Los animales puros y los impuros

Levítico 11 ha sido motivo de interés, no solamente para los adventistas, sino también para todo exégeta veterotestamentario interesado en las leyes y regulaciones judías. Aun los estudiosos de la fauna del Medio Oriente han encontrado ese capítulo de cierta utilidad. Para el hombre moderno, Levítico 11 parece ser un pasaje que pertenece al mundo de la superstición y del tabú; al mundo primitivo de la ignorancia humana.

Es necesario analizar el contenido del capítulo para descubrir su significado y el lugar que ocupa en el pensamiento del AT. En esa tarea debemos explorar el origen de la distinción entre animales puros e impuros, y el propósito de esa distinción.

Observaciones generales sobre Levítico 11

Si damos un vistazo general a Levítico 11 notaremos inmediatamente varias cosas:

1. El capítulo está formado por seis secciones principales. Cada sección se inicia usando la palabra “estos”, “esta”, (vers. 2, 9, 13, 24, 29, 46).[1] El contenido del capítulo está, en términos generales, bien organizado.

2. Los animales están agrupados de acuerdo al área en que habitan. Así pues, se mencionan primero los animales o criaturas que habitan sobre la tierra (vers. 2-8), luego los que habitan en el agua (vers. 9-12), y finalmente las criaturas del aire, las que vuelan (vers. 13-23).

3. La distinción entre animales puros e impuros se define en forma sencilla: Los animales limpios tienen pezuña hendida y rumian; los peces limpios tienen aletas y escamas; y los pájaros o aves limpias se caracterizan por no ser aves de rapiña. En el caso de los insectos, aquellos que tienen patas para saltar se pueden comer (vers. 20-22).

4. El capítulo establece que la capacidad contaminante de los animales impuros no se limita únicamente al acto de comer de su carne. El individuo puede contaminarse al tocar sus cuerpos muertos (vers. 24). Un animal limpio que muere, si se toca su cuerpo, se convierte en un instrumento de impureza, contaminando al individuo (vers. 39). Así se indica que un cuerpo muerto es fuente de impureza.

5. La identificación de algunos de los animales mencionados en Levítico 11 es imposible por el momento. Algunas versiones bíblicas han preferido transliterar ciertos términos hebreos en lugar de adivinar sus significados (vers. 22, hargol y hagab, que probablemente designan etapas en el desarrollo de la langosta, o a grupos distintos de langostas).[2] Es claro que para los lectores bíblicos de aquella época la identificación no era un problema.[3]

Estas breves observaciones indican que Levítico 11 tiene un carácter didáctico. La forma sencilla y bien estructurada del capítulo tenía el propósito de facilitar al israelita el aprendizaje de su contenido. En ese proceso fue muy útil acompañar el principio de distinción entre animales puros e impuros con ejeplos específicos que ilustrarán el principio expuesto. Es por eso que las clasificaciones de los animales en grupos de puros e impuros no tienen lo que se podría llamar un carácter “científico”, cuya comprensión está limitada al especialista. Los criterios utilízalos para identificar al animal puro y el impuro son de tipo pragmático; determinados, básicamente, por lo que cualquier persona podía observar en la fauna. Por ejemplo, el animal ha de rumiar y tener la pezuña hendida. La ley estaba expresada en el nivel del israelita común. Dios estaba instruyendo a su pueblo en general y no solamente a un grupo privilegiado dentro del pueblo.

Teorías sobre el origen y el significado de la ley del Levítico 11

Aunque Levítico 11 se distingue por su sencillez, no les resultó sencillo a los eruditos descubrir el origen y el significado de la distinción entre los animales puros y los impuros. En un esfuerzo por comprender mejor esas leyes surgieron varias teorías. Un estudio breve de algunas de ellas nos ayudará a comprender la complejidad del problema y a descubrir las limitaciones y debilidades que ellas confrontan. Así estaremos mejor preparados para buscar en el texto bíblico las soluciones que éste nos ofrece.

1. La interpretación ética. Esta es, probablemente, la más antigua de las interpretaciones que pretenden definir el propósito de la distinción entre animales puros e impuros. Entre los primeros exponentes de esta posición se encuentra el historiador judío Aristeas, escritor desconocido del siglo I AC. En un documento conocido como “La Carta de Aristeas”,[4] el autor establece que la ley de los animales puros e impuros tiene el propósito de enseñarle al hombre principios de moral y justicia. Así, por ejemplo, se le prohíbe al hombre comer animales de presa para que éste no convierta a otros hombres en sus presas. Esa misma idea la expresa Filón de Alejandría (c. 20 AC-40 DC), al decir que los judíos no comen animales con malos instintos para no desarrollar esos mismos instintos.[5] El propósito de la ley es, por lo tanto, el de refinar al hombre y su conducta, instruyéndolo en el autocontrol, que es el primer paso en la búsqueda de la santidad.[6] Esta interpretación no se interesa en definir el origen de la ley. Su interés se centraliza en definir su función.

Recientemente un erudito judío dio un nuevo enfoque a la interpretación ética.[7] Según este autor, el propósito de las leyes de salud de promover la santidad debe ser entendida en términos éticos, pues imitar la santidad de Dios es practicar la ética asociada con su naturaleza. Ese llamado a la santidad se enfatiza en forma especial en las leyes alimentarias (Exo. 22: 30; Lev. 11: 44-46; 20: 22-26; Deut. 14: 21). Esto indica, añade él, que es a través de esas leyes que se logra una elevada ética de vida. El principio ético fundamental que la ley trata de inculcar es el de la inviolabilidad de la vida. El propósito de la ley era enseñar reverencia hacia la vida por medio de un acceso restringido a la carne animal como alimento, pero absteniéndose de su sangre/vida.

