Una sociedad secular, cuyas familias ya no tienen cultos familiares y rara vez asisten a servicios religiosos, es ignorante de la Biblia y sus enseñanzas.

 “¡Hay más de quince millones de personas, solamente en los Estados Unidos de Norteamérica, que asistirían a reuniones religiosas si tan sólo alguien las invitara!”

El orador continuó su presentación, pero yo no pude seguirle. ¡Estaba asombrado! ¿Más de quince millones de personas deseando asistir a un servicio religioso? Recordé haber visto centenares de sillas vacías en una campaña evangelística celebrada recientemente. Durante una campaña yo quité veintenas de sillas y esparcí las restantes para “llenar” la carpa. ¡Asientos vacíos! Y, sin embargo, quince millones de personas están esperando recibir una invitación.

¿Quiénes son? ¿Qué intereses y necesidades tienen? ¿Cuál será la mejor forma de invitarlas? ¿Qué tenemos que ofrecerles para poder ayudarles? ¿Qué día de la semana les sería más propicio asistir a una reunión religiosa? Tuve una lucha mental con las ideas para hacerle frente a este desafío.

El Dr. George Barna, presidente del Grupo de Investigación Barna, del sur de California, encontró que uno de cada cinco adultos de su muestra expresó el deseo de asistir a un servicio religioso si tan sólo alguien lo invitara. ¡Qué tremendo desafío! ¿No será que ha llegado el momento de que hagamos cambios sustanciales en nuestra forma de ver a estos grupos?

El grupo que espera

1.Este grupo representa a un gran bloque de gente que no asiste a ninguna iglesia de nuestras comunidades, pero con una diferencia. Ellos no asisten a ningún servicio religioso actualmente, pero les gustaría que alguien los invitara. Reconocen que tienen interés en asuntos espirituales.

2.Son parte de la cultura norteamericana, y no están dispuestos a comprometerse tras asistir a una campaña de evangelismo tres a cinco noches por semana durante cuatro o cinco semanas. Pero sí están listos a invertir algo de tiempo en reuniones de carácter espiritual.

3.Es notable que el grupo tenga muy poquito, e incluso ningún conocimiento de la Biblia. Una sociedad secular, cuyas familias ya no tienen cultos familiares y rara vez asisten a servicios religiosos, es ignorante de la Biblia y sus enseñanzas. Necesitamos comenzar con la leche gentil de la Palabra que habla de las necesidades que siente nuestro moderno populacho neopagano.

4.Es un hecho que estos quince millones de norteamericanos dedican considerable tiempo a los deportes y a la televisión. Nuestros servicios religiosos no deben competir con estas diversiones favoritas. Si lo hacen, todavía tendremos cientos de sillas vacías en nuestras reuniones.

5.Por lo regular, el grupo no está interesado en dedicar mucho tiempo a nuestras reuniones. Por lo tanto, éstas debieran caracterizarse por su brevedad y contenido de mayor interés humano. La atmósfera del servicio debe ser cálida, abierta, amigable y no controversial. Recuerde, Jesús reprendió con lágrimas en su voz y con una evidente aflicción por la salvación de las almas.

6.Los miembros del grupo sufren por alguna de las siguientes necesidades profundamente sentidas: (a) culpabilidad; (b) estrés; (c) preocupación por el futuro; (d) tristeza por causa de la muerte; (e) ansiedad por causa de la salud; (f) intensa lucha para salir adelante como padres solteros; (g) asuntos relacionados con el problema del matrimonio y el divorcio; (h) intranquilidad por los problemas morales que afronta la comunidad; (i) búsqueda de seguridad personal.

Cómo relacionarse con ese grupo

¿Cómo podemos acercarnos a esos quince millones de personas que tienen interés en la religión y que están esperando una invitación? Simplemente animarlas a asistir a una reunión religiosa normal no es suficiente. Los enfoques especiales para situaciones particulares son la respuesta. Aquí presentamos algunos puntos que pueden ayudar a ganar a estos oyentes potenciales del evangelio.

1. Comience donde están. En la mayoría de las comunidades la iglesia adventista, o quizá un salón público, sería el lugar ideal para tal reunión. ¿Y qué en cuanto al tiempo ideal? El promedio de las personas tiene la idea de que el domingo por la mañana es el tiempo que debe dedicarse a la religión. ¿Por qué no capitalizar esa idea? Elena G. de White usó el término “desinteresado” cuando habló de ofrecer servicios a la comunidad. Es posible que un esfuerzo de evangelismo dominical no parezca evangelismo. Nosotros debemos suplir las necesidades de la gente aun cuando ellos nunca expresen su interés en el Señor o en la feligresía de la iglesia.

Un programa altamente personalizado, desarrollado específicamente para suplir las necesidades de la gente en la comunidad local, despertará un interés genuino en las reuniones. La gente de hoy día está dispuesta a pagar por seminarios que suplan sus necesidades. Debemos desarrollar seminarios relevantes que ayuden a esas almas y lograr que los presenten personas capacitadas.

