ONCE SEMANAS DE EVANGELISMO COORDINADO = 812 BAUTISMOS

            Llegué el 6 de septiembre de 1966 a la ciudad de Puerto España, de la hermosa isla de Trinidad. No sabía que allí me esperaban grandes bendiciones. Es una ciudad moderna con todas las comodidades que ofrece la vida en las grandes urbes de las zonas más desarrolladas del mundo. Sus habitantes son cultos y hay cuatro colegios de enseñanza superior en la zona de influencia de la ciudad. Es Trinidad un pequeño país insular progresista con caminos asfaltados, buen alumbrado público, y su sólida economía permite que el trabajador promedio posea su propio automóvil. Le hice notar a uno de mis asociados al llegar a la isla, que si Trinidad y Tobago era un “país en desarrollo” nuestra carpa debiera haber estado rodeado por bicicletas en lugar de automóviles. Sin embargo, todas las noches para asistir a las reuniones había que abrirse paso entre un verdadero mar de tales vehículos.

LIBERTAD RELIGIOSA

            La constitución de Trinidad y Tobago contiene un artículo que asegura la libertad religiosa y el Dr. Eric Williams, notable primer ministro, lo hace respetar. En este país todas las religiones son tratadas en un pie de igualdad y ninguna de ellas goza de privilegios. Puerto España es una ciudad mayormente católica, y la segunda iglesia en número de miembros es la anglicana. El número de habitantes no pasa de 180.000 personas que forman un conjunto bastante heterogéneo.

812 EN ONCE SEMANAS

            Nunca el evangelismo público había alcanzado gran éxito en esta amplia zona, lo que constituyó una de las razones por las cuales se eligió este lugar para celebrar el seminario de evangelismo, el que se llevó a cabo en plena estación lluviosa. Estos factores sólo sirvieron para demostrar la magnitud del poder del Señor, porque en una ciudad donde no era probable el éxito se bautizaron 812 almas en un período de once semanas, y la última noche otras 327 personas indicaron su deseo de convertirse en adventistas del séptimo día. Las cifras que hemos dado corresponden solamente a personas cuyos nombres no estaban en los registros de la iglesia. Hubo veintenas de otros bautizados que fueron movidos por el poder del Espíritu a renovar sus votos mediante esa ceremonia.

ESPÍRITU DE UNANIMIDAD

La campaña comprendió un seminario de evangelismo en el cual participaron 46 ministros procedentes de toda la zona del Caribe. Estos fieles obreros se jugaron por entero para el éxito de la campaña. A este factor se debe en gran medida el favor divino que se nos concedió. Estos hombres tuvieron que convivir por once semanas. Aunque eran de formación y cultura diversas, entre estos mis compañeros en el ministerio se manifestaba ciertamente la unanimidad que hubo entre los discípulos antes del Pentecostés. Se reunían diariamente de lunes a viernes de 9 a 11 para las clases. La reunión de obreros se celebraba de 11 a 12 ó 12.30. Luego íbamos a la carpa a prepararla para la reunión de la noche. Seguía el almuerzo, luego del cual los obreros salían de dos en dos a realizar obra personal. Después, de una tarde de visitación intensiva estos hombres volvían para cenar y luego se dirigían a la carpa. Allí estaba su puesto del deber por las siguientes dos horas.

Once semanas de intensas actividades dejaron sentir su influencia, pero, aunque estábamos cansados, éramos las personas más felices al término de la campaña, porque el Señor había coronado el esfuerzo concienzudo de cada obrero con el éxito personal. Un solo equipo de visitación logro más de cien bautismos. A estos hombres se sumaron cuatro fieles instructoras bíblicas cuya influencia entre nosotros era sana y espiritualmente positiva.

¿QUE OCURRE CUANDO LOS DEPARTAMENTOS SE UNEN?

El aspecto más notable de este programa fue quizá la dedicación total de la entera estructura de la iglesia para el éxito de la campaña. Desde el mismo comienzo fue éste un esfuerzo unido. El presidente interino de la Unión del Caribe, E. J. Murray, era el encargado de solicitar la ofrenda cada noche. W. W. Weithers estaba a cargo del equipo electrónico. El encargado de planear todos los aspectos logísticos de la campaña, y que llevaba la carga individual más pesada, era Roy Hoyte, director de los Deptos. de Educación y Jóvenes de la Unión del Caribe.