En cierta forma, los límites impuestos por la ley para el consumo de carne animal podrían interpretarse como expresando, en cierta medida, respeto por la vida. La pregunta es si es ese el propósito fundamental de las leyes en cuanto a los animales puros e impuros. Nos preguntamos, ¿por qué debe respetarse una forma de vida y otra no? Si la intención de la ley era enseñar al israelita a respetar la vida/sangre del animal, ¿por qué Levítico 11 no dice nada sobre qué se debe hacer con la sangre de esos animales? De hecho, la palabra sangre (dam) no se usa ni una sola vez en Levítico 11. Resulta un tanto incongruente tratar de enseñar el principio de reverencia por la vida autorizando que se maten animales, aunque sea en forma limitada. La limitación en la matanza de animales presupone a lo menos, que el principio del respeto por la vida ya se conoce. Ese principio se instituyó en el pensamiento bíblico en el momento de la creación, cuando Dios declaró al hombre vegetariano (Gén. 1:29).

Aún cuando pueda existir en las leyes de animales puros e impuros un interés ético, no es ese interés el que determina el propósito fundamental de la distinción entre los animales, especialmente cuando el elemento ético se define como autocontrol, o respeto por la vida.[8]

2. La interpretación simbólica. De acuerdo con esta interpretación, cada animal simboliza una virtud. El cerdo es considerado un símbolo de la suciedad del pecado. La oveja, por otro lado, es limpia porque le recuerda al israelita que Yahweh es su pastor.[9] Para este tipo de interpretación no existen controles hermenéuticos. Este enfoque es más bien de carácter homilético, pero no exegético.[10]

3. La interpretación de movimiento y santidad. La antropóloga Mary Douglas ha propuesto una teoría novedosa para explicar la distinción entre animales puros e impuros,[11] que ha sido aceptada por un grupo de exégetas del AT.[12] Esta teoría pertenece realmente a la interpretación simbólica, pero por ser tan novedosa preferimos discutirla separadamente.

Mary Douglas no solamente intenta explicar la función o propósito de la ley de animales puros e impuros, sino también su origen. Según ella, la única razón que da Levítico 11 para esa distinción es la santidad. Esa santidad no es solamente “separar algo” para su uso especial. Lo santo es, dice ella, lo que está completo, entero. Ese “estar completo/entero” se refleja en la perfección física que se requiere de todo lo que se lleva al templo. Ese estado se extiende al mundo social. A menudo el AT señala que la tarea que se inicia debe ser terminada; que el pueblo debe corresponder plenamente a los dictados divinos. Ese concepto de santidad, entendido como “ser o estar completo”, se extiende a los animales. De ahí que lo híbrido, dice Douglas, es negativo. La santidad se ejemplifica en lo completo. Ella concluye que “la santidad exige que los individuos se conformen a la clase a la que pertenecen. Y la santidad exige que las diferentes clases no se confundan”.[13]

Los hebreos miraron a la fauna teniendo presente ese concepto de santidad. Ellos descubrieron, argumenta Douglas, que el mundo animal está dividido en tres esferas. Hay animales que vuelan; ellos tienen dos alas para volar y dos patas para caminar. Hay animales que caminan sobre la tierra y tienen la pezuña hendida. Finalmente están los animales que nadan en el agua, los cuales tienen aletas y escamas. Estos animales son puros. Ellos se conforman a la forma de movimiento de su especie. Cualquier animal que se desvía de las características de movimiento de su especie es inmundo, no está completo y carece de santidad. Así explica ella el origen de esa ley.

Para explicar el propósito de esa ley, Mary Douglas establece un paralelo entre la santidad requerida al hombre y la pureza requerida de los animales. El ser humano debe ajustarse a las normas de moral y de perfección física requeridas por Dios, y los animales a las normas de movimiento del grupo al que pertenecen. Los animales se convierten así en símbolo de los seres humanos.

Animales puros – Israel

Animales impuros – Los paganos

Animales puros usados como sacrificios – Los sacerdotes

El propósito de la ley era servirle al israelita como un memorial. Cuando el pueblo comía los animales puros recordaba su relación única con Yahweh, y su deber y responsabilidad de ser santo delante de su Dios.

Esta teoría confronta algunos problemas. En primer lugar, ella no explica en forma satisfactoria por qué la oveja, el buey y la cabra, que tienen pezuñas hendidas, son limpios mientras que el cerdo, que también tiene patas con pezuñas hendidas, es impuro. El cerdo no se ha desviado de las características de movimiento de su grupo, y de acuerdo con la teoría que estamos discutiendo, no debe ser impuro. Hay aquí una seria inconsistencia en la teoría. En segundo lugar, la teoría sugiere que los animales puros son santos pues se conforman a la forma de movimiento de su grupo. Ellos son, por lo tanto, “completos/santos”. Esto es algo que Levítico 11 nunca establece. Los animales puros son santificados al ser ofrecidos como sacrificio, de todas maneras no llegan a ser santos.[14] Finalmente, la correlación simbólica que se pretende establecer, entre los animales puros e impuros y el pueblo de Israel y los gentiles, es frágil. Tratar de probar que los animales simbolizan el mundo humano y que, por lo tanto, así se puede explicar el propósito de la ley, es ir más allá de la evidencia bíblica. Lo máximo que se podría decir es que la ley tenía el propósito de definir lo que el pueblo podía comer, y de contribuir a preservar la santidad de la nación. Cualquier interpretación simbólica es en realidad un uso metafórico de la distinción entre lo puro y lo impuro.[15]

4. La interpretación carnívora. En un esfuerzo por explicar por qué algunos animales son puros y otros impuros se ha sugerido que los impuros son animales carnívoros. Ellos comen carne con sangre.[16] En muchos casos esta teoría es cierta, particularmente cuando hablamos de las aves. Sin embargo, con ella no se puede explicar cada caso en particular. Hay animales impuros que no son carnívoros. “¿Por qué deben ser las cabras limpias y los cerdos no? ¿Por qué se deben considerar comestibles las langostas, pero no los otros insectos? ¿Cuál es el concepto detrás de la división entre las criaturas del agua?”[17] Esas son algunas de las preguntas que esta teoría no puede contestar.

