La crítica puede ser un instrumento de progreso, tanto para el que la da como para quien la recibe. Creo que la crítica puede ser un instrumento de crecimiento, tanto personal como colectivo.
El liderazgo tiene que hacerle frente, necesariamente, a los críticos. Los dirigentes confrontan el desafío de la reacción personal ante las decisiones tomadas por una junta. Con frecuencia tienen que defender decisiones que no siempre reflejan sus preferencias personales. Un maestro tiene que enfrentar a un padre airado. Un director de personal tiene que capear la ira de un obrero experimentado a causa del error de un nuevo obrero. El pastor debe enfrentarse con las escarnecedoras palabras de un miembro de iglesia que no comprende la decisión de una junta o que siente que el pastor deliberadamente prescindió en su sermón de algunos elementos vitalmente importantes.
¿Cómo podemos transformar lo potencialmente doloroso en algo que contribuya a nuestro crecimiento? ¿Es siempre mala la crítica? ¿Cómo puedo estar realmente en desacuerdo, expresarme con claridad y todavía conservar el respeto de aquellos a quienes critico? ¿Tiene, el que me critica, un punto acerca de mí o de mis Ideas de lo cual debo estar consciente?
Creo que la crítica puede ser un instrumento de crecimiento, tanto personal como colectivo. No tenemos por qué deshacernos de los críticos como perturbadores, sino tomar tiempo para considerar sus puntos de vista. Más crecimiento se obtiene mediante el diálogo abierto que en una atmósfera donde los críticos son excluidos como desleales. De hecho, las diferencias de opinión que no son resueltas, o una incapacidad persistente para oír los puntos de vista de otras personas pueden, no sólo agriar las relaciones, sino destruir la atmósfera de confianza que Dios espera que exista dentro de la iglesia.
¿Cómo manejar, pues, la crítica? Perspectiva, es la palabra clave. El tener que conocer los puntos de vista de los demás, y analizar las cuestiones más positivamente, allana el camino para que usted pueda relacionarse mejor con los críticos. Consideremos la crítica desde dos puntos de vista: del emisor y el receptor.
Cuando usted es el critico
Si usted critica un voto o una decisión, considere lo siguiente antes de dar forma final a su crítica.
1. Asegúrese de tener algo digno que decir. ¿Qué es exactamente lo que tiene que decir? ¿Está usted completamente seguro de lo que tiene que decir? ¿Es válido su punto de vista? ¿Es su objetivo práctico, realista, y exento de preferencia o prejuicio personal? ¿Ha verificado la información contra la cual está reaccionando? Esto podría ahorrarle un verdadero bochorno.
2. Decida la mejor forma de exponer sus opiniones. ¿Hablará a las partes involucradas o escribirá una carta? Dependiendo de las circunstancias y del tema, puede ser preferible decir las cosas personalmente y no escribir una carta. Si usted está completamente seguro de sí mismo y quiere escribir una carta, sea claro, honesto y mantenga una actitud llena de amor al dar a conocer su posición. Considere a quién enviará la comunicación escrita y en qué orden, a fin de que sea más efectiva y justa. ¿A una persona? ¿A muchas? ¿Al pastor? ¿A una columna del boletín de la iglesia? ¿Al presidente de la asociación? El tema de su crítica decidirá lo que se debe hacer, pero por sobre todas las cosas, aténgase a los hechos. Evite la injuria, los prejuicios y los insultos.
3. Tome su tiempo. El refrán “El que se apresura anda dos veces en el camino” se aplica también a las relaciones humanas. Compruebe todos los hechos. Defina sus objetivos. Dé a la otra persona tiempo para reunirse con usted y discutir sus preocupaciones. Elija un momento para reunirse con la otra persona y pida tiempo para discutir el asunto y la importancia que tiene para usted y para la iglesia. Las discusiones prematuras conducen a menudo a situaciones embarazosas y frustrantes.
4. No olvide la caridad. Incluso en esta etapa podría descubrir que usted está equivocado en la interpretación de los hechos. Admitirlo abre caminos para una mejor relación. Sea pronto para oír en sus conversaciones y evite el monólogo. Muestre que tiene un verdadero interés en el asunto. Incluso hasta podría estarse moviendo de la posición de un opositor a la de un partidario. Recuerde que Abrahán Lincoln dijo: “Tiene derecho de criticar el que tiene corazón para ayudar”.
5. Conózcase a sí mismo. Esté consciente de su propia personalidad y de cómo ella afecta a los demás. La agresividad, las alusiones personales, el lenguaje rudo, la voz airada y los gestos amenazantes crean a menudo barreras en el proceso de diálogo, lo cual puede empeorar la situación. El respeto a la personalidad y los puntos de vista de la otra persona no debe hacerse a un lado para dar lugar a los suyos propios. Sea sensible y mantenga sus objetivos bien delimitados y claros en su mente.
6. Decida si su respuesta será constructiva o destructiva. Cuando se sienta tenso y con emociones fuertes a punto de expresarse, sus intenciones pueden ser constructivas, pero su enfoque y sus resultados pueden no serlo. Al expresar una crítica la elección de las palabras es muy importante. Algunas palabras hieren, mientras que otras expresan lo que usted quiere decir con matices de interés por los demás. Cualquier formulación de opinión debiera tomar en cuenta la debilidad y fortaleza del punto de vista de la parte contraria. Si decide escribir una carta, ¿podría esperar unos dos días antes de enviarla al correo? Un período de espera produce a menudo su propia respuesta al asunto que se trae entre manos, haciendo innecesaria la confrontación.
