Con las pesadas responsabilidades que un pastor lleva en su iglesia, a menudo se pregunta cómo puede presentar más efectivamente a Cristo a la gente. Hay tantas cosas que demandan su tiempo que debiera echar mano de algún método para llegar a tantas almas que están en los umbrales de la eternidad como sea posible. Con frecuencia ocupamos una, dos o más horas para ir y dar un estudio bíblico que afectará a una o dos personas. Todos estamos de acuerdo en que el valor del ministerio personal es incuestionable. No obstante, el trabajo personal de un ministro se puede multiplicar mediante el grupo o la clase bíblica. La clase bíblica puede ser dirigida por ministros, profesionales, dirigentes de la iglesia, jóvenes y laicos de todas las profesiones de la vida.

    Hay una ventaja en la reunión de grupo. El propósito de la constitución del grupo es lograr el intercambio de discusión. El expresar sus convicciones produce en la gente una tendencia a sentirse valorada en su fe en Cristo.

    La clase bíblica le proporciona al pastor un lugar para traer a sus interesados. Mucha gente no está dispuesta a asistir a los cultos de nuestra iglesia, pero vendrá a la clase bíblica. Un pastor hizo una lista de los esposos y de los jóvenes que no se habían entregado a Cristo y que no eran miembros de la iglesia. Había más de sesenta esposos que no eran miembros de la iglesia. En los cuatro años en que se llevó a cabo este programa, más de la mitad de esos hombres se bautizaron.

    El pastor debiera hablar de una manera optimista de esa clase. Debiera sentirse entusiasmado con ella. Cuando sintamos entusiasmo por el Señor Jesucristo, los miembros de la clase traerán a otros miembros de su familia. El espíritu de profecía dice en Profetas y Reyes, pág. 196: “Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra”. Cuando seamos cristianos felices y entusiastas, los jóvenes asistirán a la clase bíblica.

    Algunos ministros han usado premios para aumentar la asistencia. Yo no he visto que los libros o folletos que usé en mi clase con ese propósito incrementaran la asistencia. Sin embargo, algunos han tenido éxito con ese sistema.

    Se necesitan sólo unas pocas personas para comenzar una clase. Si se la hace interesante, crecerá. Las esposas traerán a sus esposos. Los nuevos conversos traerán a sus amados y amigos. Promueva la clase bíblica en sus visitas. Esta clase le proporcionará una gran cantidad de visitas para realizar. Abra su corazón a los miembros de la clase en sus hogares como también en la clase.

¿DÓNDE Y CUANDO?

    Muchas veces el pastor pregunta: “¿Dónde llevaré a cabo la clase?” Puede usar la oficina pastoral en la iglesia o alguna otra dependencia del templo. Cierto pastor tenía a su disposición la sala de espera de un médico, cerca de la iglesia, y el resultado fue muy satisfactorio. Una clase que funcione fuera de la iglesia puede aún ser mejor concurrida. De ser posible, debiéramos estar lo más cerca que se pueda del templo para que los hijos de los interesados asistan el sábado a las divisiones de la escuela sabática. Haga un plan para que el próximo sábado sea un modelo de asistencia tanto para los adultos como para los niños. Estos últimos disfrutan completamente de las divisiones de la escuela sabática, y todo lo que hagamos por los niños atraerá a sus padres. Manténgase también alerta con aquellos niños a quienes sus padres los traen a la escuela sabática y luego se vuelven a su casa. Esos padres son buenos candidatos para su clase bíblica. Los maestros de las clases de la escuela sabática pueden ayudar cuando se presenten estas situaciones.

    Muchos de nuestros ministros comienzan su clase a las 9.30 de la mañana, en momentos en que la escuela sabática inicia su programa. Otros la tienen a las 10 de la mañana, cuando se produce la división en clases. Varios de nosotros creemos que debiéramos aprovechar todo el tiempo posible para aquellos que están hambrientos de la Palabra. Comenzando a las 9.30 podemos duplicar el tiempo de exposición de la Palabra de Dios.

    El sábado de mañana es ideal; no obstante, mucha gente que está dispuesta a estudiar no puede asistir. En este caso, tenga una clase que se reúna un día de semana por la noche. Un médico de nuestra asociación dirige una clase bíblica durante la semana, con excelentes resultados. Un ministro de nuestro campo estableció clases bíblicas en los hogares de varios de los interesados. A su vez, ellos invitaron a sus amigos u otras personas. Ese pastor bautizó cien almas ese año. Muchos de nuestros médicos darán la bienvenida a la idea de invitar a sus pacientes a que asistan a la clase bíblica del pastor que se reúne una noche de la semana. Los jóvenes también han dirigido las clases con muy buenos resultados, contando con sus amigos, también jóvenes, como ayudantes.

¿CÓMO?

     ¿Cómo podemos dirigir la clase bíblica? Se ha de hacer que los miembros de la clase se sientan libres de formular preguntas o expresar sus convicciones. La clase debe iniciarse con oración. La opinión de muchos ministros es que se debiera enseñar al grupo a arrodillarse antes del estudio de la Palabra. Si seguimos el plan de mencionar el nombre de los libros, los capítulos y los versículos de la Biblia, podremos ayudar a quienes lo necesiten en su búsqueda de las referencias. Para ahorrar tiempo y mantener la atención podría ser mejor citar sencillamente la página. Debemos captar y mantener el interés cada momento que dure la clase. Use una Biblia que pueda darles a los miembros de la clase para que ellos busquen en sus páginas los versículos. No le pida a ninguno de los asistentes que lea un pasaje si eso lo hará sentirse incómodo.

    Evite decirle a cualquiera que la respuesta que ha dado a la pregunta no es del todo correcta. Mire a otra persona y pregúntele su opinión, antes que hacerle sentir a alguien que está en error. Muchas veces es bueno pedir que lean todos juntos el pasaje que responde a la pregunta que se está considerando.

    Prepare preguntas e ilustraciones, para presentar en el programa, que tiendan a desarrollar la confianza. Hay una variedad de lecciones que pueden emplearse como guías de estudio de la Biblia. Tal vez el Depto. de Escuela Sabática tenga un folleto especial. Muchos pastores usan con éxito sus propios bosquejos de estudios. Otros se valen del material de La Biblia Habla, del juego Siglo Veinte, etc. Con frecuencia es necesario emplear varias clases para tratar la inspiración de la Biblia, su paternidad literaria y otros puntos que son importantes para la persona común que entiende poco la Palabra. Algunos ministros entregan por adelantado la lección, una semana antes, para que la estudien en su casa. Esto contribuye a desarrollar el plan de estudio de las Escrituras en el hogar, y quienes lo practican están listos para estimular la discusión en la clase siguiente.

    El propósito de la clase es el estudio, el poner frente a la Biblia a gente de toda clase. Su desarrollo es totalmente diferente del culto divino. En la clase comentamos, escuchamos y contestamos preguntas. Cuando la gente estudie la Palabra, el Espíritu dará la convicción. Cuando la gente sea guiada por el ministro a seguir las convicciones obradas por la Biblia, ¡tendrá paz! Cuando la gente se halle bajo la convicción, responderá a la invitación de seguir a Jesús como su Señor y Salvador.

    El ministerio de la clase bíblica resultará en una buena cosecha de almas y en un sentido de pleno cumplimiento de nuestro llamado al ministerio. La experiencia de una clase bíblica dirigida correctamente le otorga al pastor una nueva dimensión en su ministerio, gozo en su vida y salvación de muchas almas.

Sobre el autor: Director del Depto. de Actividades Laicas de la Asoc. SE de California.