Al comienzo de la era cristiana algunas costumbres.

El judío pensaba en el sábado durante toda la semana”.[1] Alimentos especiales adquiridos en la semana eran guardados para el sábado. El jueves era el día de mercado.

Pero el clímax en la preparación tenía lugar el viernes. Se consideraba muy meritorio trabajar el viernes en preparación para el sábado. “Los judíos estaban tan ocupados el viernes, preparándose para el sábado, que estaban seguros que el profeta Elías no aparecería con su mensaje de redención en viernes”. [2]

Para evitar la profanación del sábado se le agregaron pronto las últimas horas del viernes. En Jerusalén un sacerdote, parado sobre una torre alta del templo, tocaba una trompeta como señal de abandonar todo trabajo y comenzar el reposo sabático. Lo propio hacía, en todas las demás ciudades y pueblos palestinos, un oficial de la respectiva comunidad, parado sobre el techo de una casa alta, que era generalmente una sinagoga.

Había seis toques de trompeta:

(a) El primero era para dejar los trabajos, mayormente del campo. Los hombres que trabajaban más cerca de la población esperaban a los que venían de más lejos y entraban juntos. Los negocios seguían abiertos.

(b) Al tocar por segunda vez la trompeta los negocios eran cerrados.

(c) El tercer toque indicaba que debían sacarse las ollas de las cocinas y envolvérselas en varios tipos de materiales para que conservaran el calor.

También debían encenderse las luces del sábado. Los devotos que vestían filacterias todo el día, también se las quitaban.

(d) Tras una pausa, tres toques sucesivos de trompeta indicaban que comenzaba definitivamente el descanso sabático. El oficial no podía bajar con su trompeta. La dejaba sobre el techo hasta la noche siguiente cuando daba la señal de que el sábado había terminado. [3]

El Talmud y la observancia del sábado[4]

El Talmud (“enseñanza”) se originó en la tradición oral judía desarrollada durante varios siglos. Empezó a adquirir forma escrita alrededor del comienzo del siglo III DC “con la codificación de su porción básica, la Mishna; durante los dos siglos siguientes fue elaborado y codificado un gran cuerpo de comentario sobre la Mishna, que es conocido como Guebará. Estas dos colecciones forman en conjunto el Talmud y proporcionan la estructura del judaísmo histórico”. [5] Varios reglamentos del Talmud, relacionados con la observancia del sábado, reflejan claramente situaciones o declaraciones mencionadas en los Evangelios. Hay, además, otros que son muy iluminadores. Examinaremos algunos a continuación.

a. Los 39 trabajos primarios

“Los trabajos primarios son cuarenta menos uno: sembrar, arar, cosechar, atar gavillas, trillar, aventar, seleccionar, moler, tamizar, amasar, hornear, esquilar, blanquear, rastrillar, teñir, hilar, estirar los hilos, hacer dos lazos, entrelazar dos hilos, dividir dos hilos, anudar y desanudar, coser dos puntadas, rasgar para coser dos puntadas, capturar un ciervo, matarlo, despellejarlo o salarlo, curar su piel, rasparla (para sacarle el pelo), cortarla, escribir dos cartas, borrar para escribir dos cartas (sobre lo borrado), edificar, derribar, extinguir (fuego), apagar, golpear con un martillo, (y) llevar de una propiedad a otra: estos son los cuarenta trabajos primarios menos uno”.[6]

Basados en esta lista, los judíos acusaron al menos tres veces a Jesús y a sus discípulos de violar el sábado o de inducir a otros a violarlo:

(a) Los discípulos toman espigas, las restriegan y comen el grano. (Mat. 12:1-8; Mar. 2:23-28; Luc. 6:1-5.) Acusados de: cosechar, trillar y aventar.

(b) Jesús hace barro y lo pone sobre los ojos del ciego de nacimiento. (Juan 9:1-41.) Acusado de amasar (barro). Otro reglamento del Talmud permite derramar agua sobre afrecho al prepararlo como alimento para animales, pero no permite mezclarlo. [7]

De paso, Jesús transgredió otra disposición tradicional que prohibía ungirse en el sábado en forma diferente a la habitual. Jesús “ungió” (untó) con lodo los ojos del ciego.

 “Si a alguno le duelen los dientes, no puede sorber vinagre a través de ellos (…esto es sanar, lo cual está prohibido en sábado) pero puede mojar (su pan en vinagre) de la manera acostumbrada, y si se sana, se sana. Si a alguno le duelen los lomos, no debe friccionarlos con vino o vinagre, pero puede hacerlo con aceite, aunque no con aceite de rosa. Hijos de reyes pueden ungir sus heridas con aceite de rosa, pues acostumbran a ungirse así en los días de semana. R. Simeón dijo: Todo Israel son hijos de reyes”.[8]

(c) Jesús sana al paralítico de Betesda y le ordena llevar su lecho. (Juan 5:1-15.)

