Las situaciones que enfrentamos dentro y fuera de la iglesia reclaman rededicación y unidad de propósito. Este es el momento cuando como miembros y dirigentes de la iglesia debemos unir nuestras energías, nuestro amor y nuestra consagración para atacar al enemigo e ir juntos hacia adelante para cumplir la comisión evangélica. Nuestra iglesia, hablando humanamente, no es nada “si consiste en cada uno de nosotros”, pero es una fuerza poderosa “si consiste en todos nosotros”: administradores, directores de departamentos, pastores, obreros, dirigentes, oficiales y miembros de iglesia unidos en la tarea de terminar la obra.

Los administradores de las uniones, asociaciones y misiones, y otros dirigentes de la organización, han de conducir, al principio de cada año, campañas de evangelización. Cada pastor debe dedicar por lo menos 24 semanas por año a esta tarea. Todos los departamentos de la iglesia deben orientar sus actividades hacia la evangelización durante el año. El departamento de Actividades Laicas dará una atención especial a la preparación de los miembros para que puedan conducir cruzadas evangélicas. Además, les proporcionará buenos materiales. Algunos han de ser entrenados para que lleguen a ser instructores de clases bautismales. Los planes reclaman que todos los obreros laicos realicen cruzadas evangélicas en el período de tres semanas que culmina con Semana Santa.

Se invita a cada miembro de la iglesia a ganar a lo menos una persona, y a cada iglesia y grupo de la división a planear un bautismo mensual.

Un método de ganar nuevos miembros es el de penetrar en nuevos lugares por medio de escuelas sabáticas filiales, con la mira de convertirlas en clases bautismales. Cada clase de la escuela sabática debería funcionar como una unidad evangelizadora, con un blanco de bautismos.

Los maestros y profesores en las instituciones educativas adventistas debieran ser conscientes del tremendo potencial evangelizador de sus escuelas. En todas nuestras instituciones educativas, ya sea en su nivel primario, secundario o universitario, debieran organizarse clases bautismales. No solamente han de trabajar los maestros y profesores, sino que éstos debieran organizar a sus alumnos y ayudarlos a conducir campañas evangelizadoras.

Se anima a los colportores a que incluyan la revista El Centinela en Interamérica, y Vida Feliz en Sudamérica, y una Biblia con cada una de sus entregas, y a que dediquen tiempo a dar estudios bíblicos y a las campañas evangelizadoras especialmente durante las cruzadas de Semana Santa.

La ganancia de almas no es una empresa exclusivamente masculina. Las damas toman parte activa en muchos lugares. En Guyana, de cincuenta cruzadas evangélicas laicas simultáneas, muchas de las cuales tenían a una mujer como oradora, dieron como resultado 250 personas bautizadas. Todos los miembros, adultos y jóvenes, están perdiendo la mejor parte de su experiencia misionera si no participan activamente en la ganancia de almas.

AHORA es el momento cuando todos los dirigentes, ministros, obreros de instituciones y departamentos, debemos trazar planes para lanzarnos a una tarea de testimonio personal y evangelización pública. Digamos a los hombres y las mujeres que el Rey que viene está a las puertas. Preparémonos para encontrarnos con él.

AHORA es el momento de comprometer a toda la feligresía de la iglesia a dar un testimonio pleno y a realizar una evangelización total.

AHORA es el momento para que se produzca un genuino reavivamiento entre nosotros.

Dios está esperando a los maestros, los médicos, y a todo el personal de los sanatorios. Está esperando a los colportores, los obreros bíblicos y las secretarias. Está esperando a los oficiales y miembros de cada iglesia, jóvenes y niños. Está esperando que todos los dirigentes, ministros y obreros se lancen a un ministerio más abarcante y a un testimonio más amplio. Esta es la mayor obra de la iglesia.

Queridos compañeros, nuestra orden es clara: “Id”. Id rápidamente. Id AHORA, en el año de la Evangelización Explosiva, y constreñid a los pecadores a venir y recibir salvación. Id, y predicad en todo lugar, en vuestro pueblo, en vuestra ciudad y en toda isla. Llevad el mensaje a la puerta de cada hombre. Decid a vuestros vecinos y amigos que AHORA es el tiempo aceptable.

Hermanos en la fe: La tarea aparentemente imposible para la iglesia remanente ha de cumplirse. Bajo el poder de la lluvia tardía el medio millón de adventistas de Interamérica y los cuatrocientos mil de Sudamérica podemos y hemos de terminar la tarea. Los tres millones de miembros esparcidos por todo el mundo han de dar el mensaje de un Salvador próximo a venir. Es el tiempo de la siega, y Dios nos ha prometido su poder para cosechar y preparar un pueblo para su venida.

La obra ha de ser terminada, no por medio de programas (algunos son necesarios), no gracias al dinero (aunque sea útil), no mediante una planificación dinámica (que es provechosa), sino por medio del bautismo del Espíritu Santo, como en el día de Pentecostés. Inflamados con el amor de Jesús aquellos tres mil conversos llegaron a ser ganadores de nuevos conversos.

La obra de Dios ha de concluir en medio de una explosión de gloria y poder que asombrará al mundo. Nada es imposible para Dios, pero nada de consecuencias eternas es posible sin él. Sólo el poder de la lluvia tardía contribuirá para que la evangelización explosiva sea una realidad.

Sobre el autor: B. L Archbold, presidente de la División Interamericana.