Es posible que al principio haya poco o ningún interés en temas sólidamente doctrinales, o en el estudio de Daniel y Apocalipsis. Presente estos temas después que la gente haya recibido ayuda personal y desarrollado confianza en usted y en el mensaje adventista.

2. Presente fielmente el mensaje total. El hecho de que la proclamación se adapte a las necesidades no significa de ninguna manera que se diluya el mensaje. El evangelista necesita transmitir la verdad completa para suplir todas las necesidades del individuo. La fidelidad a la cruz es el mismo corazón del esfuerzo por suplir las carencias humanas y abrir las puertas de la vida eterna. Las grandes verdades que constituyen la piedra de toque de los últimos días —el sábado, el estado de los muertos, el juicio, la justificación por la fe, advertencia contra la apostasía, y el llamamiento a seguir a Jesús— no deben minimizarse.

3. Comunique claramente. Nuestras presentaciones debieran ser en “términos del receptor”. Sus oyentes, que no pertenecen a ninguna iglesia, no entenderán mucha de la terminología cristiana y adventista tan comúnmente usada en sermones y estudios bíblicos. El evangelio debe presentarse a estas personas en su propio lenguaje, sin cambiar, por supuesto, su contenido ni su dinámica.

El mismo principio se aplica al canto. Siendo que las expresiones cristianas para nosotros son familiares, no así para los no cristianos, es sabio seleccionar los cantos que contengan un lenguaje familiar al grupo al que se dirige. La música, en general, debería ser gozosa y fácil para que las personas nuevas la aprendan rápido.

4. Cultive las relaciones personales. La verdadera religión es compañerismo. La amistad genuina dentro del contexto del acto de compartir la verdad de Dios desarrolla las buenas relaciones, y el Espíritu Santo tiene formas de usar estos lazos para crear la dedicación a Jesús. Y la conversión sigue en su estela.

Un pastor bautista del sur, de California, nos dice que levantó dos iglesias en un lapso de 20 meses y triplicó el tamaño de su feligresía. He aquí los pasos que dio.

a. Mientras su iglesia no creyera en su evangelismo ni lo apoyara completamente, no podía comenzar. De modo que dedicó cerca de seis meses a ganarse el apoyo de su congregación. Cuando ésta adoptó el proyecto, estuvo listo para comenzar.

b. Después de hacer una encuesta en la comunidad para determinar las necesidades más urgentes, llevó a cabo diez seminarios diferentes, cada uno dirigido por un líder bien calificado.

c. Para un grupo especial de la comunidad al que quería alcanzar, la iglesia eligió a los oyentes de una estación local que transmitía rock-and-roll pesado.

d. Alquilaron un teatro en el centro de la ciudad para usarlo los domingos por la mañana.

e. Prepararon un guion especial para un anuncio radial, usando la música, la cultura y el lenguaje de la audiencia que querían alcanzar. Para alegría de todos 200 personas se presentaron la mañana de apertura.

f. Los invitados podían unirse a los grupos que tomaban cualquiera de los diez seminarios. No hubo

programa regular de escuela dominical. Uno de los seminarios presentaba la lección del día de la Convención Bautista del Sur.

g. Después de los seminarios, el grupo se reunió en la sala principal del teatro para el culto de adoración. Hubo música vivaz, seguida de un “sermón corto” pronunciado en un lenguaje comprensible para la audiencia.

¿Cuáles fueron los resultados de este enfoque evangelístico? El cincuenta por ciento de la audiencia original de 200 se convirtieron en asistentes regulares, y con ellos se organizó una iglesia creciente.

Pronto la iglesia madre siguió el mismo enfoque para evangelizar a la comunidad vietnamita, con resultados igualmente satisfactorios. El pastor ahora toma el mismo mensaje de la Iglesia Bautista del Sur y lo presenta en estilo diferente a cada una de sus tres congregaciones.

Obstáculos que deben afrontarse

Para que los pastores adventistas atiendan a sus comunidades de esta manera, deben vencer cuando menos tres obstáculos. Primero, es posible que sus congregaciones no estén dispuestas a dedicar los domingos por la mañana a esta actividad regularmente. Sin embargo, la ventaja de dedicar recursos a una actividad orientada hacia un grupo especial puede persuadir a sus miembros a dedicar su tiempo y talentos. La planeación y la toma de decisión son compartidas, por lo general.

Segundo, es posible que se le dificulte encontrar personal preparado para dirigirlos. Esto no debería ser excusa para presentar los seminarios grabados en video. Ningún artificio puede ocupar el lugar de un buen líder. Si no hubiere líderes capacitados en su iglesia, busque ayuda en las iglesias vecinas.

Tercero, también es posible que se le dificulte reunir suficiente material para sus seminarios que abarque una amplia variedad de intereses. Muchos materiales “aparentemente” buenos pueden contener conceptos ajenos a la Palabra de Dios. Con cuidado y creatividad, la comisión de evangelismo de la iglesia local puede hacerse de buenos materiales para muchos seminarios que suplan necesidades reales.

Sí, quince millones de personas están allá afuera esperando una invitación para asistir a un servicio religioso que supla sus necesidades. Un servicio del cual alguien diga: “Ven y ve”.