El hombre es acusado de “llevar de una propiedad a otra”, (último de los 39 trabajos primarios prohibidos).

Otro reglamento mishnaico afirma que si un hombre lleva en un lugar público “a una persona viva en un lecho, no es culpable ni siquiera respecto al lecho, porque el lecho le es secundario”. [9] Esto parece implicar que que llevar un lecho vacío era considerado pecaminoso.

Por otra parte no se permitía ni siquiera llevar un pañuelo en sábado, a menos que uno de sus extremos estuviese cosido al vestido. En este caso pasaba a ser, técnicamente, parte de la vestimenta. [10]

Sin embargo, la misma Mishna proporcionaba una salida “legal” a quienes necesitaban transportar algo durante el sábado: “Si alguien transporta (un artículo), con su (mano) derecha o con su izquierda, en su falda o en su hombro, es culpable, porque así transportaban los hijos de Coat. De una manera atravesada, (es decir) con su pie, en su boca, en su oreja, en su cabello, en su cinto con su abertura hacia abajo, entre su cinto y su camisa, en el dobladillo de su camisa, en sus zapatos o sandalias, no es culpable, porque no (lo) ha transportado como la gente (generalmente) transporta”. [11]

b. Sanamiento en sábado

Algunos textos pertinentes:

“No podemos comer hisopo griego en sábado, porque no es alimento de gente sana; (…sino, obviamente, un remedio) pero podemos comer yo’ezer (…cierta planta) y beber dbub ro’eh (…Lit., ‘flauta del pastor’ —nombre de una planta [Eupatorium] usada con propósitos medicinales (Jast.). Un hombre puede comer cualquier clase de alimento como remedio, y beber cualquier líquido, (…siempre que no sean comidos y bebidos sin intenciones curativas, también) con excepción del agua de palmas y una poción de raíces, porque éstas son (remedio) para la ictericia; pero uno puede beber agua de palmas para apagar su sed y frotarse con aceite de raíces sin propósitos medicinales”.[12]

“Si a alguien le sobreviene un hambre voraz, se le puede dar de comer aun cosas inmundas hasta que sus ojos se aclaren. Si alguien fue mordido por un perro furioso, no puede darle a comer a él el lóbulo de su hígado. Pero R. Matthia b. Heresh lo permite. Además, R. Matthia b. Heresh dice: Si alguien tiene un dolor en su garganta, puede introducir remedios en su boca durante el sábado, porque existe la posibilidad de peligro de la vida humana y todo lo que haga peligrar la vida humana suspende las (leyes del) sábado”.[13]

“…todos los requisitos de la circuncisión pueden ser hechos en sábado”.[14]

En relación con esto citamos dos declaraciones significativas:

(a) El Rabí Eliezer (c. 90 DC): “La circuncisión está sobre el sábado… Si él (un hombre) pasa por encima del sábado por causa de uno de sus miembros, ¿no debería pasar por encima del sábado por todo su cuerpo (si hay peligro de muerte)?” [15]

(b) Declaración del Talmud de en torno al año 100 DC: “Si la circuncisión que se relaciona con sólo uno de los doscientos cuarenta y ocho miembros del cuerpo humano, suspende el sábado, ¡cuánto más deberá (la salvación de) todo el cuerpo suspender el sábado!” [16]

Resulta claro de los textos anteriores que los judíos permitían atender en sábado sólo los casos de enfermedad que pusieran en peligro inmediato la vida.

De unos 20 milagros de sanamiento referidos en los Evangelios los siguientes siete fueron hechos en sábado y casi todos dieron motivo a violentas críticas y oposición contra Jesús (nótese que, al parecer, en ninguno de los siete había peligro inmediato de muerte):

(a) El inválido de Betesda – Juan 5:1-15

(b) El endemoniado en la sinagoga – Mar. 1:21-28

(c) La suegra de Pedro – Mar. 1:29-31

(d) El hombre de la mano seca-Mar. 3:1-6

(e) El ciego de nacimiento – Juan 9:1-41

(f) La mujer inválida – Luc. 13:10-17

(g) El hombre hidrópico – Luc. 14:1-4

c. “Camino de un sábado” (Hech. 1:12).

La frase que forma este subtítulo aparece sólo en Hech. 1:12. Describe la distancia entre Jerusalén y el Monte de las Olivas. Josefo dice que esta distancia era de cinco o seis estadios[17], es decir como de un kilómetro.

