“El evangelio no será predicado hasta que nuestro oyente escuche y entienda, en términos claros e inteligibles para él, lo que estamos comunicando.”

En medio de los cambios de pensamiento y estilo de vida del mundo, una cosa permanece inalterable para la iglesia y su pastorado: la misión de predicar el evangelio. Pero, el hecho de que nuestro mensaje y nuestro compromiso sean inalterables no nos da derecho a ser indiferentes hacia el contexto sociocultural de nuestros días. Estamos familiarizados con él; ¿o deberíamos evaluar nuestros métodos y postura ante sus exigencias?

En esta entrevista, el Dr. Amin Rodor habla acerca de este tema y ofrece sugerencias con el fin de que nuestra predicación sea relevante para una sociedad que necesita certezas.

Diplomado en Teología en el antiguo IAE, el Pr. Amin Rodor inició su ministerio en 1970. Fue pastor de iglesias y director del Ministerio Joven, en la entonces Misión Bahía-Sergipe y en la Unión Este Brasileña. Actuó como profesor de Teología en el ENA y en el LAENE, cursó la maestría y el doctorado en la Universidad de Andrews, y sirvió como pastor en los Estados Unidos y en Canadá. Actualmente, es director del Seminario Teológico del Centro Universitario Adventista de San Pablo, UnASP, campus II. Casado con Rita, que es enfermera, tiene tres hijos: Dianne, Luccas y Michel.

A continuación, los principales conceptos de la entrevista.

Ministerio: ¿Qué son el Modernismo, el secularismo y el Posmodernismo?

Pastor Rodor: La secularización es un fenómeno complejo, ambiguo y de muchas facetas, que se extiende desde el Renacimiento, con sus subproductos -humanismo y pluralismo-, hasta la reciente globalización. El Posmodernismo puede ser descrito como un movimiento reaccionario a las teorías ylas prácticas de la Modernidad, en los campos del arte, la literatura, la filosofía, la economía, la política y la teología. Thomas Oden ubica la Modernidad entre los años 1789 y 1989. Para él, los límites son “de la toma de la Bastilla hasta la caída del muro de Berlín”. Pero el Posmodernismo es un movimiento mucho más amplio que sencillamente algo que viene luego de la Modernidad. Desde la perspectiva teológica, la secularización y el Posmodernismo son fenómenos a través de los cuales el pensamiento religioso, sus instituciones y sus prácticas pierden su relevancia en la sociedad y en la vida de las personas. Una de las dificultades para entender tales fenómenos es que no promulgan credos o manifiestos, no son clubes o agremiaciones a los que alguien pueda pertenecer. Pueden ser entendidos como estilos de vida, cosmovisiones respecto de la existencia; asumidos, la mayoría de las veces, inconscientemente. También pueden ser considerados indicadores de una discontinuidad de eras, además de la crisis de certezas que conllevaron. Si la Modernidad fue el período marcado por las ideas del Iluminismo, con su visión racionalista y optimista de la realidad, el Posmodernismo, aun cuando no se halla librado completamente del racionalismo, inauguró una era de desesperanza con respecto a las soluciones de ¡a era anterior. Por lo tanto, se encuentra ante el espectro de un mundo sin fundamentos. Aunque la secularización y el Posmodernismo tengan su lado negativo, que amenazan la fe y descartan la idea de una verdad absoluta, en ese ambiente de incertidumbre generalizada, el cristianismo se encuentra ante una gran oportunidad de compartir sus convicciones y esperanzas.

Ministerio: ¿Cuánto de la sociedad esta alcanzada por el Posmodernismo?

Pastor Rodor: Según la World Christian Encyclopedia, más de la mitad de la población del mundo, que hoy cuenta con aproximadamente siete mil millones de personas, está compuesta por personas influenciadas por una comprensión de la vida que excluye a Dios. Pero eso no significa que la secularización o la Posmodernidad hayan apagado todos los vestigios de conciencia religiosa en las personas. Otro mito es pensar que todas las personas secularizadas o posmodernas sean intelectuales, genios filosóficamente sofisticados. Tales movimientos pueden incluir tanto al profesor universitario y a sus alumnos como al jardinero del predio.