El acierto con que desempeñó su tarea contribuyó grandemente al éxito de la campaña. S. L. Gadsby, presidente de la Asociación del Caribe Meridional, era quien hacía los anuncios todas las noches. J. Grimshaw, tesorero de la asociación, administraba las ofrendas y llevaba las estadísticas del programa, a la par que participaba activamente en varios aspectos de la presentación pública. H. Phillips, director de los Deptos. de Educación y Jóvenes de la Asociación del Caribe Meridional era quien presidía la escuela sabática. W. W. Thomson, administrador del Sanatorio Adventista de Puerto España, supervisaba el programa noche a noche, y el personal médico de la institución, dirigido por el Dr. J. Miyashiro y otros cuatro facultativos graduados en Loma Linda, presentaba interesantes charlas sobre salud tres noches por semana a lo largo de las once semanas. También hay que encomiar a este valioso grupo de galenos por haber mantenido la buena salud de los 46 ministros participantes, muchos de los cuales, incluido el orador, hubieron de recibir de cuando en cuando su asistencia profesional. C. L. Powers, presidente de la División Interamericana, viajó a Puerto España y participó públicamente en la campaña durante dos tardes, y fue muy iliberal en la asignación de fondos para la campaña por parte de la división.

CUANDO LOS LAICOS UNIDOS SE UNEN CON LOS MINISTROS UNIDOS

Me parece acertado, sin embargo, sacar la conclusión de que Dios bendijo a los hermanos debido a la unidad de toda la estructura departamental de la iglesia en la zona del Caribe. Detrás de todo eso estaba la cabal organización de las iglesias adventistas locales bajo la dirección de C. Manoram, quien noche a noche proveía la amplia base sobre la cual se construían nuestros bautismos. Hubo destacados casos de laicos que hicieron hasta tres viajes por noche de la carpa a su vecindario para llevar a sus parientes y amigos. La jefa de diaconisas de la Iglesia de Puerto España derramó lágrimas de gozo el día del primer bautismo al ver que su esposo de 35 años de edad finalmente rendía su corazón al Espíritu Santo y era bautizado en la Iglesia Adventista. Este hombre me dijo, con orgullo, después de su bautismo: “Dios es muy paciente.

Le llevó un buen tiempo, pero finalmente me alcanzó”. Dos taximetristas transportaban a sus amigos a la carpa todas las noches, haciendo dos viajes por noche. Esos hombres no fueron bautizados, pero sí lo fueron muchos de aquellos que ellos llevaron.

UBICACIÓN CÉNTRICA

La carpa estaba situada en los terrenos para edificación Prince, en el mismo corazón de la zona de parque de Puerto España, por lo que para ir a la carpa desde la casa más cercana había que caminar por lo menos dos cuadras. Sin embargo, se veía gente que iba y venía de a pie desde las montañas cada noche y después de haber trabajado duro todo el día.

IMPORTANTE ATRACTIVO TURÍSTICO

Durante las primeras etapas del programa, la oficina de turismo informaba a los viajeros que desembarcaban que la carpa era uno de los centros de atracción de la isla y algo digno de verse. Esto llevó a un reportero sueco y a su esposa, quienes estaban visitando Trinidad, a asistir a una de nuestras reuniones. El hombre quedó tan interesado que vino a verme al hotel después del programa y tuvimos una entrevista de dos horas. El tema de esa noche era “La Clave de la Felicidad”. Él no podía entender cómo alguien podía creer que es posible gozar de verdadera felicidad en esta vida. Fue mi privilegio predicar el Evangelio a este periodista gracias a la oficina de turismo de la ciudad.

SE DIVIDE EL MAR ROJO EN TRINIDAD

A pesar de que la campaña comenzó y concluyó en plena estación lluviosa, ni siquiera una noche la lluvia impidió la realización de las reuniones. Predicábamos seis noches por semana, y después de la cuarta semana, dos veces en día sábado. Se corrió la voz por toda la isla de que “entre el comienzo y el fin de la reunión no podía llover”. De hecho, llegamos a estar tan seguros de las providencias de Dios en este respecto que una tarde en que había casi tantas personas fuera de la carpa como adentro y comenzaron a caer algunas gotas y a verse algunos relámpagos, y algunas personas se levanta; ron para irse, S. L. Gadsby se levantó y pidió a la gente que se quedara en sus asientos diciendo que no llovería hasta que hubiera terminado la reunión. Créase o no, no llovió, aun cuando negros nubarrones se cernían pesados sobre nuestras cabezas por el resto de la tarde. Los que han vivido allí por años dicen que esto era un milagro tan grande como la separación de las aguas del Mar Rojo durante el éxodo. Creemos que es cierto lo que ellos dicen. Con respecto a esto mismo, he visto llover el sábado de mañana hasta las siete, y luego abrirse el cielo de manera que pudiésemos celebrar nuestros cultos. Hemos visto, además, cómo durante el día de nuestro primer bautismo las lluvias monzónicas llegaron hasta la montaña que domina el valle en el cual estábamos bautizando, y llovió por toda la zona inundando caminos y arrasando puentes, pero ni una gota cayó para echar a perder nuestro gran servicio bautismal al aire libre.

