En un Simposio de Salud Mental auspiciado por el Hospital Harding y la Universidad Andrews, Norma Jean Sahlin, esposa de pastor de Allentown, Pennsylvania, pasó unos pocos minutos conversando con el Dr. Charles Wittschiebe en cuanto a los ministros, sus esposas y sus hijos. Por muchos años el Dr. Wittschiebe enseñó en el Seminario Teológico de la Universidad Andrews. Ahora jubilado, mantiene una pequeña práctica de asesoramiento. Es autor de God Invented Sex (Dios inventó el sexo).
Sahlin: Ud. ha declarado que las esposas de pastores debieran ser primero mujeres y segundo esposas de pastores. ¿Qué quiere decir con eso?
Wittschiebe: Una mujer joven a menudo se hace una imagen mental de lo que debiera ser una esposa de pastor, una clase de estereotipo, una imagen casi plástica. Si se esfuerza para convertirse en ese tipo de mujer, puede perder algo de su humanidad, su naturalidad, su espontaneidad. Primeramente debiera ser ella misma, enamorada de Dios y de su esposo, expresándolo cálidamente y con profundidad de sentimiento. Entonces será fácil para ella adquirir las cualidades de una amante esposa de pastor en su relación con la gente.
S: ¿Podría Ud. explicarlo algo más?
W: Si un ministro se dirige a su esposa que está en la cocina y comienza a acariciarla, no le dice: “¡Oh, estoy tan feliz de estar con mi obrera bíblica favorita!” o, “¡Oh, estoy tan feliz de estar con mi ‘pastora’!” En lugar de esto, bromea con ella como mujer haciéndole sentir que es deseable. Ella podrá decir: “Oh, basta”. Pero, en realidad, no es precisamente eso lo que quiere decir.
Uno de los ministros más destacados de la iglesia me dijo una vez: “¿Sabes lo que hago a veces, Charlie? Llamo a mi esposa desde la oficina y le pregunto: ‘¿está tu esposo en casa?’ Ella dice ‘no’. Entonces digo: ‘¡Voy para allá!’. Me gusta el elemento de picardía en esto. La misma conversación sería muy objetable en un contexto diferente, pero él la usa en forma muy agradable. Esto es lo que quiero decir en cuanto a mantener esta condición de vitalidad en la relación entre un hombre y una mujer.
S: Existe un estereotipo de la familia del pastor: el ministro “almidonado” y su esposa. Uno tiene que interpretar su papel de ser “correcto” y esto se filtra a su propia vida amorosa.
W: “Almidonado” es la palabra apropiada. Pero de lo que Ud. está hablando también es de una imagen de afectación y dulce vacío; es decir, sin calidez, sin profundidad, sin pasión, sin vitalidad.
S; Entonces, ¿está bien coquetear con su propio cónyuge?
W: Pienso que es necesario. Del Cantar de los Cantares saco la impresión de que estos dos no se saludaban con: “Oh, llegaste ya”. Ella va hacia la puerta mientras sus manos gotean mirra, y está totalmente dispuesta a tener un momento muy íntimo con él.
S: Volvamos a que la esposa del pastor sea ella misma. ¿Incluye esto que tenga su propia carrera, aparte del ministerio de su esposo?
W: Este es un aspecto que nosotros, como denominación, no hemos explorado lo suficiente o definido muy bien. Hemos tenido la tradición de que una esposa de pastor debe permanecer en casa, criar hijos, ser un modelo en la comunidad, y siempre tener tiempo libre para ayudar a la gente, porque ella no trabaja. Hoy, muchas esposas de pastor trabajan fuera del hogar. Son secretarias, dietistas y enfermeras. Si creemos que una esposa de pastor puede trabajar sin estorbar el trabajo de su esposo, entonces directamente una mujer tiene todo el derecho a encontrar realización en una carrera.
S: En su trabajo de orientación, ¿ha encontrado “viudas de iglesia”, mujeres cuyos esposos sienten que es más importante esparcir el Evangelio que estar en casa y atender su matrimonio?
