Aunque no descartan otros métodos, los dirigentes de la Unión Chilena escogieron los Grupos pequeños como principal estrategia para la evangelización.

     El pastor Guido Quinteros nació en Cochabamba, República de Bolivia, pero hace muchos años que está radicado en Chile, donde terminó la carrera de Teología en 1969. En ese país inició sus tareas pastorales, más exactamente como pastor de distrito en la Misión Chilena del Norte en 1973. Después fue evangelista en ese mismo campo y en la Asociación Chilena del Sur. En esos dos territorios también se desempeñó como presidente. El año pasado se lo nombró presidente de la Unión Chilena.

     Cuando se la organizó en 1966, la Unión Chilena tenía 12.171 miembros, distribuidos en tres campos. En la actualidad tiene más de cien mil miembros, diseminados en dos asociaciones y cuatro misiones. Una característica especial de la población chilena es su alto índice de iglesias evangélicas, lo que obliga a adaptar los métodos convencionales para evangelizar. Este hecho, sin embargo, no es una barrera infranqueable para los propósitos misioneros de los dirigentes de la iglesia en ese país, a tal punto que el contingente adventista está creciendo y gana incluso a pastores de otras denominaciones evangélicas.

     Un aspecto importante del programa de evangelización de la Unión Chilena —como asimismo del resto de la División Sudamericana— es la formación de Grupos pequeños. Se hace un decidido esfuerzo para abarcar a toda la hermandad en este proyecto. Los resultados, según el pastor Quinteros, son animadores. A este y a otros asuntos se refirió él al conversar con el Ministerio, en ocasión del Concilio Ministerial de la División Sudamericana realizado en Lima, Perú. A continuación, publicamos los principales tramos de esta entrevista.

     Ministerio: ¿Desde cuándo es usted presidente de la Unión Chilena, y qué tareas desempeñó antes de que se lo nombrara paro ese cargo?

     Pastor Guido Quinteros: Hace poco más de un año que asumí la presidencia de la Unión, después de servir como secretario de la Asociación Ministerial y evangelista. Con anterioridad trabajé como presidente de la Misión Chilena del Pacífico y de la Asociación Chilena del Sur. Como todos los pastores, comencé como pastor de distrito. También atendí la Asociación Ministerial de esos campos.

     Ministerio: Denos, por favor, una visión panorámica de la Unión Chilena.

     Pr. Quinteros: Bien. La Unión Chilena surgió a la existencia en 1966, cuando tenía 12.171 miembros diseminados en tres campos (Asociación Central, Asociación del Sur y Misión del Norte). Actualmente Chile tiene una población de 15.211.000 habitantes, de los cuales 101.534 son miembros de la Iglesia Adventista. La feligresía está distribuida en 691 iglesias y congregaciones. Hay dos asociaciones (la Metropolitana y la Chilena del Sur) y cuatro misiones (Central, del Norte, del Pacífico y Austral). En el año 2000 bautizamos 6.800 personas, y en el 2001 nos acercamos a los 7.000 bautismos. Tenemos 24 escuelas primarias y 13 instituciones de enseñanza media, además de una universidad. Somos una iglesia respetada y apreciada por las autoridades. Eso se lo debemos, entre otras cosas, a nuestra obra de educación. El gobierno reconoce que nuestro sistema es uno de los mejores que existen en el mundo, y como resultado las puertas se han abierto con facilidad. Nuestra universidad disfruta de un concepto muy elevado. Incluso acaba de recibir su autonomía. En ella funciona nuestro seminario teológico.

     Ministerio: ¿Hasta qué punto acepta el pueblo chileno el mensaje adventista?

     Pr. Quinteros: Chile tiene una característica que lo distingue de todos los demás países sudamericanos: es su fuerte presencia de iglesias pentecostales. Por eso, las estrategias relativas a la evangelización que se emplean de un modo general en otras regiones, deben cambiar y adaptarse a la realidad chilena. Hace unos tres años algunos pastores evangélicos aceptaron el mensaje adventista y fueron bautizados. Algunos de ellos siguen dirigiendo sus antiguas congregaciones, pero practican todas las doctrinas adventistas, incluso la observancia del sábado; aceptaron las enseñanzas de nuestra iglesia, fueron bautizados, guardan el sábado, aceptan la doctrina del santuario y otras, pero siguen dirigiendo sus congregaciones. Los miembros los aceptan y los apoyan, y aceptan sus nuevas orientaciones. Muchos de ellos ya están guardando el sábado también. Otros ya dejaron totalmente sus respectivas congregaciones y son miembros de la Iglesia Adventista.

     Ministerio: ¿Cuál es la condición de esos pastores, que continúan en sus iglesias, frente a los dirigentes de sus respectivas denominaciones?