Ministerio: ¿De qué manera llega el Posmodernismo a las personas comunes?

Pastor Rodor: En general, tres influencias de la sociedad hacen que las personas sean más propensas a la secularización: la razón científica, el pluralismo y la privacidad. En el mundo actual, la mayoría de las personas toma decisiones y resuelve sus problemas sobre la base de la ciencia y el método científico; la forma científica de razonar afecta todo lo que las personas hacen y creen. En el pluralismo, se toleran muchas alternativas, pero ninguna es dominante. Cuanto mayor sea el número de ideas a las que una persona sea sometida, más difícil será para ella tener certeza en cuanto a cualquier cosa o comprometerse con una idea favorita. Finalmente, la privacidad implica que cada vez más se hace impropio discutir sobre religión en público. La religión fue confinada a la vida y la experiencia privadas de las personas. Y esas ideas son divulgadas por los medios, sin que aparentemente haya un esquema consciente para difundirlas. Se convierten en parte de la vida de las personas.

Ministerio: ¿Cuáles son las implicaciones de que el predicador ignore, o no, estas tendencias?

Pastor Rodor: La verdad divina no es proclamada en el vacío. Por ejemplo, las audiencias de los cuatro evangelios determinaron en gran medida la forma en que fue comunicada la historia de Jesús. Mateo escribió para judíos; por eso, utilizó mucho el Antiguo Testamento, en un intento por demostrar que Jesucristo es el Mesías. Marcos escribió a los romanos. Note que él mencionó solo dos parábolas e hizo referencia a 18 milagros de Jesús; lo que apelaría mejor a sus lectores, para quienes la acción era mucho más importante. Lucas, que escribió para griegos, casi nunca citó el Antiguo Testamento, excepto con la intención de explicar su significado para esta audiencia, no por medio de las costumbres, las esperanzas ni las prácticas judaicas. Juan, por otro lado, al escribir, al final del primer siglo, para la iglesia que se preguntaba entonces quién había sido realmente Jesús, consideró a su audiencia y sus necesidades. El conocimiento del contexto ayuda a establecer puntos de contacto para la testificación cristiana y facilita la comunicación de la fe. Pero, en contraposición con algunas teorías de crecimiento de iglesia, tal conocimiento no puede ser sobrevalorado como si garantizara, por sí mismo, el éxito en la proclamación cristiana.

Ministerio: Algunas personas argumentan que, dado que nuestro mensaje es inalterable, es suficientemente fuerte como para imponerse a cualquier circunstancia.

Pastor Rodor: Existe una confusión básica entre contenido y forma. En su contenido, la verdad es inalterable, y no somos llamados a reinventarla ni a “modernizar” a Dios. Pero eso no significa que el formato y el orden de la presentación sean invariables y deban ser los mismos frente a todos los interlocutores de la predicación. Algunos parecen idolatrar las formas, y juzgan que en eso no se puede cambiar nada. Jesús varió su predicación ante diferentes audiencias. Note cómo se dirigió a Nicodemo (que le demandaba algo) y a la mujer samaritana (a la que le pidió un favor). Otra trampa es pensar que, si algo dio resultado en una circunstancia, funcionará siempre con el mismo éxito independientemente de las variaciones y las alteraciones del contexto. En ese caso, el éxito del pasado puede ser un gran obstáculo para el éxito en el presente.

Ministerio: Hay quienes creen que debemos predicar sin importar si el oyente aceptará o no el mensaje. Otros dicen: “El Espíritu hará la obra en el corazón humano, que es siempre el mismo en todo tiempo y lugar”.

