Los desafíos y oportunidades ofrecidos por el escenario de la posmodernidad a la Iglesia Adventista.

A pesar de que se había predicho lo contrario, el interés mundial por la religión está aumentando. Cada vez más, la religión está desempeñando un papel más fuerte y activo en los asuntos públicos, políticos y sociales. El gran filósofo alemán Jürgen Habermas señala tres fenómenos entrelazados que muestran un amplio reavivamiento de la religión:

1. Expansión de la actividad misionera. Las religiones mundiales tradicionales (cristianismo, islamismo, budismo e hinduismo) han incrementado dramáticamente su membresía durante los últimos años en África, Asia y Sudamérica. El incremento se debe, mayormente, a una flexibilidad en las formas, a la disposición de cambiar las estructuras organizacionales según la necesidad y a la adaptabilidad de la misión y la testificación para satisfacer las necesidades locales. De acuerdo con Habermas, por ejemplo, la internacional y multicultural Iglesia Católica se adapta más rápidamente que las iglesias protestantes, y esto genera un mayor crecimiento en su número de fieles. Las estructuras más dinámicas son las redes islámicas descentralizadas del África subsahariana y los evangélicos en Latinoamérica.

2. Radicalización del fundamentalismo. El giro hacia el fundamentalismo es común tanto en el cristianismo como en el Islam. Esto implica una conjunción de énfasis en la espiritualidad, la misión, el rigorismo moral y la interpretación literal de las Escrituras. Otra característica de estos movimientos fundamentalistas es su forma desinstitucionalizada.

3. Uso político del potencial violento de la religión. El régimen iraní y el terrorismo islámico son las manifestaciones más obvias de esta tendencia. Demasiado a menudo, los conflictos comienzan siendo seculares, pero ganan fortaleza después de su codificación en términos religiosos. Algunos ejemplos son la desecularización del conflicto de Oriente Medio, los conflictos entre Paquistán e India y la movilización de las fuerzas religiosas de derecha en los Estados Unidos en la víspera de la Guerra de Iraq.

Este trasfondo general armoniza fácilmente el proceso de reconfiguración del espacio religioso en el mundo actual. Ahora, analizaremos algunas de estas tendencias que influyen sobre este proceso.

Redistribución del “mercado religioso”

La primera tendencia podría definirse como redistribución del “mercado religioso”. De acuerdo con Global Christianity, “el número de cristianos alrededor del mundo se ha más que triplicado en los últimos cien años, de cerca de 600 millones en 1910 a más de 2.000 millones en 2010. Pero la población mundial también ha crecido rápidamente, de cerca de 1.800 millones en 1910 a 6.900 millones en 2010. Como resultado, los cristianos componen la misma proporción de la población mundial hoy (32%) que hace un siglo (35%)”.[1]

“Sin embargo, esta aparente estabilidad encubre un giro crucial. Si bien Europa y las Américas siguen albergando a la mayoría de los cristianos del mundo (63%), ese porcentaje es mucho menor que en 1910 (93%). Y la proporción de europeos y americanos que son cristianos descendió de 95% en 1910 a 76% en 2010 en Europa como un todo, y de 96% a 86% en las Américas como un todo. Al mismo tiempo, el cristianismo ha crecido enormemente en el África subsahariana y la región Asia-pacífico, donde había relativamente pocos cristianos a comienzos del siglo XX”.[2]

La tasa de crecimiento del cristianismo, actualmente del 1,35% (todavía lidera entre las religiones mundiales) es más bajo que la tasa de crecimiento de la población mundial del 2,6%. Al mismo tiempo, el Islam y el Budismo, la segunda y la tercera religiones mundiales más grandes en términos de seguidores, crecen más rápidamente que la tasa de crecimiento de la población mundial. El Proyecto de Religión y Vida Pública del Centro de Investigación Pew [Pew Research Center’s Religion & Public Life Project] predice que, de continuar esta tendencia, la población musulmana crecerá en un 35% hacia el 2030, abarcando el 26,4% (2.200 millones) de la población mundial proyectada para este entonces (8.300 millones).[3] Cuando Samuel Huntington predijo esta tendencia a mediados de 1990, mencionó que el cristianismo crecería debido a la conversión, mientras que el Islam lo haría a través de la conversión y la reproducción.[4] Las estadísticas actuales prueban que estaba en lo correcto.

