En todas las esferas sociales se da énfasis hoy al mantenerse físicamente sano. Este concepto era conocido y se practicaba ya en la antigüedad. Los griegos educaban a sus hijos en los deportes no sólo para ganar una victoria, sino para mantener la salud del cuerpo y de la mente.

 “Que tengas salud…” fue el deseo expresado por el apóstol Juan para Gayo y es también el ideal de Dios para su iglesia.

 Elena G. de White recalca que “la salud es un tesoro. De todas las posesiones temporales es la más preciosa”.[1] Salud involucra no sólo nuestro cuerpo, sino nuestra mente, nuestra relación para con los demás seres humanos y en especial nuestra dependencia de Dios. “La riqueza, el saber y el honor se adquieren a un precio elevado, cuando se obtienen a costa de la pérdida del vigor de la salud. Pero ninguna de estas cosas puede asegurar la felicidad, si la salud llega a faltar”.[2] “Por lo tanto, está bien invertido el tiempo que se usa en la adquisición y la preservación de la salud física y mental”.[3]

 El obedecer las leyes de la salud, al igual que las leyes de tránsito, no nos garantiza una vida libre de accidentes o enfermedades. Hay tantas variables que no podemos controlar tales como el camino mismo, los otros viajeros, la visibilidad. Sin embargo, hay menos riesgo de accidentes si se siguen fielmente las leyes de tránsito. Así, los principios de salud practicados a diario harán que nuestra vida sea más abundante y provechosa, y al mismo tiempo, disminuirán en parte el riesgo de enfermedad y malestar.

 No se requiere ni mucho dinero ni gran esfuerzo para mantenernos sanos. Hay una serie de factores naturales que podemos seguir para resguardar nuestra vida.

  1. Respiremos aire puro

 No todos tenemos el privilegio de vivir en el campo donde el aire se renueva constantemente. Los árboles y las plantas procesan en sus hojas el anhídrido carbónico que se desprende de la respiración de los seres humanos, de los animales, de las plantas, de las industrias, del humo de cigarrillos y cigarros, de los automóviles y de otras fuentes. Es un constante trabajo de limpieza del aire que mantiene bajo el nivel de anhídrido carbónico y aumenta el oxígeno a nivel normal.

 El intercambio de estos gases en nuestros pulmones es constante y permite la purificación de la sangre que promueve la salud de los tejidos y la respiración interna de las células.

 Cada iglesia debe planear paseos a los bosques y a los lagos donde en medio de la naturaleza se puede respirar el aire puro y vivificante. ¿Lo ha hecho últimamente? Y para la comunidad, ¿ha planeado un cursillo para dejar de fumar?

  • Bebamos agua pura

 Se nos dice que tanto en la salud cómo en la enfermedad el agua es una bendición. Sin agua podemos vivir sólo unos días. Del 50 al 70 por ciento de nuestro cuerpo es agua, y se debe mantener ese nivel.

 Exteriormente, el agua nos ayuda a mantener la higiene en nuestro hogar y en nuestro cuerpo. Debe usarse abundantemente.

 Las bebidas carbonadas con o sin cafeína están hoy tomando el lugar del agua. Doquiera se vaya, grandes carteles exaltan las virtudes de estas bebidas para refrescar y apagar la sed. Millones de pesos se gastan en la compra de estas bebidas que contienen agua, azúcar, saboreantes y colorantes artificiales, ácidos, especialmente el fosfórico, y muy pocas incluyen una pequeña cantidad de jugo de fruta.

 El agua pura, de costo monetario mínimo en comparación, promueve la salud, mantiene hidratados los tejidos, no altera los procesos de las células ni introduce sustancias artificiales en el sistema.

 Por la mañana, al levantarse beba uno o dos vasos de agua. Se sentirá mucho mejor todo el día.

 Organice una campaña en favor del agua, con seminarios y clases acerca de su uso interno y externo.

  • Gocemos de la luz del sol

 En la naturaleza, la luz del sol hace crecer las plantas. Por el proceso de fotosíntesis, la luz radiante del sol se atrapa en las hojas y se transforma y acumula en las sustancias alimenticias como los hidratos de carbono que se producen, y esa energía mantiene la vida de la creación.

 Además, los rayos ultravioletas del sol forman en nuestra piel la vitamina D que ayuda en el proceso de absorber el calcio que ingerimos en los alimentos. El calcio es el componente principal de los huesos y los dientes. La absorción constante de calcio mantiene el sistema óseo íntegro para poder movernos y caminar erectos, y además, mantiene el equilibrio interno necesario para vivir.