Pastor Rodor: Ese es el estilo “tómalo o déjalo”. Debemos recordar que el evangelio no habrá sido predicado hasta que el oyente no lo entienda en su propio contexto, en términos claros e inteligibles para él. Nuestra audiencia no está donde pensamos que tiene que estar o donde nos gustaría que estuviese. Está donde está. Obviamente, el Espíritu Santo es el gran intérprete del evangelio y no conoce limitaciones de contexto. Pero las Escrituras sugieren que no opera como sustituto del esfuerzo y la participación humanos, conforme a Romanos 10:14: “¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” No podemos hacer sin Dios aquello que él decidió no hacer sin nosotros. No podemos convertir la gran comisión en la gran omisión.

Ministerio: A su modo de ver, nuestra evangelización ¿está traduciendo el evangelio al lenguaje pos- moderno?

Pastor Rodor: El hecho de que la iglesia haya crecido bajo el impacto de la evangelización demuestra que es una metodología eficaz. Creo que nunca llegaremos al punto en que podamos decir, lúcidamente, que la evangelización tradicional ha pasado de moda. Una evidencia es su reaparición en muchos lugares. Observe el éxito de la predicación vía satélite en varias partes del mundo. Algunas uniones y muchos campos, en Sudamérica, están reactivando el departamento de Evangelismo, con personas dotadas para esa área. Con todo, eso no significa que no se deban hacer nuevos y constantes ajustes. Y muchos han hecho eso alterando la duración de las campañas, variando el orden de los temas y adaptándolos en función de las necesidades de la audiencia. También debemos estar convencidos de que la evangelización no puede suceder aislada de la iglesia. La red de relaciones y de amistades de los miembros puede vencer el desinterés religioso creado por la secularización y el Posmodernismo.

Ministerio: ¿Qué evaluación hace de los Grupos pequeños, en el contexto que estamos analizando?

Pastor Rodor: Los Grupos pequeños representan un instrumento poderoso en la predicación del evangelio; pero no podemos pensar que este es el único método. Ninguna estrategia de evangelización aislada es capaz de alcanzar a diferentes personas dentro de la comunidad en que predicamos. En el modelo actual, los grupos parecen tener un “período de validez”: después de algunos meses, el interés tiende a diluirse. Tal vez, eso puede ser equilibrado definiéndose, desde el comienzo, su período de duración y repitiéndolo después con otro enfoque. Otra alternativa es variar su naturaleza. El objetivo final es la conversión de las personas, y los caminos para ese fin pueden variar, formándose Grupos pequeños según las características o las áreas de interés de los participantes. Por ejemplo: Grupos pequeños para divorciados, huérfanos o viudos, novios, padres de adolescentes, niños pequeños o especiales. Las alternativas son casi infinitas. La genialidad del evangelio es que, en él, Dios tiene un mensaje para cada persona, donde ella se encuentre. Comenzando con las necesidades autopercibidas, podemos llevar a las personas a descubrir a Jesucristo, la fuente de satisfacción para todas las necesidades.

Ministerio: ¿Concuerda con el pensamiento de que el énfasis en la evangelización a través de las relaciones humanas disminuye la importancia del adoctrinamiento?

Pastor Rodon No creo que haya alguna convergencia entre la evangelización a través de las relaciones, que es algo positivo y recomendable, y la noción superficial de omitir las doctrinas como si fueran un obstáculo para la aceptación de Cristo. Tal vez, la invitación hecha a un amigo a visitar la iglesia sea lo único que muchos acepten. Algunos, erradamente, imaginan que el “evangelio” y las “doctrinas” son elementos antitéticos, que se excluyen mutuamente: sin embargo, ambos se complementan y convergen. Un crecimiento de la iglesia en el que la enseñanza doctrinal sea algo genérico, neutro, en el que queda al criterio del oyente la decisión de en qué creer, es un trágico engaño. Algunos están intentando transformar la iglesia en un centro de entretenimientos, con música y teatro, donde se ofrezca a las personas lo que ellas quieren escuchar, lo que ya tienen fuera de la iglesia. No somos llamados a proclamar lo que querramos ni lo que las personas quieren escuchar. Fuimos comisionados para predicar el evangelio eterno. Lo que Dios dice que debe ser enseñado siempre es relevante. Irrelevantes son nuestras ridículas ideas acerca de lo que Dios dice. Lo que debe dejar de ser presentado no son las doctrinas sino las doctrinas sin conexión con Cristo. Siempre les digo a mis alumnos que nuestro mensaje, nuestro método, nuestra motivación y nuestra misión deben estar inseparablemente ligados al Maestro.