El último sábado de la campaña llegó a los terrenos donde estaba la carpa un emprendedor trabajador municipal con una gran topadora para nivelar cierto terreno mientras estábamos celebrando nuestra reunión. El motor de esa máquina hace un ruido que puede escucharse por lo menos a dos cuadras de distancia. Comenzó su trabajo a las siete. La escuela sabática iba a empezar puntualmente a las nueve y cuarto. El hombre guió su máquina hasta cierto lugar para remover cierta cantidad de tierra, luego volvió para repasar ese lugar, cuando de pronto hubo una explosión en el motor como el sonido de la partida de un cohete. Esto fue también una señal para que el trabajador cesara su tarea; lo vimos unas cinco horas más tarde husmeando furtivamente debajo del capó para ver qué pasaba con el motor. Nos dijo que, aparte de un cojinete que se había arruinado, no había ningún otro daño. Nos pareció que Dios debió haber intervenido directamente en el asunto provocando el desperfecto en la máquina para que pudiese predicarse el Evangelio sin molestia alguna.

Pero las victorias más notables fueron las que se alcanzaron en los corazones y en las vidas humanas. Se celebraron once casamientos en un período de siete semanas de la campaña. Uno o ambos contrayentes se estaban preparando para el bautismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esto es sin duda una evidencia de la obra profunda del Espíritu. Pienso en una buena mujer que vino a verme y estuvo sentada pacientemente mientras otros entraban y salían de la habitación, y cuando llegó su turno, este fue su testimonio: “He estado fuera de la Iglesia Adventista por 38 años y he sido una apóstata acérrima. Fui bautizada en la misma ocasión y por el mismo ministro que bautizó al pastor Weithers que está ahora en la Unión del Caribe. Durante sus reuniones he llegado a convencerme de nuevo del amor de Dios y de la necesidad de renovar mi pacto con Cristo. Usted me bautizó en su primer servicio bautismal y ahora vengo a decirle gracias por haberme mostrado el camino de regreso al hogar”.

SE BAUTIZA EL AMA DEL OBISPO

También fueron bautizadas la hermana del secretario privado del primer ministro y una íntima amiga de ella. Estas personas son de la clase más alta de Trinidad, viven en mansiones hermosas, una de las cuales tiene un gran garaje ocupado con tres automóviles. La historia de su amiga es muy interesante.

TREINTA AÑOS DE LETARGO

Hace treinta años una amiga de ella se fue de vacaciones a una pequeña isla del Caribe. En ese tiempo un anciano de iglesia adventista estaba dirigiendo una campaña de evangelismo laico en la zona, y vencidas por la curiosidad estas dos mujeres fueron a oírlo predicar. Fueron fascinadas por las verdades de la Biblia reveladas por este laico y después de asistir cinco semanas se convencieron de que los adventistas del séptimo día de veras proclaman la verdad de Dios. Pero factores ambientales impidieron su plena aceptación del mensaje en esa fecha, y la semilla de la verdad quedó aparentemente en letargo durante treinta años en sus corazones, para surgir solamente durante nuestra campaña de Puerto España. Fue mi privilegio bautizar a una de estas mujeres en esa ocasión.

