dr. S: Estamos ofreciendo cuatro becas de estudio por año. Cualquier pastor de cualquier denominación puede solicitarlas. Los que sean aceptados tendrán la oportunidad de estudiar en la Universidad Andrews, o en la de La Sierra, en los Estados Unidos. El período de estudios será de un semestre académico, exento de toda tasa escolar. Además, proporcionaremos una ayuda de hasta 5.000 dólares para viajes y alojamiento. Se puede conseguir más información al respecto consultando a los secretarios de la Asociación Ministerial de las asociaciones y misiones, de las uniones, de la División o directamente de la Asociación Ministerial de la Asociación General, 12501 Oíd Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904, USA, o al teléfono 001 301 680 6503, al fax 001 301 680 6502, o al e-mail (correo electrónico) Satelmajer@gc.adventist.org

M: ¿Qué papel desempeñan las asociaciones y las misiones en la promoción de los seminarios de crecimiento profesional?

Dr. S: Para empezar, cada División debe divulgar un mensaje positivo con respecto al programa. Actividades tales como la distribución de revistas y la realización de seminarios vía satélite necesitan de la participación directa de la División. Las uniones deben trabajar con los secretarios de la Asociación Ministerial de las asociaciones y misiones, de modo que puedan entrenar a los pastores distritales acerca de cómo cultivar una buena relación con los pastores de otras denominaciones. Pongo énfasis en el hecho de que el pastor distrital es el elemento clave de la aproximación a los otros ministros. Dedicar tiempo para conocer a esos hombres es una de las tareas más importantes que puede llevar a cabo un pastor adventista. Gracias a esa aproximación los pastores no adventistas se sentirán incentivados a participar de nuestros seminarios.

N\: ¿Cómo pueden apoyar eficazmente los administradores los proyectos de este tipo?

Dr. S: Nuestros hermanos administradores tienen el significativo papel de decidir y ejecutar las cosas. Necesitan considerar que la obra de perfeccionamiento pastoral, de aproximación a los pastores de otras iglesias evangélicas, de distribución de revistas, de llevar a cabo seminarios, etc., es una parte importante de nuestra misión. Cuando se convenzan de esa importancia —aunque estoy seguro de que siempre lo están— se le dará la debida atención al desarrollo de estos proyectos, y los recursos presupuestarios estarán disponibles. Siempre encontraremos maneras de concretar los proyectos y las ideas que consideramos importantes.

M: ¿Es posible conseguir la participación voluntaria de nuestras iglesias en este proyecto misionero?

Dr. S: Los miembros de nuestras iglesias pueden elevar oraciones en favor de los pastores de otras denominaciones cristianas. No me cabe duda de que Dios les responderá señalándoles maneras de ponerse en contacto con ellos. Muchos hermanos que poseen medios financieros pueden y deben ayudar a reunir los fondos que se necesitan para llevar a cabo un proyecto de esta naturaleza.

M: ¿Qué otras informaciones le gustaría compartir con los lectores de Ministerio con respecto al proyecto Preach, los seminarios de crecimiento profesional y la Fundación Spangler?

Dr. S: Bien, creo que ya mencionamos lo esencial respecto de la dinámica de estos proyectos, sus objetivos y los resultados alcanzados hasta este momento. Pero quiero recordar que el Señor nos dio un mensaje maravilloso, repleto de esperanza para toda la gente, en todo lugar y en cualquier iglesia. Cuando nos ponemos en contacto con pastores de otras denominaciones, necesitamos estar verdaderamente interesados en ellos como personas a las cuales Dios ama profundamente. Cuando ellos comprenden que nosotros también los amamos, ciertamente estarán dispuestos a oímos. El consejo de Elena de White es el siguiente: “Nuestros ministros deben hacer su obra especial y trabajar en favor de otros ministros. No deben entrar en polémica con ellos, sino, con la Biblia en la mano, insistir para que estudien la Palabra”. Sólo de ese modo se convertirán en nuestros amigos, entenderán nuestras doctrinas y se desharán de los prejuicios que han alimentado hacia nuestra iglesia.

Sobre el autor: Editor asociado de la Revista Adventista, edición portuguesa.