Un nuevo vistazo a un pasaje controvertido

    ¿Será posible que Jesús haya crucificado el sábado? Muchos cristianos sacan esa conclusión basados en el siguiente pasaje: “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Col. 2:14-17).[1]

     A primera vista parecería que los Diez Mandamientos, junto con el sábado, fueron abolidos cuando Cristo murió en la cruz. ¿Está apoyada esta suposición por un examen cabal del texto? Comencemos dando un amplio vistazo a la situación de Colosas que motivó la epístola de Pablo.

¿Quiénes eran los creyentes colosenses?

     La ciudad de Colosas, situada a unos 200 kilómetros al sureste de Éfeso, en Asia Menor, comparte el valle del río Lycus con Laodicea y Hierápolis. Los invasores frigios habían ocupado originalmente la región, antes que llegara a ser parte del Imperio Romano. Colosas prosperó a causa de su posición en la ruta comercial del oriente, y sus mercaderes negociaban con lana, telas y tintura.[2]

     Merced al tráfico de turistas Colosas cayó bajo la influencia de diversas religiones. Algunas practicaban los ritos sensuales y degradantes de la diosa Cibeles de la vecina Hierápolis. Otras eran deslumbradas por el exorcismo y la magia imperantes en Éfeso, otra de sus vecinas (Hech. 19:13,19), o por una forma mística de judaismo.[3]

     El Evangelio llegó a Colosas durante el ministerio de Pablo en Éfeso (52-55 D.C.). Los rumores a raíz de los esfuerzos de Pablo llegaron tanto a los judíos como a los griegos de la región (véase Hech. 19:10). Más tarde, aproximadamente cinco años después que Pablo dejara Éfeso, lo hallamos como prisionero en su casa de alquiler en Roma. Allí se reunió con Epafras, el posible fundador de la iglesia de Colosas (véase Col. 1:17). La mayor parte de los informes que Epafras trajo a Pablo eran buenos, pero algunos de los cristianos de la ciudad habían aceptado enseñanzas extrañas que estaban minando el Evangelio.[4]

     Pablo, que había tratado algunas de estas herejías en su epístola anterior a los Gálatas, confrontaba ahora un nuevo desafío para el Evangelio. Nótese su advertencia en Colosenses 2:8-23.[5]

     “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo… En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha con mano… Y a vosotros… os dio vida… Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros… Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles… Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué…os sometéis a preceptos…? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo, pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne”’, era la posición del apóstol.

     Edwin M. Yamauchi, reflexionando en las evidencias, declara: “…Pablo, con obvia corrección, ve en las enseñanzas heréticas del gnosticismo, la sabiduría secreta de un cierto tipo de sincretismo (2:8,18), mezclada con ritualismo y especulación judaicas acerca de los ángeles”.[6]

     ¿Qué tiene que ver la preocupación de Pablo acerca de esta herejía con su mención de los “sábados” en Colosenses 2? Consideremos el texto con más cuidado.

El pasaje y sus paralelos

     Anulando: La palabra griega que se traduce como anulando es exaleipsas. En el griego clásico se usa para referirse al acto de “quitar” o “borrar” texto de un documento poniendo una x sobre las palabras quitadas o al lavar o frotar la tinta que era soluble en agua.[7]

     El acta de los decretos que había contra nosotros, o to kath’ hemon cheirographon. La palabra cheirographon, es un término común en los papiros extrabíblicos, aunque sólo aparece esta vez en el Nuevo Testamento. Un cheirographon era un documento escrito a mano, con frecuencia de naturaleza legal, como una obligación firmada por un deudor. (Podemos hallar un buen ejemplo en el Apocalipsis de Elías. En esa obra un ángel sostiene un libro, llamado específicamente un cheirographon, que contiene el registro de los pecados del vidente.)[8] La frase kath’ hemon significa “contra nosotros” o “sobre nosotros” (véase Jos. 9:20, Septuaginta) y modifica la palabra cheirographon. La frase combinada puede traducirse como “el acta-contra nosotros”. Es como un eco de la frase hebrea usada en el tiempo de la proclamación de la ley de Moisés: “Tomad este libro de la ley… y esté allí por testigo contra vosotros” (Deut.31:26). Este libro de la ley colocado “al lado del arca” testificaba contra los hijos de Israel si no la seguían (véase también Exo.25:16). La misma frase se usa en 2 Reyes 22:13, cuando Josías encontró el libro de la ley: “Grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito”.[9]

     De los decretos o tois dogmasin, se rinde “la deuda” o “el recibo” en otras versiones. En el versículo 20 tois dogmasin se refiere claramente a las ordenanzas ceremoniales. Por tanto, tois dogmasin en el versículo 14 debe referirse también a las leyes y decretos del sistema judío legal que cumplieron sus objetivos en la cruz. Nótese que la misma palabra clave aparece en un pasaje paralelo tanto en inglés como en griego en el libro de los Efesios: “Cristo es nuestra paz. El hizo de Judíos y de no judíos un solo pueblo, al destruir el muro de enemistad que los separaba. En su propio cuerpo Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos (en dogmasi), y formó de los dos pueblos un solo pueblo nuevo, unido a él. Así hizo la paz (Efe.2:14,15, versión Dios habla hoy).