     Pr. Quinteros: Los movimientos a los que ellos pertenecen son congregacionalistas. Son pastores que atienden entre treinta y cuarenta iglesias, y son prácticamente dueños de ellas. Algunas son congregaciones gigantescas; su número de miembros es el doble de los nuestros. Responden ante un consejo, pero ellos son los líderes máximos.

     Ministerio: ¿Cómo se alcanzó a esos pastores?

     Pr. Quinteros: Hicimos algo para tratar de acercamos a esos hermanos, con el fin de eliminar barreras y derribar prejuicios. Al fin y al cabo, todos somos cristianos. Después de eso, muchos pastores evangélicos y sus congregaciones comenzaron a invitar a nuestros pastores y dirigentes voluntarios a dictar en sus iglesias cursos de salud, de vida familiar, de educación, y hasta de mayordomía cristiana. Esa interacción nos dio la oportunidad de compartir nuestras creencias. Se despertó el interés, se concretaron y se intensificaron los estudios bíblicos, de modo que muchos aceptan y practican hoy lo que enseñamos, aunque permanezcan en sus congregaciones.

     Ministerio: ¿Existe en Chile la idea de que la Iglesia Adventista es una secta?

     Pr. Quinteros: Algunos grupos minoritarios siguen con esa idea. Pero la gran mayoría de los evangélicos de Chile aceptan y respetan a la Iglesia Adventista como una comunidad evangélica.

     Ministerio: ¿Cuál es la actitud de la población no evangélica hacia el mensaje adventista?

     Pr. Quinteros: El otro sector mayoritario de la población de Chile, como en el resto de América del Sur, es el de los hermanos católicos. Por eso nuestras conquistas más importantes proceden de ese grupo. Si comparamos Chile con el Perú, Bolivia y otros países sudamericanos, el sur de Chile es muy parecido a la Argentina y al sur del Brasil. Es una zona que recibió una gran influencia europea, y hay muchos descendientes de alemanes, yugoslavos, italianos y de otras nacionalidades.

     Ministerio: ¿Cuáles han sido las grandes conquistas evangélicas de la Unión Chilena?

     Pr. Quinteros: Actualmente estamos empeñados en organizar los Grupos pequeños en todo el territorio de la Unión Chilena, lo que no significa que menospreciemos los otros métodos de evangelización. Ya hemos ganado y seguimos ganando a muchas personas para Cristo por medio de la evangelización pública y otras formas de dar testimonio. La evangelización pública sigue siendo un método muy utilizado en Chile, da resultados, aunque los números no sean tan elevados como en el pasado. Hoy estamos trabajando con la idea de que las iglesias se organicen y participen totalmente en la evangelización. Y la respuesta de la hermandad a los Grupos pequeños ha sido extraordinaria.

     Ministerio: ¿Cuáles son, en su opinión, los más grandes desafíos a la evangelización en su territorio?

     Pr. Quinteros: Bien; en este momento el desafío más grande que tenemos es conseguir la mayor participación posible de los miembros de la iglesia en el cumplimiento de la misión. Creemos que hay un potencial gigantesco, que aún no se ha despertado, con respecto a la realidad misionera. Pero estamos trabajando en ese sentido, y nos parece que la hermandad está respondiendo. Quiero subrayar que el proyecto de este momento es la formación de Grupos pequeños, y la reacción ha sido extraordinaria. Conviene recordar que la participación femenina es algo especial. Aproximadamente el 70 % de nuestra feligresía está formada por mujeres. Por eso el Ministerio de la Mujer es tan importante, y no lo hemos descartado en nuestra planificación.

     Ministerio: ¿A qué atribuye usted esa dificultad inicial en la participación de los miembros en la obra misionera laica?

     Pr. Quinteros: Es posible que, como dirigentes, no hayamos puesto en el pasado el debido énfasis en la cuestión del discipulado. Me parece que siempre tuvimos grandes evangelistas, especialistas en la materia, que hicieron una obra notable, y que los seguimos necesitando; jamás prescindiremos de ellos. Pero probablemente concentramos en ellos todas nuestras expectativas, y nos olvidamos de la fuerza de los voluntarios. Dios los bendijo dándoles dones, y ellos los quieren poner al servicio del Señor. Pero, mientras tanto, necesitan que nosotros, los líderes, los inspiremos, entrenemos, capacitemos y equipemos.

     Ministerio: ¿Cómo evalúa usted el crecimiento de la iglesia chilena en los últimos años?

     Pr. Quinteros: Estamos bautizando hoy, en promedio, unas 8.000 mil personas por año. En 1966 la Unión Chilena tenía unos 12.000 adventistas. Actualmente estamos cerca de los 102.000 miembros, lo que indica que el adventismo ha crecido mucho en Chile.

     Ministerio: ¿Qué nos puede decir acerca de Misión Global, es decir, de las zonas que carecen de presencia adventista?