7. Considere las alternativas. Es posible que usted haya expresado claramente su rechazo a cierta idea, pero ¿surgirió usted una alternativa constructiva? ¿Ha incluido en su respuesta aquello con lo cual concuerda, y aprecia y piensa que puede ser mejorado o cambiado? Muchas veces estamos tan preocupados por lo que no nos gusta o con lo cual no estamos de acuerdo, que no identificamos bien lo que en realidad queremos que la persona haga, considere, o sea. Es fácil asumir la posición de que otros pueden leer su mente, pero el hecho es que no lo hacen. De modo que esfuércese por la claridad y la efectividad.
Cuando usted es el criticado
Si usted es el objeto de la crítica, las ideas que siguen pueden protegerle un poco en los momentos de mayor tensión.
1. Identifique la fuente claramente. No responda a los rumores. La naturaleza de la crítica y su alcance le ayudarán a determinar si dará una respuesta oral o escrita. Cualquiera sea el caso, trate directamente con la persona involucrada y no deje que se entrometan otros asuntos u otras personas. Acérquese a la persona con mente abierta y con el pensamiento de que la crítica tenía la intención de buscar el bien común de todas las personas involucradas.
2. Dese tiempo. Al hacer los contactos iniciales no permita que se lo arrastre a una discusión inmediata. Este no es tiempo para revelar ninguna herida o sentimiento de ira que usted sienta; trate, más bien, de crear una atmósfera de confianza y apertura. Que el crítico sienta que usted está genuinamente interesado en escuchar.
3. Aclare bien el asunto. Esté dispuesto a escuchar. Trate de averiguar cortésmente qué hizo enojarse a la otra persona. Ponga atención genuina a los sentimientos que pueden ocultarse detrás de lo que se le está diciendo. Contrólese bien de modo que pueda expresar honestamente sus propios sentimientos y no ser dominado por los sentimientos de su crítico. Provea una perspectiva objetiva a fin de que se produzca un diálogo mutuamente benéfico.
4. Pregúntese a sí mismo si ya ha escuchado antes la misma crítica. ¿Es algo con lo cual ya tuvo problemas anteriormente? Si es así, puede ser que necesite revisar una vez más su posición actual. Busque ayuda profesional si fuere necesario. Puede ser doloroso reconocer sus debilidades, especialmente cuando ha hecho esfuerzos honestos para lograr cambios positivos. ¡Anímese! Recibir heridas es parte del crecimiento. ¡El que tocó la piel del leproso, los ojos del ciego y los prejuicios de sus propios discípulos, puede ayudarle a usted también a convertir las piedras de tropiezo en escalones para el progreso! ¡Con su ayuda, usted puede establecer sus propios objetivos y alcanzarlos!
No permita que lo destruyan. Decida aceptar todo lo duro que se ha dicho de usted y úselo para su crecimiento. Recuerde que los críticos son tan humanos como usted; se les puede haber pasado la mano en todo cuanto dijeron, pero si tienen la razón, acéptelo.
5. Haga preguntas. Cuando se enfrenta a los críticos, éstos tienen la tendencia a divagar respecto del tema en cuestión. Pídales que sean más específicos. Oblíguelos a que le digan qué les gustaría que usted hiciera. Las preguntas pueden conducir a una mejor comprensión del hecho y abrir un potencial de respuestas que ninguna de las partes había considerado. Sus preguntas pueden ayudar también a los críticos a ver que sus respuestas no eran tan precisas como habían creído. Esto puede ayudarle a deshacerse un poco de la presión que pesa sobre usted. Recuerde aquel antiguo refrán chino que dice: “Constrúyale a su enemigo un puente de oro a través del cual pueda retirarse”.
6. Conserve el sentido del humor. Un pequeño fracaso en su vida, de ninguna manera quiere decir que todo el resto se tambalea. Recuerde aquella observación de la Marquesa de Sévigné: “El hecho de que la gente haya nacido con dos ojos, dos orejas, pero con una sola lengua, sugiere que debieran mirar y oír el doble de lo que hablan”.
7. Conserve la calma. Con el tiempo seguramente tendrá la oportunidad de responder a todos los cargos suscitados. Mantenga su atención sobre el asunto en cuestión. Sea constructivo. No culpe ni ataque a otros. Trate de edificar como lo hizo Jesús.
8. Evalúe. No se precipite a hacer cambios. No concuerde con la crítica sólo para aplacar a los críticos. Ello podría ayudarle momentáneamente, pero a largo plazo puede ir en detrimento de su propio crecimiento y estima personal. Más bien tome tiempo para considerar lo dicho. Ore al respecto. Pida consejo a aquellos que le conocen bien, aquellos en quienes confía. Acepte las responsabilidades si está equivocado. Esta etapa puede ser incómoda, pues es un desafío el aceptar nuestros propios errores y usarlos como base para mejorar y cambiar y hasta puede descubrir la confirmación de su fortaleza. Sus decisiones determinarán qué tanto aspira crecer.
9. ¡Agradezca a sus críticos! Los críticos vienen en todos los colores y tamaños: combativos, agresivos, frívolos, enérgicos, etc. No importa el tipo, acepte a cada uno como persona, agradézcales por el tiempo y el interés mostrados. El interés que usted haya manifestado en su punto de vista le ayudará a establecer excelentes relaciones con usted. Incluso, puede ser que hasta gane un amigo.
Tanto los críticos como los criticados son hijos de Dios. Al crecer juntos como miembros de la familia de Dios, ¿por qué no seguir todos el consejo de Pablo: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así, que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gál 6:9-10)?