También se bautizó la encargada principal de la casa del obispo católico de Trinidad. Esta mujer era la que supervisaba todas sus comidas y el manejo de su casa. Hizo su decisión la noche anterior al primer bautismo, pero estaba sumamente preocupada por la forma en que habría de comunicarle la noticia al obispo. Le aconsejamos que se preparara para el segundo bautismo de allí a una semana. Esto le daría tiempo no solamente para informar al obispo de su decisión sino de hacer otros planes en cuanto a su trabajo. Ella trabajó el siguiente sábado de mañana, pero por la tarde se apresuró a verme en la carpa dando testimonio de que ése había sido el día más desdichado de toda su vida. El siguiente domingo de mañana informó al obispo de su decisión. Las amables palabras de éste fueron: “Asegúrese de preparar alimento suficiente para el resto de la semana y que Dios la bendiga”. Bautizamos a esta mujer en el segundo bautismo y ahora se está gozando en el Señor. Estaba frente a la carpa la noche después de su bautismo, sin trabajo, y se preguntaba naturalmente qué le reservaría el futuro, cuando un gran automóvil se detuvo frente a la carpa y una mujer europea la llamó y le preguntó si no conocía a alguien en ese gran auditorio que estuviese dispuesto a trabajar en su casa. Nuestra hermana inmediatamente aceptó para sí el puesto y ahora está trabajando feliz-

POSESIÓN DEMONIACA

Un día vino a mí una madre evidentemente afligida. No era y no es miembro de nuestra iglesia, pero confío en que algún día lo será. Su problema era que tenía un hijo de unos 22 años que a todas luces estaba poseído por el demonio. Solía dormir de día y recorrer el piso por la noche amenazando con matar a todo el mundo y produciendo la alarma general. Esta situación llevaba varios años. Lo habían hecho examinar por un psiquiatra, y se había llegado a la conclusión de que el muchacho estaba sano, v la otra respuesta posible era que Satanás se había propuesto no dejar en paz su alma. El joven no había podido ir a la escuela ni conseguir un trabajo. En una conversación posterior me dijo que había ido a un negocio para entrar pero que había sido llevado en remolino por una fuerza más fuerte que él mismo y apartado del negocio. El también deseaba estar libre de este poder maligno. Llevamos a este joven a nuestra clase del lunes de mañana, y los 46 ministros se arrodillaron a su alrededor en oración. No hubo manifestación visible de cambio alguno en la pieza, ningún demonio emitió gritos desafiantes, ni hubo las escenas salvajes que normalmente acompañan la expulsión de un demonio, pero era evidente que desde esa mañana Cristo literalmente echó a ese poder maligno de la vida de ese hombre como lo hizo hace 1900 años al expulsar demonios de los poseídos. Este joven ahora puede dormir de noche, ha conseguido un trabajo, y según las últimas informaciones que tengo lo está desempeñando satisfactoriamente.

MANIFESTACIONES ESPIRITISTAS

Otro joven de unos 27 años vino a verme un día evidentemente afligido. Por un año había estado en conversación con un poder espiritual que se comunicaba con él a través de su esposa estando ella dormida. Tenía una voz diferente de la de ella y lo despertaba a diversas horas de la noche, le hacía preguntas personales y le data consejos. Años antes este joven había sido un pendenciero, pero este poder le había dicho que dejara de vivir de esa forma y que fuera un buen esposo y un padre ejemplar. Esa voz lo había hecho sosegar y ahora era un joven respetuoso que se desempeñaba correctamente en su ocupación en la cual estaba progresando.

Pero había oído mi sermón sobre el espiritismo y quedó intrigado por conocer la verdadera identidad de la voz que le había estado hablando. Por eso venía a verme. Le hice muchas preguntas, en primer lugar, con respecto a la clase de consejos que le daba la voz, y en nuestra primera sesión todo lo que él citó haberle sido dicho por la voz estaba más allá de toda crítica. Después de todo había corregido su vida, lo había guiado con referencia al trato bondadoso para con su familia, etc. Sin embargo, yo reconocía que mientras los consejos dados estaban de acuerdo con la Biblia, el método era evidentemente satánico, pero había que circunscribir el problema y convencer a este joven con quién estaba tratando. Nuestra segunda entrevista no tuvo más éxito que la primera, porque al examinar cada vez más hondo en las revelaciones que se le hacían al joven, los consejos eran irreprochables. Así que fijé una tercera entrevista con él y ésta resultó afortunada. Me trajo una hoja mecanografiada de la conversación que acababa de sostener la noche anterior con ese poder. En ella él le había preguntado: (1) “¿Hay un Dios en el cielo?” La respuesta fue: “Sí, hay”. (2) “¿Están allí estos tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?” La respuesta fue: “Sí, están”. (3) “¿Cuál es el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo?” Ninguna respuesta. (4) “¿Hay un cielo y un infierno?” Respuesta: “Hay un cielo y un infierno”. (5) “¿Cuándo van los justos al cielo y los malos al infierno?” Respuesta: “A la muerte los malos van al infierno inmediatamente, pero los justos van a un lugar de purgación y de allí van al cielo”. Esta fue mi primera clave para identificar ese poder porque ahora estaba repitiendo la misma mentira que había dicho al principio, cuando comenzó la gran rebelión del hombre en contra de Dios. Le di a mi hermano otro estudio sobre los espíritus del espiritismo, oré con él y lo despedí. Aparentemente para él eran muy duros los requisitos que cumplir, y como el joven rico, se fue triste. Pero la semilla había sido sembrada.

