III. Nuestra posición histórica se fortalece

Mas de una vez en esta serie de artículos hemos recalcado que la LXX usa kazaridso para traducir tsadaq en Daniel 8:14. Indudablemente éste ha sido uno de nuestros puntos más fuertes.

El uso que hace la LXX de kazaridso para traducir tsadaq, sin embargo, es un caso tan aislado como el de la palabra “cleansed” [purificado] en la KJV. Es el único lugar en el cual la LXX rinde así la forma verbal de la palabra hebrea tsadaq. Además, muchos eruditos bíblicos y otros creen que la LXX no es muy digna de confianza de todas maneras. Existía la opinión de que había muchas interpretaciones y también omisiones, como también un buen número de traducciones inexactas y, como algunos decían, poco cuidadosas. Su juicio sobre el particular se debía mayormente a que el texto de la LXX difería del texto masorético, del cual se tradujeron nuestras versiones inglesas del Antiguo Testamento. Uno de los pasajes, entre otros citados en el Nuevo Testamento, que llevó a los traductores de la Biblia y a otros a suscitar tales preguntas era Hebreos 1:6. Allí leemos: “Cuando [Dios] introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios”. Este texto, así como otros en el mismo capítulo, está citado por el autor de Hebreos para ensalzar la divinidad de nuestro Señor. Debe notarse, que es algo que Dios ha dicho, y sería lógico suponer que esto se halla en el Antiguo Testamento, así como los otros pasajes citados por el autor. Algunas lecturas marginales de la KJV [como también la Valera, edición de 1960] hacen referencia a Deuteronomio 32:43, pero allí no se encuentra el pasaje en cuestión, ni tampoco en el texto masorético. Sin embargo, se encontraba en la LXX, y debido a esto muchos estudiosos de la Biblia pensaron que estaba justificado el cargo de interpolación. Por supuesto, esta aparente certeza estaba postulada sobre la base de que el texto masorético era el texto, y quizá el único antiguo texto hebreo de las Sagradas Escrituras.

Esto ahora ha cambiado, y podemos dar gracias a Dios por los hallazgos en las cuevas de Qumran. Estos descubrimientos han sido reveladores. Uno de los rollos contiene el mismísimo pasaje citado en el libro de Hebreos. Narra la historia F. F. Bruce. Al referirse a Hebreos 1:6, escribe:

“Pero el texto de la LXX [lo tiene]. Estaba basado en un original hebreo, como ahora se sabe por el descubrimiento de una copia de este capítulo de Deuteronomio en la cuarta cueva de Qumran, que ofrece un texto hebreo que corresponde estrechamente al de la LXX’[1]

Y añade:

“Al ser estudiados los manuscritos bíblicos de Qumran ha sido posible distinguir tres tipos principales de textos. Uno es el antecesor del texto consonántico que formó la base de la obra editorial de los masoretas. Otro es el tipo de texto que debe haber estado delante de los hombres que produjeron la traducción griega conocida como Septuaginta. … Y el tercer tipo, exclusivo de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, está estrechamente relacionado con el Pentateuco samaritano”.[2]

Luego levanta la pregunta:

“¿Qué valor tiene para nosotros la Septuaginta? … Se trata de un texto hebreo fundamental que es más de mil años más antiguo que nuestros manuscritos masoréticos”.[3]

Este testimonio está confirmado por William F. Albright como sigue:

“Ahora sabemos que en los fragmentos hasta aquí descriptos del Pentateuco y de los antiguos profetas … las traducciones griegas eran casi servilmente literales… Cuando hallamos preservadas en la. LXX secciones… que faltan en el MT [texto masorético],… podemos estar razonablemente ciertos que no se trata de una adición o corrupción griega interna, sino que se remontan a una antigua revisión griega que difería del MT [texto masorético]”.[4]

Es realmente notable la forma silenciosa y sin ostentación en la cual Dios está vindicando su propia palabra de verdad. A la luz de este descubrimiento, pues, podemos confiar más en lo que hicieron los traductores de la LXX en Daniel 8:14, donde tradujeron la palabra hebrea tsadaq como “purificado”, kazaridso.

