Muchas conversiones alentadoras ocurrieron durante las conferencias que el pastor Walter Cameron terminó en Miami en el mes de abril del presente año. Las sesenta almas ganadas para Cristo durante ese ciclo demuestran la obra de amor del Espíritu de Dios en los corazones.
Tal vez un tercio de los bautizados eran oyentes de La Voz de la Esperanza, que no sabían a qué iglesia pertenece este hermoso programa. Ahora están felices de haber encontrado al pueblo que “guarda los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.
Familias enteras aceptaron el llamado de Cristo. Entre ellos un artista de alfombras, de singular experiencia. En su patria ecuatoriana, Manuel Pallango era un asiduo oyente de La Voz. Allá se ocupaba en tejer las bonitas alfombras típicas del Ecuador. Su trabajo era tan esmerado que llamó la atención de algunos embajadores, que lo comunicaron a sus superiores. Y Pallango fue invitado por el gobierno de los Estados Unidos a trasladarse con su familia a este país, donde hizo varios trabajos para la Casa Blanca.
En Estados Unidos siguió escuchando La Voz de la Esperanza, y no sabiendo quién irradiaba ese programa, se unió a una agrupación evangélica. Hasta organizó en su casa una clase bíblica para sus vecinos. Una invitación que recibió de La Voz lo trajo a las conferencias, y desde entonces no faltó más. No tuvo problema para aceptar el mensaje adventista, porque el Señor lo estaba preparando. El y su familia, seis personas en total, fueron bautizados en el segundo de los tres bautismos del ciclo.
Otro caso que revela la bondad de Dios es el de Antonio Ruiz, agrimensor y dibujante, y a la vez pastor independiente. En Cuba, Ruiz había sido seminarista y diácono seglar cuando empezó el gobierno actual. Por defender su fe, fue llevado preso. Estuvo cinco años encarcelado y lo iban a condenar a muerte. Sin embargo, ahí en la cárcel Dios tocó su corazón y le dio paz y confianza. Un día un funcionario informante, no pudiendo soportar más la serenidad que irradiaba Ruiz, le gritó: “¡No me mire!” y se fue de su presencia.
Por ese entonces Ruiz fue deportado a España. Ahí empezó a ser evangélico y evangelizante, y predicó en las cárceles y los hogares. Cuando vino a Miami, siguió predicando a los presos, por quienes sentía simpatía.
Unos días antes de su bautismo me dijo: “Justo cuando yo estaba turbado y atribulado, recibí por correo un volante de invitación a las conferencias del pastor Cameron. Asistí con mi esposa, y aquí descubrimos la verdad de Dios que tanto anhelábamos”.
Cuando el pastor Ruiz empezó a asistir a las conferencias tuvo una hermosa sorpresa. Se encontró ahí con otro nuevo asistente que había sido compañero suyo de cárcel en Cuba. Cuando me lo presentó, me dijo: “Con el amigo Cardenio Fernández fuimos compañeros de cárcel, y allá yo oficiaba misa para él y otros presos. Y ahora nos encontramos aquí”.
Cardenio Fernández es otro exponente de la misericordia de Dios. Era contrario a la iglesia, tanto que ni quería que su esposa asistiera a los cultos, y ella iba a escondidas. Pero Dios lo amaba y lo estaba atrayendo. Un día Fernández tuvo un problema judicial que le hizo sentir su necesidad de Dios. Poco antes de las conferencias empezó a asistir ocasionalmente a la iglesia, y durante el ciclo decidió entregarse a Jesús. Así, los cuatro fueron bautizados, Antonio Ruiz, Cardenio Fernández y sus respectivas esposas. Hoy rebozan de la alegría que Cristo da a los que lo reciben con amor.
La feliz experiencia de los esposos Elpidio y María Cantillo es otra prueba de la gran obra que hace la radio. En Cuba él era comandante de policía, uno de sus hermanos era general del ejército y otro brigadier. Cuando se trasladaron a Miami, oyeron el cautivante programa La Voz de la Esperanza, y la señora terminó el curso bíblico. Gracias a la invitación que les mandó La Voz empezaron a asistir a las conferencias, y no faltaron a ninguna de ellas.
El ahora Hno. Cantillo me dijo: “El mensaje de las conferencias fue como ver el cielo abierto. Aquí hemos venido para quedar para siempre”. Fueron bautizados. Y ahora su hijo Eric está también muy animado, procurando arreglar el problema de su trabajo para unirse al pueblo de Dios. Maravillosas son las bendiciones de los que aceptan a Jesús.
En estas conferencias ayudaron al pastor Cameron su asociado Sergio Torres y los tres pastores de las iglesias de Miami. El pastor Erwin Hise dedicó tiempo completo, y los pastores Emilio Ruiz y Rafael Rodríguez medio tiempo, así como la Hna. Nieves Coto. Colaboraron también el hermoso conjunto musical “Melodías de Alabanza” y otros cantores.
Las conferencias fueron dadas en el templo de la Iglesia Hispana. Los temas fueron netamente bíblicos desde el comienzo, ilustrados con vistas de triple proyección. Se pasaron también doce conmovedoras películas acerca de la vida de Jesús.
Otro rasgo bueno fue que el mismo evangelista salía con los pastores a visitar a los interesados. El pastor Cameron salió de tres a cuatro días completos o medio día con cada uno de sus asociados. Así, sesenta personas se unieron a la iglesia de Dios, y quedaron otros sesenta para seguir atendiendo.
Cuando empezaron a asistir a las conferencias, algunos de los nuevos creyentes fueron acosados por otros religiosos, pero ellos se defendían con el excelente folleto La Fe de Jesús, preparado por el pastor Carlos Aeschlimann.
En mayor medida cada vez se están cumpliendo las palabras del Señor: “Tengo otras ovejas que no son de este redil: aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor”.