5. La interpretación idolátrica. De acuerdo con esta teoría, los animales impuros en Israel eran los animales usados como sacrificios entre los paganos. A veces eran también usados en relación con la magia o la superstición.[18]

Sabemos que la mayoría de los animales impuros mencionados en Levítico 11 eran utilizados en los cultos paganos. Pero no debemos olvidar que los animales que eran sacrificados a Yahweh en Israel eran también usados como sacrificios a las deidades pagadas. Esta teoría no es satisfactoria.

6. La interpretación demoníaca. Se ha sugerido que los animales impuros fueron considerados como tales por los israelitas porque entre los paganos esos animales estaban asociados con el mundo de los demonios, de las deidades de los mundos infernales, es decir, con el mundo de la muerte y el caos.[19] Todo parece indicar que realmente todos los animales impuros están relacionados directa o indirectamente con esas ideas. Algunos de ellos no están vinculados con los demonios en forma clara, como el camello, pero están asociados con aspectos demoníacos, por ejemplo el desierto, las ruinas. De acuerdo con esta teoría, los animales impuros fueron rechazados como alimento por su asociación con las fuerzas de la muerte.[20]

Esta interpretación tiende a pasar por alto el hecho de que algunos de los animales impuros son asociados entre los paganos con fuerzas benéficas. El león, por ejemplo, era un símbolo de las fuerzas del mal. A menudo los demonios eran representados con la forma de un león. Pero el león se usaba también para representar el poder de la victoria. En Egipto, aun los reyes eran representados como leones. Por otro lado, aun a ciertos animales limpios se les atribuían características del toro se usaban para ilustrar el poder atribuido a los demonios.[21]

Lo anterior indica que esta teoría no es tan compacta como parece ser. Se debe reconocer, sin embargo, que en términos generales los animales impuros parecen estar asociados a símbolos de muerte, aunque no en forma exclusiva.

7. La interpretación higiénica o de salud. Esta teoría considera la ley de los animales puros e impuros como una ley de salud. Su intención era definir o identificar cuáles de entre los animales se podían comer sin que la salud del individuo se viera afectada. Aquellos animales con problemas higiénicos y que podrían contagiar su condición al hombre eran considerados impuros. Esta interpretación se remonta al escritor judío Moses ben Maimón (1135-1204 DC), más conocido como Maimónides.[22] Hay también un buen número de exégetas modernos que se adhieren a ella.[23]

Esta interpretación ha sido criticada severamente por Gordon Wenham.[24] En primer lugar, aunque él reconoce que algunas de las prohibiciones se pueden explicar en términos higiénicos, como el caso del cerdo, él señala que otros no. Hay entre los animales limpios, argumenta él, algunos que pueden comunicar enfermedades y deberían ser clasificados como impuros, pero no lo son.[25] En segundo lugar, Wenham dice que el AT no menciona que los animales impuros no se deben comer porque ponen en peligro la salud. En tercer lugar pregunta: ¿Por qué no se incluyeron las plantas venenosas entre lo impuro? Y finalmente, si la razón por la cual algunos animales son impuros es higiénica y de salud, ¿por qué el Señor Jesús declaró puros a los animales impuros?[26]

De estas críticas, la más seria es la que señala que incluso entre los animales limpios hay algunos que trasmiten enfermedades. Cualquier énfasis en el aspecto higiénico de esas leyes debe reconocer ese problema.

No es correcto decir que el AT no considera el elemento de salud en estas leyes. El simple hecho de que estas leyes determinan lo que se puede y no se puede comer debe alentarnos a la posibilidad de un énfasis en la salud.

Preguntar por qué no se incluyeron las plantas venenosas es irrelevante. Se debe discutir la información que se tiene, no la que uno cree que se debe tener. Además, ya en el libro de Génesis se había definido lo que el hombre podía comer de entre la flora (1:29).

La supuesta abolición de las leyes de salud por Jesús debe ser discutida a la luz de las tradicionales judías del primer siglo DC (Mat. 15: 1-20, Mar. 7: 7-23; Hech. 10, 11).[27]

Este breve repaso de las principales teorías expuestas para explicar el origen y/o propósito de las leyes de los animales puros e impuros ha revelado que ninguna teoría ha sido capaz de resolver el problema que estamos discutiendo. Aun la teoría higiénica, que parece ser la mejor, no deja de tener sus problemas. Esto ha hecho que un grupo de eruditos crea que es imposible descubrir el origen y el propósito de estas leyes.[28]

El estudio de estas teorías nos ha provisto de una información básica para el análisis. Prácticamente todas ellas reconocen que el texto bíblico provee una sola razón para esta ley: la santidad. Ese es el elemento que justifica la existencia de la ley. Además de eso se acepta que la ley está definiendo los tipos de animales que se pueden y que no se pueden comer. Esos dos aspectos -el de la santidad, y el del alimento- son de fundamental importancia al tratar de explicar el origen y el propósito de la ley de animales puros e impuros.

El origen y el significado de la ley de animales puros e impuros

En nuestra búsqueda de comprensión debemos partir de lo que el texto bíblico nos dice. Si hemos de averiguar el origen y el significado de la ley de animales puros e impuros, debemos comenzar con la interpretación que Levítico 11 nos provee. Como ya dijimos, esta interpretación es santidad (qadosh).

“Yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo” (Lev. 11:44, 45).