Estudiaremos ahora algunos otros aspectos importantes de esta cuestión, porque puede haber una razón muy básica y fundamental por la cual los traductores de la LXX hicieron lo que hicieron.

  1. El ambiente arameo en que se formaron los traductores de la LXX.

Un erudito en hebreo ha expresado un principio muy importante en la interpretación bíblica:

“En hebreo, como en todos los idiomas, una palabra puede asumir diferentes significados en diferentes contextos, pero esto no siempre ha sido reconocido…

“Los traductores del Antiguo Testamento… tuvieron… una intrincada y difícil tarea [con] los numerosos problemas de vocabulario y de sintaxis tanto del inglés [y otras lenguas modernas] como del hebreo… que debían tener presentes, como para estar seguros de que interpretaron cuidadosamente el original”.[5]

Esto es vital, y su significado será evidente al estudiar la formación ambiental lingüistica de esos estudiosos hebreos que tradujeron la LXX. Sabemos que deben haber estado bien versados tanto en hebreo como en griego pero una cosa que nunca será suficientemente tenida en cuenta es que ellos provenían de un ambiente básicamente arameo. El arameo era el idioma que aprendieron en las rodillas maternas.

Cuando Israel fue al cautiverio el año 605 AC, naturalmente se mezcló con el pueblo de Babilonia. En la zona donde estaban situados, evidentemente se hablaba arameo. Ellos adoptaron ese idioma y cuando volvieron del cautiverio había casi una nueva generación, y prácticamente habían olvidado su hebreo. Poco después de] regreso, al estar ante Nehemías no podían entender la lectura de los rollos hebreos; había que traducir todo al arameo. Puede verse esto en Nehemías 8:8: “Y leyó el libro, la Ley de Dios, traduciendo y exponiendo el sentido y entendieron la lectura” (Diez Macho).

Esto se menciona muchas veces en escritos judíos.[6] La traducción hecha er ese tiempo se llamaba tárgum, y se trata en realidad de una traducción interpretativa. Leemos en la Jewish  Encyclopedia:

“Tárgum: La traducción aramea de la Biblia. Forma parte de la literatura judía tradicional, y su comienzo data de una época tan antigua como es la del segunde templo… El uso del término ‘tárgum en sí mismo estaba restringido a la versión aramea de la Biblia… La lectura del texto bíblico combinada con el tárgum en presencia de la congregación reunida para la adoración pública era una institución antigua”. ([7])

En vista de que el arameo se convirtió en el idioma de Israel durante el cautiverio, y en vista de que cerca de tres siglos más tarde se tradujo la LXX después del retorno del cautiverio, puede verse bastante fácilmente que los dirigentes judíos a los cuales fue confiada la importante tarea de traducir las Sagradas Escrituras al griego, sabían el arameo y 1c habían aprendido aun antes de saber el hebreo o el griego, pues había llegado a ser su idioma materno. Esto indudablemente tuvo mucho que ver con la razón por 12 cual ellos en Daniel 8: 14 tradujeron tsadaq como “purificado”. Vamos a estudiar este ahora.

2.     El sinónimo de tsadaq en arameo

En los tárgumes árameos tsadaq muy a menudo se traduce zakah. Evidentemente estas palabras se usan muchas veces como sinónimos. Tsadaq [8], como hemos visto tiene como significado principal “justificar”, “hacer justo”. Como significado secundario “legítimo” (Isa. 49:24 VM); “justo” (Job 31:6 VM); “purificado” (Dan. 8:14). Zakah (O) tiene como significado principal “limpiar”, “purificar”, y sus significados secundarios son “justificar”, “hacer justo”.Los pocos casos siguientes ilustrarán [9], esto:

Job 4:17: “¿Será el hombre más justó que Dios?” Texto hebreo—tsadaq; texto arameo—zakah.

Sal. 36:10: “Extiende … tu justicia a los rectos de corazón”. Texto hebreo- tsedagah; texto arameo-za/caZi.

Sal. 51:5: “Para que seas reconocido justo en tu palabra”. Texto hebreo—tsadaq; texto arameo—zakah.

Isa. 61:10: “Me rodeó de manto de justicia”. Texto hebreo—tsedaqah; texto arameo—zakah.

Sal. 119:137: “Justo eres tú, oh Jehová”. Texto hebreo—isaddiq; texto arameo—zakah.