La Mishna coincide con lo anterior en varias afirmaciones en las que fija el “límite del sábado” en 2.000 codos. [18]A manera de muestra:

“Si un hombre a quien le era permitido salió fuera del límite del sábado y se le dijo entonces que el acto (que él pensaba ejecutar) ya había sido hecho, él tiene derecho a moverse dentro de dos mil codos en cualquier dirección. Si él estaba dentro del límite del sábado, se considera como si no hubiese salido. Todos los que salen para salvar una vida pueden regresar a sus lugares de origen”. [19]

También se podía ocultar alimento a intervalos apropiados a lo largo del camino que se esperaba recorrer. “Entonces, técnicamente, el lugar donde estaba el alimento de uno, podía ser considerado como otro ‘hogar’ del dueño. Desde cada uno de esos depósitos de alimento era posible, entonces, recorrer otro camino de un sábado, hasta el siguiente depósito similar”.

Hay dos maneras de explicar el origen de la medida de 2.000 codos:

(a) La tradición judía afirma que la distancia entre la tienda más apartada del campamento israelita en el desierto y el tabernáculo era de 2.000 codos. Así todo israelita podía llegar hasta el tabernáculo sin quebrantar la orden: “no salga nadie de su lugar en el día séptimo” (Exo. 16: 29).

(b) Otros recurren a Josué 3:4, donde se afirma que entre los sacerdotes y el pueblo quedaría un espacio “como de dos mil codos medidos” al cruzar el Jordán.

Pero había maneras de evitar la rigidez de este límite en ciertas circunstancias:

(1 ) “Si un hombre que viaja (hacia su hogar) es sobrecogido por el crepúsculo, y conoce algún árbol o muro y dice: ‘Que mi base sabática esté bajo él’, su afirmación no le vale de nada. Sin embargo, si dice: ‘Que mi base sabática esté junto a su raíz’, él puede caminar desde el lugar donde está hasta su raíz una distancia de dos mil codos, y desde su raíz hasta su casa otros dos mil codos. Así puede caminar cuatro mil codos después de anochecer.

“Si no conoce ningún árbol o muro, o si no conoce la halachah, y dice: ‘Que mi posición actual sea mi base sabática’, su posición adquiere para él el derecho de movimiento en un radio de dos mil codos en cualquier dirección… Los sabios, sin embargo, establecieron que las distancias deben ser reducidas a un cuadrado en la forma de una tablilla cuadrada, de tal manera que él pueda ganar el área de las esquinas”.[20]

(2) También se podía ocultar alimento a intervalos apropiados a lo largo del camino que se esperaba recorrer. “Entonces, técnicamente, el lugar donde estaba el alimento de uno, podía ser considerado como otro ‘hogar’ del dueño. Desde cada uno de esos depósitos de alimento era posible, entonces, recorrer otro camino de un sábado, hasta el siguiente depósito similar”. [21]

d. Arreglo personal

“¿Con qué puede salir y con qué no puede salir una mujer?… Una mujer no puede salir con cintas de lana, cintas de lino o cintas alrededor de su cabeza; ni puede realizar la inmersión ritual mientras las lleva, a menos que las suelte. (No puede salir) con adornos en la frente, guirnaldas (sarbitin), si no están cosidas, o con red para el cabello (kabul) a la calle… o con zarcillos, o con un anillo que no tiene sello… Sin embargo, si sale (con esto), no está obligada a hacer ofrenda por el pecado”. [22]

“Si alguien corta sus uñas con las otras o con sus dientes, o (si arranca) su cabello, o su bigote, o su barba; y si (una mujer) trenza su cabello, o se pinta (sus párpados), o si pinta (su rostro), R. Eliezer (las) declara culpables, mientras que los Rabinos prohíben (estas acciones) como shebuth”. [23]

“También era considerado como transgresión del sábado el mirar un espejo colgado en la muralla”. [24]

  • Otras disposiciones sobre el descanso sabático

“Uno puede doblar ropas hasta cuatro o cinco veces, y tender las sábanas en camas en la noche del sábado para (usar) el sábado, pero no en el sábado para (usar) al concluir el sábado”. [25]

“Se puede guardar alimento para tres comidas… Si estalla un incendio el sábado de noche, puede salvarse alimento para tres comidas; (si) es de mañana, puede salvarse alimento para dos comidas; a (la hora de) minhah, alimento para una comida. R. José dijo: En todo tiempo podemos salvar alimento para tres comidas”. [26]