Este interés en la santidad está directamente relacionado con los animales puros e impuros (Lev. 20:22-26; Deut. 14:21; Exo. 22:30). El interés de Dios es preservar la santidad del pueblo prohibiéndole comer alimentos impuros. Él les permitió participar de su santidad. Esa santidad es lo que Él es, lo que le hace ser único, singular, diferente; comparado con todo lo que existe, Él es santo, es decir, inaccesible debido a que Él es completamente el Otro, el Diferente.[29] Sin embargo, Yahweh le permitió a Israel participar de su santidad. Ellos pertenecen a Yahweh y son santos.

Esa santidad retiene siempre su carácter de regalo y puede, por lo tanto, perderse. Específicamente el consumo de alimentos impuros contaminaría al pueblo y eliminaría su santidad. Por otro lado, los alimentos puros, aunque no son santos, no destruyen la santidad del pueblo. La obediencia a la ley que reglamenta el consumo de alimentos puros contribuye a que el pueblo preserve su santidad.

Lo anterior indica que debe de haber algún tipo de relación entre el Dios santo y los animales puros. El libro de Levítico hace claro que sólo lo puro puede acercarse a lo santo, pues este último tiene el potencial de santificar. Esto es particularmente cierto en el caso de los animales puros. Ellos son santificados al asumir la forma de una ofrenda o sacrificio. Esta relación entre la santidad de Dios, el animal puro y el sacrificio de ese animal, apunta hacia el origen de la distinción entre los animales puros e impuros.

Estamos listos a sugerir que originalmente la distinción entre un animal puro y uno impuro fue establecida por Dios para determinar el tipo de animal que El aceptaría como un sacrificio sobre su altar. Solamente los animales puros pueden llegar a ser santificados por Dios, y esto sucede únicamente cuando el animal asume la forma de un sacrificio ofrecido a Yahweh.

Para proveer apoyo bíblico a nuestra sugerencia debemos referirnos al pasaje en el que se menciona por primera vez la ley de los animales puros e impuros. Nos referimos a Génesis 7: 2, 3. Antes de que viniera el- diluvio Dios ordenó a Noé: “De todo animal (behemah) limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales (behemah) que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves ‘of) de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra”.

Lo primero que debemos notar es que la distinción entre animales puros e impuros se introduce en la narración en forma inesperada. La brevedad del pasaje revela claramente que la distinción entre animales limpios e impuros era conocida de antemano por Noé. En otras palabras, la ley no se estaba creando en ese momento. En segundo lugar, debemos notar que solamente se mencionan dos tipos de animales. Uno es llamado behemah (“animal”). Con ese término se designa probablemente a los animales cuadrúpedos en general, o quizás a los animales cuadrúpedos domésticos. Behemah podría tener ambos significados.[30]

El segundo tipo de animal que se menciona son las aves de los cielos, ‘of = “pájaros”. Claro está, ellos no fueron los únicos animales que entraron al arca. De acuerdo con Génesis 6:19-20, entró todo tipo de animales, aves y reptiles. Sin embargo, al hacerse referencia al concepto de animal limpio y no limpio, sólo se mencionan dos tipos de animales. Esto resulta interesante cuando recordamos que Levítico 11 incluye en esa distinción todo tipo de animal, ave, pez y reptil.

En tercer lugar, debemos observar que la distinción entre los animales puros e impuros de Génesis 7: 2, 3 no está determinada por la preocupación de lo que se puede o no se puede comer. De hecho, la narración de la experiencia de Noé con relación a los animales que entrarían al arca presupone que los animales no formaban parte de la dieta del hombre. Noé recibe la orden de comer carne animal únicamente después del diluvio (Gén. 9:2, 3). Al crear al hombre Dios le dio una dieta vegetariana (Gén. 1: 29). Génesis 6: 21 sugiere que Noé era vegetariano.

La lectura de Génesis 7:2, 3 levanta, por lo tanto, dos importantes preguntas: 1) ¿por qué se limita la distinción de animales puros e impuros únicamente a dos tipos de animales?, y 2) si la distinción no está determinada por razones de alimentación, ¿cuál es el propósito de la ley? Ambas preguntas son contestadas en Génesis 8: 20: “Y edificó Noé un altar a Jehová y tomó de todo animal (behemah) limpio y de toda ave ‘of) limpia y ofreció holocausto en el altar”. La distinción entre el animal puro y el impuro tiene el propósito de identificar los animales que pueden ser ofrecidos como sacrificios en el altar de Yahweh. La distinción se limita a dos tipos por que era únicamente de entre esos dos grupos que se sacrificaban animales a Yahweh. A Dios nunca se le sacrificaban insectos o peces. Solamente se le ofrecían cuadrúpedos y aves. Por medio de la ley de animales puros e impuros, Dios definió originalmente cuáles de esos animales eran puros y podían ser llevados a su altar para ofrecerlos como sacrificios.

Debemos enfatizar un poco más nuestro argumento. ¿Sería posible descubrir el criterio usado para establecer la distinción entre los animales puros e impuros? No tenemos disponible un sólo versículo bíblico que en forma clara e inequívoca revele ese criterio. Sin embargo, hay una serie de pasajes bíblicos que definen el criterio usado para prohibir que ciertos animales puros fuesen ofrecidos como sacrificio al Señor, entonces sería correcto concluir que debe existir algún tipo de relación en términos de criterio en el rechazo de ambos tipos de animales como sacrificios.

La característica común a todos los animales sacrificiales, además de la de ser puros (tahor), era la de ser perfectos (véase Lev. 1:3, 10; 3: 1, 6, 9; 4:3, 23, 28, 31; 5:15, 18; 6: 6). El término hebreo traducido como “perfecto” en esos pasajes es tamim. Ese vocablo designa aquello que es o está completo. Un animal era tamim (“perfecto”) cuando no tenía ningún mum, “defecto”. Un animal con defecto (mum) podía llegar a ser considerado una abominación (tohebah), algo detestable para el Señor, y Él lo rechazaba como sacrificio.