W: La esposa del pastor a menudo tiende a ser una “viuda de iglesia” y los niños, “huérfanos”. A veces los hombres son activos en el trabajo de la iglesia porque prefieren hacer eso que estar en casa. Esto les da una pía excusa para “borrarse”. Quiero decir, si alguien ayuda todas las noches en un “esfuerzo” evangelizados es un gran hombre. Todos dicen: “¡Qué bien, este Hno. García es maravilloso!” Pero él puede estar haciendo lo que hace porque no desea estar en casa. Puede ser que no se divierta mucho con su esposa, entonces encuentra un pretexto para alejarse del hogar.
S: Es realmente duro tener que discutir en cuanto al tiempo que se pasa con la familia cuando el esposo/padre siempre está diciendo: “Estoy salvando almas”.
W: Es difícil luchar contra Dios, entonces el hombre es muy piadoso. Otro ejemplo de esto es la mujer que dice que no puede hacer el amor más de una vez cada dos meses porque su esposo no es religioso y no entra a la relación matrimonial con motivos puros y santos. Él se enoja mucho por esto. Estas no son alternativas justas, Ud. comprende. Es ya suficientemente difícil pelear con una persona o con una idea, pero ¿ponerse en oposición a Dios? Esto es blasfemo y sacrílego. ¿Y quién quiere hacerlo?
S. Esto parece imposible de soportar. ¿Cómo ayuda Ud. a una pareja a tratar un asunto así?
W: Señalo que la religión se usa en muchos casos como una pantalla, una evasión, una táctica para disminuir a la otra persona. Me dirijo a las emociones que llevan a ese tipo de ataque. Las abro y hago salir el pus, por decirlo así. Ud. tiene que llegar al punto de descubrir por qué una persona está actuando de esta manera.
S: ¿Y qué en cuanto al asesoramiento matrimonial para los ministros y sus esposas? Cuando una pareja reconoce que hay un problema en su matrimonio que no pueden manejar, ¿qué debieran hacer?
W; Hemos ido demasiado lejos en suponer que un ministro está por encima de otros hombres, que está por encima de estas debilidades humanas, que es un modelo, un ejemplo. En realidad, es un hombre con debilidades y flaquezas y lleva a su matrimonio todos los problemas de su juventud. Suponga que un ministro tiene una relación pobre con su madre o su padre y se encuentra desorientado emocionalmente. El lleva esto a su matrimonio y no es capaz de expresar amor y/o enojo como debiera. O suponga que la esposa ha tenido una idea horrible de lo que se supone que es el sexo, y la lleva a su matrimonio. Realmente necesitan algún tipo de asesoramiento. Podrá llegar a ser un mejor sanador de almas si él mismo se ve sanado. Yo estoy aconsejando a cierto número de ministros y sus esposas (confidencialmente, por supuesto). Ayuda a estas parejas porque les da fortaleza. No significa que yo sea maravilloso. Significa que ellos vienen a compartir conmigo, un ministro más viejo, para obtener alguna orientación. Se sacan eso de sus sistemas, se sienten mejor, y entonces salen para ministrar a otros. No podemos presuponer que todos los ministros o sus esposas están en perfecta salud emocional, porque no lo están. El matrimonio sufre por ello. Un hombre puede tener, como dijimos antes, una necesidad compulsiva de hacer todo por el Señor y nunca estar en casa. Esto es una cosa buena en un sentido, pero es demasiado de una buena cosa. Su esposa se resiente contra él porque le toma todo su tiempo. Se resiente contra las mujeres que lo llaman. Sus hijos se resienten por el hecho de que no tienen un padre. Y lo primero que Ud. sabe, después de quince años, es que tiene un hogar con problemas; quizá la esposa se haya visto enredada con otro hombre. Esto ocurre. Podría haberse resuelto con aconsejamiento mucho tiempo antes.
S: ¿Cómo se encuentra un consejero?
W: Desafortunadamente, en nuestra propia iglesia no tenemos suficientes consejeros calificados (aunque nuestros ministros podrían Negar a serlo) porque, hasta recientemente, hemos hecho de la psicología una mala palabra. Lo que olvidamos es que la psicología, el estudio de la mente y las emociones, está bien en su lugar. Las Escrituras están llenas de principios psicológicos.