Algunas disposiciones revelan claramente que había divergencia de opiniones. Son especialmente dignas de notar algunas divergencias entre las escuelas iniciadas por Hillel y Shammai, doctores de la ley que florecieron a fines del siglo I AC:

 (a) “Regla de Beth Shammai: Uno no debe venderle a un gentil, o ayudarle a cargar (un asno), o a poner (un objeto) sobre él a menos que pueda llegar a un lugar cercano; pero Beth Hillel lo permite” [27]

(b) Shammai insistía que al obtener pájaros para el sacrificio en un día de fiesta, la escalera no podía ser trasladada de un palomar a otro, sino sólo de una abertura a otra del mismo palomar. Hillel, en cambio, permitía ambas cosas. [28]

(c) Shammai permitía comer un huevo puesto en sábado, pero Hillel lo prohibía, afirmando que la prohibición de preparar alimento en sábado se aplicaba no sólo a los hombres sino también a las gallinas. [29]

Era considerado ilegal expectorar sobre el suelo porque así podía quizá estarse regando una planta. [30]

Un principio general establecido por el Rabí Akiba:

“Toda (clase de) trabajo que puede realizarse en la víspera del sábado, no invalida (es decir, no debe hacerse en) el sábado; pero lo que no puede hacerse en la víspera del sábado, eso invalida el sábado”.[31]

Todas las disposiciones citadas arriba no son más que una muestra de la manera meticulosa, detallista, como los judíos reglamentaron la observancia del sábado. Olvidando el espíritu de la ley, exigían de sí mismos y de otros más de lo que Dios mismo había especificado. Y en este afán llegaban hasta a rechazar la ley que pretendían cumplir. Con razón les dijo Jesús: “Admirablemente desecháis el mandamiento de Dios, para guardar vuestra tradición” (Mar. 7:9).

Sobre el autor: Vicedirector del Colegio Adventista del Plata


Referencias

[1] Hayyim Schauss, The Jewish Festivals (New York, Union of American Hebrew Congregations, 1938), pág. 13.

[2] Loc. cit.

[3] Schauss, op. cit., págs. 13, 14

[4] Citaremos aquí la Mishna traducida en The Babylonian Talmud, ed. por Isidore Epstein (35 vols., Londres, The Soncino Press Lt. 1935-1952). Se indicarán folios y páginas. Nosotros lo tomamos del SDA Bible Students Source Book, Washington D. C., Review and Herald Publ. Assn., 1962, págs. 847-856.

[5] The SDA Bible Commentary, tomo 5, pág. 96.

[6] Shabbath 7.2, en Talmud 739, págs. 348, 349

[7] Shabbath 24.3, en Talmud, pág. 749. Cit. en SDABC, tomo 5, pág. 998.

[8] Shabbath 14.4, en Talmud 1119, págs. 539, 540.

[9] Shabbath 10, en Talmud, págs. 448, Cit. en SDABC, tomo 5, pág. 919.

[10] SDABC, tomo 5, pág. 587.

[11] Shabbath 10.3, en Talmud 929, págs. 439, 440.

[12] Shabbath 14.3, en Talmud 109b, pág. 532.

[13] Yoma 8.6, en Talmud 839, pág. 407

[14] Shabbath 19.1, en Talmud 1309, pág. 649

[15] Tosephta Shabbath 15.16. Ver SDABC, tomo 5, pág. 979.

[16] Yoma 85b, en Talmud, pág. 421. Ver en Loe. Cit

[17] Antigüedades, xx.8.6; Guerras v, 2.3.

[18] Ver ’Erubin 4.5,6 (Talmud 45a, 45b); ’Eribin 5.8 (Talmud 619).

[19] ’Erubin 4.3, en Talmud, pág. 306. Ver SDABC, tomo 5, pág. 126

[20] ’Erubin 4.8,8, en Talmud 49b, págs. 343,

[21] SDABC, tomo 5, pág. 587

[22] Shabbath 6.1, en Talmud 579, pág. 266.

[23] Shabbath 10.6, en Talmud 94b, pág. 452.

[24] SDABC, tomo 5, pág. 587.

[25] Shabbath 15.3, en Talmud 1139, págs. 551, 552.

[26] Shabbath 16.2, en Talmud 117b, pág. 576.

[27] Shabbath 1.5, 6, 7, 8, en Talmud 17b, pág. 73.

[28] Shabbath 1.7, en Talmud, pág. 73. Cit. en SDABC, tomo 5, pág. 97.

[29] ’Eduyyoth 4.1, en Talmud, pág. 22. Cit. en SDABC, tomo 5, pág. 98

[30] SDABC, tomo 5, pág. 587.

[31] Shabbath 19.1, en Talmud 130», pág. 649.