No es difícil averiguar cuáles son los defectos que descalifican a un animal limpio como posible sacrificio. Los defectos a los que el término mum se refiere son mencionados especialmente en Levítico 2:18-25. Es particularmente en los versículos 22-25 donde se encuentra la lista de defectos. Veamos brevemente esa lista sin olvidar que no sabemos con certeza el significado de algunos de los términos usados:

Levítico 22: 22. “Ciego”. El término hebreo es caweret. Con él se designa probablemente una enfermedad conocida como maurosis. Esta enfermedad es un tipo de ceguera causada por una lesión en la retina o en el nervio óptico.[31]

– “Perniquebrado”. La traducción literal del término hebreo shabur es “rompimiento”. De ahí que a menudo se traduzca como “fractura (de brazo o pierna)”.

Sin embargo, es muy probable que shabur se esté refiriendo a la hidrocele (hidropesía del escroto), o hernia.[32]

– “Mutilado”. El vocablo hebreo harus significa “cortadura, mutilación”. Algunos han sugerido que con él se podría estar designando una deformidad característica por la división del labio superior, conocida como labio leporino.[33]

– “Verrugoso”. Aunque yabbelet se traduce generalmente como “verruga” es muy probable que con él se designe algún tipo de acné.[34]

– “Sarnoso”. Garav se usa para designar una erupción supurante en la piel (una llaga o una úlcera).

– “Roñoso”. Esta enfermedad, como la anterior, es una enfermedad de la piel. Con ella (del hebreo yallefet) probablemente se está señalando la roña (un tipo de sarna de las ovejas).

Levítico 22:23. “Que tenga de más o de menos”. En hebreo hay sólo dos palabras: saruac y galut. Lamentablemente, no se sabe con certeza el significado de estos términos. Los diccionarios consideran que saruac designa algún tipo de deformidad o mutilación corporal. Comúnmente se cree que el vocablo designa una mutilación de la nariz o la oreja. En cuanto a galut se desconoce su significado. Quizás se refiera a animales que no crecieron normalmente.

Levítico 22: 24. “Testículos heridos”. El vocablo hebreo (macuk) viene del verbo macak que significa “apretar”, presionar”. Macuk se refiere a los testículos magullados o triturados de los animales.

– “(Testículos) magullados”. El término katut viene del verbo katat que significa “moler”.

– “Rasgados”. Natuq significa “desprendido, arrancado”, del verbo nataq o “arrancar”.

– “Cortados”. Karut debe ser traducido probablemente como “castrado”, del verbo karat, “cortar”.

En Deuteronomio 15:21 se mencionan otros defectos que impiden que un animal sea ofrecido como sacrificio al Señor. El primero es pisseha, cuyo significado es “cojo”. El segundo es ciwr, del verbo cur, “enceguecer”, “cegar”. Esta lista de defectos en los animales nos ayuda a entender mejor el significado de mum (“defecto”). Los defectos de los que aquí se hablan son de dos clases: 1) los defectos físicos (cojo, castrado), y 2) las enfermedades. Estos defectos impiden que el animal puro pueda ser ofrecido como sacrificio sobre el altar del Señor. Esos animales no eran “perfectos, completos” (tamim).

Es bueno notar que el buen estado del animal, su salud, es muy importante. Ese énfasis en la enfermedad como un defecto pertenece al marco semántico del vocablo mum (“defecto”), no solamente al aplicarse a los animales sino también a seres humanos (Lev. 21: 18-20). Un buen ejemplo lo encontramos en Daniel 1: 4. En ese pasaje se describe a Daniel y a sus compañeros como sin defecto (mum) y seguidamente se explica lo que se quiere decir, al indicar que ellos tenían “buen parecer” (tove mareh = “buena apariencia”). Un vistazo al capítulo 1 indica que esa frase significa que ellos gozaban de buena salud. Cuando se niegan a comer de la comida del rey, el jefe de los eunucos se alarma y les dice: “Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida, pues luego que él vea vuestros rostros [penim = “cara”] más pálidas [zo’afim] que los muchachos. . . condenaréis mi cabeza” (1:10). La preocupación del jefe de los eunucos era que sus rostros lucieran enfermizos. La palabra zo’afim en su forma verbal zo’af, significa “lucir enfermo, extenuado, flaco”.[35] Daniel solicita que se le ponga a prueba permitiéndosele comer vegetales y beber agua por diez días. “Compara luego nuestros rostros [mareh] con los rostros [mareh] de los muchachos que comen la ración de la comida del rey…”(1:13). Nótese que el sustantivo penim (“cara”) usado en 1:10 es un sinónimo de mareh (“apariencia”). Al fin de los diez días se comprueba, al examinar a Daniel y a sus compañeros, que el “rostro de ellos es mejor” (mareh tov) que el de los otros jóvenes. La expresión mareh tov es básicamente la misma que se usó en 1:4, y que se tradujo “de buen parecer”. La conclusión es obvia: no tener defecto (mum) es tener una apariencia saludable, no lucir enfermizo (zo’afim). Mum es, por lo tanto, la ausencia de salud física.

Hay un sinónimo de mum (“defecto”) que debemos mencionar. Nos referimos al término mashehat (“corrupción”). En Levítico 22:25 esa palabra se usa para definir los defectos mencionados en los versículos 22-24 como una corrupción en el animal. La forma verbal del sustantivo mashehat es shahat y significa “corromperse” (por el deterioro Jer. 13:7), “pervertirse, depravarse” (Gén. 6:11). Con él se designa una corrupción que podía desfigurar la imagen física de una cosa (Jer. 48:18), o la imagen ético-religiosa de un individuo (Exo. 23: 7; Ose. 9: 9).