Esto da una ilustración del uso y la traducción de cada uno.

3.     El uso de zakah por tsadaq en los tárgumes.

La palabra hebrea tsadaq en sus varias formas se usa unas 517 veces en la Biblia hebrea, pero hemos podido examinar solamente 504 de éstas, porque cerca de trece se encuentran en los libros de Daniel, Esdras y Nehemías, de los cuales no hay tárgumes. De las 504 veces, se halla que los traductores de los tárgumes usaron zakah por tsadaq y sus formas 209 veces, distribuidas como sigue:

En el Pentateuco 25 veces

En Josué a Crónicas 21 “

En Job y Proverbios 25 “

En Salmos 25 “

En Isaías 47 “

En Jeremías y Ezequiel 45 “

En Eclesiastés, Lamentaciones y los profetas menores 21 “

Total 209 [10]

Esto es prácticamente el 40%, y puede verse que zakah se aplica a la justicia de Dios, y también a la justicia que él imputa e imparte a sus hijos creyentes —y este concepto es el mayor de todos, en adición a otras fases tales como purificación y limpieza. Zakah aparece tanto en el texto hebreo como en el arameo de Salmo 73:13, y se ha traducido “cleansed” en la KJV [“limpiado” en la Valera]. También se usa en ambos para significar pureza de doctrina en Job 11:4.

Siendo que estos traductores usaban esta palabra aramea para una gama tan amplia de conceptos, ¿podriamos pensar que sería extraño e inusitado, de haber habido un tárgum de Daniel 8: 14, que hubiesen usado zakah? Parecería que los traductores de la Septuaginta pensaron que lo hicieron cuando usaron kazaridso como sinónimo casi perfecto de zakah. Alguien podría decir que esto es una suposición. Concedido, porque realmente nosotros no sabemos qué era lo que ellos querían hacer. Sin embargo, a la luz de los datos citados esto es muy probable por lo menos. Esta suposición, sin embargo, será llevada más adelante, como veremos en los párrafos siguientes.

4.     El uso de la palabra purificar en la Biblia en relación con el santuario.

Hay 39 referencias al concepto de purificar [o limpiar] en relación con el santuario y el templo en los días antiguos. Aunque se usaron diferentes palabras hebreas en el texto masorético y en la LXX, en los 33 casos que pudimos examinar la palabra en los tárgumes era zakah. Y esto incluye el uso de la palabra en matices de significado tales como la limpieza de los sacerdotes, también del pueblo, y además, la purificación del altar, el tabernáculo y los vasos del ministerio. La palabra “purificar” aparece dos veces . en Levitico 16 [VM], en los versículos 19 y 30, y la palabra “limpio” en el versículo 30. En cada caso se usa la palabra hebrea taher; en los tárgumes se usa zakah. ¿Podría esto nuevamente indicar lo que habrían hecho los traductores si hubiese habido un tárgum[11] de Daniel, siendo que el versículo 14 también tiene que ver con el santuario?

5.     El uso de la forma verbal de tsadaq.

Se reconoce que la forma verbal de tsadaq es más restringida en significado que las formas adjetivas o sustantivas, y este hecho es digno de consideración, especialmente teniendo en cuenta la forma verbal usada en Daniel 8:14.

Tsadaq como verbo se encuentra 40 veces. En un caso (Sal. 82:3) hay tsadaq en los tárgumes; en dos (Job 9:2; 2Sam. 15:4) hay qoshet en el arameo, pero en 35 de las 40 veces hay zakah. ¿No es ésta otra indicación de lo que podrían haber hecho los hipotéticos autores del tárgum de Daniel?

Pero veamos una pregunta más:

6.     ¿Existe un tárgum de Daniel?

