El mensaje a Laodicea (Apoc. 3:14-22) es el llamamiento final de Cristo al remanente antes de que termine el tiempo de gracia. Cuando el pueblo de Dios preste oídos al mensaje a Laodicea, experimentará el reavivamiento y la reforma.
Nuestros dirigentes mundiales en los Concilios Otoñales de 1973 y 1974 declararon que “la iglesia está en condición laodicense” y “el regreso de Cristo ha sido grandemente demorado”. “Debido a que la experiencia de la lluvia tardía no ha venido aún, los delegados presentes en este Concilio Otoñal han llegado a la conclusión de que el mensaje de Cristo a los laodicenses no ha sido entendido claramente ni se le ha hecho el caso debido”.
Mientras el mensaje a Laodicea no sea entendido con claridad, no se le hará el debido caso. Las citas del espíritu de profecía que se encuentran en el folleto titulado Preparación para la Lluvia Tardía presentan claramente lo que implica hacer caso del mensaje a Laodicea y lo que debemos hacer para prepararnos a fin de estar listos para la lluvia tardía.
El 94% del contenido de este folleto consiste en citas de unos treinta tomos del espíritu de profecía. No hay publicación alguna que permita entender con más facilidad este importante tema. Un ejemplar de este folleto debiera hallar cabida en todo hogar adventista y se lo debiera estudiar una y otra vez con ferviente oración, hasta que estemos dispuestos a crucificar el yo continuamente. Entonces el Señor nos podrá usar como instrumentos suyos para terminar su obra con rapidez y prepararnos para la traslación.
Nuestra mayor responsabilidad consiste en ayudar a nuestros hermanos a comprender lo que implica prestar atención al mensaje a Laodicea y lo que debemos hacer a fin de prepararnos para la lluvia tardía. El poco dinero necesario para que cada hogar adventista disponga de un ejemplar, es insignificante comparado con las maravillosas posibilidades que ofrece su estudio.
Más de veinte casas editoras adventistas han impreso casi cuatrocientos mil ejemplares de este folleto en 38 idiomas. Decenas de asociaciones han puesto un ejemplar en cada hogar adventista de su territorio y miles de dirigentes lo han empleado para dar estudios en sus iglesias y en sus reuniones de oración.
Es fácil que nos contentemos con grandes cifras de bautismos en un programa misionero que se desarrolla año tras año; pero Dios sólo podrá terminar la obra cuando crucifiquemos el yo y nos sometamos permanentemente a la dirección del Espíritu Santo.
¡Que Dios emplee los esfuerzos voluntarios de cada uno durante 1975! Suyo en el anhelo de terminar pronto la obra.
Sobre el autor: Pastor jubilado, ex obrero de la Asociación General.