LA ASISTENCIA AUMENTA DESPUÉS DE PRESENTAR EL SÁBADO

Leí en la biografía del Dr. Wilbur Chapman que él a menudo predicaba con un grupito de personas colocadas directamente debajo del púlpito que oraban por él durante todo el sermón. En Puerto España teníamos a las diaconisas y a los diáconos de las diferentes iglesias que se alternaban en oración en cierto sector de la carpa durante el sermón. Experimenté literalmente en mi corazón la influencia renovadora del Espíritu Santo noche a noche en la predicación de la Palabra, y nunca durante el programa de once semanas la asistencia bajó de 2.200 personas. La noche final hubo siete mil presentes. Las mayores asistencias se registraron después de presentar el tema del sábado.

UN SUPERAVIT DE NUEVE MIL DÓLARES

Antes de las reuniones, durante la preparación del presupuesto, se había pronosticado que las entradas por ofrendas se acercarían a los 2.000 dólares. Al concluir la campaña había un excedente de ofrendas de $ 9.000. Esto es índice no solamente de la bendición de Dios sobre nuestra campaña sino de la posición social elevada de la gente que asistió. A este respecto voy a repetir lo que dijimos acerca de que Puerto España no tiene una atmósfera muy misionera que digamos, sino que es una ciudad moderna con todos los impedimentos artificiales comunes en las grandes ciudades de las naciones más avanzadas de la tierra. Por lo tanto, el poder de Cristo y del Evangelio al alcanzar esta victoria ro puede ser disminuido por ninguna clase de reservas. Mi propia conclusión es que, dadas las circunstancias y la cooperación que encontramos en Trinidad, esta clase de cosas pueden probablemente ocurrir en cualquiera de las grandes ciudades del mundo.

MILES DE ESPECTADORES

Se bautizaron 199 católicos en esta campaña. De los bautizados, 320 tenían más de treinta años. Ciento veintinueve tenían entre 21 y 30 años. Doscientos veinticinco tenían entre 13 y veinte años, y 108 estaban entre 10 y 12 años. El primer bautismo fue un espectáculo hermoso. Se necesitaron once ómnibus para llevar a los candidatos al lugar del bautismo. Este se realizó en una playa muy amplia con cómodos vestuarios. Las autoridades municipales concedieron de muy buena gana el uso de esas instalaciones. Después del servicio religioso de las once, revisamos a los candidatos antes que subieran a los vehículos, y luego la enorme procesión se encaminó a través de la ciudad a la hermosa playa donde debe haber habido ocho o nueve mil espectadores. Los Hnos. White y Thompson organizaron y supervisaron el servicio de bautismo. Cuarenta ministros entraron al agua y cuarenta candidatos eran sumergidos en las aguas y sacados de ellas por los ministros que estuvieron bautizando durante una hora y media a los 480 candidatos, completándose el servicio en menos de dos horas.

El cuarteto Catedral de Norteamérica estuvo con nosotros para esos bautismos. Sus integrantes, los pastores Scales, Edgecombe, Shepperd y Reeves, que trabajaron conmigo durante un período de cinco años en Norteamérica, significaron un verdadero estímulo espiritual para nosotros durante este período crucial.

Los habitantes de la isla nunca olvidarán los servicios de canto de C. L. Brooks, director de educación de la Asociación de los Alleghanys, quien invirtió dos semanas en las primeras etapas de nuestra campaña y cautivó completamente el corazón de nuestros oyentes. Mucho después que esos hermanos se alejaron de la campaña nosotros pasamos las cintas de sus grabaciones musicales con evidente deleite de nuestro auditorio, y la última noche, añadiendo una nota de nostalgia al cierre, mientras estuve firmando autógrafos por una hora y media después de la bendición, la música del cuarteto y el pastor Brooks se difundía por el vecindario como adecuada bendición y testimonio de la gloria y el poder de Dios y de la fuerza del Evangelio en la hora crepuscular de la historia del hombre.

Sobre el autor: Secretario Asociado de los Asociación Ministerial de la Asociación General.