Saludo a las mujeres adventistas de todo el mundo

¿Puedo entrar en su hogar para una breve visita? La dirección de la revista me ha invitado a preparar esta sección especial para Uds. cada mes. ¡Qué tarea! Uds. viven en países tan diferentes y sirven en puestos tan dispares, sus edades también varían, y sus intereses y sus ambientes no son los mismos.

¿Cómo podré hacer frente a tan grande responsabilidad? Sola no podría, pero con la ayuda del Señor y con la cooperación de Uds., creo que podremos seguir teniendo una sección que sea de inspiración, de interés y que sea instructiva. Trataremos de que todo esté centrado en un tema: nuestro amor por Dios y por su obra.

A SU LADO

¿Les gusta el título de nuestra sección? Como Uds. ya vio han adivinado, tiene un doble significado. Nuestro primer deseo es andar muy cerca de nuestro Salvador. El único lugar seguro para todos nosotros en estos días inciertos es su lado. Muchas de nosotras tenemos esposos que sirven como ministros de la iglesia. Como esposas, nosotras servimos al lado de ellos. Es nuestro deseo sostener sus manos y procurar que tengan éxito, haciendo que su trabajo sea más fácil y más eficiente.

¿CUÁL ES NUESTRO BLANCO?

Deseamos proporcionar material que interese a nuestras lectoras. Esperamos que sea de tanto interés que estas páginas sean las primeras que Uds. busquen cuando reciban la revista. Queremos que nuestras contribuciones sean inspiradoras, instructivas, y que contengan exhortaciones que puedan hacer aflorar lo mejor que hay en nosotras. ¡Ojalá que las manos que escriban el material estén guiadas por el Espíritu Santo!

Nuestras páginas habrán de contener instrucción que nos diga cómo hacer mejor nuestra obra. Todas deseamos ser obreras más eficientes para Dios en nuestros hogares, oficinas, o dondequiera estemos tratando de hacer nuestra parte por él. En todo el mundo hay muchas de Uds. que, con la ayuda del Señor, están sobresaliendo en su obra respectiva. Seguramente querrán compartir sus secretos del éxito con el resto de nosotras, por eso confiamos que no nos faltará material útil.

¿QUÉ NOS ESPERA?

Tenemos muchas ideas y muchos planes. Primero deseamos comunicarnos. Hoy día el término de moda es “diálogo”. Estamos pensando comenzar una columna para la discusión de problemas. Se presentan en sucesión casi interminable todos los días. El mundo de la mujer está lleno de problemas: en nuestros hogares, con nuestros hijos, y problemas de nuestro trabajo. Sin embargo, estamos más interesadas en las soluciones que en los problemas. Estoy segura que la mayoría de Uds. han hallado las soluciones. ¿Nos dirán breve y sucintamente cómo el Señor las ha ayudado a hacer frente a los problemas y a resolverlos con felicidad?

A todos nos gusta compartir las buenas experiencias. Nunca nos cansamos de oír cómo el Señor ha bendecido, guiado, protegido y sanado. Compartan algunos de sus incidentes con nosotras. El relato debe ser breve, porque nuestro espacio es limitado, pero dígannos con sus propias palabras cómo el Señor ha estado a su lado y las ha ayudado en su trabajo por él.

Habrá otras partes: artículos de la pluma de conocidos escritores y de vuestras plumas, esperamos. Esos artículos tratarán diversos tópicos de interés para las mujeres. No esperen que les escriba pidiéndoles que envíen un artículo de esta clase. Háganoslo llegar pronto. Nuestra redacción decidirá sobre la conveniencia de su publicación.

Por ejemplo, he aquí un problema que podría ser tratado: ¿Cómo podemos, como esposas, ayudar a nuestros maridos a tener mejor salud para que puedan servir con más eficiencia y más años en su causa? Otro: Cuando la costumbre parece exigir un postre pesado y rico por la noche en ocasión de cenas o reuniones sociales, ¿qué podemos servir que sea liviano, saludable y exquisito?

Esta es tan sólo una pequeña carta introductoria de presentación para hacerles saber qué tenemos en mente para nuestra sección en los meses venideros. Oren para que Dios use estas páginas para su honra y gloria y a fin de que nosotras seamos esposas y obreras más consagradas y eficientes.

Con amor cristiano.

Dollis M. Pierson