Ministerio: ¿Qué similitudes encuentra entre los desafíos de la iglesia apostólica y los de la iglesia actual?

Pastor Rodor: Emil Brunner observa que la iglesia debe predicar a los paganos. Y, ¿no fue ese precisamente el contexto de la iglesia primitiva? Estamos ante una nueva era apostólica. Los análisis, en general, aceptan que la iglesia del mundo occidental necesita experimentar un cambio de paradigmas que permita percibir su gran desafío misionero. Como en la iglesia primitiva, la comunicación del cristianismo hoy debería alcanzar cuatro objetivos: informar a las personas acerca de Jesús y sus buenas nuevas; “ganar amigos e influir en las personas”, aun enfrentando la hostilidad; convencer a las personas de que las verdades cristianas son plausibles; e invitarlas a adoptar la fe. La iglesia apostólica fue intencional en sus objetivos. Los cristianos informaban a las personas a través de una comunicación creativa e inteligente, interpretaban para ellas el evangelio en conversaciones, predicaciones y a través de reuniones en familia, y presentaban el evangelio, sobre todo, a través de vidas transformadas y el ministerio de servicio. Con la expansión del cristianismo, la iglesia pasó a vivir en un ambiente favorable, y los cristianos se limitaron solo a invitar a las personas a adoptar la fe. Hoy, cuando la iglesia es colocada otra vez en el mismo clima del mundo apostólico, al menos de desconocimiento de su mensaje cuando no de hostilidad, debemos comenzar en el primer nivel de la secuencia de evangelización. La iglesia primitiva tenía pocos grandes predicadores, no disponía de edificios -algo que solo ocurrió a partir de los siglos tercero y cuarto— y no disponía de los vastos recursos que tenemos hoy. Tenemos prácticamente todo: recursos, literatura, casas publicadoras, hospitales, especialistas en muchas áreas, canales de televisión, emisoras de radio; todo. Tenemos el cuchillo y el queso, pero nos falta el hambre. Muchos creen que debemos inventar nuevos métodos y descubrir técnicas revolucionarias. Aun cuando haya espacio para técnicas y métodos, lo que más necesitamos no es el dominio de técnicas, sino el dominio de convicciones definidas acerca de Dios, del evangelio, la Palabra, la iglesia, nuestra misión y nuestro llamado.

Ministerio: El adventismo posee características peculiares que, ciertamente, contradicen el pluralismo y el relativismo posmodernos. ¿Cómo presentar, por ejemplo, el concepto de iglesia verdadera o remanente?