Las investigaciones en cuanto al cambio de la distribución entre el cristianismo y el Islam también muestran la influencia de la migración de los países en desarrollo hacia el occidente. Los inmigrantes llevan consigo su religión, generando una reconfiguración del panorama cultural de los países receptores. El proyecto del Centro para la Religión y la Vida Pública predice los siguientes cambios en la población:

Iglesias cristianas independientes

La segunda tendencia es la formación de las así llamadas iglesias cristianas independientes.[5]

Este proceso comenzó en la década de 1980 en los países en desarrollo. Hacia el fin del siglo XX, el número de “independientes” o nuevos cristianos alcanzó los 386 millones.[6] Este número es mayor que el número de protestantes (342 millones) y está muy cerca de la confesión católica (1.000 millones).

David Barrett, quien ha estudiado las religiones mundiales durante cuarenta años y acompañado de cerca la formación de las iglesias independientes, llega a dos conclusiones. Primero, estas iglesias son completamente diferentes de su iglesia cristiana “madre” occidental. La diferencia se hace patente en (1) su adhesión mucho más conservadora a los principios morales, los reglamentos eclesiásticos y la sumisión a la autoridad de los sacerdotes y los pastores, más acentuda que en otras denominaciones; y (2) su estrecho vínculo con los estratos más pobres de la sociedad, dado que la mayoría de los nuevos cristianos son extremadamente pobres, de acuerdo con los patrones occidentales.

Segundo, estas nuevas iglesias se identifican como posdenominacionales y no tienen vínculos formales con ninguna de las estructuras de la cristiandad, pero han adoptado técnicas occidentales de conformación de su administración. Esto las ayuda a tener éxito en su desarrollo y expansión. De esta manera, se puede concluir que esta nueva tendencia puede ser comparada con la difusión de la Reforma por parte de los protestantes del siglo XVI.

Cambios poblacionales en el cristianismo y el islam

La tercera tendencia es un cambio en la población cristiana hacia el hemisferio sur, mientras que el Islam se mueve hacia el hemisferio norte.

Esta tendencia está estrechamente relacionada con la demografía, la migración y las nuevas tendencias en el cristianismo. Muchos expertos ahora afirman que el cristianismo mundial crecerá gracias a los países en desarrollo. Alexey Pimenov, profesor en la Universidad George Washington, resume los datos de los centros de investigación de los Estados Unidos y llega a la conclusión de que en 15 años el número de cristianos en el mundo alcanzará los 2.500 millones y habrá tres grandes grupos: el mayor será en Latinoamérica (cerca de 640 millones), el siguiente será en África (630 millones) y después estará Europa (555 millones).[7]

Peter Berger dice: “El cristianismo está creciendo más rápido en el África subsahariana que en cualquier otro lado del planeta […] a un ritmo de 3,5% al año […] [en comparación con el] 2,5% de Latinoamérica y Asia, y menos del 1% en Europa y Estados Unidos. La proporción de cristianos africanos en relación con los demás cristianos ha crecido de 1 en 10 en 1970 a 1 en 5 en la actualidad. De acuerdo con las tendencias actuales, los cristianos africanos superarán a los creyentes europeos, quedando solo detrás de los de Latinoamérica”.[8] De manera que, para 2050, la mitad de la población cristiana (cerca del 50%) vivirá en Latinoamérica (México, Brasil), África (Nigeria, Etiopía) y las Filipinas.

De esta manera, podemos concluir que la reconfiguración del espacio religioso que se ha estado llevando a cabo por décadas ha generado un importante cambio en la correlación global de las religiones, incluyendo la paridad islam-cristiana, y ha cambiado el estatus del cristianismo. El modelo de cristianismo del hemisferio sur es cada vez más predominante. Esto sucede por causa de factores demográficos y económicos. Como resultado, el modelo del hemisferio sur influye en las cualidades del cristianismo. El modelo de cristianismo europeo/occidental está perdiendo su potencial.

¿Dónde aparecen los adventistas?

¿De qué manera se sitúan los adventistas en este cuadro de reconfiguración religiosa, particularmente entre el protestantismo? De acuerdo con el análisis que el proyecto del Pew Research hizo del Centro para el Estudio del Cristianismo Mundial (ver la tabla de “Denominaciones protestantes”),[9] los adventistas ocupan el octavo lugar en la lista, con el 2,7% del total de la membresía protestante. Con este índice, obviamente, es un desafío enorme tratar de influir en las tendencias religiosas mundiales. Este panorama nos genera un sentimiento, más que alarmante, de que los adventistas no estamos pudiendo cumplir con la misión que tradicionalmente hemos reclamado como nuestra: ser la verdadera iglesia remanente de Dios que llama a todas las personas a unírsele. De acuerdo con la interpretación tradicional adventista de las profecías bíblicas, no habrá otra iglesia de Dios, después de la iglesia remanente, que proclame el mensaje del tiempo del fin al mundo. De esta manera, si los adventistas fallan en cumplir su misión, ¿qué queda?