     Que era contra nosotros o hupenantion, aparece sólo dos veces en el Nuevo Testamento, una vez aquí, y luego como sustantivo en Hebreos 10:27. La versión Reina-Valera revisada rinde esta palabra en este texto como “adversarios”. Otro posible significado es “enemigos de Dios” (Dios Habla Hoy).[10]

     Al unir toda la frase tenemos esta dinámica versión: “El acta que era contra nosotros, la cual, por virtud de las ordenanzas, testificaba contra nosotros”. Durante las discusiones en cuanto a si los conversos gentiles habían de guardar o no la ley ceremonial, Pedro dijo: “Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?” (Hech. 15:10).

     La ley ceremonial era contraria a los judíos y a los gentiles. Era contraria a los judíos porque ellos le habían añadido una montaña de restricciones, haciendo imposible guardarla. Y más que eso, señalaba sus rebeliones contra las instrucciones de Dios, del mismo modo como las leyes del tránsito de hoy testifican contra aquellos que tratan de evadirlas. Las leyes ceremoniales estaban contra los gentiles porque habían llegado a convertirse en una “muralla de separación”, que los aislaba de aquellos que podían haberles enseñado la verdad acerca de Dios.

     En comida o en bebida viene del griego en brosi kai en posei. Más que una referencia a comida especifica, describe las prácticas rituales del comer y el beber.[11]

     Días de fiesta (heortes) o luna nueva (e neomenias) o días de reposo (e sabbaton) representa varias celebraciones afines. Heortes, significa “fiesta” o “festival”,[12] particularmente los festivales judíos sagrados (cf. Mat. 26:5; Luc. 2:41; 22:1; Juan 5:1; y Hech.18:21). Neomenias señala la celebración judía de cada mes lunar como un festival sagrado en los tiempos del Antiguo Testamento. Sabbaton es la más disputada de las palabras en el texto. Como el original griego no tiene artículo, se puede traducir ya sea como “días de sábado” o como “un sábado”.[13] Con frecuencia hallamos el término fiestas, nuevas lunas y sábados unidos como una frase descriptiva del ceremonial judío anual (cf. 2 Crón. 2:4; 31:3; Neh. 10:33; Eze. 45:17, Os. 2:11; e Isa. 1:13,14. En estos textos el orden de los tres elementos [fiestas, nuevas lunas y sábados] puede variar, pero siempre aparecen juntos los tres). “Sábados” eran parte de los festivales anuales. Nótese la relación de las fiestas con los sábados ceremoniales en la tabla que sigue:

Fiestas anuales

     1. La Pascua del Señor, Lev. 23:5 (Nisán 14).

     2. La fiesta de los panes ázimos, Lev. 23:6 (Nisán 15-22).

     3. La fiesta de las semanas/Pentecostés, Lev. 23-:21 (Cincuenta días a partir de Nisán 16, Le., Siván 6).

     4. La fiesta de las trompetas, Lev. 23:24 (Tishri 1).

     5. El día de la expiación Lev. 23:32 (Tishri 10).

     6. La fiesta de los tabernáculos, Lev. 23:39 (Tishri 15-22).

Los sábados ceremoniales

     1. El primer día de la fiesta de los panes sin levadura (ázimos), Lev. 23:7 (Nisán 15). Llamado “santa convocación”, “sábado”.

     2. El séptimo día de la fiesta de los panes sin levadura (ázimos), Lev. 23:8 (Nisán 21). Llamado “santa convocación”.

     3. Pentecostés, Lev. 23:21 (Siván 6). Llamado “santa convocación”.

     4. La fiesta de las trompetas, Lev. 23:24 (Tishri 1). Llamado “santa convocación”, “sábado”.

     5. El día de la expiación, Lev. 23:27, 32 (Tishri 10). Llamado “santa convocación”, “sábado de descanso”.

     6. El primer día de la fiesta de las cabañas, Lev. 23:35 (Tishri 15). Llamado “santa convocación”, “sábado”.

     7. El octavo día de la fiesta de las cabañas, Lev. 23:36 (Tishri 22). Llamado “sábado”.

     Hay una obvia diferencia entre los sábados ceremoniales y el “sábado del Señor” semanal. El “sábado del Señor” siempre cae el mismo día en el ciclo semanal. Los sábados ceremoniales caían en un día diferente de la semana cada año. Dios mandó a Israel en la ley de Moisés que guardara los sábados ceremoniales, “además de los días de reposo de Jehová” (Lev. 23:38. El énfasis es nuestro). La frase “los sábados del Señor” se refiere al sábado de los Diez Mandamientos, más conocido como “el santo sábado de Jehová”, que Dios mismo llamó “mi día santo” (véase Exo.20:10; 16:23, 26; Isa. 58:13).

