El ministerio de la iglesia ha sido siempre considerado UNO con el de Cristo, y el ministro como el agente o representante humano de dedicación exclusiva y credenciado por la iglesia con el propósito de continuar ese ministerio.

Tradicionalmente se considera que las principales facetas del ejercicio del ministerio de todo pastor son las siguientes:

1. El ministerio de la autoridad: Es la potestad conferida por la iglesia para realizar o participar de ciertos actos, reuniones o ceremonias, como por ejemplo casamientos, organización de iglesias, bautismos, etc.

2. El ministerio de la misión: Como enviado de Dios, el ministro acepta y se preocupa en comunicar la verdad de la salvación a otros por los medios más diversos

3. El ministerio del servicio: Como un siervo de Dios y de los hombres, el pastor se dedica a servir a su iglesia y a sus semejantes.

4. El ministerio de la predicación: Es la proclamación audible de la salvación que Dios quiere operar a través de Cristo en los hombres, por medio de conferencias, sermones, etc.

5. El ministerio de la enseñanza: Es la transición de las verdades de la salvación a través de distintos medios de enseñanza como estudios bíblicos, clases bautismales, cursos de investigación, etc.

6. El ministerio de la supervisión: Es la actividad que, derivada de su autoridad, todo ministro ejerce sobre otras personas y sobre diversas organizaciones eclesiásticas con el propósito de acompañar e impulsar dentro de su jurisdicción, el ministerio global de la iglesia.

El porqué de la predicación y la enseñanza de la mayordomía

Teniendo en cuenta que la mayordomía es una doctrina bíblica como las demás, cuando el pastor trata de cumplir su ministerio de la predicación y de la enseñanza, debiera proclamarla y enseñarla así como lo hace con la segunda venida de Cristo, el sábado, etc.

Si bien es cierto que esta razón es por sí misma buena y suficiente, con todo nos gustaría presentar a continuación otras razones que, aunque secundarias, nos parecen igualmente válidas en relación con el por qué todo ministro debiera predicar y enseñar mayordomía a su congregación.

1. Porque es un elemento esencial de la herencia cristiana. Mayordomía ha sido la palabra que siempre ha representado más adecuadamente la relación del hombre para con Dios. 1 Ped. 4: 10.

2. Porque posiblemente, mejor que cualquier otra doctrina, su aceptación por parte del creyente implica el reconocimiento de la soberanía y propiedad de Dios sobre todo lo que es y tiene, y su condición de mayordomo o administrador. 2 Cor. 4: 5; Luc. 16:1, 2.

3. Porque el hecho de colocar a Dios en primer lugar ayuda al hijo de Dios a rendir al Señor su voluntad, su yo, eliminando así poco a poco y por la gracia de Dios, el egoísmo de su corazón. Gál. 2: 20.

4. Porque adjudica a la vida un valor sagrado y hace al hombre responsable por el santo cuidado y la sana administración de cada aspecto de ella. 1 Tes. 5:23.

5. Porque instruye al creyente para que todo lo que es y tiene lo administre y use en forma sabia, fiel y desinteresada para la honra y gloria de Dios y en servicio al mundo. 1 Cor. 4: 1-2.

6. Porque da valor a las cosas materiales en tanto no sean un fin en sí mismas y sí un instrumento para servir al propósito salvador de Dios para este mundo. Esto es, COLOCA AL DINERO EN SU DEBIDO LUGAR. Luc. 19: 1-10; 10:29-37.