     Pr. Quinteros: En la zona norte del país no hay más ciudades sin presencia adventista. El objetivo actual es alcanzar los barrios. En la región central están concentrados los grupos de nivel económico más elevado, la clase alta de la población. En el sur hay lugares donde todavía tenemos que entrar. Esa es la razón por la cual fundamos un nuevo campo, la Misión Austral, con el fin de facilitar la ejecución del plan de Misión Global.

     Ministerio: ¿Existe un programa definido para alcanzar a la gente de nivel socioeconómico más alto?

     Pr. Quinteros: Sí. Por el momento estamos dedicados a la formación de Grupos pequeños dirigidos por catedráticos, empresarios y profesionales. Creemos que ese es un sector de la población que la evangelización masiva no alcanza tan fácilmente. Cuando la gente del mismo nivel se acerca de manera amigable, en una reunión social que ayude a derribar prejuicios, no hay duda de que será más fácil llegar con el evangelio a su corazón.

     Ministerio: ¿Hay algún proyecto de obra evangelizado que esté en acción en este momento?

     Pr. Quinteros: Como lo dije antes, estamos movilizando ahora a la hermandad para la formación de Grupos pequeños. Lo estamos haciendo en todo el país, con la mira puesta en una gran campaña de evangelización nacional que se llevaría a cabo en el año 2003, como la que se hizo en el Perú en el año 2000. El corolario de ese plan de evangelización se realizará en el Estadio Nacional de Santiago, y estará a cargo del pastor Alejandro Bullón. Pero estará secundado por otros centros de predicación dirigidos por pastores de distrito, directores de departamentos, administradores y laicos. Además de ese proyecto, también difundimos cursos interactivos por medio de la radio, lo que produjo una gran cantidad de interesados en el mensaje.

     Ministerio: Se sabe que Chile es un país de alto nivel cultural, y eso exige más de los pastores. ¿Cómo evalúa usted a su equipo?

     Pr. Quinteros: Tenemos un excelente equipo ministerial en toda la Unión. Muchos son jóvenes, con título de licenciado, cada vez más conscientes de la misión y la necesidad de incorporar a los miembros de sus congregaciones en la obra misionera. La prioridad que ponemos delante de ellos es la movilización de los laicos. Por este medio vamos a ganar a muchos conversos y los vamos a conservar en la iglesia. La mejor manera de conservar a un nuevo miembro consiste en lograr que llegue a ser discípulo y asignarle una tarea en conformidad con el o los dones que recibió del Señor.

     Ministerio: ¿Podemos concluir que los índices de apostasía no son altos en Chile?

     Pr. Quinteros: Es verdad, no lo son. Especialmente porque la prevención contra ese fenómeno comienza durante la preparación del candidato. Una buena parte de los hermanos que dan estudios bíblicos cree que no se debe bautizar a la gente antes de que por cuatro meses estudie sistemáticamente la Biblia, asista a las reuniones de la iglesia y actúe en consecuencia.

     Ministerio: La evaluación de los pastores es un tema que se debate mucho en los concilios. ¿Cómo se la realiza en su Unión?

     Pr. Quinteros: Estoy convencido de que los criterios para evaluar a los pastores deben ser amplios, y se los debe establecer de acuerdo con la totalidad de su vocación. Quiero decir que no deben estar condicionados por la mayor o menor cantidad de bautismos que consigue un pastor en uno o más años de trabajo. Debe

contemplar la totalidad de su vocación, incluso su vida familiar, su relación con Dios y con la iglesia, su condición de predicador, de consejero de la gente de todas las edades, y su capacidad para movilizar a la comunidad para el cumplimiento de la misión. También creo que la Asociación Ministerial desempeña un papel importante en el progreso de los pastores, puesto que los ayuda a desarrollar esas y otras actividades. En la Unión Chilena la obra de los ministros es muy intensa.

     Ministerio: ¿Cuáles son sus planes y expectativas para el futuro de la iglesia en Chile?

     Pr. Quinteros: Veo una iglesia pujante, preparada y organizada para alcanzar sus objetivos misioneros. Creo que todo se está orientando en esa dirección. Dios nos ha bendecido grandemente con recursos materiales y humanos. Esa no será la razón que nos impedirá avanzar. Cada vez más conscientes de nuestro papel de individuos a quienes se ha comisionado para proclamar la salvación del Señor, lo haremos mediante su Espíritu y al amparo de su gracia. Estamos unidos frente al de- safío que nos lanza la División Sudamericana, en el sentido que organicemos las fuerzas de la denominación y trabajemos para devolver a los miembros de nuestras iglesias el gusto por dar testimonio. Así cumpliremos la misión que el Señor nos confió. Los acontecimientos del mundo nos dicen que el tiempo es corto. Tenemos que aprovechar todas las oportunidades. No tenemos tiempo que perder.

Sobre el autor: Zinaldo A. Santos: Editor asociado de la Revista Adventista, edición brasileña, y director de Ministerio, edición brasileña.