 Unos pocos minutos al día son suficientes para formar la vitamina D necesaria. Excesiva exposición al sol puede aumentar la susceptibilidad al cáncer de la piel.

  • Hagamos ejercicio a diario

  ¡Pero si no tenemos tiempo! ¿Y qué de las campañas, la preparación de sermones, las juntas, los problemas…?

 La realidad es que todos somos los mayordomos de nuestro tiempo. Aproveche los momentos para caminar en vez de usar un vehículo. Aun cuando esté en una junta por varias horas, debe haber intervalos. En éstos camine, estírese, muévase, beba agua. Más tarde las decisiones se harán con más facilidad.

 El ejercicio es una ley de la vida. Fuimos hechos para movernos y usar los músculos. Si dejamos un miembro sin movimiento por mucho tiempo se debilitará. El ejercicio activa los músculos y permite un movimiento más rápido de la sangre de los órganos al corazón.

 De todos los ejercicios, el más provechoso es caminar. A toda hora, por la mañana, después de las comidas o al atardecer, una caminata activa los músculos, la circulación, la respiración, y favorece una mejor digestión. Todos, ancianos, adultos, jóvenes y niños, pueden caminar. Otros ejercicios, como trotar o correr, deben comenzarse con cuidado para no sobrepasar la capacidad del organismo. La calistenia y otros ejercicios son también valiosos. Camine con su familia por el parque o la montaña, en el campo, o alrededor de la ciudad.

 Cada iglesia debería ser una iglesia activa. Forme un club de salud o de ejercicios. Planee diferentes actividades con jóvenes y adultos, niños y ancianos. Muchos de los problemas físicos y mentales podrían aminorarse con el ejercicio físico. Sea usted el portavoz.

  • Descansemos bien

 Debemos dormir entre siete y ocho horas diarias. Nuestro sistema nervioso lo necesita. Es economía mal entendida el trabajar en exceso por más horas que las necesarias. El tiempo para descansar y dormir es sagrado, aunque a veces nos parezca una pérdida de tiempo. No lo es.

  • Alimentémonos bien

 Una alimentación adecuada no significa comer alimentos caros, escasos o exóticos. Los alimentos sencillos, bien preparados, nutren el organismo adecuadamente. Con legumbres (leguminosas), cereales, frutas y vegetales, con algo de nueces o semillas oleaginosas, se pueden preparar infinidad de platos. Combinados con gusto y servidos con arte serán para nuestro beneficio físico, mental y espiritual. Aprender a preparar comidas deliciosas a la vez que sencillas y nutritivas es una ciencia y un arte que todos, hombres y mujeres, pueden y deben aprender. ¿Han planeado un cursillo de nutrición en su iglesia?

  • Seamos moderados en todo

 Aun las cosas buenas como el agua, el aire, el sol, el ejercicio y el descanso, usados en exceso, pueden causar efectos dañinos a corto o a largo plazo. Para funcionar bien nuestro organismo necesita todo a su tiempo, y en cantidad moderada. Bien decía Salomón: “Dichoso el país… en que los gobernantes comen a la hora debida, para reponer las fuerzas y no para emborracharse”.[4]

 Además, lo que hace daño no se debe usar. El pueblo adventista ha recibido instrucción sobre los efectos de fumar, del alcoholismo y del uso de drogas, problemas que encontramos hoy en la sociedad.

 ¿Ha planeado programas para la juventud sobre el problema de las drogas? ¿Ha tenido la iglesia un programa para dejar de fumar, para la comunidad? ¿O un programa de rehabilitación alcohólica? ¿O un programa para bajar de peso?

 Estudie estas posibilidades. Eduque a los miembros de iglesia. Ellos serán de gran ayuda para esta clase de actividades.

  • Tengamos confianza en Dios

 El concepto de salud no se completa sin la referencia a Dios, el Creador de la vida. ¿Tenemos en nuestra iglesia grupos de oración? ¿Grupos de estudio donde se puede reforzar y profundizar el conocimiento de la Biblia y los libros escritos para nosotros como pueblo? ¿Círculos de lectura de la Biblia y otros libros para la iglesia? Todos los miembros de la iglesia deben estar dinámicamente envueltos en actividades que les permitan crecer cada día. La devoción personal, a solas, diariamente, y el contacto continuo con Dios en todas nuestras actividades, promoverán la salud del cuerpo y del alma.


Referencias:

[1] Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 21.

[2] oc.cit.

[3] Ibid., pág. 15.

[4] Ecl. 10: 17 (Versión Dios Habla Hoy).