     Comentando este punto, Adam Clarke escribió: “No hay ningún indicio aquí de que el sábado haya sido abrogado, o que su uso moral fuera reemplazado por la introducción del Cristianismo… Acuérdate del día de sábado para santificarlo, es un mandamiento de perpetua obligación, y nunca será invalidado hasta el fin del tiempo”.[14]

     Thomas Hamilton, en su libro Our Rest Day, declaró: “Se dice que Cristo, por su obra expiatoria, satisfizo la ley de Dios, y que por eso esa ley se ha abrogado, para nosotros para siempre. Se cita el texto ‘anulando el acta de los decretos que eran contra nosotros’. Pero este argumento se basa simplemente en un error de pensamiento. El sufrir la penalidad de una ley no abroga dicha ley. Ni tampoco la abroga la perfecta obediencia. Estas dos cosas fue lo que Cristo realizó. El rindió una perfecta obediencia a la ley, y sufrió por su pueblo la máxima penalidad de la ley. Ninguna de estas obras, por separado, ni ambas unidas, constituyen algo que pueda equipararse a la abolición de la ley. Cuando un criminal sufre en el patíbulo, lo que le ocurre significa algo completamente opuesto a la abolición de la ley contra la cual prevaricó. Significa exactamente lo contrario. Manifiesta la fortaleza de la ley. Su muerte magnifica la ley”.[15]

     Jamieson, Fausett, y Brown han escrito que aunque “el día de expiación y la fiesta de las cabañas han desaparecido con el servicio ritual judío al cual pertenecían (Lev. 23:32, 37-39), el sábado semanal descansa sobre un fundamento más firme, habiéndose instituido en el paraíso para conmemorar la terminación de los seis días de la creación”.[16]

     También David Wenham ha escrito sobre el tema: “Tenemos que distinguir aquellas leyes de las que se puede decir que señalaban a Cristo y que son innecesarias después de su venida (e.g. las leyes ceremoniales de acuerdo a los hebreos) y las leyes “morales”, que no señalan a Cristo tan claramente (aunque fueron explicadas más cabalmente por él) y que constituyen verdades morales obligatorias para los cristianos. Las leyes morales fueron ‘cumplidas’ por Cristo en un sentido muy diferente de cómo cumplió las leyes ceremoniales: no fueron reemplazadas, al contrario, fueron incluidas en el nuevo marco de referencia cristiano”.[17]

     Sombra de lo que ha de venir o ski ton mellónton. Esta frase identifica el tipo de “sábado” al que se refiere —uno que se relaciona con fiestas y nuevas lunas. El sábado del cuarto mandamiento no es una sombra sino un memorial. La sombra que pasó tenía que ver con los sacrificios ceremoniales: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Heb. 10:1).

     Pero el cuerpo es de Cristo está tomado de to de soma tou Christou. En la epístola paralela enviada a los efesios (1:22, 23; 2:16) Pablo declara que la iglesia, como la reunión de los judíos y gentiles que antes estaban separados, es el cuerpo de Cristo.

Un resumen acerca del sábado

     ¿Qué hemos visto acerca de la herejía en la iglesia de Colosas y la forma como Pablo la refutó? En primer lugar, que el legalismo era el origen de esta herejía, pintado de un color extraño por un gnosticismo rudimentario. Hemos visto también que “el acta de los decretos” que había sido “quitada de en medio y enclavada en la cruz” se refería a las leyes ceremoniales que los judíos con ideas gnósticas estaban tratando de obedecer como medios de salvación. Pero siendo que estas leyes habían sido anuladas, el apóstol Pablo aseguró a los cristianos de Colosas que no tenían por qué preocuparse si alguien quería evaluarlos por comer o beber, o por sus observancias de días de fiestas, nuevas lunas y sábados. Después de todo, estas cosas no eran más que débiles siluetas de la realidad viviente en el Cristo crucificado, resucitado y próximo a venir.

     Una vez más hacemos la pregunta: “¿Crucificó Jesús el sábado?” Ciertamente no el sábado semanal, que fue establecido por Dios en la creación, en el cual Cristo reposó durante su muerte. Aunque la humanidad puede haber olvidado el día que Dios ordenó recordar, las palabras de Jesús siguen vigentes hoy: “Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aún del sábado” (Mar. 2:28).