Mashehat se usa no solamente en Levítico 22: 25 para designar animales que no se pueden ofrecer en sacrificio, sino también en Malaquías 1:14. En este último pasaje Yahweh acusa al pueblo de ofrecerle en sacrificio lo dañado (mashehat). Esos animales dañados son los que tienen defectos físicos y están enfermos. En Malaquías 1:13 se dice que esos animales eran “cojos” (pisseha y y estaban “enfermos” (holeh). El sustantivo haleh y los otros derivados de la raíz halah se refieren en términos generales, a un estado de debilidad corporal, y significa “estar o llegar a ser débil”. En algunos casos se usa para designar no solamente enfermedades individuales, sino también epidemias.[36] Al aplicarse a los animales, halah se refiere a animales en estado de debilidad o enfermedad que no pueden ser sacrificados a Yahweh.[37] Al igual que mum (“defecto”) mashehat (“corrupción”) designa a los animales dañados como los que tienen problemas de salud. Yahweh no acepta animales enfermos sobre su altar, aun cuando estos animales pertenezcan al grupo de los puros.

Todo lo anterior revela, a nuestro modo de ver, la razón por la cual Yahweh separó los animales puros de los impuros. Los animales impuros han sido separados y rechazados por Dios como posibles sacrificios sobre su altar porque ellos son, desde el punto de salud e higiene, permanentemente defectuosos. Los animales que van al altar del Señor y van a ser, por así decirlo, el “pan de Dios” (lehem elohim, Lev. 21:8; 22: 25), deben estar en perfecto estado. Ellos deben ser la expresión de la excelencia higiénica. Dios acepta únicamente lo mejor. Cuando el pueblo le ofrece lo defectuoso, Dios los increpa diciéndoles: “Cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serán aceptos?” (Mal. 1:8). Yahweh es el Dios y Señor de Israel, y El exige lo mejor sobre su altar.

Hasta ahora hemos establecido que la distinción entre los animales puros e impuros se origina en la identificación, por parte de Dios, de los animales que Él está dispuesto a aceptar como sacrificios sobre su altar. Hemos sugerido también que probablemente el criterio usado al establecer la distinción entre lo impuro y lo puro fue el estado físico del animal. Los anima les en los cuales la vida no se expresaba en plenitud fueron identificados como impuros. Establecer una conexión entre esos hallazgos y la ley de los alimentos puros e impuros de Levítico 11 no resulta difícil.

En Levítico 11 Dios le está diciendo al pueblo que ellos pueden llevar a sus mesas únicamente la carne de los animales que se llevan a la mesa, al altar del Señor, es decir, la carne de animales puros. Es bueno recordar que hubo un tiempo en la historia de Israel cuando todo animal que se mataba con el propósito de comer su carne tenía que ser ofrecido primero como sacrificio sobre el altar del Señor (Lev. 17: 3-6). Luego, el adorador se llevaba la carne y la comía. Esto nos indica que lo que es suficientemente bueno como para ser ofrecido en sacrificio al Dios de Israel, es también lo suficientemente bueno como para convertirse en el alimento para el pueblo de Dios. El excelente estado de salud del animal asegura el bienestar físico del pueblo. Si ellos comen del animal impuro, el estado de impureza de éste -la ausencia de salud- era transmitido al pueblo. Ellos se afectarían físicamente -enfermarían-, y espiritualmente -al desobedecer rompían su unión con el Santo de Israel. En el pensamiento del AT existe una íntima relación entre el bienestar físico y el espiritual. Aquí en Levítico encontramos esa relación claramente expresada en la ley de los alimentos puros e impuros.

Lo que estamos argumentando es que la ley de animales puros e impuros se ha convertido en Levítico 11 en una ley de salud. Hay en el mismo capítulo varios elementos que así lo indican.

En primer lugar el capítulo 11 de Levítico tiene como propósito instruir a los israelitas con respecto a los animales que deben comer (11: 2). Ese énfasis señala hacia un interés en el bienestar físico del pueblo. El acto de comer está íntimamente relacionado en la Biblia con la preservación de la vida (Exo. 16:3-4). José le proveyó alimento a su familia desde Egipto durante una severa hambruna. El mismo interpreta esa acción como teniendo el propósito de preservar la vida de ellos (Gén. 45:4-11). Daniel, como ya indicamos, prefiere comer una comida que a la vista del oficial babilónico parece ser de inferior calidad, pero que resulta ser de superior calidad, pues le hace lucir más saludable que los demás jóvenes. Dios ha estado siempre interesado en lo que el hombre come. Él le definió a Adán y a Eva lo que debían comer (Gén. 1: 29), y cuando autoriza a su pueblo a comer carne animal le define también cual comer. Así preserva el bienestar físico de su pueblo.

En segundo lugar, Levítico 11 señala que el israelita se podía contaminar al tocar el cadáver de un animal. No importa si el animal es puro (11: 39) o impuro (11:8, 24), su cadáver es una fuente de contaminación, de muerte y enfermedad. Por esa razón se les prohíbe tocar el cadáver de cualquier tipo de animal. Esta es una medida profiláctica que tenía el propósito de evitar infecciones o epidemias.

En tercer lugar, Levítico 11 revela un interés en la higiene y en la salud al enfatizar en la limpieza. El que comía de los alimentos impuros era considerado impuro hasta la puesta del sol (Lev. 11: 24-28, 31). Eso significaba que era separado de la comunidad y del santuario por un período limitado. En algunos casos, se le exigía al individuo que se bañara y también lavara sus vestidos (11:25, 40). Todas estas son medidas de carácter higiénico.