Es cierto que no hay un tárgum de Daniel por Jonatás ben Uziel, y se admite generalmente que debe restringirse el significado de la palabra a los tárgumes traducidos hace muchísimo tiempo. Ha sido usado más libremente, sin embargo, en años posteriores, y en general es aplicado por algunos a cualquier traducción interpretativa a cualquier idioma, ya sea árabe, persa o turco. En los primeros siglos se tradujo a esos idiomas gran parte de la literatura judía, además de las Escrituras. Varios de esos manuscritos todavía existen y pueden verse en algunas de las grandes bibliotecas. Generalmente esos manuscritos pueden verse en la biblioteca del Museo Británico, y dos de ellos contienen completo el libro de Daniel, traducido al árabe pero escrito en caracteres cuadrados hebreos. Son ellos los números 1476 y 2377. Lo que se hizo por parte del autor, o de los autores, fue citar el texto hebreo poniendo a continuación una paráfrasis, o tárgum. En los grabados están subrayadas las palabras en cuestión “santuario será purificado”. El texto hebreo es tal cual nuestro texto masorético tsadaq qodesh; pero el otro texto dice zakah qodesh. Estas traducciones fueron hechas por una mano yemenita cerca de los siglos doce al catorce de nuestra era. Este traductor evidentemente reflejó el pensamiento no sólo de sus días, sino de los primeros siglos.[12]

Nuevamente hacemos notar que a la luz de estos datos, y particularmente de estos dos manuscritos, que podrían llamarse tárgumes, es muy probable que si se hubiese escrito en días pretéritos un tárgum de este maravilloso libro profético, indudablemente habría tenido zakah en lugar de tsadaq en el texto sagrado.

Es interesante notar que en 1938 Frank Zimmermann en su artículo sobre Daniel 8:14 declaró:

“Por lo tanto, la traducción aquí debiera haber sido: ‘y el templo será purificado’, y así también los LXX, sintiendo la necesidad de una exégesis tal, tradujeron: Kái kazariszésetai to háguion —‘y será purificado el santuario’ ”.

De manera que, visto que los eruditos judíos, con su formación aramea, usaron zakah por tsadaq en tantos textos del Antiguo Testamento, podemos entender mejor por qué usaron kazaridso por tsadaq en Daniel 8:14.

En el cuarto y último artículo mostraremos que hubo indudablemente una providencia divina en la elección de tsadaq para Daniel 8:14 en lugar de taher, la palabra hebrea corriente que significa “purificado”.

Sobre el autor: Administrador jubilado


Referencias:

[1] F. F. Bruce, The Books and Parchments. Fleming H. Revell Co., 1964, pág. 154.

[2] Id., pág. 123.

[3] Id., pág. 156.

[4] Citado por Dewey M. Beegle, God’s Word 1960 English Eerdmann  Publishing Co. 1960

[5] Th. J. Meek, “Translating the Hebrew”, Journal of Biblical Literature, tomo LXXIX, parte IV, diciembre de 1960, págs. 330-335.

[6] Véase Talmud: Moed Katan 28b; Sanhedrin 94b; Nedarim 37b; Rosh Hoshana 27a; Be- rakoth 81, b., etc.

[7] Jewish Enciclopedia, articulo “Tárgum”. (Véase también, Koelher y Baumgartner, Lexicón in Veteris Testamenti Libros.)

[8] Wm. Gesenius, Hebrew and Chaldean Lexicón; también, Selig Newman, Hebrew and English Lexicón.

[9] Véase Selig Newman, op. cit.; M. Jastrow. Dictionary of Targumim, Talmud, etc.; F. Zimmermann, Journal of Biblical Literature, tomo LVII, septiembre de 1938, pág. 262.

[10] Para una lista completa de textos —de tsadaq traducido como zakah— véase el artículo titulado “Further Observations on Sadaq” en Andrews University Seminary Stndies, tomo 4, enero 1966, págs. 29-36.

[11] No hubo tárgum de Daniel debido a que lo que los ludios llamaron una voz del cielo —una Bath Kol— prohibió a Jonatás ben Uziel a que así lo hiciera. Cuando él preguntó: “¿Por qué?”, se le dijo: “Porque en él está predicha la fecha del Mesías” (Talmud Megillah 3a).

[12] Véase Journal of Biblical Literature, tomo LVII, septiembre de 1938, pág. 262, para un estudio adicional sobre tsadaq. El lector puede acudir también a: N. H. Snaith. Distinctive Ideas of the O. T., Londres, Epsworth Press, 1944, capítulos 3, 4, 8; N. M. Watson, “Use of Dikalos in the LXX”. Journal of Biblical Literature. tomo XXII. 1903, pág. 211.