Pastor Rodor: Jesús advirtió que no vino a “traer paz, sino espada”. Esa no fue la intención, sino el resultado. Donde el evangelio fuera predicado, entraría en colisión con la condición natural del hombre en rebelión contra Dios. Siempre fue así. Es verdad que el clima actual es más susceptible al rechazo del evangelio. Pero el problema básico no es la mentalidad secular de la cultura contemporánea; es la propia naturaleza humana. Después de hacer todo lo que Dios espera que hagamos, al predicar, debemos aprender a colocar el peso de la aceptación humana sobre el Espíritu Santo. Debemos ser sensibles y diligentes, buscando la mejor forma de presentación; tal vez, reorganizar la secuencia de los temas. Siguiendo el principio del gradualismo, las verdades existenciales deben ser presentadas primero. La cuestión del aparente absolutismo bíblico, en relación con el relativismo actual, puede ser deshecha con una sólida preparación apologética. Pero, en último análisis, el Espíritu es el gran Comunicador de la invitación divina. Debemos recordar que las características distintivas del adventismo forman parte del evangelio eterno. Si ese es el mensaje divino para el hombre que vive al final de la historia, no podemos falsearlo en nombre de la diplomacia. La teología que alcanza a las personas seculares debe ser consistente con la “fe que una vez fue dada a los santos”. Las versiones liberales, modernizadas o diluidas del cristianismo bíblico serán impotentes para retener el interés permanente de las personas.

Ministerio: En otras palabras, el cuidado en ser relevantes no debe comprometer el mantenimiento de nuestra identidad.

Pastor Rodor: Exactamente. Debemos mantener el equilibrio entre los dos polos de la elipse de la proclamación cristiana: Por un lado, identidad por otro, relevancia. La identidad tiene que ver con el carácter bíblico de la proclamación cristiana, que no debe ser sacrificado. La relevancia tiene que ver con la relación de la revelación con el contexto humano. Muchos han intentado mantener la identidad sin relevancia alguna; y otros intentan ser relevantes perdiendo la identidad bíblica. La teología clásica tiende a enfatizar la inmutabilidad y la naturaleza absoluta de la revelación de Dios al punto de desconsiderar la relación con su propósito final. Las teologías revolucionarias y los neoevangélicos, por otro lado, perciben la necesidad de la relevancia pero se van hacia el otro extremo, concentrándose en los aspectos intrahistóricos de la revelación cristiana, perdiendo de vista el aspecto absoluto y normativo de la revelación. Con todo, debemos recordar que el único evangelio capaz de satisfacer las necesidades del hombre moderno es el evangelio real. De lo contrario, corremos el riesgo de perder el contenido vital de un remedio que solo curará si es tomado en su fórmula original, sin agregados o diluciones.

Ministerio: ¿Qué sugerencias daría, en términos prácticos, para la evangelización adventista en el contexto sociocultural en que vivimos?

Pastor Rodor: Primeramente, debemos reconocer que amplios sectores de la iglesia no son conscientes del desafío de la secularización y la Posmodernidad, y no reconocen su impacto en la vida propia. En segundo lugar, necesitamos hacer una lúcida evaluación de los métodos actuales en relación con el ambiente actual y su audiencia. Se deben animar y expandir algunos programas, y otros deben ser refinados y revisados; otros, completamente abandonados. Finalmente, debemos poner en práctica la reflexión. Luego de eso, siguen otras sugerencias prácticas. Al comunicarnos con personas seculares, tenemos que explorar una nueva secuencia de temas bíblicos; hacer la exégesis a partir del contexto en que predicamos, para familiarizarnos mejor con las personas a las que debemos ministrar. La iglesia debe deshacerse de la imagen legalista, de la actitud juzgadora. Muchos nunca escucharán las buenas nuevas del Padre que recibe pecadores, sencillamente por causa de la imagen que les es comunicada acerca de Dios. Otro aspecto fundamental es que el pastor esté convencido de su papel como entrenador, que involucra a los miembros en la tarea de la predicación. Las estadísticas informan que entre el 85 y el 90% de los bautismos son el resultado del contacto personal. Entonces, la iglesia debe ser entrenada para encarnar el método de Cristo, que se mezcló con las personas como alguien que se interesaba por ellas, les manifestó simpatía ministrando sus necesidades, y luego las invitaba a seguirlo. Al ministrar a las personas que sufren permanentemente un sentimiento de soledad, orfandad, en busca de hermanos, necesitamos actuar como la luz y la sal, e indicar el camino del perdón, de la restauración y de la cura.

Sobre el autor: Director de Ministerio, edición de la CPB.