En cuarto lugar, se debía purificar también aquello sobre lo cual caía el cadáver de un animal. Entre otros casos se ordenaba que si el cadáver caía sobre utensilios de madera, ropa, piel, saco o sobre un instrumento de trabajo, éstos se lavaran y al terminar el día estarían limpios (11:32). Por otro lado, si el cadáver caía dentro de un utensilio de barro éste debía ser destruido (11: 33). Si dentro de ese utensilio había agua y ésta caía sobre algún alimento o alguna otra bebida las contaminaba y no se podrían comer o beber (11:34). Cuando parte del cadáver caía sobre un horno o estufa, estos debían ser derribados (11: 35). “No debe haber ninguna duda de que los factores higiénicos son las únicas consideraciones aquí, pues una variedad de enfermedades serias podían esparcirse a través de vasijas o de alimentos infectados o contaminados”.[38]

La ley de los animales puros e impuros es, pues, una ley de salud que tiene como propósito preservar la salud del pueblo a través de medidas preventivas de higiene. Dios le informa a su pueblo sobre aquello que, por ser lo mejor, deben comer para proteger su organismo. El comer no es, por lo tanto, una actividad secular en la vida del ser humano. El comer no escapa al mandato divino. Hay una aspecto ético-religioso en las leyes de salud de Levítico 11. Si Dios definió lo que se debe o no se debe comer, al comer se le obedece o se le desobedece. Si se le obedece, se preserva la santificación. Resulta pues que aun el comer llega a ser una actividad religiosa.

El interés en la salud expresado en la ley de los animales puros e impuros se puede observar también analizando el significado de lo impuro en el AT. Lo impuro en el AT es lo que está asociado de alguna forma con la muerte.[39] Lo impuro no tiene acceso a Dios, quien es la fuente de la vida y la bendición. La persona que entra en contacto con lo impuro ha entrado en la esfera de la muerte y debe ser separado de la comunidad cúltica y del santuario. Los animales impuros son aquellos que pertenecen a la esfera de la muerte y que comunican muerte. Una vez más se puede observar que las leyes de salud tienen como propósito preservar el bienestar físico y espiritual del pueblo.

Sin embargo, debemos mencionar que los animales puros son puros relativamente. Cuando ellos mueren la impureza los posee totalmente (Lev. 11:39, 40), y su carne no se puede comer ni tocar. Así que “los animales puros son comparativamente seguros como fuente de alimento, mientras que los impuros deben ser evitados debido a la posibilidad de que su carne pueda transmitir infecciones”.[40]

Esta ley de alimentos limpios era, hasta donde se sepa, única en el antiguo Cercano Oriente. El acatamiento de esa ley contribuiría significativamente a distinguir a los hebreos de las demás naciones que los rodeaban. De esa forma proclamarían su singularidad y la de su Dios (Lev. 20: 25, 26).

Conclusión

La ley de los alimentos puros e impuros es una ley de salud. Originalmente la distinción entre animales puros e impuros fue establecida por Dios para definir los animales, de entre los cuadrúpedos y las aves, que Él aceptaría como sacrificio sobre su altar. Aparentemente, el criterio que Él usó para separar los animales fue el de su estado de salud, los animales cuyo cuerpo fuese saludable podrían ser ofrecidos a Dios como sacrificios.

Cuando Dios autoriza a su pueblo a comer carne animal, les ordena que lo imiten. Ellos aceptarán como alimentos a los animales que Yahweh acepta como sacrificio. La ley se convierte ahora en una ley de salud que tiene como propósito preservar la salud física y espiritual del pueblo. Esta ley indica que Yahweh se interesaba por la salud física de su pueblo. Dios quiere que se preserve el físico en buen estado. Esta ley de salud habla del cuidado preventivo de la salud y del interés divino por ese cuidado. El concepto jolístico del hombre, en el pensamiento bíblico, exige que la salud, para que sea completa, una al bienestar espiritual el bienestar físico y mental. Es hacia ese tipo de salud que las leyes de los alimentos limpios señalan, y que las hacen relevantes para el hombre moderno.[41]


Referencias

[1] G. J. Wenham, The Book of Leviticus (Granó Rapids, Michigan, W. B. Eerdmans Publishing Co., 1979), pág. 164.

[2] Vea F. S. Bondenheimer, “Fauna”, Interpreter’s Dictionary of the Bible, (IDB) (Nueva York, Abingdon Press, 1962), t. 2, pág. 254.

[3]  Sobre el problema de la fauna en el AT véase Bondenheimer, págs. 246-256.

[4]  Una porción de esa carta está publicada en C. K. Barret, The NT Background: Selected Documents (Nueva York, Harper and Row, 1956), págs. 213-216. Para un análisis del contenido de esta carta véase G. Zunts, “Aristeas”, IDB 4: 219-221.

[5] Sobre esto consulte a Henry Rabinowics, “Dietary Laws”, Encyclopedia Judaica (Nueva York, Mac Millan Co., 1971), t. 6, págs. 26-43.

[6]  Para más información histórica sobre esta teoría véase S. Stein, The Dietary Laws in Rabbinic and Patristic Literature.

[7]  Jacob Milgrom, “The Biblical Diet Laws as an Ethical System”, Interpretations 17 (1963), págs. 288-301.

[8] Entre otros que favorecen la interpretación ética están Joseph A. Seiss, Gospel in Leviticus (Grand Rapids, Michigan, Kregel Publications, 1860), págs. 195-201; Harold S. Stem, “The Ethics of the Clean ang the Unclean”, Judaism 6 (1957), 319-327.

[9] A. A. Bonar. A Commentary on Leviticus (London, Banner of Truth, 1846), págs. 214, 215.