Dejemos pendiente esta pregunta, porque no es objetivo de este artículo responderla. En su lugar, después de considerar las tendencias globales del mundo religioso posmoderno, veamos algunas perspectivas generales que son sumamente realistas como para abordarlas, incluso para una iglesia que representa el 2,7% de todos los protestantes. Esto se puede ver más como una declaración de propósitos.

Primero que nada, tenemos que aceptar que Elena de White proclamó, en los comienzos del movimiento adventista: “En todos los países hay ahora personas sinceras de corazón, sobre las cuales brilla la luz del cielo. Si perseveran con fidelidad en lo que comprenden como deber suyo, recibirán más luz, hasta que, como Naamán antiguamente, se vean constreñidas a reconocer que ‘no hay Dios en toda la tierra’, excepto el Dios vivo, el Creador”.[10]

La aplicación de esta verdad inspirada al mundo posmoderno es directa y crítica. La luz de Dios brilla por todos lados, y hay muchos que están listos para aceptarla. Los adventistas no necesitan cuestionar la plenitud de la verdad que Dios les ha dado. Bajo las actuales condiciones, deberían aceptar la responsabilidad de compartir la luz recibida con otros, en un diálogo constructivo. La comunicación en forma de diálogo asume un profundo respeto y tolerancia por la opinión de la otra parte. No es necesario aceptar esa opinión, si esta contradice obviamente la verdad bíblica. Pero los malentendidos o el engaño flagrante no deberían detener a los adventistas de la comunión, la comunicación y la cooperación con otros creyentes.

Segundo, la cooperación debería convertirse en un factor integrador y movilizador para acercar a los adventistas a otros protestantes. Ampliando sobre la declaración de Elena de White en Consejos para la iglesia, podemos decir que ningún creyente, y ninguna denominación es perfecta en todas sus costumbres y maneras de pensar. Unos deben aprender de otros. Por lo tanto, Dios desea que las diferentes denominaciones lleguen a ser un solo pueblo y persigan un único propósito. Entonces la unión de Cristo se verá ejemplificada.[11]

Al ser una de las denominaciones protestantes más jóvenes, nuestra actividad misionera comenzó mucho más tardíamente que la de otras iglesias, como los bautistas y los pentecostales. En este sentido, podríamos aprender de cómo otras iglesias han enfrentado sus desafíos misioneros. Pero también podemos mostrarles la manera en que Dios nos ha indicado que cumplamos la Gran Comisión.

Tercero, con frecuencia citamos palabras inspiradas acerca del mejor método para cumplir la misión: “Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’”.[12] ¿De qué maneras prácticas se puede aplicar este consejo para enfrentar los desafíos de las tendencias globales mencionadas?

Comenzando con el crecimiento del cristianismo en el hemisferio sur, es necesario recordar que el crecimiento abarca los sectores más pobres de la población, aquellos que no pueden obtener una adecuada educación, atención médica, apoyo social o bienestar. Con mucha frecuencia, las comunidades se convierten en sociedades alternativas para las personas de países donde los gobiernos no son capaces de resolver numerosos problemas. Jesucristo es presentado como una encarnación del poder divino para vencer los malos espíritus, la hechicería, los conjuros y los demonios de la enfermedad, la pobreza y la inmoralidad. Él brinda sanidad espiritual y física por medio de la predicación del nuevo cristianismo. Por esta razón, existen cientos de miles de personas que creen fervientemente en Jesús, pero lo entienden de acuerdo con sus tradiciones: como un gran sanador. Nada más.

Aquí, los adventistas pueden ofrecer una perspectiva alternativa de Jesucristo y de la vida en general usando los hospitales adventistas, los centros educativos adventistas y los programas de ADRA. Estos medios de evangelización son herramientas de largo plazo, en comparación con las series evangelizadoras, en las que se esperan resultados después de nueve semanas de predicación. Pero llegan a ser fuentes permanentes de luz verdadera por meses y años, y ayudan a establecer fuentes locales de agua viva por medio de esas personas que atienden diariamente en las instituciones, y llegan a ser asistentes regulares, luego amigos, y luego portadores de luz ellos mismos.