S: Hemos pasado bastante tiempo enseñando a los ministros a ser consejeros. Si una esposa estuviera interesada y recibiera entrenamiento, ¿piensa Ud. que sería beneficioso tener un equipo de asesoramiento compuesto por esposo y esposa?
W: Personalmente no me interesa particularmente un equipo de asesoramiento. Pienso que es mejor que ambos estén entrenados para hacerlo, entonces la esposa puede orientar a las damas y, ocasionalmente, a un hombre. A veces pueden trabajar juntos como un equipo, pero no pienso que sea necesario.
Sé que hay muchas mujeres que aman a la gente y que podrían ser maravillosas consejeras si se les diera el entrenamiento en cuanto a ideas básicas, técnicas y cosas por el estilo. El ministro podría a menudo derivar a sus aconsejadas hacia estas damas preparadas. Un poco de conocimiento de la mente y la personalidad sería de gran ayuda. ¡Estamos desperdiciando terriblemente a las mujeres! Ellas son grandes consejeras. Muchas hacen un excelente trabajo sin ningún entrenamiento. Ellas saben cómo escuchar e interesarse en la gente.
S: ¿Cuál piensa Ud. que es el papel del ministro en la crianza de sus hijos?
W: ¡Ud. conoce la respuesta a esto! Sin embargo, voy a contestar. Tiene la total responsabilidad de ser un padre para sus hijos. Pienso que un hombre debiera apartar tiempo cada semana para estar con su familia. Debiera anotarlo en su agenda. No es tan importante la cantidad como la calidad del tiempo. Si el ministro está en su casa leyendo un libro mientras su hijito juega en el piso, están juntos pero no realmente juntos. Si ambos están en el taller trabajando en un tren eléctrico, ¡eso es gran compañerismo! Algunos hombres se olvidan de esto, dejando a la madre para que sea tanto madre como padre. Esto no es justo para la mujer ni para el niño.
S: Siendo que nuestros ministros y sus familias son considerados ejemplos, ¿cómo puede vérselas una familia con la carga de ser más perfecta que cualquier otra familia?
W: Pienso que no debiéramos esforzarnos por esto. Cuando se crea un blanco como éste, uno se vuelve tenso y artificial. Pienso que las familias de los ministros debieran ser ellas mismas, reconocer que van a cometer errores y “meter la pata”, y que la gente los amará de todas formas. Los niños no son perfectos. No permita que la iglesia mime a sus hijos, y luego los censure. No arrastre a un niño a dos iglesias en un mismo día. Necesitamos dar a nuestros niños el mismo clima de crecimiento que otros niños tienen, y que no sean demasiado tímidos. Cometemos una cantidad de errores como padres, pero si amamos a nuestros niños, ellos los pasarán por alto. Los chinos tienen un proverbio: “Si azotas a tu hijo por error, no te preocupes, él conoce una razón”. Creo que los niños son bastante justos.
Un ministro debe primeramente ser un padre, luego un ministro. Es la misma idea en cuanto a lo que he dicho acerca de ser una esposa de ministro. Si uno comienza siendo un ministro primero y un padre en segundo lugar, ¡eso es poner el carro delante del caballo!
S: Una esposa de ministro podrá decir: “Mi esposo encuentra muy fácil escuchar a todo tipo de gente. Bueno, quizá no le sea tan fácil, pero lo hace. Pero cuando llega a casa, está demasiado cansado para escucharme”. ¿Cómo podemos resolver esto?
W: Para comenzar, tenemos que permitir algo de esto, porque un hombre puede realmente llegar a agotarse. Él es igual que un médico que ha estado operando todo el día. No está listo para otra operación. La mujer tiene que entender que está cansado. Si ella dice: “Querido, estás cansado, pero ¿podrías tomar cinco minutos para discutir algo conmigo? No quisiera agotarte”. Pienso que con un enfoque como este él podría decir: “Sí, creo que puedo”. Mientras que, si ella comienza a bombardearlo con problemas, y él ve que hay por delante media o una hora (porque esta es la forma en que ella lo hace usualmente), entonces sin duda dirá: “¡Cállate, y déjame tranquilo!” Ella debiera recordarlo cuando hace su pedido. Después de todo, ella es su medicina. Una esposa de pastor es una maravillosa medicina. Ella cubre y venda todas las heridas.