[10] Gordon J. Wenham, “The Theology of Unclean Food”, Evangelical Quarterly 53 (1981): 9, critica esta teoría señalando que el simbolismo que se descubre depende principalmente del poder imaginativo del comentarista.

[11] Véase, su libro, Purity and Danger: An Analysis of Concepts of Pollution and Taboo (London, Routledge and Kegan Paul, 1966), págs. 41-57; y su artículo “Deciphering a Meal”, Daedalus 101 (1972): 61-81.

[12]  Entre los que han aceptado esta interpretación se encuentran Wenham, “Theology”, págs. 9-11; J. R. Porter, Leviticus (London, Cambridge University Press, 1976), págs. 83, 84.

[13]  Wenham, Purity, pág. 53.

[14] Véase J. Henninger, “Pureté et impureté: IV L’impureté des aliments”, Supplément au dictionnaire de la Bible, (DBS) (París, Letouzey & Ané, 1975), t. 9, col. 481.

[15]  Sobre el uso metafórico del concepto de la impureza véase Jacob Neusner, The Idea of Purity in Ancient Judaism (Leiden, E. J. Brill, 1973), págs. 11-15.

[16] Véase G. R. Drive, “Birds in the OT”, Palestine Exploration Quarterly 87 (1955): 7. Para un análisis detallado de esta teoría véase Wenham, “Theology”, págs. 7, 8.

[17] Ibid., pág. 8.

[18] Martin Noth, Leviticus: A Commentary (Filadelfia, Westminster Press, 1965), pág. 92; Roland J. Faley, “Levítico”, Comentario Bíblico San Jerónimo (Madrid, Ediciones Cristiandad, 1971), t. 1, págs. 226.

[19] Walter Komfeld, “Die unreinen Tiere im Alten Testament”, Kairos 7 (1965): 134-147.

[20]  Ibid., pág. 146. Véase D. Hoffmann, Das Buch Leviticus (Berlín, Poppelauer, 1905), págs. 315-322.

[21] Véase Othmar Keel, The Symbolism of the Biblical World (Nueva York, Seabury Press, 1978), págs. 85, 86. No debemos dejar de mencionar a la serpiente. En Egipto es un símbolo tanto del dios salvador como de las fuerzas del mal (ibid., pág. 87); O. Wintemmutte, “Serpent”, IDB Supplementary Volume, págs. 816, 817.

[22]  Bemard J. Bamberger, Leviticus: The Torah (Nueva York, Jewish Publication Society, 1979), pág. 91.

[23]  W. F. Albright, Yahweh and the Gods Canaan (Nueva York, Doubleday & Company, 1968), págs. 178-180; R. E. Clements, “Leviticus”, Broadman Bible Commentary (London, Marshall, Morgan and Scott, 1971), t. 2, pág. 34; G. A. F. Knight, Leviticus (Filadelfia, Westminster Press, 1981), pág. 65- R k Harrison, Leviticus: An Introduction and Commentary (Downers Grove, Illinois, Inter-Varsity Press, 1980), pág. 124; G. Cansdale, Animals of Bible Lands (Exeter, Paternóster, 1970), pág. 14.

[24]  Leviticus, págs. 167, 168.

[25] Este grupo lo usa también F. J. Simmons, Eat not this Flesh (Madison, University of Wisconsin, 1961), págs. 37-42.

[26] Esta pregunta la hizo también Noordtzij, Leviticus (Grand Rapids, Michigan, Zondervan Publishing House, 1982), pág. 121.

[27] Sobre esta problemática véase Colin House, “Defilement by Association: Some Insights from the Usage of Koinos/Koinoo in Acts 10 and 11”, AUSS 21 (1983): 143-153.

[28]  Henninger, “Pureté”, col. 485; Bamberger, Leviticus, pág. 91; N. H. Snaith, Leviticus and Numbers (Greenwood, S. C., Attic Press, 1969), pág. 62; Noordtzij, Leviticus, págs. 120-122.

[29]  W. Eichrodt, Theology of the OT (Filadelfia, Westminster Press, 1961), 1:273.

[30] G. J. Botterweck, “Behemah”, Theological Dictionary of the OT (Grand Rapids, Michigan, W. B. Eerdmans Publishing Co., 1975), t. 2, págs. 7-10.

[31] Véase Suessman Munter, “Medicine in Ancient Israel”, en Fred Rosner, Medicine in the Bible and the Talmud (New York, KTAV Publishing House, 1977), pág. 7.

[32] Ibid.

[33] Ibid.

[34] Ibid., pág. 10.

[35]  Véase H. Ringgren, “Zacaph”, TDOT 4:111.

[36]  K. Seybold, “Chalah”, TDOT 4:405; F. Stolz, “Hlh, (estar enfermo)”, Diccionario Teológico Manual del AT (Madrid Ediciones Cristiandad, 1978), t. 1, pág. 790.

[37] Seybold, pág. 403.

[38] Harrison, Leviticus, pág. 131.

[39]  A. M. Rodríguez, Substitution in the Hebrews Cultus (Berrien Springs, Michigan, Andrews University Press, 1979) pág. 149.

[40] Harrison, Leviticus, pág. 124.

[41]  Sobre el concepto de salud en el AT consúltese a R. K. Harrison, “Healing, Health”, IDB 2:541-548; G. F. Hasel, “Health and Healing in the OT”, AUSS 21 (1983): 191-202. Debe señalarse que cuando Dios autoriza a su pueblo a comer carne no lo limita a los animales cuadrúpedos y a las aves. Le permitió comer peces y aún insectos, extendiendo así el concepto de lo puro más allá de lo que se podía llevar a su altar. Esos animales eran saludables y Dios autorizó a su pueblo a consumirlos como alimento. El criterio seguía siendo el mismo.