Con respecto a la población musulmana, su problema es la migración en busca de trabajo. En Rusia, los musulmanes alcanzan los 20 millones, o el 14% del total de la población rusa. Para 2030, se incrementará al 19%.[13] La mayoría de estos inmigrantes son hombres que van a ganar dinero y apoyan económicamente a sus familias en sus hogares en Tayikistán, Uzbekistán o Kirguistán. Su primera y mayor necesidad es pasar un examen estatal del idioma ruso para poder obtener residencia legal. Algunas autoridades locales desarrollan programas sociales (por ejemplo, en Moscú y San Petersburgo). Las mezquitas regionales y las muftiyats[14] buscan apoyar a estos inmigrantes y proporcionarles capacitación, pero la carga es demasiado pesada para estos esfuerzos. Es una buena oportunidad para que los adventistas ofrezcan capacitación especializada y allanen el camino para una futura cooperación y diálogo sobre temas espirituales. Las iglesias bautista y pentecostal de Moscú ya lo han estado haciendo durante años. Organizan programas de capacitación en el idioma ruso y computación, y les proveen servicios legales. Una iglesia bautista lanzó un programa llamado “La misión está a las puertas”. También educa a los miembros de iglesia acerca del islam y los musulmanes, para ayudarlos a desechar los prejuicios, ampliamente difundidos, entre cristianos, que bloquean su misión entre los musulmanes.

De la misma manera, como adventistas, enfrentamos desafíos en la comunicación y en la evangelización de grandes áreas del mundo donde el budismo y el hinduismo son las religiones mayoritarias. Nuestro mundo pluralista presenta muchos desafíos a los adventistas. Algunos de ellos parecen demasiado serios y podrían requerir grandes recursos intelectuales, humanos y financieros para enfrentarlos. Al mismo tiempo, la cosmovisión posmoderna sugiere grandes ventajas que, si son usadas sabiamente, pueden llevar a resultados sorprendentes. La Iglesia Adventista, como organización, tiene todos los recursos necesarios para afrontar las circunstancias actuales y cumplir su misión. “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Luc. 18:27).

Sobre el autor: Profesora en el área de Humanidades en el Instituto Cristiano Zaoksky, Zaoksky, Rusia.


Referencias

[1] Jürgen Habermas, “Protiv ‘Voinstvuyuschego Ateizma’. ‘Postsekulyarnoe obschestvo’ – chto eto takoe?” [Contra el ateísmo militante: ¿Qué es la sociedad postsecular?]. Conferencia presentada en el seminario de la Asociación Internacional: “Reset: Dialogues of Civilizations”, Estambul, 2 al 8 de junio de 2008. www.russ.ru/pole/Protiv-voinstvuyuschego-ateizma (consultado el 20 de noviembre de 2012).

[2] “Regional Distribution of Christians”, “Global Christianity”, Pew Research: Religion & Public Life Project, www.pewforum.org/2011/12/19/global-christianity-regions/ (consultado el 27 de noviembre 2012).

[3] “Resources on Future of the Global Muslim Population”, Pew Research: Religion & Public Life Project, www.pewforum.org/2011/02/28/resources-onthe-future-of-the-global-muslim-population/ (consultado el 10 de enero 2013).

[4] Samuel Huntington, “The Clash of Civilizations?”, Foreign Affairs 72, Nº 3 (1993), pp. 22-49.

[5] Esta tendencia fue presentada primero por Irina Kargina, profesora asociada del Departamento de Sociología, Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú. Su artículo “Metamorfozy Khristianstva na Fone Postmodernistskogo Peizazha” [Metamorfosis cristiana contra el escenario posmoderno] fue publicado en Polis 5 (septiembre-octubre de 2012), pp. 106-121.

[6] World Christian Encyclopedia, p. 4.

[7] Alexsey Pimenov, “Na Puti k Global’nomy Religiouznomu Konfliktu” [On the way to the global religious conflict], www.moldova.ru/index.php?tabName=articles&owner=58&id=753 (consultado el 28 de noviembre de 2010).

[8] Peter L. Berger y Samuel P. Huntington, Many Globalizations: Cultural Diversity in the Contemporary World (Oxford: Oxford University Press, 2002), pp. 229, 230.

[9] “Christian Movements and Denominations”, “Global Christianity”, Pew Research: Religion & Public Life Project, www.pewforum.org/2011/12/19/globalchristianity-movements-anddenominations/ (consultado el 28 de diciembre de 2012).

[10] Elena de White, Profetas y reyes, p. 189.

[11] Elena de White, Consejos para la iglesia, p. 522. La cita completa es: “No hay persona ni nación que sea perfecta en todas sus costumbres y maneras de pensar. Una debe aprender de otra. Por esto Dios quiere que las diferentes nacionalidades se asocien para llegar a ser un solo pueblo en sus maneras de ver y en sus propósitos. Así será cumplida la unión que es en Cristo”.

[12] Elena de White, El ministerio de curación, p. 102.

[13] Alexander Panov, “‘Tchernyi Lebed’ na Puti k Ugosaniu” [“Black swan” is on the way to extinguishing], Novaya Gazeta, (10-17 de enero de 2013), p. 9.

[14] Una muftiyat es un centro de administración musulmán sobre territorio de la ex Unión Soviética. En general, resuelven asuntos religiosos y judiciales.