Sobre el autor: Se goza en la investigación bíblica computarizada, es pastor adventista del séptimo día que vive en Lenoir, Carolina del Norte.


Referencias:

[1] A menos que se indique otra cosa, todos los pasajes bíblicos usados en este artículo son de la Versión Reina-Valera revisada de 1960.

[2] Charles Rosenbury Erdman, The Epistle of Paul to the Colossians and to Philemon (Philadelphia: The Westminster Press, 1933), pág. 9.

[3] The Sibyline Oracles (Los oráculos de la sibilina) fueron escritos en esta región alrededor del año 80 D. C. y a todas luces es un producto del judaísmo. Sin embargo, están más estrechamente relacionados en pensamiento con la religión de los Esenios que con la de los fariseos, puesto que rechazan los sacrificios, consideran el derramamiento de sangre como una contaminación, y van a mayores extremos de lo que fueron los fariseos en cuanto a inculcar los deberes de frecuentes lavamientos.

[4]  Edmund K. Simpson and Frederick F. Buree, Commentary on the Epistles to the Ephesians and Colossians (Grand Rapids: Eerdmans Pub. Co., 1975), Págs. 163,164.

[5] Joseph Barber Lightfoot, Saint Paul’s Epistle to the Colossians and to Philemon (London: MacMillan and Co., Ltd., 1927). págs. 71-115. J. B. Lightfoot nos da un posible nexo entre los judaizantes y el gnosticismo en la última herejía de Cerinthus, que vivió y enseñó en la última década del primer siglo, contemporáneo del apóstol Juan. Policarpo informa que Juan denunció a Cerinthus, en una memorable ocasión, directamente en su cara, e Irineo dice que el Evangelio de Juan fue escrito con el propósito explícito de refutar los errores de Cerinthus. Se dice que éste sostenía una concepción de Cristo que era parecida a la de los Ebionitas y “que habían impuesto la circuncisión obligatoriamente e… inculcado la observancia de los sábados”. Su sistema de cosmología era esencialmente gnóstico. Comprendía una pluralidad de “poderes”, como creadores del universo, que estaban ligados con la humanidad a través de una serie de intermediarios angélicos.

[6] Edwin M. Yamauchi, Pre-Christian Gnosticism (Grand Rapids: Eerdmans Pub. Co., 1973), pág. 67.

[7]  James Hope Moulton ad George Milligan, The Vocabulary of the Greek Testament (Grand Rapids: Eerdmans Pub. Co., 1949), pág. 687.

[8]  Samuelle Bacchiochi, From Sabbath to Sunday: a Historical Investigation (Rome: Pontificia! Gregorian University Press, 1977), pág. 349.

[9]  Henry Clarence Thiessen, Introduction to the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans Pub. Co., 1943), págs. 229, 240. “De 155 versículos de Efesios, 78 se encuentran en Colosenses en diverso grado de identidad”.

[10] Harold K. Moulton, The Analytical Greek Lexicon Revised (Grand Rapids: Eerdmans Pub. Co., 1978), pág. 414.

[11] Bacchiochi, pág. 355. (Véase también Francis David Nichol, The Seventhday Adventist Bible Commentary (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1980), pág. 205.

[12] Moulton and Milligan, pág. 226.

[13] Hay ocasiones cuando una forma plural tiene un significado singular (Luc. 4:16 y Mat. 12:1), y hay ocasiones cuando una forma singular tiene un significado plural (Mar. 16:9). Otras ocasiones la palabra puede ser plural en forma y significado (Mat. 28:1; Mar. 16:2; Luc.24:1: Juan 20:1, 19; Hech.20:7; y 1 Cor. 16:2). En la Septuaginta, los traductores usaron la forma plural de Sabbaton para traducir la palabra hebrea singular en Exodo 16:23, 25, 26, y 29. (5) La Septuaginta usa el plural sabbata para traducir Exodo 28:8, 10; 31:15; y 35:2, aunque el sentido es obviamente singular. (La explicación de este fenómeno de J. B. Lightfoot y A. T. Robertson es que la palabra sabbata se derivó de la forma aramea, que es ’shabbatha’ y no de la forma hebrea, que es shabath y por lo tanto habría preservado el final arameo de sabbaton, etc.).

[14] Kenneth H. Wood, “The ‘sabbath days’ of Colossians 2:16, 17”, en El Sábado en la Biblia y la Historia, ed. Kenneth A. Strand (Washington, D. C.: Review and Herald Pub. Assn., 1982), pág. 340.

[15] Milian Lauritz Andreason, The Sabbath: Which Day and Why? (Wáshington, D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1942), pág. 216.

[16] Wood, pág. 340.

[17] Henry A. Vickler, Principles and Processes of Biblical Interpretation (Grand Rapids: Baker Book House, 1981), pág. 141.