Con satisfacción vimos aparecer el muy anunciado léxico hebreo-portugués, como fruto del trabajo del Sr. Sábado Dinotos, israelita nacido en el Brasil y hombre de vasta cultura. Ha de ser muy útil este diccionario, porque hasta ahora teníamos únicamente el Hebrew-English de R. Avinoam, que exige una doble traducción, con los consiguientes inconvenientes.
El Diccionario Hebraico-Portugués, de S. Dinotos, es un trabajo de avanzada, porque es la primera obra en su género que se publica en portugués, en el Brasil. Fue compuesto e impreso en la Imprenta Metodista, y tiene el mérito de una hazaña tipográfica. Es sabido que en nuestras imprentas no existen caracteres hebreos. Además de eso se requiere, para esta clase de trabajo, linotipistas, compaginadores y revisores especializados.
La presentación gráfica del diccionario no es perfecta. Se advierte que se utilizaron tipos fundidos para las letras consonantes hebreas, pero los signos masoréticos fueron dibujados a mano y luego se hicieron grabados, lo que se ve en los borrones que aparecen a causa del exceso de tinta, con lo cual algunas palabras pierden nitidez.
Es curioso que en la bibliografía aparezca el SDA Bible Dictionary, y que en los “Agradecimientos” se haga referencia a la Iglesia Adventista “por los consejos, sugestiones, aclaraciones y datos proporcionados”. Así que se incluye a nuestra iglesia entre otras entidades que colaboraron en la preparación del léxico, lo que no deja de ser extraño debido a que hay pocos adventistas que cultivan el hebreo en el Brasil.
Procurando evitar la monotonía de los diccionarios comunes, el autor cita el significado de los vocablos en otros idiomas y presenta datos etimológicos. Damos algunos ejemplos:
“Shemague, gorduras, citadas en Gén. 27:28. Lo mismo que abura, en japonés, y faí. En inglés”.
“Shemesh, sol, el astro solar… Corresponde al término griego fos, fotos, y al término ruso svet, y Pitheu lo emplea con el sentido de ‘luminosidad’ ”.
Algunas veces el autor incurre en inexactitudes y aun en la fantasía. He aquí un ejemplo:
“On, Isis, la diosa egipcia que formaba parte junto a Ra y Osiris de la trinidad egipcia —de la que el suegro de José era uno de los sacerdotes (Gén. 41:50). (Observación: Desde los Setenta, esta palabra viene siendo vertida en forma errada, dándosele el sentido de ‘Ciudad de On’ o Heliópolis)”.
En honor a la verdad debe decirse que la trinidad egipcia estaba formada por Isis, Osiris y Horus. La divinidad Ra (Amón-Ra) era distinta y estaba separada de las anteriores. Era el dios solar, el patrono de Tebas, pero no integraba la trinidad mitológica.
Otro error más grave se encuentra en el comentario que hace sobre el término lavé (Jehová). Entre los complejos y discutibles significados que da para el Nombre Inefable, está este disparate: “Deva, ser sagrado de la religión hindú. Enemigo de la religión mazdeísta, contrario a Ormuzd, que, erróneamente, para el cristianismo significaba el diablo”. Esto, además de ser absurdo, llega a ser irreverente.
Otra fantasía onomástica del autor gira en torno a la palabra Aser. Veamos algunas líneas:
“Asher. Nombre propio y masculino de Atilio, nombre de un hijo de Tiakos y de Silvias, que se constituyó en una tribu que llevada al exilio, se localizó en el Mediterráneo, y que actualmente se llama Italia”.
Esta es una fábula. Se cambian sin ceremonia alguna los nombres bíblicos de Aser. Jacob y Zilpa por los de Atilio, Tiakos y Silvias, respectivamente. Y así finaliza el comentario de esta palabra:
“Italia (Asher) es la tribu que figuraba con la ‘vara de hierro’ con la que se regiría al mundo antes de que los pueblos fueran congregados de nuevo”.
En otro lugar vierte el nombre propio Rubén como Lusitano.
Como el diccionario afirma que, entre otros, los adventistas le proporcionaron orientación, no creemos ni remotamente que algún escritor u obrero nuestro le haya dado una orientación de esta clase.
Habría sido mejor que el autor se hubiera limitado exclusivamente al significado básico de las palabras hebreas, sin deformarlas en algunos casos con interpretaciones caprichosas.
Sin embargo, estas observaciones no desmerecen el valor de la obra ni su sentido lexicográfico.
Sobre el autor: Secretario-tesorero de la Misión Mineira, Brasil